Nacía, gris, la luna, y Beethoven lloraba,
bajo la mano blanca, en el piano de ella...
En la estancia sin luz, ella, mientras tocaba,
morena de la luna, era tres veces bella.
Teníamos los dos desangradas las flores
del corazón, y acaso llorábamos sin vernos...
Cada nota encendía una herida de amores...
-El dulce piano intentaba comprendernos.-
Por el balcón abierto a brumas estrelladas,
venía un viento triste de mundos invisibles...
Ella me preguntaba de cosas ignoradas
y yo le respondía de cosas imposibles...
Juan Ramón Jiménez, Soledad sonora
Casi me da vergüenza reconocer que no he tenido nunca demasiado contacto con la poesía de JRJ. Y digo esto porque, a pesar de que fuera acusado de cursi o vacío, fue uno de los poetas más influyentes de la historia de la Literatura española. Constantemente preocupado por revisar su Obra y enfrentarse a los jóvenes poetas de la Generación del 27, JRJ vivía encerrado en su piso madrileño, aislado del mundo exterior.
Pero para qué negarlo, hay instantes indecisos en los que gusta apartarse de la realidad conduciéndonos por los mágicos senderos del modernismo. Ese mundo tan rubendarinesco de pianos, fiestas de alta sociedad y cisnes cuyos cuellos interrogan a la noche. Los cuentos de hadas siempre existen en nuestros corazones, por mucho que nos esforcemos en pensar que todos los luceros de la ilusión se han apagado. Los valses infinitos y las bellas durmientes se esconden en un diminuto resquicio de nuestra boca, y salen a la luz cuando algo nos hace sonreír. O cuando las lágrimas nos transportan a mundos evanescentes donde nuestros deseos sí se harían realidad.
Ella me preguntaba de cosas ignoradas y yo le respondía de cosas imposibles… A veces las palabras no son más que palabras (como dijo Alberti), y lo que nos gustaría responder ante determinadas preguntas no logra salir de la garganta y se evapora en el aire en forma de silencio tachonado de imposibles.
Y Beethoven siempre de fondo, con su atormentado sentir…
En la estancia sin luz, ella, mientras tocaba,
morena de la luna, era tres veces bella.
Teníamos los dos desangradas las flores
del corazón, y acaso llorábamos sin vernos...
Cada nota encendía una herida de amores...
-El dulce piano intentaba comprendernos.-
Por el balcón abierto a brumas estrelladas,
venía un viento triste de mundos invisibles...
Ella me preguntaba de cosas ignoradas
y yo le respondía de cosas imposibles...
Juan Ramón Jiménez, Soledad sonora
Casi me da vergüenza reconocer que no he tenido nunca demasiado contacto con la poesía de JRJ. Y digo esto porque, a pesar de que fuera acusado de cursi o vacío, fue uno de los poetas más influyentes de la historia de la Literatura española. Constantemente preocupado por revisar su Obra y enfrentarse a los jóvenes poetas de la Generación del 27, JRJ vivía encerrado en su piso madrileño, aislado del mundo exterior.
Pero para qué negarlo, hay instantes indecisos en los que gusta apartarse de la realidad conduciéndonos por los mágicos senderos del modernismo. Ese mundo tan rubendarinesco de pianos, fiestas de alta sociedad y cisnes cuyos cuellos interrogan a la noche. Los cuentos de hadas siempre existen en nuestros corazones, por mucho que nos esforcemos en pensar que todos los luceros de la ilusión se han apagado. Los valses infinitos y las bellas durmientes se esconden en un diminuto resquicio de nuestra boca, y salen a la luz cuando algo nos hace sonreír. O cuando las lágrimas nos transportan a mundos evanescentes donde nuestros deseos sí se harían realidad.
Ella me preguntaba de cosas ignoradas y yo le respondía de cosas imposibles… A veces las palabras no son más que palabras (como dijo Alberti), y lo que nos gustaría responder ante determinadas preguntas no logra salir de la garganta y se evapora en el aire en forma de silencio tachonado de imposibles.
Y Beethoven siempre de fondo, con su atormentado sentir…
2 comentarios:
Aquella generacion de poetas de calle, del mar, busco la libertad y encontro el exilio, cuando no, una cuneta en donde ser enterrado, pero nos quedan sus versos y nadie los puede exiliar del presente, mientras los recordemos.
Saludos
jrj tiene momentos en sus poemas en que es dios, como lo somos nosotros, "la trasparencia, dios, la trasparencia", y la transparencia es la libertad
s
Publicar un comentario