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martes, 14 de junio de 2022

LOS CALCETINES Y SU COLOR


Hace 12 años escribíamos sobre la mejor elección de calcetines. Hoy, al menos en lo referente a este complemento, hemos mejorado, habiendo restado algo de protagonismo al entonces obligatorio calcetín negro.

Ya entonces se apuntaba a la preferencia del calcetín de color igual al del pantalón frente al del zapato. Y en caso de no contar con un calcetín del mismo tono mejor uno con un toque más oscuro. Con esto conseguíamos la sensación de piernas más alargadas evitando saltos de color entre el zapato, el calcetín y el pantalón. Esta máxima aplica también a los trajes; de ahí que en las personas de contenida estatura sea frecuente el traje completo frente al dos piezas. 

También escribíamos sobre cómo, con cierto acierto, había personas que hacían combinar sus calcetines con otros complementos, como la corbata. Modas y estilo innato de lado, lo cierto es que poco hay que añadir a aquellas máximas. Con insistir en lo adecuado de evitar calcetines cortos – aquellos que no llegan hasta la rodilla – y otros como los de “seda” sería suficiente. 

Sin embargo, todos habremos observado como hay combinaciones donde los calcetines ni coinciden con el color del pantalón ni tampoco con complemento alguno; y aún así el resultado es muy estético. Al final ocurre parecido con el pañuelo de bolsillo; si bien hay unas recomendaciones a seguir para su mejor combinación, la realidad es que incluso saltándose todas ellas se pueden conseguir resultados muy interesantes. 

Por ello, a las recomendaciones dadas entonces toca sumar alguna más, todas ellas teniendo en cuenta que no pueden ser las mismas licencias en el sport que en el formal. De hecho, lo primero a considerar es lo acertado o no de acompañar el traje con calcetines de colores vivos o motivos llamativos. Esto, ciertamente extendido en ciertas latitudes europeas, no suele ser acertado. Se trata de buscar un toque de elegancia, pero nunca de llamar la atención. 

Si la mirada de tu interlocutor busca tu calcetín es claramente porque tu elección no ha sido la más correcta. Por ello, con traje mejor calcetines sin dibujo alguno y de un solo color. Y a ser posible de colores oscuros. Optar por colores claros no es sinónimo de error, además puede quedar estiloso, pero siempre será más llamativo; y ya hemos dicho que la elegancia y lo llamativo no son compatibles.  

Calcetines verdes oscuros o azules marino combinarán siempre muy acertadamente con los trajes gris marengo. Por su lado, con trajes azul marino los burdeos o berenjenas son opciones seguras. Si bien con estas alternativas es difícil fallar, existen otras que sin ser demasiada arriesgadas son también válidas. Pensemos, por ejemplo, en los calcetines a franjas que mezclan el azul marino con colores como el verde o el burdeos. Estos son bienvenidos con los trajes más oscuros. De hecho, el azul marino es el mejor tono a mezclar con otros tanto para trajes azules como para trajes grises.

Con la máxima de calcetines de lana en invierno y algodón en verano, en verano con trajes claros, como los linos tabaco, los azules vivos consiguen un efecto muy bonito. En invierno, con los Tweed o con los de estambre, los calcetines de lana de rombos son más recomendables. Apuntar también que en los calcetines de un solo color se pueden añadir muy pequeños motivos que sin llamar la atención rompan mínimamente con la sobriedad del calcetín. 

En el sport las licencias aumentan pudiendo dar entrada a opciones más coloridas y con motivos de mayor tamaño. Dependerá de la estación del año en la que nos encontremos el escoger unos colores u otros, aunque el que los calcetines lleguen hasta la rodilla sigue siendo más que recomendable. Ojo, también ciertos calcetines a franjas vestidos con traje podrían vestirse perfectamente con atuendos de sport. 

Como última recomendación, tengamos en cuenta el zapato que vistamos. Parece lógico pensar que con un mocasín, por supuesto también con unas zapatillas de paseo, las licencias sean mayores que con un semi-brogue o un monopetzzo. 

El Aristócrata

martes, 24 de mayo de 2022

¿CÓMO DESCUBRIR RÁPIDAMENTE UN TRAJE ARTESANAL?


Empiezo diciendo que es francamente difícil solo por fotos diferenciar un traje artesanal. Si bien los detalles que ahora veremos pueden hablar del cariño puesto en un traje, todos, o casi todos, estos detalles se pueden encontrar también en un traje bueno de sastrería industrial. 

