Natura xilocae

Journal of observation, study and conservation of Nature Lands Jiloca Gallocanta (Aragon) / Journal de l'observation, l'étude et la conservation de la nature et des Terres de Jiloca Gallocanta (Aragon) / Journal der Beobachtung, Erforschung und Erhaltung der Natur und der Lands Jiloca Gallocanta (Aragon) / Gazzetta di osservazione, lo studio e la conservazione della natura e Terre Jiloca Gallocanta (Aragona) / Jornal de observação, estudo e conservação da Natureza e Jiloca Terras Gallocanta (Aragão)
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martes, 5 de enero de 2016

UN SAPO PARTERO EN PLENO DICIEMBRE CALAMOCHINO

Sábado por la noche. Habíamos ido al cine a ver una película de astronautas. Bajamos en coche, más por la premura de tiempo -habíamos quedado con unos amigos- que por el frío. Íbamos abrigados aún así, pero estábamos varios grados por encima de 0 ºC. La tónica de la mayor parte de las noches de este mes de diciembre.

Vuelta a casa, Carmen salió a abrir la puerta del garaje para meter el R-4. Observo que se agacha sobre el cemento de la acera. A continuación me llama para que acuda. Mira esto. Era un sapo partero. Un gran sapo partero.

Es un anfibio común en la vega del Jiloca. Cuando entra en celo en primavera, su voz llena el silencio de la noche del Codujón donde es frecuente observarlo, sobre todo cuando sales a buscar caracoles tras los días de lluvia. Me resultó extraño por las fechas, pues no resulta nada de habitual observarlo a finales de diciembre.

Lo guardé en el garaje dentro de una maceta para observarlo y fotografiarlo por la mañana.

El día siguiente se celebraban las elecciones generales. Por la mañana me lié haciendo cosas y esperé a que entrara la luz al huerto para hacerle alguna foto al sapo. El día 20 de diciembre es también el cumpleaños de mi amigo y compañero Rodrigo y acostumbro a felicitarlo pues le gusta mucho celebrar esta fecha. Nos encontramos y le comenté la novedad del sapo partero ofreciéndole la posibilidad de fotografiarlo bien él o bien Carlos. Así fue. Pasó a por él y me comentó que era muy grande, el más grande que recordaba. Tal vez fuera una hembra.

Como la fotografía no es mi especialidad, renuncié a tomarle fotos aceptando las que Rodrigo/Carlos me proporcionaran. 

Esa misma noche electoral, Carlos y Rodrigo hicieron una sesión de fotografía nocturna bajo el cielo del cerro Santa Bárbara. Aquí os dejo algunas de ellas.

Un primer plano de la cabeza donde se aprecia su hocico redondeado, un orificio nasal, la amplia boca y su enorme ojo, con su pupila vertical y con el característico iris dorado con vetas negras. 


En esta otra se aprecian los miembros anteriores cortos y fuertes, así como la ausencia de membrana interdigital  ...


Mientras que en esta puede verse la forma corta y rechoncha del cuerpo, así como la presencia de algunas verrugas pequeñas sobre la piel del dorso, de tonos marrón-verdoso unas y anaranjadas otras ...


Y, en la última, tenemos a nuestra protagonista posando tranquila bajo el cielo de diciembre.


Bien por las perturbaciones climáticas globales que está ocasionando el intenso fenómeno El Niño de 2015, bien por la tendencia a suavizarse el rigor de los otoños en el Jiloca, bien por ambos o por otras causas, estos vertebrados terrestres poiquilotermos amplían su periodo de actividad y, posiblemente, adapten su funcionamiento ante las oportunidades y/o los problemas que se les van presentando.

Nada nuevo, por otra parte. Lo que vienen haciendo desde hace millones de años.

