MOLESKINE ® LITERARIO

Notas al vuelo en cuaderno Moleskine® .

Conseguí "Pan" de Hamsun

1.07.2010

Edición conseguida en Buenos Aires a 10 pesos. Fuente: Moleskine

Dos de las lecturas pendientes en el 2009 me están esperando para el regreso a Lima en el 2010. Se trata de Invisible de Paul Auster, que ya guardé en la valija de viaje para leer en el avión, y de Pan de Knut Hamsun, que no pude conseguir en la edición de Anagrama sino en una vieja edición apolillada Biblioteca Grandes Obras, que no consigna traductor ni fecha de edición, pero me costó 1o pesos. Puede ser el comienzo de un buen año. Me gusta la carátula abstracta, el rosa y negro, es de los míos.

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Knut Hamsun, 150 años

12.15.2009
Knut Hamsun, 150 años. Fuente: finesbookmagazine

Se cumplen 150 años del natalicio del escritor noruego considerado un genio de la narrativa de vanguardia pero, también, un reaccionario y traidor a la patria al unirse a la causa nazi durante la Segunda Guerra Mundial y ofrecerle su premio Nobel -recibido en 1920- al mismo Hitler. Especialista y amante de la lectura de la otra Europa, Mercedes Monmany recupera su talento literario, comenta su postura política y aumenta el dato clave parta entender su obra de su misoginia, dándole a cada cosa el justo peso que tienen en la balanza. Dice la nota en ABCD las letras:

Era un genio que avergonzaba a muchos, pero que había cambiado el rumbo de la literatura de su tiempo. Ya en la cumbre, con todos los honores recibidos, incluido el Nobel en 1920, octogenario pero en absoluto senil, sería juzgado y condenado como traidor a su patria al finalizar la Segunda Guerra Mundial. Siempre fue un agreste ingobernable, venido de las montañas del Gran Norte; un marginal lleno de rencores propios y heredados por la memoria popular que anidaba en lo más profundo de los mitos y supersticiones de su pequeña nación, Noruega, en la periferia de Europa. Una periferia de lujo que en una misma época, realmente prodigiosa, y en una misma zona, alumbraría a revolucionarios en todos los campos del arte como Strindberg, Ibsen, Edvard Munch y él mismo: Knut Hamsun (1859-1952), del que ahora se cumple el 150 aniversario de su nacimiento, autor de obras tan maravillosas, feroces y rupturistas como Hambre, Pan o Vagabundos. [...] Todos los de su tiempo se acabarían rindiendo, tarde o temprano, a sus pies: desde respetadas figuras -como Thomas Mann, que afirmaría que «nunca nadie había merecido tanto el Premio Nobel»; Hermann Hesse, que lo denominó «mi escritor preferido», o Franz Kafka, que lo admiraba profundamente- hasta un rotundo Isaac Bashevis Singer, que dijo: «Hamsun es, sin duda alguna, el padre de la literatura moderna universal». Por no hablar de la seducción que ejerció sobre todo tipo de tiranos: Goebbels y Hitler, por un lado, pero también Molotov, quien se negó a que fuera fusilado, como otros muchos nazis y colaboracionistas, al acabar la guerra. «Un hombre que había creado tanto arte, debería poder vivir en paz el tiempo que le quedara», señaló. Internado en un sanatorio, durante años su nombre sería expurgado de las enciclopedias de noruegos ilustres. [...] Admirador de la idea de una gran confederación de pueblos germanos, saludó la invasión de Europa por parte de Hitler («un ajuste de cuentas entre una joven nación y los viejos poderes como Gran Bretaña y Francia») a través de cientos de artículos y soflamas dedicadas al Reich nazi, pero sobre todo, a su gran héroe invicto, incluso más allá de su muerte. Así lo testificó en su ardiente necrológica dedicada al Führer: «Era un guerrero, un guerrero para la humanidad y un predicador del evangelio sobre el derecho de todas las naciones; un reformista del más alto rango y su destino histórico fue precisamente actuar en un tiempo de brutalidad, que finalmente le hizo caer». [...] «Reaccionario en el sentido original del término», como dirá su gran especialista y compilador de más de 5.000 documentos inéditos encontrados en 2002, Ingar Sletten Kolloen, autor de la magnífica biografía ahora aparecida con el título de Knut Hamsun. Soñador y conquistador, se portaría de una forma déspota e intolerante con todas las mujeres de su vida, incluida su madre, a la que desatendió por completo una vez alcanzada la fama. Así pasó con sus dos esposas y con el larguísimo rosario de amantes, a menudo casadas, que solía despachar sin contemplaciones cuando decidía volver a hundirse en lo principal para él: sus libros; la construcción visionaria, única, vehemente, febril, de cada nuevo texto, al que aplicaba un titánico nivel de exigencia. Sólo en la literatura, tal y como sucede con la desgarradora y romántica novela Victoria (1898), traducida ahora por primera vez directamente del noruego, devolvería estas delicadas y a veces contradictorias figuras femeninas al limbo de los sueños inalcanzables. A ese paraíso no mancillado de los amores más excelsos y por tanto eternamente insatisfechos, como manifestará uno de los protagonistas, en lo que era toda una declaración de principios: «¿Se ha olvidado usted del eterno amor de su juventud? ¿Ha visto alguna vez en esta vida que un hombre haya logrado a la mujer a la que quería? Yo no. Uno nunca consigue a la mujer que debería querer. Siempre surgen problemas. Entonces el hombre se ve obligado a buscar otro amor y no tiene por qué morir a causa de ese cambio, puede soportarlo perfectamente».

