jueves, 21 de noviembre de 2024

El legado

Hola.

Aquí estoy otra vez; colmado de honores después del último éxito, contando los billetes que me proporcionó el último premio y buscando un rato libre en la agenda para poder pasar un día con mis hijos en el parque de atracciones. Todo lo que me prometiste se está cumpliendo ¿Recuerdas? Tú pones el talento y yo te ofrezco un legado. Ya son seis años a tu lado y es la sexta vez que te escribo el mismo e-mail. Ya sé que me dirás que esto del bloqueo es pasajero, que seguro se cruzará una nube y su forma dará origen a una idea y que me sentaré de nuevo enfrente del ordenador y no cesaré de teclear hasta que escriba la palabra “Fin”, pero es que esta vez  te lo digo en serio.

Cuando leíste el borrador de la última novela estuvimos una semana y media discutiendo. Tú no entendías que me hubiese cargado al protagonista y yo no entendía que tú no comprendieses la necesidad que tenía de quitarme de encima a aquel maldito pedante. Tú querías una saga y yo lo zanjé con una trilogía. Le hubiese matado en el segundo libro, pero el primero tuvo tanto éxito que opté por la codicia en lugar de la necesidad.

Y ahora que me siento liberado te escribo para decirte que no habrá una sexta novela, que me he cansado de imaginar una vida que jamás podré vivir y que he decidido planear una nueva que ahora puedo permitirme. Me llevaré a mi familia lejos, disfrutaré atardeceres distintos y me lanzaré por acantilados peligrosos. Y quizá algún día, si encuentro a una editora que me compre verdades, mandaré la fama al carajo y publicaré mi historia sin ningún tipo de imposición.

Y ese será mi verdadero legado.

Fin.

miércoles, 30 de octubre de 2024

Ángeles

Ahogado en la laguna, permanece quieto en espera de los ángeles que le prometieron un viaje. Desde arriba todo se ve más claro; su cuerpo flotando, los pájaros sobrevolando, los peces nadando y las ramas meciéndose. Incluso puede ver, aunque no termina de distinguirlos, un par de brazos moviéndose en lo alto del acantilado. Su último recuerdo fue allá arriba y no había ningún ángel, sino un demonio con la misma cara que su hermano pequeño.

miércoles, 9 de octubre de 2024

Choque de trenes

Es pedante, arrogante, insoportable y con un punto chulesco que provoca rechazo hasta el inicio de su descripción, pero qué queréis que os diga, a mí me cae bien. Ha deshecho tantas camas y bajado tantas escaleras que ni él mismo es capaz de recordar el primer escarceo por más que se empeñe en tratar de olvidar el último. Porque ella es dulce, generosa, emprendedora y, sobre todo, tiene ese punto de carisma literario que provoca la necesidad imperiosa de una nueva línea y la obligación moral de una nueva página.

¿Cómo conseguir que este choque de trenes no termine con un descarrilamiento? Lo que realmente deseo es que ella sea libre, viaje, sueñe y vuele sin fronteras mientras que él siga rompiendo corazones al tiempo que cose el suyo con el hilo del olvido y rasga su voz con la tijera del desdén. Mientras ambos fingen felicidad irán encontrando su lugar en el mundo a partir de un último beso en una terminal de aeropuerto vacía junto a una maleta cargada de reproches.

Pero es una novela romántica, me recuerda la editora. Hubo un día en el que le dio por abrir mis elucubraciones en la red y, después de un cruce de correos electrónicos, me propuso un trato; tú me escribes una novela de amor y yo te hago rico. Así que, por un puñado de euros, voy a vender mi dignidad a una docena de adolescentes que, con la lágrima en el rabillo del ojo y el deseo en la punta de la lengua, estarán deseando vivir su final feliz en una última escena en la que el avión vuela sobre sus cabezas y ellos regresan al mundo sin maleta, sin sueños y sin demasiados reproches.

miércoles, 18 de septiembre de 2024

Cuenta atrás

Su reflejo le espera, impaciente, en el espejo del viejo gimnasio. Hace tiempo que no huele a sudor y a linimento sino a polvo y abandono. En la estantería hay cinturones de campeón y algunas de fotos de un hombre en guardia cuyo rostro podría confundirse con el del tipo que, calzado con dos guantes, se enfrenta al espejo con una bata arrugada. Tras una sonrisa, reproduce el sonido de una campana y se dirige al frente para golpear, sin piedad, a su peor enemigo. El cristal se hace añicos y, ni así, es capaz de escuchar una cuenta atrás.

martes, 27 de agosto de 2024

En el país de los ciegos

-        ¿Qué tal mil euros?