Chabier de Jaime Lorén (texto) / Carlos Pérez Naval (fotos)

miércoles, 19 de agosto de 2015

UN PASEO POR LOS OJOS DE FUENTES CLARAS

Continuando con las III Jornadas de Cultura Local de la Comarca del Jiloca, el día 21 de agosto tendrá lugar una visita a los Ojos de Fuentes Claras.

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Manantiales de aguas salobres, piedra tosca, heladas, carrizo, prados salobres, saltamontes, judieras, hábitat de interés comunitario, topillos, turba, sargatillos, cerradas de piedra, panizos, escribano palustre, gravas empapadas, madrillas, inversión térmica, martín pescador, mansega, gentes que conocen su tierra y muchos más seres vivos o fenómenos físicos traban una compleja red de interacciones que cambian a lo largo del año y de un año para otro.

Entre todos, vamos a descubrir algunas de ellas.

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Es una actividad gratuita. Solo hay que llamar para inscribirse al 978730645.

La hora de inicio serán las 19 h. y el lugar, la plaza de Fuentes Claras.

¡Te esperamos!

PD.- No pudo ser . El cielo plomizo acabó descargando una tormenta que impidió realizar la excursión. De acuerdo con el Ayuntamiento de Fuentes Claras, se traslada esta actividad al próximo martes 25 de agosto. A la misma hora y en el mismo lugar.

