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11 diciembre 2007

I can't give you anything but love, baby

Fotografía procedente de Ledoux

Hace muchos años, cuando yo era una niña, adoraba las tardes de los sábados porque podía arrellanarme en el sofá y disfrutar de la película de Sesión de Tarde. En aquellos remotos tiempos sólo había un canal de televisión. Como aún no se habían popularizado los vídeos (si es que existían ya) si querías ver una película, o ibas al cine, o esperabas al sábado para ver lo que el programador había decidido para esa Sesión de Tarde, así, sin elegir. No es que crea que cualquier tiempo pasado fue mejor, pero tengo la teoría de que, si hubiera podido elegir por aquél entonces, lo más probable es que no hubiera visto montones de películas que me marcaron profundamente y que hicieron que amara el cine. Cary Grant, Errol Flynn, Fred Astaire, Greta Garbo, Bette Davis, Jane Fonda, Paul Newmann, Charles Chaplin... desfilaron ante mis infantiles ojos dejando una huella imperecedera. Reconozco que ahora las posibilidades son mucho más grandes, pero con la tentadora oferta audiovisual y de entretenimiento actuales, y sin una guía razonablemente encauzadora en las familias, nuestros jóvenes corren el riesgo de perderse, no sólo para la música y la literatura, batalla desgraciada e irremisiblemente perdida hace años, sino también para el cine de calidad.


I can't give you anything but love, baby
That's the only thing I've plenty of, baby
Dream a while, scheme a while
We're sure to find
Happiness and I guess
All those things you've always pined for

Gee, I'd like to see you looking swell, baby
Diamond bracelets Woolworths doesn't sell, baby
'Til that lucky day
You know darned well, baby
I can't give you anything but love.

No puedo darte más que amor, cielo
Es de lo único que tengo en abundancia, cielo
Sueña un rato, intriga un rato
Seguro que encontraremos
Felicidad y me imagino
Todas esas cosas que siempre has anhelado.

Caramba, me gustaría verte hecha una reina, cielo
Pulseras de diamantes que no venden en Woolworths, cielo
Hasta ese feliz día
Sabes de puñetera sobra, cielo,
Que no puedo darte más que amor.

Esta pegadiza e ingenua canción fue compuesta en 1928, el texto por Dorothy Fields y la música por Jimmy McHugh. Diez años más tarde apareció en una de mis películas favoritas, Bringing up Baby, de Howard Hawks, conocida en su versión española como La fiera de mi niña. Traducir no es nada fácil, y traducir un título que, además, juega con las palabras, es aún más complicado. Si además hay que conseguir que tenga el atractivo suficiente como para atraer hacia el cine a la mayor cantidad de público posible, es normal permitirse alguna licencia. Para los que no domináis el inglés (me incluyo en este subgrupo de la humanidad, aunque estoy tratando de pasarme al otro bando) bring up se puede traducir como "educar", y baby ya sabéis que se puede traducir de muchas maneras... es un "bebé", pero también es un apelativo cariñoso, algo así como nuestros "cariño" o "cielo"... y en la película es el nombre propio de un leopardo. Así que el título quiere decir algo así como Educando a Baby. Quizás no es muy comercial, y como hemos crecido conociendo la película con su título en castellano estamos acostumbrados e incluso le tenemos cariño.

Como todas las películas que vi en mi infancia y adolescencia, la conocí doblada. Como muchos sabéis, se trata de una deliciosa y disparatada comedia llena de situaciones inverosímiles y diálogos chispeantes con una Katherine Hepburn en una interpretación absolutamente desmadrada de una excéntrica y caprichosa heredera y un encantador Cary Grant representando el papel de sabio distraído en permanente desbordamiento emocional por la inesperada, inexplicable y arrolladora forma de actuar de la Hepburn. Años más tarde la volví a ver en su versión original. Me llevé una agradable sorpresa al escuchar las voces originales de Katherine Hepburn y Cary Grant; la película gana... muchísimo más que lo que se pueda imaginar. Pero todavía me esperaba una sorpresa más. Esa cosa que cantaban, con bastante poca musicalidad, todo sea dicho, los actores de doblaje españoles "Todo te lo puedo dar, menos el amor, Baby" nada tenía que ver con la canción de Fields y McHugh... Escuchad en la versión original la escena en que Susan "presenta" a Baby a David y le explica que I can't... es su canción favorita:



En la versión española apenas si se puede distinguir la música... que además es diferente. ¡¿Por qué?!



