Me sentí tan atraído hacia esa mujer, su belleza gótica era increíble, mientras nuestras palabras se cruzaban una a otra, su voz sonaba tan sensual y exquisita, cada movimiento, cada sonrisa, cada pedazo de piel que se asomaban por su vestido negro, eran un llamado al placer.
-¿Dime eres de por acá, nunca te había visto?- dije en un tono que pareciera atractivo
- la verdad no, aunque me encanta esta ciudad, llevo siglos visitándola- contesto ella con una sonrisa irónicamente divina
¿Siglos? Será una exageración de ella- pensé sin darle mucha importancia-
-¿bailamos? Dijo ella sin esperar que yo contestara y su cuerpo se acerco mucho al mió, hasta sentir el tacto de la seda de su vestido y de sus manos enredándose por mi cuello-
Los movimientos eran lentos a pesar de la música que era rápida y muy electrónica, pero las luces verdes y azules que iluminaban en salón al ritmo del sonido, hacían que esa chica danzara solo para mí. Pude sentir la envidia de muchos chicos a mí alrededor y la furia de muchas chicas, por no ser la que robaba todas las miradas en ese estupìdo baile.
Me sentí el hombre mas afortunado del mundo, por tener la chica que llamaba la atención, ser el único al que ella le presto atención. Nuestros cuerpos juntos bailaban cada ves más juntos, sintiendo el calor, la excitación drenaba por todo mi cuerpo, me sentía enamorado, extasiado, a punto de morir por ella, y ella por mi, lo sabia. Su mirada fija en mi, viendo el fuego en sus ojos oscuros supe que esa chica del vestido negro era para mi, que me pertenecía que era mía.
-¿Vamos a un lugar mas privado?- insinúa ella con esa increíble mirada y una sonrisa especial, esperando que solamente yo la viera en ese momento tan privado entre nosotros dos.
-claro, no hay problema es mejor estar solos a que nos mire todo el mundo- estaría solo con esa chica el resto de la noche, todo podía pasar.
-¿Dime eres de por acá, nunca te había visto?- dije en un tono que pareciera atractivo
- la verdad no, aunque me encanta esta ciudad, llevo siglos visitándola- contesto ella con una sonrisa irónicamente divina
¿Siglos? Será una exageración de ella- pensé sin darle mucha importancia-
-¿bailamos? Dijo ella sin esperar que yo contestara y su cuerpo se acerco mucho al mió, hasta sentir el tacto de la seda de su vestido y de sus manos enredándose por mi cuello-
Los movimientos eran lentos a pesar de la música que era rápida y muy electrónica, pero las luces verdes y azules que iluminaban en salón al ritmo del sonido, hacían que esa chica danzara solo para mí. Pude sentir la envidia de muchos chicos a mí alrededor y la furia de muchas chicas, por no ser la que robaba todas las miradas en ese estupìdo baile.
Me sentí el hombre mas afortunado del mundo, por tener la chica que llamaba la atención, ser el único al que ella le presto atención. Nuestros cuerpos juntos bailaban cada ves más juntos, sintiendo el calor, la excitación drenaba por todo mi cuerpo, me sentía enamorado, extasiado, a punto de morir por ella, y ella por mi, lo sabia. Su mirada fija en mi, viendo el fuego en sus ojos oscuros supe que esa chica del vestido negro era para mi, que me pertenecía que era mía.
-¿Vamos a un lugar mas privado?- insinúa ella con esa increíble mirada y una sonrisa especial, esperando que solamente yo la viera en ese momento tan privado entre nosotros dos.
-claro, no hay problema es mejor estar solos a que nos mire todo el mundo- estaría solo con esa chica el resto de la noche, todo podía pasar.
Y claro, que todo paso, pero no exactamente lo que yo esperaba.