Fuente: Diario Médico |
En la foto tenemos al Foro de Médicos de Atención Primaria.
No hace falta ni decir que hay algo raro en la foto para que veamos claramente que muy normal no puede ser que los órganos de representación de profesiones (o ámbitos de conocimiento) fuertemente feminizadas estén ocupados de forma exclusiva (o casi exclusiva, tal vez le dejaron a la mujer del grupo que hiciera la foto) por hombres.
Cómo lograr que los órganos de representación den entrada a las mujeres en un mundo diseñado, dirigido y controlado por hombres es un tema que siempre suscita polémicas. La respuesta más obvia es el establecimiento de cuotas de representación, pero es cierto que éstas pueden traer algunos problemas: el establecimiento de los grupos representados en las cuotas, el hecho de que estas cuotas no sirvan para obtener una representatividad efectiva (y no de fachada) de dichos grupos, la posibilidad de que las personas incluidas en dichas cuotas tomen esto como una afrente a su valía (que se halla por encima de su condición de "minoría" en los órganos de representación),...
Sin embargo se antojan clave algunos aspectos a este respecto:
1) La foto actual: las dos imágenes con las que empieza este post dejan claro que podemos discutir sobre cómo mejorar la representación, pero está claro que las instituciones sanitarias no (tampoco) han superado su olor a rancio en lo referente a su conformación. Hay muchos futuros posibles, pero el presente real huele a naftalina. -con independencia de que uno pueda pensar que unos u otros organismos y foros profesionales no sirvan para mucho-.
2) El establecimiento de medidas pasa por el reconocimiento de lo indeseable de la situación actual. En un colectivo con una feminización mayoritaria y creciente hay que responder a con urgencia a "¿pueden un montón de hombres conocer y defender los derechos de la mayoría a la que representan?". Esta crítica de la representatividad fue una de las críticas fundamentales que autoras feministas (Mckinon especialmente) hicieron a John Rawls -blanco, varón, de mediana edad y no pobre- acerca de su posición originaria para la decisión de la conformación de la sociedad. ¿Puedo yo, hombre, cis, blanco -bueno, blanco de España,- médico,... empatizar con todos los colectivos sociales de modo que un órgano de representación pudiera estar copado por una tribu de gente como yo? Existen ciertas características diferenciales -en particular las de la esfera de la maternidad, y en general todas aquellas que yo desde mi perspectiva no alcance a concebir- que justifican la búsqueda activa de la entrada de las mujeres en los órganos de representación.
3) ¿Incluso cuando la introducción de cuotas no se muestre como una medida revolucionaria, o incluso efectiva, ha de seguir manteniendo dichas cuotas? A este respecto Roberto Gargarella escribe lo siguiente cuando, en el apartado de su libro "Teorías de la justicia después de Rawls" dedicado al comunitarismo, habla sobre las cuotas:
"... es cierto que dicha política abre algunos riesgos indeseables, sin embargo, este tipo de medidas (esto es, cuotas) siguen siendo fundamentales para asegurar un tipo de representación que es indispensable para que el sistema institucional funcione de modo más apropiado. Es decir, lo que se perdería (en términos de asegurar un buen sistema de representación) sin un sistema de cuotas, resultaría peor que ciertas amenazas hipotéticas derivadas de la adopción de tal tipo de mecanismos."
Si piensas que los espacios de representación -o, fuera de la representación, los espacios intermedios y altos en las jerarquías sanitarias- no siguen manteniendo un dominio representativo (y de peso del discurso y la voz) masculino, no hay más que sentarse en una clase/reunión/foro de trabajo y ver quiénes mayoritariamente copan los turnos de palabra.
La frase de Akassa Hull "All the women are white, all the black are men, but some of us are brave" podría tener su homología sanitaria en "Todos los sanitarios son médicos, todos los enfermeros son hombres, pero algunas de nosotras somos valientes". [el rol de los hombres en los posicionamientos públicos -opinión- y de representación de la enfermería es algo para analizar muy de cerca].
Más allá de esa valentía es necesario crear las estructuras que den el impulso hacia una igualdad efectiva de oportunidades (y estaría por discutir si de algo más que oportunidades), por el bien de cada componente de las organizaciones sanitarias, por el bien de la sociedad en su conjunto que se beneficiaría de la pluralidad en los órganos de decisión y porque, más allá de resultados, es una acción deontológicamente correcta -porque trata de revertir no tanto aspectos de representación como los efectos de la discriminación que desemboca en esta representación desigual e injusta-.
Terminando con palabras de Fernando Aguiar en "A favor de las cuotas femeninas" (publicado en la revista "Claves":
"Las cuotas no son una medida para corregir la falta de representación de las mujeres, sino la discriminación social; o dicho de otra forma, las cuotas pueden resolver el problema de la infrarrepresentación generada por la discriminación de género, que es lo que la cuota trata realmente de corregir."
P.S: Cuando decimos que la representación no tiene porqué traducir mejor las necesidades de los grupos representados podemos poner como ejemplo a Ana Mato o Leire Pajín. Deficientes profesionales, por supuesto, pero igual de deficientes que muchos de sus compañeros de tareas (Arias Cañete o Pepe Blanco, por ejemplo), con la diferencia de que ellos nunca son juzgados como ministros florero o está ahí para rellenar, mientras que si ellas no hubieran estado esos seguirían siendo puestos dehombresyparahombres sin que mediara más razón para ello que un patriarcado que lo posibilita.