Dicho esto, hoy vemos que se vende como artesanal y hecho a medida trajes que o bien se limitan a ajustar un patrón estándar a una fisionomía determinada o solo añaden un detalle como un bolsillo de parche o una solapa más ancha. Esto también ocurre en camisas y zapatos. 

¿Pero cuáles son esos detalles en los que sin ser expertos podemos fijarnos para descubrir si un traje es artesanal o no? 

- Ojales a mano. Un bonito ojal milanés en la solapa denota una destreza importante en el uso de la aguja. Conviene mirar los ojales de las mangas pues la mayoría son industriales. Una manera sencilla de comprobar si efectivamente han sido cosidos a mano es dándoles la vuelta. Si tanto por fuera como por dentro la terminación es similar no son a mano. 

- Doble picado. Un segundo cosido a mano en hombros, solapas, bolsillos y frontales habla de verdadera artesanía. 

- Los hombros. Si en su unión con la manga se observa como esta se eleva, algo conocido coloquialmente como “chorizo”, el hombro habrá sido cosido a mano. También si este cae de manera natural, sin salto alguno, formando incluso pliegues, - hombro conocido como “napolitano”, estaremos ante un hombro artesanal. 

- El forro. Más importante que el forro en sí, es asegurarse que esté cosido a mano. Las puntadas de la máquina son todas similares en medidas y distancia; las hechas a mano no. 

- Los dibujos casan. Si el estampado del traje no es liso, es decir cuenta con algún tipo de dibujo, observaremos como en las solapas de los bolsillos los dibujos casan. Hablando de dibujos, conviene igualmente comprobar que en la costura central de la espalda dicho dibujo no se parte ni se oculta. 
- Botones de corozo. A cualquier chaqueta se le puede coser cualquier tipo de botones. No obstante, si los botones son de corozo, de asta o de cualquier otro compuesto natural, nunca de plástico, es más que probable que la chaqueta sea artesanal. 

- Bolsillo interior. Al introducir repetidamente la cartera en el bolsillo interior de la chaqueta este puede terminar descosiéndose por sus extremos. Por ello, los sastres lo rematan con un cosido de refuerzo. 

También en los pantalones encontramos detalles que hablan de su calidad:

- Corte trasero. Como mejor se ven los pantalones de traje es con tirantes. Por ello, resulta frecuente observar un corte en la parte trasera para ayudar a extender el tirón de los tirantes por toda la cintura del pantalón. De haberse cortado el pantalón para tirantes no verá pasador alguno para el cinturón y, modas aparte, su pantalón tendrá cosidos unos botones por dentro de la cintura donde poder asir las lazaderas de piel de todo buen tirante. Por ello, desconfíe de esos trajes donde los tirantes tiran, usando pinzas o lazadares, de una cintura con pasadores. Las pletinas, laterales o una central, terminan de ajustar un buen pantalón a la cadera. 

- El bajo. Más allá de un ancho u otro, los bajos suelen reforzarse en su interior con una tira extra de tela para evitar que se deshilache por el roce con el zapato. Frecuente es también que se cosa un botón en su interior para poderlo desdoblar y quitar la suciedad que con el tiempo se puede llegar a acumular.   

- Ojales traseros. Tanto los ojales de los bolsillos traseros como los de la portañuela deben haberse cosidos a mano. Hay quienes prefieren la clásica cremallera y no por ello el grado artesanal de su pantalón es menor. 

- Cintura. Múltiples diseños, tanto en grosor como en forma, denotan cariño extra en su confección. La pinza doble así como el picado artesanal en la apertura del bolsillo terminan por diferenciar al pantalón industrial del artesanal. 

Si bien es cierto que estos detalles podrían encontrarse en un buen traje MTM, al menos en España, estos suelen ir acompañados de una medida artesanal.

El Aristócrata

martes, 3 de mayo de 2022

"DRESS FOR YOUR DAY", EL NUEVO CÓDIGO DE VESTIMENTA


Vivimos en medio de la confusión y quizás sea por ello sea por lo que, al contrario de solo unos meses atrás, hoy nos preguntamos qué ponernos cada mañana. “Los nuevos códigos de vestimenta” es, además, el tema que más se repite en la privacidad del correo electrónico. Y como resulta imposible contestar todo lo que este recibe, hace unas semanas escribí sobre lo mismo en el periódico Expansión; artículo que aunque su contenido es lógica para vosotros parece que no es así para todo el mundo.