martes, 16 de junio de 2015

EL QUE FALTABA

El sector de la cordillera Ibérica comprendido entre las sierras del Jalón y la de Albarracín corresponde a un territorio de notable altura media pero de suaves relieves surcados por la depresión central del Jiloca. La enorme variedad de sustratos geológicos y pequeñas variaciones climáticas determinan una gran diversidad de ecosistemas que se extenderían en el territorio de la antigua Comunidad de Daroca, y que, hoy en día, coinciden bastante bien con las comarcas de Jiloca y de Campo de Daroca. Carrascales, rebollares, marojales, sabinares albares, bosques de ribera, matorrales, saladares, prados húmedos y comunidades de roquedo. Poco sabemos de la estructura de estas comunidades vegetales. En este marco, un poblamiento muy antiguo y con procesos intensos de deforestación asociados a la protoindustria siderúrgica, han producido una intensa perturbación de los ecosistemas forestales en beneficio de los pastizales y de las tierras de cultivo, hoy por hoy más de la mitad de la superficie de estas tierras.
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Una laguna de aguas saladas y colgada a mil metros de altitud, es la joya de todos estos sistemas ecológicos. Una laguna con un funcionamiento natural, con fluctuaciones en sus parámetros físicos -a veces drásticas- y con singulares procesos ecológicos. Una laguna que empezó a ser conocida por las concentraciones de aves acuáticas en los pasados '70 y, hoy en día, por unas esbeltas y ruidosas aves, las grullas, que han tenido a bien tomarla como zona de paso e invernada. Las aves, espectaculares y vistosas, el foco de atención de los naturalistas, no son más que la punta del iceberg de lo verdaderamente impresionante: su singular flora, la diversas formas de relieve, las comunidades planctónicas y, en especial, los procesos ecológicos, su dinámica, su funcionamiento. Una idea ya apuntada por el profesor Paco Comín que, más de cuarenta años atrás, puso la atención en su Limnología. Su difusión y su comprensión es una tarea pendiente.
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Gallocanta ha ejercido una gran influencia en el fomento del naturalismo en estas tierras. La posibilidad de observar una dinámica variedad de aves acuáticas y esteparias, el reto de ser uno de los pocos espacios protegidos de Aragón y la afluencia regular de aficionados e investigadores ha favorecido la creación de un núcleo de personas, residentes o no en esta tierra, que hacen de la observación, el estudio y la conservación de la vida silvestre su afición y, en algún caso, su profesión. Y que desde entidades culturales (Centro de Estudios del Jiloca), ecologistas (OTUS) o mediante la creación de nuevas asociaciones (Amigos de Gallocanta o Museo de la Naturaleza de Daroca) que están desarrollando iniciativas encaminadas a conseguir los citados retos.
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Esto se ha plasmado en la sociedad. Y en el conocimiento. Y en la divulgación.
Por ejemplo, en los bitácoras relacionadas con la Naturaleza o con el medio ambiente.
Blogs generalistas, como "Natura Xilocae", el decano de todos ellos. Vinculado al CEJ y en el que además de los coordinadores publican sus colaboraciones un gran número de amigos. Como "Museo de la Naturaleza de Daroca", impulsado por un grupo de naturalistas creadores de dicho museo y vinculados profesionalmente a la BRIF. O como "Anotaciones de un naturalista despistado", cuaderno de campo de Diago Colás centrado en las observaciones -y reflexiones derivadas- realizadas en los campos de Luco de Jiloca.
Pero también blogs temáticos, como "La garita del Jiloca", de Agustín y Carmen Alijarde, dedicado a la meteorología y el clima, una de las singularidades de esta comarca. O "Mi herbario del Jiloca", de Làli Picornell, que compila en forma de fichas las plantas silvestres encontradas por esta naturalista en sus excursiones por la cuenca de Gallocanta y por Sierra Menera. Y los especializados en la creación fotográfica a partir de la vida silvestre del Jiloca y del resto del mundo, como "La naturaleza que soñé" de Uge Fuertes y "Retazos de naturaleza vistos por un joven fotógrafo", de Carlos Pérez, donde se exponen las obras de ambos artistas.
Hace unos meses nos juntábamos todos en el marco del Icebreaker en una mesa redonda sobre "Bitácoras de Territorio" organizada por ADRI.
Y me vino una idea a la mente. ¿Habrá en alguna parte de Aragón o en el resto de Europa algún territorio con una densidad tan alta de blogs vinculados a la Naturaleza en relación con su población? En plena Laponia Ibérica, siete blogs naturalistas para los escasos 25.000 habitantes que nos juntamos en las comarcas del Jiloca o de Campo de Daroca.
Pues bien. Esto va a más. Hace una semana arrancó el octavo blog. El que faltaba.
Su título es "Biodiversidad en las Tierras del Jiloca". Y su subtítulo "Colección de fotografías tomadas en las Tierras del Jiloca (Aragón)". Y el autor de esta novísima bitácora, José Antonio Sánchez Sancho, uno de los más veteranos naturalistas de la zona.
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José Antonio ha sido un activo promotor de la plataforma ciudadana Biodiversidad Virtual (BV) en el Jiloca. Organizador junto a Làli de varios encuentros ("testings", término que él procura evitar) y, sobre todo, un incansable recolector de citas que generosamente aporta a la comunidad de naturalistas que es BV.
Para los que no la conozcan, esta entidad está formada por una red de aficionados a la vida silvestre y un grupo de expertos. Los primeros recolectan fotografías georreferenciadas sobre animales, plantas, hongos, algas, microorganismos, geología, fenómenos atmósfericos hábitats y etnografía obtenidas en sus excursiones con el objetivo de conocer mejor la naturaleza de su entorno. Los segundos las identifican, con lo que se incrementa el conocimiento biogeográfico y, por otra parte, se dispone de mejor información con vistas a la conservación de la vida silvestre. Es una de las iniciativas más participativas de ciencia ciudadana en el estado español pues engloba a todas las formas de vida macroscópica y está consiguiendo mejorar el conocimiento y la divulgación de la biodiversidad al tiempo que favoreciendo la conservación del patrimonio natural.
Pues bien, durante varios años José Antonio Sánchez ha estado colectando imágenes de un buen número de especies silvestres pero también de elementos de la cultura popular en Bañón y en otras localidades del Jiloca y del Campo de Daroca. Sus datos se han sumado a esa enorme legión de colaboradores naturalistas que nutre y enriquece el portal Biodiversidad Virtual.
Y en estos primeros días de junio, como las colmenas bien pobladas y pletóricas de vitalidad, ha enjambrado creando su propio blog en uno de esos árboles huecos que tanto gustan a las abejas. Esa colmena, este proyecto, se llama Biodiversidad en las Tierras del Jiloca.
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En el mismo cada artículo está dedicado a una especie. El título es el nombre científico. Se adjunta una fotografía, el nombre científico y el de los taxones superiores (familia, orden y clase) así como el enlace a la web de BV, donde fue identificado y donde también radica la información. Se indica la fecha, la localidad y el ambiente donde fue fotografiado. Y se complementa con otros datos de la observación, nombre popular y otros rasgos de la especie. Las entradas se han agrupado por temas: insectos, arácnidos, aves, mamíferos, hongos, líquenes, moluscos, plantas, reptiles y anfibios, otros invertebrados y etnografía, una de sus pasiones.
De momento casi todas las entradas corresponden a especies observadas en los campos y montes de Bañón, su localidad de origen y residencia. Gracias a tantas horas de trabajo, el conocimiento de la vida silvestre de su término municipal va a ser muy grande. Pero el espíritu de este blog trasciende lo local y persigue aportar conocimiento sobre grandes grupos de seres vivos, como los hongos, líquenes, insectos o arácnidos de los que poco -o nada- se conoce en las comarcas del Jiloca y de Campo de Daroca. Ese es el gran reto.
José Antonio tiene dos grandes valores. Capacidad de observación y perseverancia.
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Como los corresponsales de los grandes naturalistas del siglo XIX y primeros del XX, con los medios que ofrecen nuestros tiempos, José Antonio ha abierto su ventana al mundo de la observación y estudio de la Naturaleza. En este rincón de Aragón y del mundo que llamamos las Tierras del Jiloca.
¡Larga vida a este magnífico blog!

