Mostrando las entradas con la etiqueta Prensa. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Prensa. Mostrar todas las entradas

jueves, 12 de enero de 2023

Dicen que...

 La invención de América latina 

(o todas somos Carmen Miranda)

 

Daniel Link merece realmente ser conocido y es una suerte que la colección "Arcades" haya tomado la iniciativa de publicar este libro, el primero en francés, de este escritor, editor y crítico literario que forma parte de la Universidad de Buenos Aires desde 1990. En esta Autobiografía de un lector argentino, a la vez ensayo y relato, rinde homenaje a todos aquellos -familiares, profesores, colegas que desde su primera juventud, le han guiado por el camino de los libros. Con benevolencia, habla de los "intermediarios" que han sido importantes para él, permitiéndole desarrollar una "conciencia lectora", es decir, un bagaje existencial. El papel político de las prácticas literarias en "una vida dedicada a la lectura" también forma parte importante de esta erudita autobiografía intelectual, a menudo lúdica hasta la autoburla. A lo largo de las páginas brillan los grandes faros de la literatura sudamericana (Borges, Sabato, Cortazar, etc.), así como el corpus europeo, en cuyo primer plano figuran "nombres emblemáticos de la más exquisita tradición francófona", de Mallarmé a Deleuze, pasando por Barthes. Con la colección "Fidelio", seguimos en América Latina. Así se titula, sencillamente, una colección en la que escritores franceses expresan su deuda con la literatura hispanoamericana. En una "borgeserie" de composición propia, Laure Limongi convoca para Borges mientras Olivier Liron interpreta a Marelle con Cortazar. Catherine Bardon evoca su tropismo por Mario Vargas Llosa, mientras que Guillaume Chérel confraterniza con Neruda. Gabriela Mistral, quizás la menos conocida de los cinco autores que figuran en este volumen, a pesar de haber ganado el Premio Nobel de Literatura en 1945, es objeto de un texto de Mélanie Sadler. En cada caso, se dibujan autorretratos, tan cierto es que los libros de los demás nos dan forma. "El texto de la vida, la vida como texto", para citar a Link citando a... Barthes.

 

jueves, 5 de enero de 2023

Dicen que....

por Marc Verlynde para La viduité

Théorie de la lecture, humble exercice de reconnaissance à tous ceux qui nous apprennent à lire, à déchiffrer le monde, le Texte et sa jouissance, le sens et sa politique. Entre essai et autobiographie, exégèse et plaidoyer pour la déconstruction, le suspens d’un sens encore et toujours à lire, Daniel Link retrace son parcours intellectuel, celui de toute une époque, tant la lecture n’est jamais expérience singulière, et de toutes les rencontres qui l’ont forgé. Avec un grand, limpide, souci pédagogique, Autobiographie d’un lecteur argentin éclaire la créolisation des théories successives dont l’auteur se réclame. Une ode sensible à la permanence de l’interprétation, aux difficultés de son enseignement aussi.

On aime les textes un rien hybrides, on aime aussi ceux qui nous font sentir le décalage avec ce que l’on a été. Peut-être, si je peux à mon tour m’aventurer dans une théorie de la lecture, ceci la part de fiction de toute lecture : on y reconnaît surtout celui que l’on n’a pas tout à fait été, celui qui par timidité et paresses, éclectisme et versatilité, jamais entièrement n’a souscrit à aucune théorie. Tenace impression de revenir sur les bancs de la fac ou, plus précisément, à ses rares instants d’exaltation où se trouvait exposée une interprétation, une lecture dans son sens le plus fort, e monde pressentait l’exaltation du sens, un ordre possible, une compréhension enfin de ses ressorts, une attentive écoute de ses formes. Il faut, avec Roland Barthes dont s’inspire largement Daniel Link, le répéter : il est une jouissance du Texte, un plaisir de l’interprétation et, plus rare, l’enthousiasme de parvenir (qui sait) à le transmettre. On le dit maintenant pour montrer que toute la complexité, l’inintelligible, est de notre fait : Autobiographie d’un lecteur argentin est limpide. L’auteur parvient à montrer simplement, concrètement, toujours avec cette certitude du vécu, les théories assez abstraites qui ont influé sur son parcours de lecture. Un souci pédagogique dans son sens le plus noble. Sans restriction ni raccourcis, sans en taire les contradictions, Daniel Link revient sur les jalons de son parcours. On se dit d’abord que l’on touche ainsi aux limites de l’exercice. Éditeur, critique, mais surtout universitaire, l’auteur parle de ses professeurs. Il me semble tous être de parfaits inconnus pour un lecteur francophone éloigné du milieu francophone. Ce sera toute la grâce et l’humilité de cette autobiographie. Elle rend sensible une pensée, concrète par des exemples bien choisis, personnelle les interprétations qu’elles ont pu apporter à l’auteur. On se demande si l’essai, au fond, ne tient pas par ses anecdotes, ses exemples disons si l’on veut revenir à la rhétorique. L’hypothèse de Daniel Link paraît alors fonctionner : la lecture reste un formidable révélateur collectif à travers ces « détails laconiques à longue portée » dont parle Borges. Pour le dire avec une simplicité peut-être trop grande : nos souvenirs sans cesse peuvent être relus, actualisés selon une nouvelle grille de lecture, un autre paradigme politique. Daniel Link alors se joue des structures de toute autobiographie. La première étape sera la découverte de la lecture, du sens éminemment politique qu’il faut toujours lui prêter. L’auteur découvre Sisi, il lui faudra des années avant de comprendre à quel point ce kitsch princier est, in fine, fasciste. On peut aussi penser que l’auteur s’amuse à mimer le jeu de substitution, toujours plus ou moins coupable, qu’est la lecture. Il fait sien le carnet de lecture d’un de ses camarades infiniment plus soigneux que lui avant que d’hériter de la bibliothèque de son cousin, un de ses disparus qui marqueront, in absentia, l’histoire de l’Argentine. 