Con la corbata en la UCI y con poca probabilidad de subir a planta cabe preguntarse por qué nos hemos complicado la vida teniendo ahora que escoger un conjunto totalmente diferente cada día de la semana. Si antes con unas cuantas camisas, cinco trajes de invierno y otros cuantos de verano teníamos la ropa de todo el año, hoy toca contar con un armario mucho más amplio. 

Si pensamos que el traje sin corbata no es algo particularmente estético - algo que claramente no lo es -, mejor buscar opciones que permitan prescindir de ella, pero con cierto de estilo y elegancia. Todas las opciones que veremos comparten dos prendas claves: chaqueta y zapatos. Aunque hay múltiples opciones entre las que elegir, al menos la chaqueta y los zapatos – no zapatillas – deben estar presentes en cualquiera de dichas opciones. 

El código de vestimenta de los despachos británicos “dress for your day” puede igualmente aplicarse en nuestro día laboral. Siendo conscientes de que no solo nos representamos a nosotros mismos, sino también al sitio en el que trabajamos, se puede optar por conjuntos más o menos formales. De tener una reunión importante o con africanos o latinoamericanos es recomendable vestir de traje y corbata, pues probablemente el clásico traje estará presente. 

Un escalón por debajo de este en formalidad encontramos a la chaqueta azul marina y el pantalón gris. Aunque también este conjunto queda más elegante con corbata, cierto que se puede vestir sin ella. Evitemos hacerlo con camisas pensadas para vestir con corbata – sin botones en el cuello. Esta combinación admite desde un Oxford vino liso hasta unos Tassel oscuros. 

El mejor estampado de camisa sería el de rayas. A más finas y juntas camisa más formal, a más gordas y separadas menos. De querer introducir un toque diferenciador a esta chaqueta escójase una botonadura personalizada tanto en su material como en el motivo representado. La plata vieja y la terminación bronce son ambas opciones especiales. Si se busca jugar sobre seguro, también vale cambiar el oscuro del marino y del gris por otras tonalidades, lisas, más claras o con un mayor contraste. Todo antes que dejar el traje huérfano de corbata. 

La chaqueta cruzada puede igualmente vestirse sin corbata si chaqueta y pantalón son de distinto color. Estos conjuntos de sport funcionan muy bien si se saben combinar colores y estampados. Hablando de la chaqueta cruzada, en puertas del otoño, esta queda particularmente elegante con un jersey de cuello vuelto. Un traje cruzado de franela con un jersey de cuello vuelto de cachemira es una opción a considerar seriamente en este otoño. 

Los viernes siguen siendo el día más relajado de la semana, algo que no debería significar que se puedan cambiar zapatos por zapatillas. Cierto que el Covid ha acelerado ciertos cambios en la vestimenta, pero no todo vale.  En los conocidos como “casual fridays”, hoy ya todos los días de la semana, no solo las chaquetas deberían adquirir un estampado más casual y unos colores más relajados sino también en los pantalones se debería incorporar alguna licencia. 

Pensando precisamente en este otoño las chaquetas tipo Tweed con pantalones de lana, tan formales o informales como queramos que resulte la imagen final, son una buena alternativa. En los sitios más relajados de trabajo se podrá hasta combinar unos jeans con una chaqueta. Aunque las camisas de estampados a cuadros marcados no deberían vestirse en el ambiente de trabajo, asegurándonos que la chaqueta sea artesanal y los zapatos de calidad el conjunto resultante puede ser válido en los días más informales de oficina. 

Se escoja uno u otro conjunto, en ausencia de corbata los complementos juegan un papel destacado. Si el pañuelo de bolsillo se convierte en todo un “must”, los modelos de zapatos entre los que escoger se multiplican. Pero esto toca ya dejarlo para próximos capítulos. 

El Aristócrata


martes, 29 de marzo de 2022

LA IMPORTANCIA DE LA IMAGEN

 

La ropa es, en muchas ocasiones, la única responsable de hablar por nosotros. Una determinada elección envía al receptor un mensaje bastante directo sobre quienes somos. Si no se va a producir conversación alguna solo esta y cierto mensaje corporal hablan de nosotros.

Obviamente, con conversación por medio la imagen inicial puede verse reforzada, alterada o incluso totalmente cambiada. Pero qué duda cabe que un buen comienzo siempre ayuda. 

