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miércoles, 14 de febrero de 2018

EX-100. El viaje de Cáceres a Badajoz

Pues eso, que me he lanzado... y estáis invitados a la puesta de largo. Con la excusa del trayecto entre Cáceres y Badajoz, os invito a dar un paseo fascinante que permite disfrutar de la sierra, de la dehesa y del llano, y contemplar numerosas especies de fauna y flora. Un  rato para encontrarse con reyes, guerreros, monjes, bandoleros y contrabandistas; personajes de fama mundial y seres anónimos que habitaron castillos, palacios, cortijos y chozos. Historia y leyenda. Un viaje para cruzar arroyos, ríos y canales; vías pecuarias y calzadas romanas; pueblos, cotos de caza y espacios naturales; yacimientos prehistóricos, romanos, árabes y cristianos, medievales y modernos; y campos de batalla y contemplar monumentos, obras de arte, usos y costumbres tradicionales, arquitectura popular e industrial...


Os invito a recorrer y vivir el camino; a descubrir y disfrutar de la naturaleza, la historia y la cultura de Extremadura. Estas páginas tratan de convertir un desplazamiento rutinario en una pequeña odisea en la que degustar la esencia de aquellos antiguos viajes que discurrían por caminos largos, llenos de aventuras y de experiencias enriquecedoras.

Hazte con él aquí

lunes, 12 de octubre de 2015

"Esto sólo lo hacen los idiotas"




-Esto sólo lo hacen los idiotas -me dijo José Martín (en la imagen superior) bajo un sol de justicia, y eso que ya estábamos en septiembre, y lo peor había pasado.

Cómo iba yo a convencerlos de lo contrario, pensaba según me alejaba del lugar reconfortado por el aire acondicionado del coche...

Durante todo el verano los había visto desde la carretera, a medio camino entre Cáceres y Badajoz, pero no fue hasta una de sus últimas jornadas, cuando la mayor parte del trabajo estaba hecho y había más carbón que carboneras, cuando al fin junté tiempo y cámara para echar el rato y conversar con ellos sumergidos en un ambiente sofocante dominado por el omnipresente olor a humo de encina.






En esta zona, la carretera que une Cáceres y Badajoz atraviesa una zona de amplias dehesas de encinas bajo cuyas copas se pierde la vista en una interminable sucesión de troncos oscuros y recios. Son los campos del Guaperal o Las Valencianas, en el término de La Roca de la Sierra. 

La columna de humo limpio y blanco que emana de un montón de tierra a unos cientos de metros de la carretera recuerda uno de los aprovechamientos tradicionales de la dehesa: el carbón vegetal. Cada vez es más raro contemplar estas humeantes carboneras en forma de pilas de leña cubiertas de tierra.

Durante siglos la madera resultante de la poda de las encinas se ha convertido en carbón vegetal. En la actualidad se emplea para encender braseros y, sobre todo, barbacoas; pero antiguamente este carbón se empleó como combustible y desempeñó un importante papel en el avance de la civilización. Al contar con un poder calorífico muy superior al de la madera se hizo indispensable en los albores de nuestra época para la metalurgia del hierro ya que proporciona temperaturas capaces de fundir los minerales, algo que no puede hacerse sólo con madera. 

El carbón vegetal se elabora quemando madera en ausencia de aire. Para ello se apilan troncos y ramas gruesas en grandes montones cónicos que se cubren de tierra, material vegetal o arcilla. Posteriormente se prende fuego al interior y se deja arder durante varios días. Para conseguir el fin buscado hay que practicar una chimenea en la parte superior y varios respiraderos en la base para avivar el fuego cuidando constantemente el proceso para garantizar la ausencia de oxígeno de modo que los troncos se cuezan sin arder. Se trata de una práctica, otra más, abocada a la desaparición. 
Actualmente, el carbón vegetal se fabrica en modernos hornos con capacidad para miles de kilos de madera que realizan el proceso en mucho menos tiempo. Pero la calidad de este producto no es ni comparable al carbón de encina obtenido por métodos tradicionales, tampoco lo es el aroma de la encina cuando se convierte en humo. 



Muchas gracias a Benjamín y José Martín, por la sonrisa, por el trabajo bien hecho, por el rato y por las fotos. Alguna vez tendrías que veros a través de mis ojos...

domingo, 29 de marzo de 2015

Campillo, un oasis desolado (y II)



Estos, Fabio, ¡ay dolor!, que ves ahora
campos de soledad, mustio collado…


(...) por tierra derribado
yace el temido honor de la espantosa
muralla, y lastimosa
reliquia es solamente
de su invencible gente.
Sólo quedan memorias funerales
donde erraron ya sombras de alto ejemplo
este llano fue plaza, allí fue templo;


de todo apenas quedan las señales.


¡oh fábula del tiempo, representa 
cuánta fue su grandeza y es su estrago!


