Mostrando entradas con la etiqueta Wajsman. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Wajsman. Mostrar todas las entradas

Paula Wajsman - La vida de la materia es infinita

,
a Andrea Sverdlick y Jorge Naparstek
que me acercaron libros, poemas,
fotos, una carta...
En 1991 descubrí su Informe de París y la ingresé para siempre a mi colección de narradoras. Este año decidí subir esa colección a mi página web y entonces – porque todo está hecho de azar y necesidad, como ha dicho hace siglos Democrito de Abdera- algunas personas me escribieron para agradecerme que la hubiera incluido, me acercaron información sobre ella, me ofrecieron un libro, me prestaron una carta…


PAULA WAJSMAN
Nació en San Juan, el 26 de agosto de 1939. Hija menor de una familia de inmigrantes polacos, a los cuatro años –después del terremoto- se trasladó con los suyos a Buenos Aires. Estudió psicología, practicó el psicoanálisis, la traducción y la investigación social. Vivió en Francia y en USA. Amiga y consejera de Manuel Puig y vinculada afectivamente a Osvaldo Lamborghini, publicó en 1990 la novela Informe de París*, en Ediciones de la Flor, considerada por, entre otros, Elsa Drucaroff y Angélica Gorodischer
como una de las escrituras más interesantes de la década. Murió de cáncer en 1995, dejando una novela inédita –Punto atrás-, dos libros de poesía y cerca de sesenta cuadernos manuscritos con poemas, relatos de viajes y un libro de cuentos titulado Crónicas e infundios**, dedicado a “mi deliciosa amiga María Rosa Moré, la lectora más constante que tuve”, del que en septiembre de 1999 se hizo una edición sin sello editorial de 400 ejemplares. Desde entonces sus textos son casi inhallables y su nombre circula como el de una escritora intensa y secreta.

Una viñeta costumbrista

Pertenezco al pueblo de los memoriosos.
Cuando uno de nosotros mata, todos velamos. No velamos al muerto sino al asesino. Así es costumbre entre nosotros.
Debemos aceptar que nos ruegue perdón, pero nos repugna concederlo. El tiene lástima por la infamia del espejo que nos impone. Enfrentar su visión nos cegaría de horror y de vergüenza, pero se nos prohíbe olvidarlo.
El reo es representado por un paño negro que nos chupa los ojos. Mirándolo, pensamos.
El paño lustroso cuelga de una de las paredes de un excusado en el que todos –hombres y mujeres por igual- permanecemos juntos un día y una noche. Evitamos mirarnos, y callamos. Quien necesita descargar sus tripas, lo hace al lado de los otros, sin interrumpir la meditación que nos une. Los vahos de dolor son más fuertes que cualquier pestilencia.

Sueño I

Un sapo gigantesco con ojos como piedras talladas; cada cara, una boca. El sapo traga insectos y le salen por los ojos: en cada faceta, un bicho movedizo.
Visión de reducidor de cabezas. Mundos diminutos de zoco, mercado, tienda de saldos. Bichos entran y salen. La vida de la materia es infinita, vertiginosa.
Por la calle de la herrería del rey desfilan personajes vestidos de terciopelo borravino. En la taberna de mesas cepilladas se elevan los vasos y los hombres se balancean cantando. Las colegialas ríen; a horcajadas sobre el tonel que mancha sus entrepiernas de rojo oscuro, olvidan la clausura solitaria de la niña. Que la vida colorada entre y salga por todos los agujeros, que el color descubra las piernas desnudas bajo el organdí.
Ella dijo:
No quiero hacer misterios: estoy enferma, tengo “unos meses” de vida. No sé cuántos. De ahí que me haya vuelto una especie de punk (“No future, man”). (…) Por favor no tengas pena por mí: estoy viviendo, a pesar de todo, una de las épocas más felices y fecundas de mi vida, aunque lo sea en un aspecto muy restringido, ya que no laburo –tengo plata para vivir también “unos meses”- y me dedico casi exclusivamente a escribir.)

… me interesa también este intercambio epistolar-literario. Mandame más escritos. La próxima espero poder mandarte, si querés, algún cuento de la selva; la semana pasada escribí dos con el mismo escenario: uno todo sensaciones y alegría, el otro una aventura casi policial, aunque imbricada con la literatura, así que podés elegir. Me animaría a enviarte cosas tan recientes porque ahora corrijo mucho pero seguido: ya no necesito años para percibir qué falla.*

Se dijo de ella:
Ninguna literatura puede disolver la escena en el relato hasta el punto de hacerla desaparecer, ni describir momentos sin, de alguna manera, relatar; pero siempre se opta. Y las distintas maneras de elegir la turbia luz del instante, contra la insistencia de las coherencias conocidas de la cadena de las acciones, son parte también de la definición de diferentes tipos de escritura.
Ejemplos: de un lado las escenas de El niño proletario, o de Sebregondi retrocede, de Osvaldo Lamborghini, y del otro las de estos cuentos. Se parecen, todas las primeras y casi todas las segundas, en la condición generadora y abarcativa de su ruptura con cualquier moral del relato.
Oscar Steimberg.
Del prólogo a Crónicas e infundios.

* Informe de París. Ediciones de la Flor, Buenos Aires, 1990.
** Crónicas e infundios. Edición de 400 ejemplares, sin datos editoriales. Buenos Aires, 1999.
*** Fragmentos de una carta al poeta Jorge Naparstek, con fecha doce de julio de lo que suponemos es el año de su muerte, en los que pueden verse algunos aspectos de su búsqueda estética.
Más sobre Paula Wajsman en http://www.teresaandruetto.com.ar/narradoras.htm
Jueves 31 de julio de 2008
--------------------------------------------------------------------------------
La columna
Ésta es la primera entrega de la columna de María Teresa Andruetto, que será publicada una vez por mes en el suplemento Cultura de La Voz del Interior . En ellas, la autora presentará a narradoras poco difundidas, cuya obra merece ser leída y rescatada del olvido. Andruetto es narradora y poeta. Ha publicado, entre otros títulos, Tama, Todo movimiento es cacería, La mujer en cuestión, Kodak, Stefano.
 

Blog de Narradoras Argentinas Copyright © 2011 -- Template created by O Pregador -- Powered by Blogger Templates