Las fotos que ilustran este artículo son bastante claras al respecto. Sin entrar a valorar la valía, o no, de ambos personajes (no se publicará ningún comentario que vaya en ese sentido) parece claro que sus atuendos envían mensajes bastante diferentes. Y no solo los atuendos aquí fotografiados, al final se trata en ambos casos de trajes, sino el corte de estos es el que habla más de quien lo viste. 

De entrada, el corte de Felipe VI habla de una persona más seria, aunque también posiblemente más distante. Más recto en sus decisiones y con mayor autoridad. Si preguntáramos a un niño que no los conociera quien pensaría que de los dos más manda seguramente señalaría a Felipe VI – su estatura también ayudaría al niño a llegar a tal conclusión -. Si nos preguntáramos a nosotros mismos quién vemos cómo mejor representante, muy probablemente, escogeríamos a Felipe VI – al margen de toda valoración política; de no conocerlos y basándonos solo en su aspecto físico. 

El vestir bien o mal tiene más que ver con la cuna, el gusto o el respeto que con el bolsillo. Un traje con una buena hechura no tiene por qué ser más caro que uno mal terminado. Es el mismo precio el de un pantalón que arrastra que el que termina en su sitio, al igual que una chaqueta que no hace arrugas no tiene por qué costar más que la que no las hace. Y, por supuesto, un pantalón bien planchado solo requiere saber que este queda más bonito con su raya marcada, y sin arrugas, que con ellas. ¡Qué importante es la plancha y cómo se nos olvida!

Los lectores de esta página vestís bastante mejor que lo que hoy vemos por la calle. Y lo hacéis por cosas tan sencillas como por conocer que los extremos de los cuellos de las camisas deben quedar ocultos tras las solapas del traje. Por saber que las chaquetas de traje deben cubrir el trasero y ser más largas que las de Pedro Sánchez. Por conocer el protocolo de colores y modelos de zapatos y dejar, no como hace Felipe VI constantemente, el mocasín para conjuntos menos formales. 

Recuerdo con motivo de una entrevista que realicé a Jaime Gallo, sastre de Felipe VI, como este me apuntaba que el traje tenía que quedar bien en la foto. Y hay que reconocer que si bien los trajes de Felipe VI pierden parte de su encanto en movimiento, en parado, sobre todo las chaquetas, son dignas de admiración. Sobre los pantalones, hay quien apunta que le podría beneficiar un pantalón más estrecho con una boca también de menor diámetro. Sin embargo, creo que el pantalón guarda la justa proporción con las medidas de la chaqueta. De cambiar el pantalón, para guardar dicha proporcionalidad, habría que modificar también ligeramente las medidas de la chaqueta. 

Al fijarnos en el traje de nuestro Presidente, vemos como en afán de parecer algo más moderno y cercano su traje da la sensación de quedarle pequeño. Así al menos lo dan a entender el largo de manga, de la propia chaqueta y de lo pitillo del pantalón. Esto solo consigue, además de un mar de arrugas, que se vea el cinturón, que las solapas no cubran parte del cuello o que el pantalón parezca más unos chinos que uno de traje.

La elección de los colores también manda mensajes sobre nosotros, siendo por ello recomendable que se escojan no tanto en base a nuestro gusto personal sino a aquellos que mejor resaltan nuestro rostro. De ahí que, como ya vimos en el capítulo de elección del color, sea recomendable tener en cuenta los tonos de nuestra tez y del pelo; así como su contraste. En base a estas premisas tanto las corbatas como las camisas de Felipe VI consiguen el objetivo de mandarnos un mensaje pausado y tranquilizador. 

En un mundo donde todo va tan deprisa y apenas hay tiempo de pararnos a descubrir a las personas, será nuestra imagen y nuestra ropa las que hagan que gente se forme una su idea de nosotros. 

El Aristócrata

martes, 8 de marzo de 2022

¿QUÉ TIPO DE CUELLO DE CAMISA ES EL QUE MEJOR SIENTA A MI CARA

 ?

Rara vez al comprar una camisa nos paramos a pensar si su cuello es el más adecuado para nuestro rostro. Y de saberlo podríamos ocultar alguno de sus posibles defectos estéticos.

Al contrario que las mujeres, que suelen fijarse en cómo les beneficia la ropa que compran, la elección del hombre para su camisa se basa en la preferencia por un estampado, un color o un tipo de cuello. Sin embargo, se debe tener en cuenta que escogiendo correctamente el tipo de cuello puede disimularse desde una nuez abultada hasta un rostro alargado u otro visiblemente ancho.

