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sábado, 4 de julio de 2015

Yo pido con...

Supongo que como fruto de esta febril ola de calor que está causando tan indeseada vigilia en todos los que la sufrimos lejos del aire acondicionado nocturno, hoy me he visto inmersa en una conversación, cuanto menos lógica. 
Traía a colación no sé qué estudio que se había hecho sobre los beneficios e inconveniente de dormir solo o acompañado.
Por un lado las ventajas físicas del sueño en solitario, cuando hay espacio, silencio y tranquilidad. Por otra parte, como contrapartida, el componente afectivo y  los enormes beneficios emocionales y psicológicos de compartir cama con alguien con quien se tiene algún vínculo afectivo.
Yo, que sé valorar un buen sueño como algo realmente necesario y reparador, he de posicionarme al otro lado de la línea. Prefiero acostumbrarme a dormir con ruidos, movimientos o extra de calor con tal de sentir en mi espalda su cuerpo, oír cómo respira, entrecruzar las piernas en un momento de la noche solo para confirmar que sigue ahí, cerca, notar como su mano en mi cintura me atrae hacia él, buscarlo cuando algún ruido me despierta, percibir la distancia en los días de calor y el deseo al despertar retando si es necesario, las altas temperaturas.

No soy de practicidad, no me cortaré el pelo para no tener que peinarlo ni me pondré velcro por no atar y desde luego, si de mi depende no dormiré en camas distintas por no adaptarme a los pequeños inconvenientes que pueda tener sentir piel…sentirlo en mis brazos… 



miércoles, 9 de enero de 2013

Cuestión de piel

-Recuerdas el día que nos conocimos?
-¿Perdona? Cariño he perdido la conexión, ¿puedes repetirlo?
Eva sonríe de lado mientras ve como Juan mueve los cables del portátil.
-Digo, que si recuerdas cuando nos conocimos.
-¿Qué pregunta es esa? Claro que lo recuerdo! Fue en aquel bar al que ibas tanto con tus amigas. Yo era la primera vez que iba y en cuanto te vi, supe que me quedaría toda la noche.
-Es lo que dices siempre.
-Es que fue lo que pasó.
-Ya.
-¿Te pasa algo? Espera que pierdo señal
Eva frunció el ceño
-¿Por qué pones esa cara?
-Juan, esto no funciona
-Ya, hoy está raro, dame dos minutos
-No me refiero al portátil, nuestra relación no funciona
-¿Por qué dices eso?
-Yo necesito verte Juan
-Si nos vemos todos los días
-¿A esto le llamas verse? quince minutos de Skype, emails, whatsapp...Juan yo necesito VERTE, necesito tocarte.
-Sabíamos que iba a ser duro.
-También que iba a ser temporal y esto no para de alargarse.
-Es una gran oportunidad Eva, no podía rechazarlo.
-Lo se, Juan,-Eva suspira- lo se...pero..
-Pero ¿qué?
Eva nota como se humedecen sus ojos y baja su voz a apenas un hilo.
-¿Sabes? Ya no recuerdo el día en que nos conocimos
-Claro que lo recuerdas!
-Antes si Juan, todos los días, y te sentía cerca al recordarlo, pero con el tiempo dejé de hacerlo. Del mismo modo que dejé de recordar el olor de tu piel, el tacto de tu pelo y el sabor de tus labios.
-Solo hace tres semanas que no nos vemos.
-Hace meses que me cuesta recordar Juan.
-Espera no te he oído, malditos cables!!!
-Adiós Juan