Nunca me he alegrado del mal ajeno,
esa es la verdad; simplemente y como hace todo el mundo, las cosas buenas o
malas que les pasan a los demás me han ayudado a tomar el pulso a la escala de
medida correcta por la que tendría que valorar mi propia vida. Por poner un
ejemplo, nunca me alegraré de que Pili haya perdido a su marido en un accidente
de coche, nunca, no creo que haya nada peor si además le quieres como me consta
que ella le quería; pero mis circunstancias me impiden que le ofrezca mi ayuda,
no hoy, no ahora, no cuando acabo de enterarme de que mi pareja se ve con un abogado
experto en divorcios y con otra; es decir y por dejarlo claro, en mi situación
actual necesito que alguien esté peor que yo para seguir con mi vida y esa es,
lamentándolo mucho, Pili. Otra cosa es que mi pareja y su querida tuvieran un
accidente, uno con desastrosas consecuencias y su historia de amor no
trascendiera, en esas circunstancias sí, iría al lado de mi muy querida amiga.
(microrrelato
escrito como respuesta a esta propuesta en Esta noche te cuento)