• Rostros anchos. Los hombres de cara ancha o redondeada deberían escoger camisas con cuellos de puntas largas y cerradas. El conocido como cuello inglés, cuello con solapas alargadas y estrechas, es siempre una buena opción para disimular una cara ancha. Por el contrario, el cuello italiano, un cuello con solapas muy abiertas, solo consigue redondear aún más los rostros redondos. De tener un cuello normal pero levemente ancho, el cuello francés, de puntas largas similar al inglés, pero algo más separadas, es un buen aliado. De contar con una cabeza de grandes dimensiones, se deberán escoger camisas con cuellos de solapas anchas y abiertas. Cuanto mayor sea la cabeza mayor también debería ser el grado de abertura de las solapas del cuello. En definitiva, se trata de escoger un tipo de cuello que dé la sensación de alargar el rostro para que de esta forma aparente también ser más estrecho.

• Rostros estrechos. Los hombres con rostros estrechos compensarían dicha característica escogiendo un cuello con solapas cortas y separadas. El mencionado cuello italiano será una elección acertada, considerando además que el grado de estrechez del rostro deberá repercutir en el de abertura de las puntas de su camisa. Para los rostros más estrechos, los cuellos conocidos como full cutaway, cuellos con los picos muy abiertos, son de gran ayuda. Por el contrario, los cuellos de pun- tas largas y picos próximos entre sí solo acentúan la estrechez de los rostros más delgados. Los hombres con una cabeza pequeña deberían hacerse con camisas con solapas pequeñas para así aparentar tener una cabeza más grande.

• Rostros alargados. Aquellos con rostros alargados deben huir de los cuellos con pequeñas solapas y optar, por el contrario, por camisas con cuellos de puntas lar- gas y solapas anchas. Para un rostro achatado, en cambio, se elegirán camisas con cuellos de puntas cortas para aparentar alargar este contenido rostro.

Al igual que es importante ser conscientes de la fisionomía particular del rostro, también debe conocerse el tipo de cuello:

• Cuellos largos. De tener el cuello largo, las camisas con cuellos de puntas largas y solapas anchas consiguen transmitir una imagen de un cuello más corto. No obstante, nada mejor que una camisa que abotone en la parte superior del cuello para disimular este cuello largo. Aquí la camisería a medida echa una mano importante.

• Cuellos cortos. Si por el contrario el cuello destaca por ser corto, se buscará un cuello de camisa también de reducidas dimensiones. Cuanto más corto sea el cuello, más abiertas deberían estar las solapas del cuello de la camisa.

El Aristócrata

martes, 25 de enero de 2022

CÓMO VESTIR EN UNA ENTREVISTA DE TRABAJO

 

Es injusto, pero es la realidad: la gente juzga por el aspecto físico. Informarse de cómo visten los futuros compañeros, no innovar y optar por colores oscuros y clásicos son algunas de las pautas a tener en cuenta. 

Si se hace caso a los estudios más recientes sobre percepción social se debería dar por buena la creencia de los expertos en comunicación, quienes afirman que son los diez primeros segundos los responsables de la opinión del interlocutor sobre nosotros. Dichos estudios también aseguran que borrar esa primera impresión resulta luego muy costoso. Esto lleva a la conclusión de que una cuidada presencia es fundamental para crear una primera opinión favorable. 

Recuérdese la célebre frase de Oscar Wilde: “no hay una segunda oportunidad para una primera impresión”. La primera imagen que tendrá nuestro interlocutor le vendrá dada por el atuendo que tiene enfrente. Según pasen los minutos esa imagen irá cambiando, de ahí que siempre resulte más fácil afianzar en él una buena opinión si la primera impresión fue positiva.

No solo importa el contenido sino también el continente. Al lenguaje verbal y corporal habrá que añadir el lenguaje que atuendo y presencia general transmitan. Así pues, es de vital importancia cuidar la imagen. Un deficiente afeitado o un cabello despeinado pueden tener un impacto tan negativo en el entrevistador, que le pese más esto que un extenso currículum o una dilatada experiencia profesional. Al igual que una cuidada higiene es fundamental, también lo es el conjunto. Es por ello por lo que se debe analizar con cuidado qué ropa vestir para afrontar un momento tan importante. No hay un atuendo mejor que otro, pero, en cambio, si hay uno más adecuado que otro. La máxima de “viste conforme al puesto de trabajo que quieres conseguir y no conforme al que hoy tienes” es de todo punto acertada.

