Ahogado en la laguna, permanece
quieto en espera de los ángeles que le prometieron un viaje. Desde arriba todo
se ve más claro; su cuerpo flotando, los pájaros sobrevolando, los peces
nadando y las ramas meciéndose. Incluso puede ver, aunque no termina de
distinguirlos, un par de brazos moviéndose en lo alto del acantilado. Su último
recuerdo fue allá arriba y no había ningún ángel, sino un demonio con la misma
cara que su hermano pequeño.
Los grises
Hace 2 días
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