En esta otra escena podemos ver y escuchar a Susan y David cantando a dúo para que Baby baje del tejado... (en realidad es un cuarteto, porque los aullidos del perro y los rugidos de Baby también hacen su papel).



Por supuesto en la versión española se insiste en cantar, y mal, una canción diferente.



La recomendación está clara, en esta y en todas las películas... siempre que sea posible, en Versión Original. Los subtítulos sólo son letras, y cuando llevas diez minutos, ni te enteras de que estás leyendo. ¡Que no os den gato por liebre... o por leopardo!

Os dejo con estas cuatro interesantes versiones de I can give you anything but love... ya que nos la escamotearon en la versión española.

Ella Fitzgerald (incomensurable, como siempre: no os perdáis el momento en que imita a Luois).
Benkó Dixieland Band (una excelente banda de jazz húngara: el jazz no sólo viene de Estados Unidos)
Fats Waller y Una Mae Carlisle (dos clásicos indiscutibles, Fats y Una)
Norah Jones (una versión más moderna en la voz de esta espléndida cantante)

La primera versión es de los Mills Brothers. El texto procede de la Wikipedia, y la traducción es de Luis Domínguez.

26 noviembre 2007

Scott Joplin y Marvin Hamslich dan El golpe

Estos días que he estado trabajando sobre los orígenes del jazz, al escuchar diferentes ragtimes he estado recordando sin cesar la maravillosa película que ha convertido en inmortal, para gran parte del público actual, la música de Scott Joplin. La banda sonora de The Sting (El golpe, en español) fue realizada por Marvin Hamslich, y le proporcionó un óscar a la mejor banda sonora adaptada. Esto sucedió en 1973 y, además de esta estatuilla, logró otras dos en ese mismo año: uno a la mejor banda sonora original y otro por la mejor canción, ambas de la película The way we were (Tal como éramos, como fue traducida por estos pagos). Barbra Streisand era la intérprete de aquella canción. Debió irse contento el bueno de Marvin aquella noche...

La música de The Sting es, para mi gusto, perfecta. Da el pulso preciso a la película, ayuda a caracterizar a los personajes, no estorba en ningún momento, es una aliada inmejorable. Muchas veces la música guarda una relación temporal con lo que se narra en la película, otras veces se producen anacronismos (buscados o no) más que evidentes... ambas posibilidades pueden resultar beneficiosas para la historia o por el contrario, echarla a perder. En este caso la acción se sitúa en el año 1936 y la música que se escucha es de finales del XIX o principios del XX... Scott Joplin, el autor de la mayoría de las piezas que podemos escuchar en ella, murió en 1917, casi veinte años antes de los hechos que se narran. Este anacronismo no interfiere para nada en la ambientación, y es tan grande la identificación de la música con la trama y la psicología de los personajes que, ni conociendo el dato, llega a molestar.

Como supongo que muchos sabréis, un ragtime es un tipo de música que causó furor en Estados Unidos especialmente en la primera década del siglo XX. Se interpretaba al piano, y musicalmente se caracteriza por tener un ritmo normalmente binario (como el de las marchas) en el acompañamiento (con un machaqueo continuo de corcheas) y abundantes síncopas y cambios de acentuación en la melodía. Este estilo musical se popularizó, además de por su carácter desenfadado y divertido, porque se vendía en rollos perforados para los pianos mecánicos o pianolas que solía haber en bares y locales de alterne, con lo que no hacía falta que hubiera un pianista: el mecanismo se encargaba de proporcionar esta música, rítmica y jocosa, sin tener que pagar el sueldo al intérprete. Scott Joplin, un pianista negro de formación clásica, se hizo enormemente popular gracias a este estilo, en especial por su Maple Leaf Rag (un auténtico best-seller, del que se vendieron decenas de miles de partituras y rollos de pianola); fue completamente olvidado después de su muerte, y posteriormente fue rescatado del olvido gracias a The Entertainer, el ragtime que aparece al principio de The Sting.