Inténtese recabar información sobre la vestimenta de los futuros compañeros. De tener ocasión, otra recomendación que no se debe dejar de poner en práctica es informarse a través de contactos de la filosofía de la empresa. Hay empresas que se jactan de su ambiente relajado. No obstante, aunque en las entrevistas para este tipo de empresas no sea tan necesario cuidar hasta el mínimo detalle del conjunto, sí habrá que asegurarse de que esa vestimenta relajada se lleva a la práctica por la mayor parte de los empleados.

Si el objetivo es trabajar en un bufete de prestigio o en un banco de inversión, lugares ambos donde se está en contacto con clientes de elevada posición económica, se deberá intentar vestir de forma similar a la de los clientes siendo el traje oscuro de todo punto obligado. Si en su lugar la entrevista es para un puesto de profesor de tenis parece lógico pensar que no es necesario acudir con traje y corbata. En definitiva, se tiene, como se acaba de establecer, vestir conforme al puesto que queremos conseguir. Hay otras empresas, como por ejemplo aquellas donde abundan los informáticos o los ingenieros, donde por el tipo de trabajo que se realiza se prescinde de todo formalismo en la vestimenta. En estos casos, no es conveniente acudir a la entrevista de trabajo con una imagen excesivamente cuidada. Ante la duda siempre es mejor pasarse un poco por arriba que no llegar. 

Si el entrevistador se ha tomado la molestia de recibir al entrevistado con corbata y este se presenta sin ella las opciones para conseguir el deseado puesto de trabajo se reducirán. En pocas entrevistas aparecer con corbata puede perjudicar más que beneficiar. Y una vez dentro ya habrá tiempo de vestir conforme lo hacen los compañeros y relajar la indumentaria si así corresponde.

Vístase colores oscuros y clásicos. Un traje azul marino para esa primera entrevista y uno gris oscuro para una segunda son opciones muy socorridas y recomendables. Nuevamente los colores sólidos son los más aconsejables por su grado de formalidad tanto para el traje como para la camisa y la corbata. Esta discreción conseguirá que el entrevistador dirija solamente hacia el mensaje su atención.

No se debe caer en la tentación de desprenderse de la chaqueta si el entrevistador así lo sugiere. Solo en los casos en que este haga lo propio e insista habría que obedecer a su deseo. Ni improvisar, ni innovar. Es importante no olvidar vestir de forma cómoda durante la entrevista. En la entrevista solo hay que estar pendientes del mensaje que se quiera transmitir. Hay que cerciorarse que ni molesta el nudo de la corbata, ni el cuello de la camisa oprime. 

Es aconsejable también recordar que una entrevista de trabajo no es una boda. No se trata de que la vestimenta deslumbre al entrevistador. Tampoco una entrevista de trabajo es el mejor momento para experimentar un tipo de combinación nueva. Escójase ese traje que en más de una ocasión ya se ha vestido y la camisa con la que se esté a gusto. Déjese para otras ocasiones las corbatas y camisas más atrevidas y óptese por colores oscuros y clásicos. No debe olvidarse que es el entrevistado el mensaje, no su corbata. De vestir, por ejemplo, una corbata de color rojo fuerte, seguramente las miradas del entrevistador se dirigirán a esta en más de una ocasión y el rostro del entrevistado perderá protagonismo.

Normalmente los procesos de selección cuentan con más de una entrevista o con más de una prueba de selección. Inténtese no repetir traje, corbata, camisa o incluso ni zapatos. Hay detalles como, por ejemplo, las pulseras o incluso un pañuelo de bolsillo, que, aunque una vez dentro de la empresa se puedan vestir, durante el proceso de selección pueden perjudicar más que beneficiar.

El Aristócrata

martes, 4 de enero de 2022

SIETE CORBATAS IMPRESCINDIBLES

 

Desde la antigüedad, el número 7 tuvo cierto halo de misterio. Para Pitágoras, el más afamado de los matemáticos griegos, era el número perfecto. De las siete maravillas de la antigüedad a los siete pecados capitales pasando por los siete días que duran las fases lunares. La simbología del número 7 es tan fuerte que he decidido resumir el corbatero del hombre en este número mágico.

