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miércoles, 27 de agosto de 2014

Me regalo el sonido del mar

De nuevo, la magia de este viejo faro, o eso me gusta pensar, me regala el mas delicioso de los momentos en ese sitio y a esa hora tempranera en que la desnudez no siente la violencia de compañías.
Como cada año millones de diminutas partículas de agua en suspensión nos concedían a los pocos desconocidos que allí estábamos la exquisita soledad, esa que aisla los sentidos impidiendo ver lo mas cercano y dejando solo intuir el mar por el inconfundible sonido del romper de las olas a escasos pasos.
Fue en ese momento, en que ni el faro podía guiar cuando, confiando ciegamente en que no iba a fallarme un Atlántico en zona de corrientes que favorecieron antaño desastres bélicos, no pude resistir el deseo de invadirlo y adentrarme poseída por una inconsciente e irremediable atracción hacia un horizonte a prueba de Fe.
Ha sido ese momento maravilloso en el que mi cuerpo desnudo sentía sus corrientes mas o menos frías, olía humedad, saboreaba sal, escuchaba el romper de esas olas de las que me alejaba y que apenas veía cuando he sido consciente de lo increíble que es estar viva.



miércoles, 9 de enero de 2013

Cuestión de piel

-Recuerdas el día que nos conocimos?
-¿Perdona? Cariño he perdido la conexión, ¿puedes repetirlo?
Eva sonríe de lado mientras ve como Juan mueve los cables del portátil.
-Digo, que si recuerdas cuando nos conocimos.
-¿Qué pregunta es esa? Claro que lo recuerdo! Fue en aquel bar al que ibas tanto con tus amigas. Yo era la primera vez que iba y en cuanto te vi, supe que me quedaría toda la noche.
-Es lo que dices siempre.
-Es que fue lo que pasó.
-Ya.
-¿Te pasa algo? Espera que pierdo señal
Eva frunció el ceño
-¿Por qué pones esa cara?
-Juan, esto no funciona
-Ya, hoy está raro, dame dos minutos
-No me refiero al portátil, nuestra relación no funciona
-¿Por qué dices eso?
-Yo necesito verte Juan
-Si nos vemos todos los días
-¿A esto le llamas verse? quince minutos de Skype, emails, whatsapp...Juan yo necesito VERTE, necesito tocarte.
-Sabíamos que iba a ser duro.
-También que iba a ser temporal y esto no para de alargarse.
-Es una gran oportunidad Eva, no podía rechazarlo.
-Lo se, Juan,-Eva suspira- lo se...pero..
-Pero ¿qué?
Eva nota como se humedecen sus ojos y baja su voz a apenas un hilo.
-¿Sabes? Ya no recuerdo el día en que nos conocimos
-Claro que lo recuerdas!
-Antes si Juan, todos los días, y te sentía cerca al recordarlo, pero con el tiempo dejé de hacerlo. Del mismo modo que dejé de recordar el olor de tu piel, el tacto de tu pelo y el sabor de tus labios.
-Solo hace tres semanas que no nos vemos.
-Hace meses que me cuesta recordar Juan.
-Espera no te he oído, malditos cables!!!
-Adiós Juan

martes, 1 de enero de 2013

Odio

Odio los día 1 de enero.
Odio sentir que el 31 debo hacer algo especial, mas porque hay que hacer algo que por apetencia.
Odio que en estas fechas me de esta tristeza extraña y esforzarme continuamente por fingir que no la siento.
Odio hablar con la gente y que sientan lo mismo.
¿Qué nos pasa en Navidad que nos deja tan faltos de energía y con una rara sensación de soledad, cuando en realidad vemos y compartimos nuestro tiempo con mas gente en unos días que en el resto del año al completo?
Supongo que tanto bombardeo mediático, adornos, películas, escenas de vidas cargadas de felicidad, solo nos hace mirar la propia con cierto desdén. Elementos comparativos crueles a los que dificilmente podremos hacer sombra ya que, incluso en el mejor de los escenarios, habrá numerosas carencias y seremos, en estas fechas, inevitablemente conscientes de ello.
Odio ser tan ingrata con mi vida, y sobre todo con mi entorno en estos días.
Odio empezar el año con la palabra odio.