El tuerto le miraba con cierta condescendencia y él contó, mentalmente, las cosas que podría comprar con ese dinero. No sabía a qué ojo de su interlocutor mirar y eso le confundía soberanamente. Leche, huevos, carne y alguna verdura. Podría dar de comer a mi familia durante unos meses y, quien sabe, quizá cuando me recupere pueda encontrar un trabajo. Seguro que había alguien dispuesto a cobrar su ayuda por incapacidad.

-        De acuerdo. – Contestó.

Desde que habían hecho el primer trasplante de ojo, habían sido muchos los ciegos que habían buscado un ojo sano con el que poder descubrir los colores del mundo. Pero aquel tipo no quería ser rey, sino emperador.

Ahora por fin sabía qué costaba un ojo de la cara.

martes, 6 de agosto de 2024

Rojo

Mientras observo, tú callas, mientras añoro tú desvías la mirada, mientras sonrío tú agachas la cabeza. Fue aquí, justo aquí. Aún recuerdo el día en el que regresé de las vacaciones de Semana Santa. Había estado en casa de los abuelos, comiendo dulces y aprendiendo oraciones. Vosotros os quedasteis cuidando el ganado, cultivando las plantas, esperando la lluvia. Yo corrí hacia el río donde tú estabas agachado. No nos esperabas hasta la tarde y yo me abracé a tu espalda como lo haría una niña que buscaba su mejor refugio en los brazos de su padre. Te estabas lavando las manos y yo lo vi todo rojo; el sol de la mañana, las amapolas, las cerezas y las mariposas. En aquel rictus descubrí un pesar que aún cargas sobre tu pecho. El aire, tan puro como travieso, despeinaba tu flequillo y conseguía secar el nacimiento de la lágrima que empañaba tu mirada. “Mamá se ha marchado”, dijiste. Y desde aquel día aprendimos a vivir a medias y a sobrevivir a rachas. Los abuelos lloraron dos días y jamás regresaron al lugar en el que tú te sientas cada domingo de resurrección y hablas en silencio con el aire que mece las espigas verdes. Siempre quise imaginar que hay bajo el montículo de tierra que pisas mientras tu espalda nace de la roca y tu silueta se pierde con el horizonte, pero siempre que regreso a aquel día, lo sigo viendo todo rojo; el sol de la mañana, las amapolas, las cerezas, las mariposas y el agua que se llevaba, río abajo, la sangre que manchaba tus manos.

domingo, 23 de junio de 2024

Culpa

La preocupación es una bomba con cuenta atrás instalada en el córtex, una portería descubierta esperando un gol que nunca llega. El error es una probabilidad y en la incertidumbre reside el miedo atroz que me impide respirar con normalidad. Un incendio sobrevuela mi cabeza, los nervios, afilados e hirientes, son llamaradas de espanto que nacen en el pecho y explotan sobre los ojos. Podría llamar la atención del mundo si fuese capaz de escenificar mi tormenta, pero no hay lluvia que apague el incendio ni trueno que pida socorro. Camino hacia la incertidumbre, el filo de un precipicio espera la llegada de mis pasos mientras mis pies deja huellas invisibles que sólo yo soy capaz de vislumbrar. Pero de nada sirve mirar atrás porque ya no volverán los buenos tiempos, no fuí capaz de sonreír cuando pude y ahora que el daño es irreversible y el presente sólo es pasado, no hay bombero que apague esta explosión de recuerdos. Moriré solo y seré cenizas que surcarán el aire pidiendo perdón. Quizá si una mota de mi cuerpo aterrice sobre tu piel y serás capaz de perdonarme. Sólo el llanto por lo no vivido nos evita ser pasto del olvido.

jueves, 30 de mayo de 2024

Adiós

     -           ¿Dónde está lo que me diste? ¿Dónde lo que prometiste?