El corbatero del hombre encierra los momentos más importantes de su vida. Resume a la perfección los estados vitales por los que ha atravesado. Además, posee la cualidad de nunca ser prescindible ya que conlleva esa simbiosis perfecta en la que una prenda recuerda un momento inolvidable. Por tanto, hemos resumido algo tan complejo como un corbatero en 7 imprescindibles que nunca deben faltar.

1. Corbata con el fondo marino y lunares medios de color blanco. Dentro de la amplia gama de corbatas de lunares esta es la opción que más versatilidad va a tener con nuestros trajes y camisas. Al ser un color neutro el marino combinará a la perfección con nuestra gama de trajes grises y azules que conforman casi la totalidad de los trajes del caballero. Por otra parte, esta corbata será la opción perfecta si no queremos vestir la anodina corbata lisa o falso liso. Admite combinarse con camisas lisas o con alguna fantasía como rayas o microdibujos. Esta fantasía debe ser proporcional su tamaño al del lunar de la corbata. En caso de que los tamaños no tengan una escala similar el efecto no será el pretendido.

2. Corbata de amebas o paisleyTambién llamada de cachemira por el origen de su diseño que se pierde en los anales de la historia como un dibujo que procede de esta región de la India. Aunque tal vez su origen sea persa y de ahí se transmitió a las regiones cercanas. Los británicos, después de colonizar la India, comenzaron a estampar estos alegres dibujos sobre sus corbatas. El efecto final de dicho estampado es sofisticado y dinámico. La combinación adecuada es sobre camisas lisas, debido a la personalidad de la corbata.

3. Corbata de medallones o dibujo corbatero grande. Esta corbata comenzó a ser muy popular durante la primera mitad del siglo XX. De hecho, era habitual llevarla a los actores de la época dorada de Hollywood. Se considera un must dentro de las prendas «vintage». Debido a su estampado siempre debe ir combinada con camisas lisas o falsa Lisa. Por otro lado, el traje que mejor combina es el confeccionado con tejidos sin apenas fantasía para no recargar el conjunto.

4. Corbata tricot o punto de seda en azul marino. Esta corbata tiene una textura de punto y suele acabar en un corte recto, al contrario que la clásica corbata que suele acabar en un corte en pico. Sin duda la más versátil de todas las corbatas. Si tuviésemos que elegir una sola corbata sería esta. La corbata tricot es el puente entre el vestir formal y el vestir casual. Considera que esta corbata no restará elegancia a tu conjunto, le aportará un toque sofisticado. Es ideal para combinar con conjuntos de 2 piezas (chaqueta y pantalón). Alrededor suya se admiten todo tipo de estampados ya que su neutralidad le hace ideal para dar protagonismo a chaquetas y camisas. Por tanto, siempre que tengamos una camisa de rayas, cuadros, paisley o estampados diversos esta será la corbata a escoger. Por otro lado, es la corbata adecuada cuando buscamos un aspecto más desenfadado o casual. Encaja perfectamente debajo de jerséis finos de cuello pico en invierno para cualquier ocasión sin resultar demasiado formal dicho look. Además, en invierno, aunque la vestimenta sea sport, es una prenda que abriga nuestro cuello y nos protege del frío. La composición con camisa de chambrey azul siempre es una apuesta segura.

5. Corbata granadine burdeos. Sin duda un must del vestir formal. La corbata lisa complementa los conjuntos más arriesgados de camisa o chaqueta. Esta prenda aúna la neutralidad necesaria cuando apostamos por chaquetas más sofisticadas como cuadros ventana, rayas diplomáticas o patas de gallo. En las camisas produce el mismo efecto dándole calidez a esos dibujos con más entidad como rayas en todos sus grosores, cuadros, paisleys y microestampados. El color burdeos al ser neutro combina a la perfección con la mayoría de gama cromática por tanto resulta fácil su elección.

6. Corbata microdibujos corbateros. La corbata microestampada tiene una gran versatilidad al igual que la corbata granadine o tricot lisa. Sus pequeños dibujos admiten cualquier tipo de chaqueta con mayor o menor fantasía. Este diseño es perfecto con chaquetas de rayas diplomáticas, cuadros ventana o incluso dibujos más llamativos. Las camisas podrán tener cualquier tipo de fantasía y el único aspecto a tener en cuanta será combinar dichos dibujos con los colores de la camisa. Los colores de estos pequeños microdibujos nos permiten ir más allá en nuestro look final y combinarlos con el color de la camisa o con alguna fantasía de la camisa (raya, cuadro...) genera una combinación perfecta. La opción de combinar esos colores con el pañuelo de bolsillo es una apuesta ganadora. Además, se puede ir un paso más allá y elegir el color del calcetín en función de esos pequeños microdibujos.