Todo desapareció, cambió la suerte
voces alegres en silencio mudo;
mas aun el tiempo da en estos despojos
espectáculos fieros a los ojos,
y miran tan confusos lo presente,
que voces de dolor el alma siente, (...)



Mas ¿para qué la mente se derrama
en buscar al dolor nuevo argumento?
Basta ejemplo menor, basta el presente,
que aún se ve el humo aquí, se ve la llama,
aun se oyen llantos hoy, hoy ronco acento; (...)


(...) ya de laurel, ya de jazmines,
coronados los vieron los jardines,
que ahora son zarzales y lagunas.
La casa para el César fabricada
¡ay!, yace de lagartos vil morada;
casas, jardines, césares murieron,

y aun las piedras que de ellos se escribieron.




Muestra de su sepulcro algunas señas,
y cavaré con lágrimas las peñas
que ocultan su sarcófago sagrado;
pero mal pido el único consuelo
de todo el bien que airado quitó el cielo
Goza en las tuyas sus reliquias bellas 
para envidia del mundo y sus estrellas.




Los textos son de Canción a las ruinas de Itálica, un desgarrador poema que acude a mi mente cada vez que contemplo las imponentes ruinas de la belleza. Su autor es el poeta e historiador andaluz Rodrigo Caro, un autor poco conocido del Siglo de Oro.


lunes, 16 de febrero de 2015

Casa del Aire


Esta es la primera de una serie de entradas dedicadas a algunos de los muchos castillos y casas fuertes medievales que se encuentran en el entorno inmediato de la ciudad de Cáceres. Son lugares que, como ya mencionamos hace unas semanas (ver aquí), aúnan a la perfección cultura y naturaleza.



La Casa del Aire es una vetusta construcción levantada a finales del siglo XV sobre un somero afloramiento rocoso en los alrededores del río Salor a pocos kilómetros de Cáceres. Se trata de una amplia zona de llanos con buenos pastos capaces de mantener una importante cabaña ovina. Todavía se dedica la casa a fines agropecuarios.



Como apunta el profesor Antonio Navareño, aún se aprecia el primitivo carácter defensivo de esta recia construcción que desde hace medio milenio desafía el paso del tiempo en las cercanías de la carretera de Badajoz.




Junto a la casa se ubican  diversas dependencias de uso agropecuario, como tinados, pajares y gallinero, un chozo de horma y unas notables cochiqueras de piedra seca techadas con falsas bóvedas  y tierra compactada.




Entre los propietarios del inmueble y las tierras de alrededor se citan ilustres nobles cacerenses como García Golfín de Carvajal, a cuya familia ha pertenecido durante más de 400 años.



Originalmente se compartimentaba en tres bloques simétricos, con un cuerpo central de dos pisos flanqueado por dos torres con matacanes, como se vislumbra en la imagen. Sucesivas reformas a base de ladrillo y sillarejo la han convertido en un bloque uniforme, estrecho y alargado, de tres pisos de altura que le resta aspecto defensivo, mas sigue imponente dominando el paisaje de pastos, dehesas y berrocales.

domingo, 7 de diciembre de 2014

Antiguo puente de La Chunga



La infame carretera que hasta hace 30 años unía -por decir algo- Cáceres y Badajoz aún deja ver algunos de sus antiguos tramos en un estado que evoca tiempos y lugares pasados. Mejor verlo de manera menos prosaica, no en vano, un puente cortado es realmente evocador

Qué mansa pena me da.
El puente siempre se queda y el agua siempre se va.

El puente de La Chunga recibe su nombre porque hace 50 años en este mismo punto tuvo un accidente una famosa bailaora, desconocida ahora pero que intervino en un par de películas de Hollywood, alternó con Ava Gardner (ahí queda eso) e inspiró a Picasso, Dalí, Rafael Alberti o Blas de Otero.

No añadiremos más, porque para saber todo lo que hay que saber sobre este puente (y sobre todos los puentes de Extremadura) es mejor consultar el fantástico blog de Emilio Arévalo.

martes, 29 de marzo de 2011

Curvas, curvas

Carretera Ex-100 entre Cáceres y Badajoz en la sierra de San Pedro

Estatua de Zeus / Poseidón (año 460 a.C.). Museo Arqueológico Nacional de Atenas


Portada del libro Helmut Newton (Edición Sumo de Taschen, 2009)

lunes, 2 de marzo de 2009

De Cáceres a Badajoz (I)


La carretera que une y separa las ciudades de Cáceres y Badajoz es una atalaya desde a que contemplar una buena muestra de los paisajes y la naturaleza de Extremadura. En algo menos de 100 km, sólo se cruzan dos pueblos, La Roca de la Sierra y Puebla de Obando . En cambio, se atraviesan cientos de hectáreas de dehesa, encinares y alcornocales que tapizan la sierra de San Pedro, amplias llanuras ceralistas, varios cursos fluviales (Gévora, Ardila, Salor) y enormes extensiones dominadas por ovejas o toros bravos.














De Cáceres a Badajoz (II)








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