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No te rindas, Thomas, no te rindas

3.11.2009
barandilla. Fuente: escueladeforja

Gracias a la edición De Bolsillo junto con Lengua de Trapo, titulada Todo como antes, pude cumplir mi deseo (antes expuesto aquí) de leer el primer libro que publicó el escritor noruego Kjell Askildsen (a quien admiro profundamente), el libro de cuentos Últimas notas de Thomas F. para la humanidad. Se trata de cuentos breves que tienen un personaje en común, Thomas, un anciano huraño, lúcido, ajedrecista, descreído. El don de la observación es lo que resalta. Una observación aguda, envenenada y directa como una flecha. Un ejemplo: luego de la muerte de su esposa, decide vender la ropa de ésta y con eso quedan dos armarios vacíos. Luego, decide vender lo armarios. La observación que hace terminada la operación es simple y rotunda: "antes tenía dos armarios vacíos, ahora lo que tengo es una habitación vacía". No se necesita más. Así escribe Askildsen. Así razona. Pensé en hacer una reseña, pero sería insuficiente, sobre todo porque no es demasiado conocido en castellano. Mejor les transcribo uno de sus cuentos. Aquí se explica todo por sí mismo:

Punto de apoyo



Hace unos meses vino a verme mi casero. Llamó tres veces a la puerta antes de que me diera tiempo a abrir, y eso que fui lo más rápidamente que pude. No podía saber que era él. Por aquí viene muy poca gente, casi todos los miembros de sectas religiosas que me preguntan si estoy en paz con Dios. Me produce cierto placer, pero nunca les dejo pasar de la puerta, pues la gente que cree en la vida eterna no es racional, no se sabe lo que puede llegar a hacer. Pero esta vez era, como ya he dicho, el casero. Le había escrito hacía casi un año para informarle de que la barandilla de la escalera estaba rota, y pensé que venía por eso, así que le dejé entrar. Miró a su alrededor. “Vive usted bien aquí” dijo. Era una afirmación bastante tendenciosa, que me hizo ponerme a la defensiva. “La barandilla de la escalera está rota” dije. “Sí, ya lo he visto ¿La rompió usted?” “No ¿por qué yo?” “Supongo que es el único que la usa, porque, aparte de usted, solo vive gente joven en este portal, y no creo que se haya roto sola, ¿no?” Era obviamente una persona intratable y no quise entrar en ninguna discusión con él sobre cómo y por qué se estropean las cosas, de modo que dije escuetamente: “Como usted diga, pero yo necesito esa barandilla, estoy en mi derecho”. No contestó nada a eso, a cambio, dijo que subiría el alquiler un veinte por ciento a partir del mes siguiente. “¿Otra vez? –dije- y un veinte por ciento nada menos” “Debería ser más –contestó- esta finca no produce más que pérdidas, pierdo dinero en ella” Hace mucho que dejé de discutir de economía con personas que dicen perder dinero con algo de lo que podrían haberse desprendido hace treinta años, de modo que no dije nada. Pero no le hizo falta argumento alguno para seguir con el tema, es de ese tipo de personas que funcionan solas. Se puso a disertar sobre todas las demás fincas que también daban pérdidas, resultaba lamentable escucharle, debía ser un capitalista muy pobre. Pero no dije nada, y por fin cesaron las lamentaciones, ya iba siendo hora. En cambio me preguntó, sin ninguna razón aparente, si creía en Dios. Estuve a punto de preguntarle a qué dios se refería, pero me limité a negarlo con la cabeza. “Pues tiene que hacerlo” dijo, así que después de todo había dejado colarse a uno de ellos en mi casa. En realidad no me sorprendió, pues es bastante corriente que la gente con muchas propiedades crea en Dios. Ahora bien, no quise darle pie para que pasara a otro tema, pues había tomado la firme determinación de no dejar