7. Corbata regimentalEsta corbata tiene su origen en los colegios y clubs británicos. Dependiendo de su grosor y combinación de color era el signo distintivo de pertenencia a un determinado grupo. Con el paso del tiempo se ha convertido en un básico del vestir masculino. Sus colores son diversos y es difícil escoger unos en concreto. Tal vez aquel que nos hace triunfar en cualquier ocasión es la combinación verde botella con marino. La corbata en estos tonos es perfecta para encajar en el famoso blazer azul marino. Al ser su dibujo muy marcado debemos combinar con chaquetas lisas o semilisas. Las camisas siempre tendrán que tener poco dibujo y en caso de ser a rayas, estas siempre serán de un grosor menor que la regimental para no sobrecargar el conjunto y dar un efecto óptico adecuado.

Para terminar esta lista es preciso evocar a la diseñadora francesa Coco Chanel. «Las modas pasan. Solo el estilo permanece». Tal vez estás corbatas no sean las que representen la moda en un momento determinado, pero seguramente marcarán el estilo del hombre durante toda su vida.

El Aristócrata

martes, 7 de diciembre de 2021

10 CLAVES PARA COMBINAR CAMISAS Y CORBATAS


De locos parece seguir escribiendo de la corbata, pero de escaso gusto de vestir un traje sin ella. Por ello, esta semana queremos dar 10 consejos prácticos para seguir disfrutando del placer de anudarse una corbata. 

Una de las ventajas que tiene el hombre frente a la mujer es que cambiando de camisa y corbata puede aparentar vestir un conjunto diferente aun cuando haya escogido el mismo traje que el día anterior. Vestir tanto traje azul marino y gris obliga a agudizar el ingenio en la elección de camisa y corbata para evitar aparentar vestir siempre igual. Y en esa elección se aplican unas pautas básicas:

1. Primero elige el traje, luego la camisa, después la corbata y finalmente el pañuelo de bolsillo. El traje marcará el color y diseño de la camisa, está la de la corbata, y todos en su conjunto el del pañuelo de bolsillo.

2. Busca cierto contraste en los colores. Para ello prescíndase de repetir los colores de la camisa en la corbata o, de hacerlo, intentar que el color predominante en la camisa no sea el protagonista en la corbata. Es decir, si la camisa tiene franjas granates, escójase una corbata con algún motivo en este tono, pero asegurándose siempre de que el color principal de la corbata sea diferente, y además sea más oscuro.

3. Evítense las camisas a rayas con corbatas a rayas. Solo es recomendable si las líneas de ambas prendas son de un tamaño y diseño diferente daremos con un interesante efecto óptico.

4. Elíjase un diseño para la camisa y otro para la corbata. Asegurarse de que el diseño de cada prenda es de una escala similar ayuda a no equivocarse en la elección. Por ejemplo, si se quiere combinar una camisa de fuertes rayas hágase con una corbata de marcados lunares.

5. Cuidado con los estampados marcados. Los estampados en la camisa con demasiada personalidad, como las rayas anchas y marcadas, pueden traducirse en conjuntos demasiado recargados. Para ellos siempre más seguro las corbatas lisas. Y con una corbata con grandes y coloridos diseños tipo paisley mejor una camisa lisa y sin diseño alguno.

6. Lo más seguro: la camisa y corbata lisa. Aunque es algo aburrido puede ser una alternativa difícil de batir.

7. Los tonos de las prendas van de dentro a fuera de más claro a más oscuro. Por ejemplo, la combinación de una camisa azul pálida, una corbata verde botella y un traje azul marino da como resultado un conjunto más armónico que el formado por una camisa azul oscura combinada con una corbata amarilla pálida y un traje gris marengo.

8. Las camisas de cuadros son para el campo. Lo mismo aplica a las corbatas de lana.

9. El nudo de la corbata debe cubrir el espacio que dejan los picos de la camisa. 

10. Si bien todas estas claves ayudan a la hora de escoger la mejor combinación de camisa y corbata, el gusto de quien las elige y ese primer flechazo al ver la corbata superpuesta sobre la camisa suele ser la mejor consejera.

El Aristócrata