sábado, 24 de agosto de 2013

HUMEDALES EN CUTANDA

Uno tiende a pensar que los paisajes de su entorno han sido siempre como uno los conoce. Los valles y montes que vemos tienen campos, pastizales y bosques, sistemas de aprovechamiento del suelo y el agua realizados por el ser humano desde hace siglos. Tres, diez, quince siglos, tal vez menos … solo se acercan a saberlo los historiadores.

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Antes de que comenzara la acción transformadora humana debieron ser completamente diferentes. Resulta difícil imaginar cómo serían.

Frondosos carrascales y rebollares se extenderían por las llanadas y los montes de forma continua quedando sustituidos por matorrales en las crestas rocosas y por los bosques de ribera y los humedales en los fondos de valle, donde el freático próximo favorece a los árboles caducifolios frente a las quercíneas.

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Rebollar de Bea (Alta Huerva)

Pero, donde el encharcamiento fuera prolongado el paisaje correspondería a herbazales con carrizo, cárices y megaforbias bien adaptadas a la inundación permanente. Estos ambientes, que aún se han conservado en puntos del valle del Jiloca, vuelven a prodigarse en el del Pancrudo al abandonarse una actividad agrícola que requiere mantener los sistemas de drenaje.

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Vega del Jiloca en Gascones (Calamocha)

Conservar esos paisajes agrícolas para garantizar en el tiempo su producción ha debido exigir un esfuerzo e ingenio permanente de la mano del hombre, sobre todo en tiempos de limitados recursos tecnológicos.

Estos humedales de fondo de valle debieron ser muy extensos y presentar una continuidad mayor de lo que imaginamos.

Este mes de julio he recorrido junto con mi hijo Chabi el curso de La Riera, desde Olalla hasta su desembocadura en el Pancrudo, en El Regajo de Navarrete. Al llegar a Cutanda, al pie del núcleo urbano, nos sorprendió la existencia de varios campos completamente inundados, parecían pantanales. Era algo que no podíamos imaginar.