(sigue acá

Una teoría de la lectura, un humilde ejercicio de gratitud a todos aquellos que nos enseñan a leer, a descifrar el mundo, el Texto y su disfrute, el sentido y su política. Entre el ensayo y la autobiografía, la exégesis y el alegato a favor de la deconstrucción, el suspense de un sentido todavía y siempre por leer, Daniel Link recorre su itinerario intelectual, el de toda una época, ya que la lectura nunca es una experiencia singular, y el de todos los encuentros que le han forjado. Con una gran y límpida preocupación pedagógica, Autobiografía de un lector argentino arroja luz sobre la criollización de las sucesivas teorías a las que se refiere el autor. Una sensible oda a la permanencia de la interpretación y a las dificultades de su enseñanza.
Nos gustan los textos un poco híbridos, también nos gustan los que nos hacen sentir fuera de onda. Tal vez, si se me permite aventurar una teoría de la lectura, ésta sea la parte ficticia de toda lectura: uno reconoce en ella sobre todo a la persona que no ha sido del todo, a la que, por timidez y pereza, eclecticismo y versatilidad, nunca ha suscrito plenamente ninguna teoría. Una persistente impresión de volver a los bancos universitarios o, más exactamente, a esos raros momentos de exaltación en los que se exponía una interpretación, una lectura en su sentido más fuerte, y el mundo percibía la exaltación del sentido, un orden posible, una comprensión de sus resortes, una escucha atenta de sus formas. Es necesario, con Roland Barthes, en quien Daniel Link se inspira mucho, repetirlo: hay un goce del Texto, un placer de la interpretación y, más raramente, el entusiasmo de conseguir (quién sabe) transmitirlo. Lo decimos ahora para mostrar que toda la complejidad, lo ininteligible, es cosa nuestra: Autobiografía de un lector argentino es límpida. El autor consigue mostrar de forma sencilla, concreta, siempre con la certeza de la experiencia, las teorías más bien abstractas que han influido en su trayectoria lectora. Una preocupación pedagógica en su sentido más noble. Sin restricciones ni atajos, sin ocultar las contradicciones, Daniel Link repasa los hitos de su viaje. Al principio, pensamos que estamos rozando los límites del ejercicio. Como editor, crítico, pero sobre todo académico, el autor habla de sus maestros. Todos me parecen unos completos desconocidos para un lector francófono alejado del mundo francófono. Esta es la gracia y la humildad de esta autobiografía.
Sensibiliza un pensamiento, concreta mediante ejemplos bien elegidos, personales las interpretaciones que podrían aportar al autor. Uno se pregunta si el ensayo no se mantiene unido por sus anécdotas, sus ejemplos, si queremos volver a la retórica. La hipótesis de Daniel Link parece entonces funcionar: la lectura sigue siendo una formidable revelación colectiva a través de esos "pormenores lacónicos de larga duración" de los que habla Borges. Por decirlo quizá con demasiada sencillez: nuestros recuerdos pueden releerse constantemente, actualizarse según una nueva cuadrícula de lectura, otro paradigma político. Daniel Link juega entonces con las estructuras de cualquier autobiografía. El primer paso es el descubrimiento de la lectura, del sentido eminentemente político que hay que darle siempre. El autor descubre a Sisi, y tardará años en comprender hasta qué punto esta cursilería principesca es, en el fondo, fascista. También se podría pensar que el autor se divierte imitando el juego de sustitución, siempre más o menos culpable, que es la lectura. Hace suyo el libro de lectura de uno de sus compañeros, infinitamente más cuidadoso que él, antes de heredar la biblioteca de su primo, uno de los desaparecidos que marcará, in absentia, la historia de Argentina.

 

 

 

jueves, 28 de noviembre de 2019

Preguntan si...

