PALABRAS

Dicen que un dibujo vale por mil palabras, por lo tanto a cuanto equivalen 100 dibujos?

Esa es la cantidad de trabajos que presentaré el próximo jueves 1 de octubre en el Centro Cultural Fontanarrosa, en Rosario.

Allí podrás ver muchos de los dibujos que ilustraron libros como “La metamorfosis”, “Informe sobre ciegos”, “El Quijote”, “La ciudad ausente”…y  siguen las firmas, además de pasteles, tintas, collages y otras experiencias.

Ese jueves estaré ahí junto a mi mano de dibujar, manchada de tintas o tintos.

Todos invitados, creo que vale la pena.

 Burnichón era oriundo de Córdoba y recorría el país vendiendo libros, alguna vez me contó que su vocación  fue el teatro, tenía algo artístico que lo expresaba en su vida, en sus amigos artistas  y en la edición de unas pequeñas carpetas con dibujos y poemas de jóvenes que recién comenzábamos a romper el cascaron: el Crist, el negro Fontanarrosa, Federico Aymá, Peiteado, a todos ellos los editaba en esas singulares carpetas, “burnichetas” las bautizó Crist a quién publicó una muy original impresa en servilletas de papel.

Recuerdo que  un día lo acompañé a San Rafael en su furgóneta citroen, al cuál Fontanarrosa llamaba “el bólido de acero y lona”, ese viaje  fue inolvidable, nunca imaginé que alguien condujera tan mal y a tan alta velocidad, íbamos a la casa del Ciro Bustos, un pintor que había estado con el Che en Bolivia.

Felisberto Hernandez

Tinta, la revista de los dibujantes solitarios. Así se llamó. La piloteaba el talentoso Sergio Kern. Apareció a fines de los setenta, en Rosario. En sus filas estaban el negro Fontanarrosa, Crist, Quique Fenner, Jorge Varlotta y otros.

Ahí publicaron esta historieta “Muebles el canario” basada en un cuento de Felisberto Hernandez.
La resolví casi como si hiciera cine. Eso lo había aprendido de mis admirados Frank Robbins, Hugo Pratt, y el viejo Breccia.
Pensá que esto sucedió hace tanto tiempo que vos ni las computadoras habían nacido, pero si había fotocopiadoras, instrumento que en este caso usé.