pasar a los evangelistas de la puerta, de modo que no lo dejé seguir. “Así que sube el alquiler un veinte por ciento –dije-, presumo que ese es el motivo de su visita”. Al parecer, mi resistencia le pilló de sorpresa, pues abrió y cerró la boca un par de veces sin que saliera de ella sonido alguno, algo, me imagino, poco corriente en él. “Y espero que se ocupe de arreglar la barandilla”, proseguí. Se puso rojo. “La barandilla, la barandilla – dijo impaciente-, vaya lata que está dando con la barandilla” Me pareció muy mal que dijera eso y me irrité: “Pero ¿no entiende usted –dije-, que en algunas ocasiones esa barandilla es mi punto de apoyo en la vida?” Me arrepentí nada más haberlo dicho, pues las formulaciones precisas deben reservarse para personas reflexivas, si no, pueden surgir complicaciones. No tengo fuerzas para repetir lo que me dijo, pero en su mayor parte trataba del más allá. Al final añadió algo sobre estar con un pie en la tumba, se estaba refiriendo a mí, y entonces me enfadé: “Deje ya de molestarme con su economía” le dije, porque en realidad era de lo que se trataba. Como no se disponía a marcharse, me permití dar un golpe en el suelo con mi bastón. Entonces se marchó. Fue un alivio, me sentí contento y libre durante unos cuantos minutos, y recuerdo que me dije a mí mismo, para mis adentros, claro: “No te rindas, Thomas, no te rindas”

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Kjell Askildsen

5.12.2008
Kjell Askildsen. Fuente: dagbladet.no

Gracias a Los perros de Tesalónica (Lengua de Trapo) pude conocer y admirar al noruego Kjell Askildsen. No he podido encontrar la obra anterior editada por Lengua de Trapo (me entero ahora de que existe una edición en De Bolsillo), pero espero poder leer pronto la novela que acaban de publicar de él Desde ahora te acompañaré a casa (también Lengua de Trapo), que al parecer es una obra anterior recién traducida. En "Babelia" entrevistan a Askildsen. Sobre su carrera literaria explica:
"Uno se hace escritor leyendo y entendiendo lo que puede hacer la lectura para las personas. Yo viví cómo la literatura se convirtió en lo más importante de mi vida estando en el instituto. También tendrá que ver con que uno no se maneja muy bien en la vida, no soy un ser social, no tengo un espíritu muy emprendedor. Uno tiene necesidad de comunicar que no se consigue aprovechar debido al tipo de persona en la que se ha convertido, alguien que busca la soledad y a quien en general la soledad le gusta, pero que también tiene aspectos de lo que a uno le falta. Entonces hay que hacer algo para salvar la imagen que uno tiene de sí mismo, para mí ese algo fue la literatura"

Además, anota que no le teme a la página en blanco. No por ser muy prolífico, precisamente, sino por no ser un autor ansioso:
"Sólo puedo escribir cuando puedo escribir. Hay un largo tiempo de espera hasta que llegue el principio de una historia, aparece en mi cabeza una imagen que tengo que anotar. En ese momento no sé cómo se va a desarrollar el relato, pero lo hace en virtud de lo que ya he escrito. Si las últimas frases del día anterior no resultan satisfactorias, las borro y continúo desde donde me parece bien. No soy ningún crítico (literario), soy un hombre sin estudios, no poseo ninguna de las palabras necesarias para decir por qué algo es bueno. Pero la literatura es el único punto en mi vida en el cual tengo la sensación de estar seguro de mí mismo. Ésa en sí es una buena razón para escribir. Hay algo muy satisfactorio en producir algo que sabes, mientras lo haces, que va a ser bueno, y que, cuando lo has acabado, sabes que es bueno. Entonces no se puede negar que la vida se vuelve un poquito más pobre cuando uno ya no consigue esto"

