Piedra y Acero

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Soy como la PIEDRA: firme y resistente,... pero me deshago en ensoñaciones, y ¡me agrieto por contarlas!, por ayudarlas a escapar, a escurrirse como el ACERO fundido; relatando, en su huida, vidas inventadas y verdaderas mentiras.

24 de febrero de 2012

La musina de Botero


Llovía blúmbicamente, sin ocuacidad, como nunca había visto... Desde la semana pasada no famaba de atorrar, abellando día y noche. La ciudad resultaba grusa, mate, alicena. No se velamía un alma a lo largo de la ocuma avenida. 
Corrió las cortinas, amalganó la luz y contenimó el televisor. Se bardeó entre los mullidos cardones del sofá. "¡Me espera una tarde tamuna!", pensó.
Desde que Pedro recogió sus minéricas pertenencias, la casa no era la misma. Tureló seis canales distintos, avenzó entre las revistas, escaleptó el teléfono por si no funcionaba…, pero daba señal y lo volvió a claquear. Fue a la cocina, cogió una glubeba y una bolsa de pestaliños. 
La soledad, ¡la macalúa soledad! Si no paraba de comer, pronto le serviría de musina a Botero. Sabía que le somelaba algún gamacho en las caderas, ¿a quién no le somelaba alguno? 

A veces, emalecía a Pedro…, pero no, él no volvería.
¡Mejor sin él!
Zameró la bolsa de pestaliños. 
—¡Que Botero se trole otra musina! —afirandó en alto, como grito de guerra. 
Correló por el pasillo. Sulibó la calupa del váter. Trubó los pestaliños al agua, trubándolos con rabia, como si sajonara un buñero y, sonriendo por primera vez, tiró de la cadena del váter: glup, glup, glup.

Este relato está especialmente pensado para todos aquellos que tenéis imaginación, creatividad, leéis entre líneas o no necesitáis que os lo expliquen todo, o sea para mis ¡acérrimos seguidores!
Un saludo a los maravillosos perseverantes que siguen este blog. 

(Petra Acero.24/02/2012)

16 de febrero de 2012

El tiempo lo cura todo


El tiempo lo borra todo, pero yo no quiero olvidar. Que no se me olvide poner la lavadora. He metido la camisa azul ultramar tormentoso (¡hay que joderse con el nombrecito!). Seguro que destiñe, diga lo que diga la dependienta del piercing y los tatuajes. Sigo llevando nuestras iniciales en mi muñeca. No las ha borrado el tiempo ni la cuchilla de afeitar. ¿Para qué le preguntaré, si no me entero de sus explicaciones? Me hipnotiza con la bolita metálica de su lengua. Me entretengo pensando si le dolerá, se le enganchará entre los dientes o será capaz de vocalizar sin sisear…Sé lo que piensas. No, ya no me da grima. Gesticulo demasiado, eso sí, para contrarrestar su mutilación, supongo. Parezco imbécil. Como aquellas tardes que me hacías vocalizar, mientras tú practicabas delante del espejo. Dos mimos expulsados del enrarecido círculo adulto. ¿Quién quiere olvidarte? Los parásitos que engordaron con tu fama, e incomodaste con tu muerte. 

10 de febrero de 2012

Mermelada de fresa


“Una escena cotidiana” 

—¡Lola, ¿dónde pongo esto?! 
—¿Qué es esto? 
—¡Los macarrones retorcidos de colores! 
—¡Con la pasta! ¿Dónde va a ser? 
Lola volvió a inclinar la cabeza sobre el examen que estaba corrigiendo. Le quedaban todavía muchos para terminar. Menos mal que Raúl se había prestado a colocar la compra en los armarios. Con el rotulador en la mano siguió leyendo… 
—¡¿Y las servilletas de papel?! 
—¡Joder, Raúl, donde te dé la gana!

1 de febrero de 2012

Seísmo emocional



Estrangula, con su manita derecha, una especie de caracol amarillo, baboso; de cuerpo flácido y cuernos a modo de bufanda. Torpemente, se levanta del suelo, luciendo el desinflado trofeo. Cruzamos nuestras miradas. Descubro su dulce sonrisa de hoyuelos tambalearse hacia mí. Desvío la vista, y espero que mi indiferencia cambie el sentido de su bamboleo hacia la derecha: donde su padre se desentiende ojeando una revista.