-        La promesa recordada, no es más que lo que creíste.

-        ¿Entonces por qué la luz apagada? ¿Por qué los besos que me diste ahora no saben a nada?

-        Porque no eres lo que fuiste y no volverá la mirada que tantas veces repetiste.

-        Te miré por un poema y no era un tema banal. Me hiciste aprender el mal y entonces no había problema ¿Por qué ahora no es igual?

-        Porque el final del dilema no es más que una señal de que si tocas la moral te quema, así que cambiemos de tema.

-        ¿Te crees que esquivando el fonema ya no serás inmortal?

-        Tan sólo buscaba una razón por la que ser recordado.

-        Te equivocaste de situación, ahora serás olvidado.

-        ¡No pares mi corazón!

-        ¿Acaso te importó el mío cuando te diste al libre albedrío?

-        Eras un lugar sombrío y a tu lado sentí el frío.

-        ¡Tú me encerraste en tu caserío! Si querías otra sensación ¿Por qué no la buscaste a mi lado?

-        Porque los versos ajados, más que remota ilusión, sólo son ritos pasados que no bailan a mi son.

-        ¿Y ahora me pides perdón?

-        Me di cuenta de repente de que uno y uno sí son dos.

-        Ahora es tarde y el pasado no es presente.

-        Deja que de nuevo lo intente; hoy escribo para vos.

-        Lo siento, pasa la vez al siguiente, yo ahora te digo adiós y lo hago mirando al frente.

-        ¿Cuándo dejé de ser tu Dios?

-        En el momento en que fui consciente que en mis accesos de tos, jamás te tendría enfrente.

-        Me perderé entre la gente. Adiós, nuevamente.

-        Adiós, definitivamente.

lunes, 6 de mayo de 2024

Una camiseta limpia

Podrían confundirla con la de papá así que ponte un abrigo y que nadie vea la camiseta con el logotipo de la empresa de gas manchada de sangre. Mañana la limpiaremos y le diremos a papá que sigue en el cubo de la ropa sucia, al fin y al cabo, para hacer sus instalaciones no hace falta que lleve una camiseta limpia todos los días.

miércoles, 24 de abril de 2024

Jaque mate

El silencio de un salón repleto de personas contrasta sobremanera con el ruido de batalla que se reproduce dentro de su cabeza. Ha ganado tantas lides que parece haber olvidado los detalles defensivos, por eso no espera sorpresas más allá de algún sacrificio o algún ataque desesperado.

Por eso ha reforzado los flancos; asomado a la torre ha enarbolado la bandera y ha jaleado el valor de sus peones, a quienes ha visto avanzar como mártires hacia un lugar donde el peligro es tan certero como alentador. Cuando les perdió de vista se enrocó con el rey para ver mejor el punto de partida de los alfiles y seguidamente se montó en un caballo para cabalgar, haciendo eles, por los lugares más seguros del campo de batalla.

Ahora aconseja a la reina para el último ataque y su encuentro con el rey negro. La inercia le ha conducido a una situación de ventaja donde los últimos movimientos pasan por ser atacado a la desesperada por el alfil comandante. Pero aquello también lo ha previsto. El ruido de sables, chocando entre sí le obliga a estar atento al flanco derecho de la batalla, allí, un rey acorralado se mueve despacio intentando salvar la vida y, sobre todo, la dignidad.

Está a punto de clavar su espada y cantar victoria cuando se siente apuñalado por la espalda víctima de un peón aislado y un caballo que creía inutilizado. De repente se derrumba el castillo, los caballos se encabritan y la reina cae herida de muerte. Obligado a retroceder intenta pactar una tregua, pero es demasiado tarde. Mientras su rey blanco agoniza, él siente que ha perdido el honor y el respeto. Su cabeza se queda en silencio mientras en el salón atruenan los aplausos. El rey ha muerto. Viva el rey.