Hace unos días asistí a una quedada, para darle una sorpresa a Walter.
Fuimos unos cuantos los que acudimos a la cita: David, Bruno, David Arcay, Carlos, Roberto y un servidor.
El destino quiso que alguno de los invitados inicialmente no pudieran estar, aunque estoy seguro de que habrá más días para repetir.
Fui el primero en llegar al punto de partida. A continuación me presenté a Carlos y Roberto, que llegaron un poco después. Después de que llegase la expedición coruñesa, dispusimos todo para salir de puerto.
Yo me fui con Roberto y Carlos en su lancha. Walter, Bruno y David Arcay subieron a la embarcación de David. Y con todo listo, nos hicimos a la mar.
Cambiamos de zona y la actividad cesó. Aprovechamos para pescar bastante juntos y así poder intercambiar algunas palabras sobre la jornada.
Volvimos a desplazarnos, para probar suerte en otro emplazamiento. David subió a bordo para ver a Carlos y a Roberto con sus equipos de slow jigging.
Tras un buen rato sin resultados, David volvió a su embarcación, para luego seguir pescando.
Yo seguí con mis jigs, sacando un par de julias y también alguna cabra.
También debí clavar un atún, pues una picada muy fuerte me sacó hilo violentamente hasta romper el bajo.
Se acercaba la hora de comer, así que nos fuimos a puerto a por unos bocadillos.
Tras la comida, nos relajamos unos minutos, para luego volver a la carga.
Durante la tarde, Carlos, Roberto y yo sacamos jureles a montones, cabras, caballas, un pez araña y algún robalo más.
También estuvimos pescando con vinilos en la espuma, donde salió alguna lubina a base de insistir.
Fue una tarde entretenida, aunque no sabíamos nada de nuestros compañeros, hasta que nos llegó un whatsapp, diciendo que habían clavado un gran atún.
Nos acercamos hasta su posición y todavía seguían con la lucha. La contienda duró casi una hora. En el momento en el que el gran atún se acercó a la embarcación, sacó hilo a toda velocidad, partiendo el trenzado. Hubiera sido un gran final de jornada, pero la fortuna se decantó del lado del pez.
Una vez llegamos a puerto, sólo quedaba ducharse e irse a cenar. Sin duda había mucho de que hablar. Especialmente de la contienda librada con el atún.
Por otro lado, os quería comentar que este mes se ha estrenado el documental de pesca de mújoles a mosca, en la ría de Lires. En esta ocasión fui acompañado de Eloy Saavedra, con quién pasé una jornada de pesca inolvidable.
Fui el primero en llegar al punto de partida. A continuación me presenté a Carlos y Roberto, que llegaron un poco después. Después de que llegase la expedición coruñesa, dispusimos todo para salir de puerto.
Yo me fui con Roberto y Carlos en su lancha. Walter, Bruno y David Arcay subieron a la embarcación de David. Y con todo listo, nos hicimos a la mar.
Yo empecé bastante bien con la pesca. En poco tiempo saqué un pequeño abadejo, una lubina de algo más de un kilo y dos julias.
Carlos también sacó un par de lubinas, lo cual auguraba una buena mañana.
No teníamos noticias de los compañeros, ya que no había buena cobertura, así que me concentraría en la pesca nuevamente.
Roberto debió de clavar un atún, pues sabíamos que rondaban por la zona y porque su carrete comenzó a soltar hilo a toda velocidad, hasta que apretó un poco el freno de este, y se partió el bajo de fluorocarbono.
Cuando nuestros compañeros se situaron a nuestro lado, nos comentaron que habían sacado un par de robalos.Cambiamos de zona y la actividad cesó. Aprovechamos para pescar bastante juntos y así poder intercambiar algunas palabras sobre la jornada.
Volvimos a desplazarnos, para probar suerte en otro emplazamiento. David subió a bordo para ver a Carlos y a Roberto con sus equipos de slow jigging.
Tras un buen rato sin resultados, David volvió a su embarcación, para luego seguir pescando.
Yo seguí con mis jigs, sacando un par de julias y también alguna cabra.
También debí clavar un atún, pues una picada muy fuerte me sacó hilo violentamente hasta romper el bajo.
Se acercaba la hora de comer, así que nos fuimos a puerto a por unos bocadillos.
Tras la comida, nos relajamos unos minutos, para luego volver a la carga.
Durante la tarde, Carlos, Roberto y yo sacamos jureles a montones, cabras, caballas, un pez araña y algún robalo más.
También estuvimos pescando con vinilos en la espuma, donde salió alguna lubina a base de insistir.
Fue una tarde entretenida, aunque no sabíamos nada de nuestros compañeros, hasta que nos llegó un whatsapp, diciendo que habían clavado un gran atún.
Nos acercamos hasta su posición y todavía seguían con la lucha. La contienda duró casi una hora. En el momento en el que el gran atún se acercó a la embarcación, sacó hilo a toda velocidad, partiendo el trenzado. Hubiera sido un gran final de jornada, pero la fortuna se decantó del lado del pez.
Una vez llegamos a puerto, sólo quedaba ducharse e irse a cenar. Sin duda había mucho de que hablar. Especialmente de la contienda librada con el atún.
Por otro lado, os quería comentar que este mes se ha estrenado el documental de pesca de mújoles a mosca, en la ría de Lires. En esta ocasión fui acompañado de Eloy Saavedra, con quién pasé una jornada de pesca inolvidable.
Y estos serán los siguientes pases.
A los que tengáis la oportunidad de visualizarlo, espero que os guste.