Muchas veces tengo la sensación de que las películas tienen demasiada música... reconozco mi deformación profesional, y que el oído se me va detrás de los sonidos quizás más de lo normal; hay películas de gran calidad que me han llegado a exasperar por el abuso de la música no diegética. Este no es el caso, evidentemente. Son contados los fragmentos en los que aparece un sonido musical, y la música está tan perfectamente unida a su momento que roza la perfección... Las partituras originalmente creadas para el piano son a veces orquestadas, se aceleran en ocasiones, a veces se ralentizan, pero siempre están al servicio de la historia. Os traigo las secuencias en las que hay música para que juzguéis por vosotros mismos y os animéis a ver la película los que no la conocéis, o a volverla a ver los que sí.

The Enterteiner. El comienzo de la película es casi como una obertura de ópera. Las imágenes de los personajes acompañadas de este ragtime nos presentan el ambiente pícaro y burlón que va a estar presente en toda la película. Es un sabroso aperitivo, una promesa de diversión.


The easy winners. Tan adecuado el título como la propia música... tras un timo perfecto, Johnny Hooker (Robert Redford) invierte sus ganancias. ¿Seguro que Scott Joplin no había leído el guión cuando escribió esta música?




El momento más triste de la película es el de la muerte de Luther, el maestro timador con el que trabaja Hooker. Hamlisch hace para este momento un arreglo de la serenata mexicana Solace, de la que sólo se escuchan unos compases a modo de marcha fúnebre. Posteriormente, se recupera la melodía original para enlazar esta escena con el capítulo siguiente de la película, en el que Hooker marcha a Chicago en busca de Gondorff (Paul Newman), uno de los mejores timadores del momento, para aprender de él el oficio "a lo grande".




Pine Apple Rag. Gladiolus Rag. Hamlisch funde dos rags para ilustrar otra nueva escena: el cambio de imagen al que Henry somete a Johnny forma parte de la preparación del próximo golpe... El Golpe.




Una persecución trepidante se convierte, por obra y gracia de la música, en una hilarante danza. Como siempre, Hooker consigue escapar.



La secuencia más poética de la película es la de la noche anterior al gran día. La serenata Solace, de nuevo, ahora para mostrarnos a los protagonistas en la intimidad y en toda su soledad... Hooker pasa la noche con la camarera, uno de los inolvidables personajes secundarios de esta película, una mujer con pasado y aparentemente sin futuro. Ni Hooker ni Gondorff pueden dormir. Gondorff pierde, por una vez, su aire socarrón, y se aparece nervioso y vulnerable. La música es un bálsamo, un respiro antes del frenético desenlace.




La secuencia final es un verdadero mecanismo de relojería. Como la otra gran escena de la pelícual, la partida de cartas en el tren, carece de música. La música reaparece antes de que hayamos podido asimilar que todo ha salido bien, y así, los compases de The Enterteiner nos acompañan a la despedida de los dos protagonistas inolvidables de esta increíble aventura. Y con ese buen sabor de boca, los títulos de crédito son acompañados por The Rag Time Dance, un brillante final para esta deliciosa farsa.



Las músicas proceden de dos versiones diferentes. Una, la de piano solo, está grabada a partir de los rollos originales de Scott Joplin para los pianos mecánicos de la época. La otra son arreglos para violín y piano de Itzhak Perlman interpretados por él mismo al violín con el acompañamiento de André Previn, al piano.

18 noviembre 2007

Las raíces del jazz

Una vez que trataba de introducir a mis alumnos en el apasionante mundo del jazz, mientras tocábamos Blue Moon, una alumna me espetó, muy seria: "¡Pero esto no es jazz!" Asombrada, le pregunté que por qué decía eso, y la respuesta resultó ser aún más más sorprendente: "Porque a mí el jazz no me gusta, y esta canción me encanta".