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Kjartan Fløgstad en Chile

1.20.2008
Kjartan Fløgstad. Foto: TRULS BREKKE. Fuente: dagbladet

Kjartan Fløgstad es un escritor noruego cuya obra puede leerse traducida en Lengua de Trapo. Actualmente, está de visita en Chile (uno de los escenarios de su última novela traducida Paraíso en la tierra) y ahí lo entrevistan para la Revista de Libros de "El Mercurio" ¿Quieren saber cómo viven los escritores escandinavos? Esto dice Fløgstad:

"En general, Noruega no es Paraíso en la tierra. Sin embargo, no cabe duda de que los escritores escandinavos, y los noruegos en particular, tenemos condiciones de trabajo inigualables. El estado compra, por ejemplo, 1.000 ejemplares de cada título nuevo de literatura original y poesía traducida para distribuir a las bibliotecas populares por todo el país. Hay un sistema sofisticado de becas literarias y también un sueldo garantizado para artistas, etc. Todo esto sirve para mantener viva una cultura literaria en un país que tiene menos de 5 millones de habitantes. En los países hispanohablantes la situación es muy distinta. El castellano es un idioma universal, la versión original de una novela chilena puede tener lectores por todo el mundo. En sociedades tan pequeñas e igualitarias como las escandinavas, escribimos todos los escritores para un público culto y totalmente alfabetizado. Todavía quiero creer, o quiero tener la ilusión de que mi próxima novela puede ser leída por todos, al mismo tiempo por un embajador y un campesino; un catedrático, una profesora de escuela primaria y un obrero industrial. Es probablemente una ficción, pero quizás sea ésta la ficción más importante que los escritores -noruegos o chilenos- estamos cada día tratando de crear.

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Pudor y dignidad

1.17.2008
Carátula del libro. fuente: lengua de trapo

¡No puede ser! ¡Alguien ha escrito el libro que yo estaba escribiendo! Bah, una raya más al tigre, no es la primera vez que me pasa. Felizmente, tengo chimenea. Ahora solo me queda esperar que alguien me traiga el libro de España. Mientras tanto, lean la reseña de Pudor y dignidad (Lengua de Trapo) de Dag Solstad y no hagan caso al olor a papel quemado.

Dice la reseña: "Pudor y Dignidad es, literalmente, la conciencia de Elias Rukla, profesor de secundaria y personaje principal de la novela que, tras 25 años repitiendo los mismos comentarios sobre El pato salvaje de Ibsen, entenderá, de repente, su verdadero significado. Este acontecimiento le conducirá a reflexionar sobre lo que ha sido su vida, a la sombra de su gran amigo que le abandona y junto a una mujer bellísima que nunca le ha querido. Es decir, un secundario en su propia vida. Como el Doctor Relling, de la obra de Ibsen, cuya presencia “siempre había tenido problemas para entender […]. No comprendía qué pintaba Relling en esta obra” (págs. 9-10). Esta revelación significará el fin de su vida social, en el instituto como profesor y matrimonial.Con un fondo literario importante, Pudor y dignidad reflexiona sobre Ibsen y repasa las obras de autores como Mann, Kant o Hamsun. La novela, densa en sus comentarios cargados de significados, se juega en las primeras páginas que el lector tendrá que retomar de nuevo, una vez haya finalizada la lectura de la novela. Sólo así podrá entender la importancia de esa revelación que tan sólo dura un instante o, más bien, unas líneas, que a través de la obra de Ibsen, del Doctor Relling, el personaje sin vida, casi sin historia, concentrará en sus escasas frases dramáticas la carga emocional capaz de hacer tambalear la existencia del ser humano ante lo absurdo y lo trágico de su propia vida.

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Jostein Gaarder en la FIL

11.29.2007
Jostein Gaarder. Fuente: milenio

Todos recuerdan el éxito que tuvo hace unos años la novela El mundo de Sofía del noruego Jostein Gaarder, editada en castellano por Siruela. El autor ahora está en la FIL Guadalajara se presenta en una actividad comocida como "Mil Jóvenes frente a..." En este caso, frente a Gaarder quien además se sentó, en otra mesa, al lado del finlandés Robin Valtiala y la sueca Sara Kadefors para presentar una breve charla sobre la literatura nórdica

