Hoy que, según parecía, el fin del mundo iba a llegar, yo decidí que precisamente hoy iba a ser el día que comenzaría para mi. No es que haya pensado en morir y reencarnarme en cangrejo de río ni nada similar, simplemente me pareció un buen día para comenzar.
Siempre me he regido por tres fechas de inflexión reflexiva al año: el día del cumpleaños, el retorno de las vacaciones de verano o vuelta al cole,y el tan manido año nuevo. Pues bien, este año he decidido que el ciclo comience el día del fin. Puede que por llevar la contraria, eso se me da bien, tengo tradición de abogada del diablo, algo que no puedo evitar y muto en función de quien tenga delante, en cualquier caso cualquiera que sea el motivo, me quedo con la fecha.
Así pues hoy, 21 de diciembre de 2012, he empezado analizando partes de mi "anterior" vida a trabajar lo que me ha resultado muy interesante, y acabo el día con la esperanza de que mañana algún niño de San Ildefonso cante el número tan particular que pedí para este año. No puedo evitar sentir ternura por este evento que da el pistoletazo de salida a las Navidades en este país, lo siento por El Corte Inglés, en mi corazón solo hay sitio para uno y estos niños ocuparon antes ese espacio.
Para los próximos días...ya veremos