Prejuicios aparte, el jazz no suele ser de las músicas que más interesen a mis adolescentes alumnos... a veces, rara vez, alguno confiesa que le gusta la música clásica, pero creo que jamás he encontrado a ningún aficionado al jazz en todos los años que llevo en este oficio Así que me toca iniciarles en este estilo fascinante... Para empezar por los principios y contarles de dónde sale esa música que será tan influyente en montontes de estilos actuales que sí les atraen he preparado una presentación y unas actividades, con una herramienta nueva, Cuadernia, que están desarrollando en la Universidad de Castilla-La Mancha y que se puede descargar del Portal de Educación de dicha Comunidad. Esta herramienta la conocí gracias a Jesús Serrano. Es sencilla e intuitiva, así que os recomiendo que la exploréis.

Las raíces del jazz. Presentación y actividades.

Actualización (23 de noviembre). Gracias a Jesús Serrano y a Javier Escajedo, de El Tinglado, he conseguido insertar el cuaderno en el blog. Desde aquí mi reconocimiento a todos los que compartís vuestro tiempo y conocimientos en beneficio de los demás.

Blue Moon está cantada por Billie Holiday.

07 noviembre 2007

Otoño en Nueva York

El jazz ha llegado a Albacete. En estos días se está celebrando el festival de jazz, casualmente al mismo tiempo que estoy preparando el próximo tema de clase sobre los orígenes del jazz. Os propongo un paseo por Nueva York de la mano de Vernon Duke, Ella Fitzgerald y Louis Armstrong.





Autumn in New York
Why does it seem so inviting
Autumn in New York
It spells the thrill of first-nighting

Glittering crowds and shimmering clouds
In canyons of steel
They're making me feel - I'm home

It's autumn in New York
That brings the promise of new love
Autumn in New York
Is often mingled with pain

Dreamers with empty hands
They sigh for exotic lands

Its autumn in New York
Its good to live it again

Autumn in New Nork
The gleaming rooftops at sundown
Oh, autumn in New York
It lifts you up when you run down

Yes, jaded rou‚s and gay divorc‚es
Who lunch at the ritz
Will tell you that its divine

This autumn in New York
Transforms the slums into mayfair
Oh, autumn in New York
Youll need no castles in Spain

Yes, lovers that bless the dark
On the benches in central park
Greet autumn in New York
It's good to live it again

Autumn in new york
That brings the promise of new love
Autumn in New York
Is often mingled with pain

Dreamers with empty hands
They sigh for exotic lands

Its autumn in New York
It's good to live it again

El texto es de Lyrics Freak.
Las imágenes son todas de Flickr. Dado que son muchas no he consignado las referencias, pero si alguien cree que he vulnerado sus derechos, que no dude en decírmelo para que las retire de inmediato.

30 octubre 2007

Porgy and Bess, de Gershwin

Jazzclub Porgy and Bess, fotografía original de Jacqscheele

El próximo viernes, 2 de noviembre, se va a representar en el Teatro Circo de Albacete la ópera Porgy and Bess, del compositor estadounidense George Gershwin. Como todos sabéis, este autor está a caballo entre la música culta y la música popular, entre el jazz y las salas de concierto, entre el musical y la ópera. Y tanto es así, que su estilo recibe las influencias del jazz y la música sinfónica y al mismo tiempo influye en ambas músicas en un peculiar viaje de ida y vuelta. Su obra más ambiciosa es esta ópera que vamos a tener el placer de escuchar en directo, Porgy and Bess, que superó en sus primeras representaciones las reticencias e incomprensiones del público y de algunos críticos para pasar a convertirse en una ópera aceptada y muy representada, casi casi la ópera oficial de los Estados Unidos.

Dado que en su esencia está el sintetizar lo ligero y lo sinfónico, el jazz y la música histórica europea, es posible disfrutar de versiones bien dispares de esta obra, y que resulten a nuestros oídos lícitas y genuinas por igual. El fragmento más conocido de esta obra, Summertime, ha sido interpretado una y otra vez... decidid vosotros cuál es el estilo en que preferís escucharlo:


Leontyne Price




Ella Fitzgerald y Louis Armstrong




Renee Fleming




Billie Holliday




Janis Joplin