Dice la nota: "El autor habla rápido. Las ideas le vienen una tras otra y cada respuesta que da está cargada de filosofía. Habla, sobre todo y por supuesto, de filosofía y literatura. Porque, dice, en esas disciplinas está la respuesta a muchos de los problemas de la humanidad. Hay, asegura, dos formas de ver la literatura: “Primero, para jugar con las palabras, como el pintor juega con los colores. Pero es importante que esa literatura tenga un mensaje detrás de la ficción. Con estas dos premisas es con las que he escrito todos mis títulos”. Diálogo. Ésa es la palabra por la que apuesta el también autor de Jaque mate. El diálogo, adelanta, será el protagonista del encuentro que tenga, hoy, en la actividad conocida como Mil jóvenes con... “Me interesa explicar por qué la filosofía es necesaria y divertida. Quiero generar un diálogo porque, en la filosofía, el diálogo es indispensable”. Y, cómo en todo diálogo, Gaarder se dice abierto a todas las preguntas. De hecho, confiesa, las prefiere a las respuestas. “Las preguntas son lo más importante, porque siempre están antes de la verdad. Cuando alguien pregunta, está a la mitad del conocimiento”.

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Tarjei Vesaas

8.19.2007
Tarjei Vesaas. Fuente: http://www.abo.fi/~bdonner/vesaas.htm

Conozco muchos escritores de mi edad que se quejan de que en Europa la literatura latinoamericana no les interesa demasiado, que nos ignoran y no nos traducen, pero cuando se publica a un autor europeo (que no sea español, francés o inglés) lo miran con una enorme indiferencia y hasta desprecio, como a un "raro" en el sentido peyorativo, a quién le puede interesar alguien tan lejano, como si sólo los latinoamericanos (o peor aún, los peruanos) tuviéramos derecho a escribir. Y ese desinterés se refleja en las ventas y, por consiguiente, en las traducciones. Por eso es siempre una excelente noticia que una editorial se arriesgue y decida traducir a un autor tan importante, pero de una cultura tan lejana como la escandinava, como al noruego Tarjei Vesaas, considerado por el escritor más importante de su país en el siglo XX. Ediciones B. ha publicado El palacio de hielo y aparece la reseña en "Babelia".

Dice la reseña: "El palacio de hielo es una de sus últimas novelas y en ella podemos ver claramente las características de su prosa: escritura sobria, frases cortas, párrafos también cortos, una prosa dura y atractiva como el hielo, resplandeciente cuando la atraviesa la luz. A partir de los años cuarenta su escritura se va decantando más y más por una apelación a lo simbólico, y a la alegoría, como forma de expresión y, desde luego, la novela que comentamos pertenece a este último modo. Está estructurada en tres partes que, a su vez, se subdividen en capítulos muy cortos. Inicialmente cuenta la historia de una amistad, una amistad que se ve truncada nada más comenzar por la desaparición de una de las partes. Son dos niñas: Siss y Unn. La primera es una líder de su clase, la segunda, una chica reservada y apartada cuya madre acaba de fallecer, por lo que se va a vivir con una tía suya y se incorpora a la escuela del pueblo. Siss siente una especie de curiosidad y atracción simultáneas sobre Unn, la cual parece encerrar dentro de sí un secreto y que se aparta de los demás, no conecta con el resto de los chicos. La clase la aprecia, pero les resulta extraña. Hasta que Siss decide ir a hacerle una visita a su casa.

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Per Petterson premio Impac

6.14.2007
Per Petterson. Foto: Scanpix. Fuente: Dagbladet.no

No es el premio más importante de ficción en inglés, pero sí el más abultado económicamente con sus 100,000 euros. El noruego Per Petterson acaba de ganar el premio IMPAC Dublín con su novela Salir a robar caballos (publicada en castellano por Ediciones B). La noticia está en "Milenio" y en inglés de "The Guardian".

Para leer la contratapa del libro, pulse aquí.

Según la nota, la novela comienza en 1948, cuando Trond tiene 15 años y pasa un verano en el campo con su padre. Cuando Trond se retira a una zona aislada de Noruega a los 67 años, un encuentro casual con un personaje de aquel verano le recuerda memorias dolorosas.

El ganador fue seleccionado por un grupo de cinco jurados internacionales que previamente eligieron a los finalistas de entre 138 novelas nominadas por 169 librerías en 49 países. La lista de cuatro finalistas incluyó “Arthur and George” de Julian Barnes, “Shalimar the Clown” de Salman Rushdie, así como “No Country for Old Men” de Cormac McCarthy.

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