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En algunos campos no se había podido labrar. En otros permanecía sin recoger una cebada crecida y granada, que había sido plantada hacía dos otoños.

Algunas plantas higrófilas (cárices) procedentes del próximo curso de agua han podido prosperar en este par de años comenzando a colonizar las zonas inundadas, a poblar las aguas abiertas, cada vez menos extensas. En este ambiente, cientos de pequeños sapos corredores recién eclosionados recorrían los suelos húmedos debiendo nosotros poner atención en nuestro paseo para no pisarlos por ser tan numerosos. Alguno de ellos ha tenido su propia aventura ….

Sapo corredor

¿De dónde surgen estos humedales?

Las rocas que afloran el valle de la Riera nos lo explican.

En su cabecera, en los montes de Olalla, predominan los materiales detríticos silíceos poco consolidados (arenas y gravas del Plioceno Inferior). El agua de las precipitaciones se infiltra en estos materiales permeables. Tras periodos húmedos prolongados, el freático aflora y alimenta manantiales y arroyos en cada barranco, como ocurrió a final del pasado invierno.

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Al cesar las lluvias, el freático comienza a descender y estos arroyos a perder caudal …

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llegando primero a formar pozas conectadas por el flujo subaéreo y después a secarse de forma completa….

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… como ocurrió a primeros de julio.

Sin embargo, cuando La Riera entra en el término de Cutanda se encuentra con un sustrato muy diferente: limolitas rojas y margas yesíferas del Mioceno Inferior…..

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  … que fuerzan a emerger al flujo subálveo, como pudimos ver al cruzar el puente de la carretera en su salida hacia Olalla.

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Los campos situados aguas abajo del puente se benefician de este fenómeno en los años secos. Sus cosechas son entonces seguras.

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Ahora bien, en periodos prolongados de aguas altas cualquier acarreo de gravas en el cauce producido por alguna crecida favorece la inundación de esos campos.

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¿Qué sería de estas tierras si cesara la mano del hombre? En pocos años se reconstituirían los humedales que se extendían hasta su desembocadura en el valle del Pancrudo.

martes, 30 de julio de 2013

LAS BALSAS DE FONFRÍA

La Sierra de Fonfría es un espacio donde el agua brilla por su ausencia. No hay cursos de agua permanente, sin embargo, existen unos pequeños lagunazos repartidos por toda la sierra, que suponen una importante fuente de vida, tanto para la fauna que vive en los humedales, como para la que hace uso de ella para abrevar.

El año 2008 estaba siendo especialmente seco. Desde el comienzo de la primavera, las lluvias comenzaron a escasear y el nivel de agua embalsada iba disminuyendo a marchas forzadas. A finales de la primavera, varias balsas estaban completamente secas, sólo las más profundas resistían el estiaje.

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Los anfibios, que viven estrechamente ligados a los humedales, también estaban padeciendo esta sequía. Esta claro, que si no había agua en los humedales, no había anfibios. Ni siquiera en las balsas con agua habíamos conseguido ver una sola ranita de San Antón, una especie protegida. Era cosa de extrañar, pues el año anterior nos había deleitado con su presencia e incluso nos ofreció unos graciosos poses para fotografiarla.

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Un día del caluroso mes de julio, descubrimos una balsa que se encontraba muy bien camuflada, bien rodeada de vegetación arbórea. La sorpresa al acercarnos a ella, es que allí se encontraban decenas y decenas de ranitas de San Antón. La mayoría de ellas eran tan pequeñas como la yema del dedo.

Los anfibios, a pesar de las amenazas que les rodean, tienen una gran capacidad de supervivencia. Aunque parezcan frágiles, son capaces de recorrer largas distancias hasta lugares apropiados. En este caso, suponemos que la ranita de San Antón fue capaz de recorrer varios kilómetros hasta alcanzar una balsa con agua y rodeada de árboles, pues como su nombre científico indica (Hyla arborea) es una rana arborícola.

Tere Bellido