Enriqueta Muñiz, la otra investigadora y cronista fundamental detrás de Operación Masacre

Periodista, traductora y editora, Enriqueta Muñiz fue la compañera de Rodolfo Walsh en la investigación que derivó en "Operación masacre", obra que marcó un quiebre en la tradición literaria y en la historia argentina y, durante ese proceso, llevó un diario que su familia decidió publicar a más de 60 años del trabajo realizado para narrar los fusilamientos de José León Suárez.


por Emilia Racciatti para Telam

Con el título "Historia de una investigación. Operación masacre de Rodolfo Walsh: una revolución de periodismo (y amor)", el libro reproduce los manuscritos originales que Muñiz (Madrid, 1934-Buenos Aires, 2013) escribió en cuadernos de hojas cuadriculadas entre 1956 y 1957 mientras visitaban a los testigos, familiares de los sobrevivientes y recorrían las localidades de Florida, José León Suárez, Boulogne o Villa Ballester para reconstruir los hechos ocurridos la noche del 9 al 10 de junio de 1956.
El periodista Diego Igal conoció a Muñiz en 1993 cuando era estudiante y ella fue a dar una charla a Taller Escuela Agencia (TEA) en la materia Periodismo de investigación.
Más tarde quiso entrevistarla, le escribió un correo electrónico, fue hasta su departamento pero no logró encontrarla; en 2014 volvió a intentarlo y al llamar a la Academia Nacional de Periodismo, que ella había integrado, supo que había muerto.
Así empezó el vínculo con el hermano de Enriqueta y descubrió la existencia de esos cuadernos en los que están los diálogos, las descripciones y precisiones de días y horarios de esa investigación que su familia aceptó publicar.
"Las anotaciones de Walsh, la correspondencia, es todo un tesoro. Creo que es un rompecabezas al que sin duda le faltan muchas partes y cuya imagen completa no tenemos ni tendremos nunca", reflexiona Igal, en diálogo con Télam, sobre el libro publicado por Planeta en el que colaboró con la escritura de la introducción.
Sobre los textos en letra cursiva, perfectamente legible de Enriqueta, hay observaciones de Walsh que dan cuenta de la pasión, la ironía y el clima de esa investigación que para Igal es de "una intensidad que aún para cualquiera que esté afuera de ella resulta fuertísima. Los detalles, la intimidad, la relevancia y otros aspectos se insinúan o se pueden elucubrar a partir de estos documentos, pero la dimensión que tuvo quedó en ellos".
El escritor y ensayista Daniel Link, quien estudió y editó la obra periodística de Walsh, sostiene que en estos diarios "lo que se puede ver es el proceso de producción de un libro: la cantidad de personas involucradas, las idas y vueltas, los cambios de rumbo. O sea: permite devolverle a una obra (en este caso, ´Operación masacre´) una movilidad que la fijación en el canon tiende a neutralizar. El archivo permite mirar mejor lo que está vivo".
"El trabajo de Enriqueta con Walsh fue decisivo. Un poco por eso, Walsh le dedica el libro y dice, en los papeles que se publican ahora, que antes quema el libro que no dedicárselo. Eso es porque ningún libro y ninguna investigación son el producto de un ´genio´ individual, sino la feliz coincidencia de múltiples talentos", dice Link a Télam.
Después de la publicación de Operación Masacre, los caminos de Walsh y Muñiz se diferenciaron y ella realizó un recorrido profesional más cercano al periodismo cultural. Por ejemplo, trabajó en el equipo de comunicación del Festival Internacional de Mar del Plata donde conoció a Horacio Verbitsky, quien reconoce en esta publicación que le enseñó "cosas elementales del oficio".
Para Link, encargado del prólogo, "a diferencia de Walsh, Enriqueta permaneció ´no peronista´. Un poco por eso, no le gustaba pensar ese punto de inflexión que llevó a Walsh a lugares políticos que ella no compartía. Pero, al mismo tiempo, es evidente que este diario estaba destinado a ser publicado. Está escrito de corrido, limpiamente, como quien prepara un original a partir de anotaciones previas. Eso implica, claramente, un deseo de publicación. Haber guardado esos cuadernos, y todos los demás materiales, significa lo mismo".
En las casi 300 páginas que permiten al lector asomarse a una metodología de investigación, se pueden encontrar no solamente las notas de Muñiz sino también las cartas y poemas que le había escrito Walsh, los detalles de los caminos recorridos para publicar la obra y los posibles títulos con los que ensayaban: "Los fusilamientos de Suárez", "El Caso Livraga" o "Fusilados al amanecer". 







martes, 14 de noviembre de 2017

Preguntan si...

"Leo como leo por los que me enseñaron" 


por Mauro Libertella para Ñ

Novelista, docente y performer -el más audaz de los catedráticos argentinos-, repasa en su nuevo libro su vida como lector y rinde homenaje a sus maestros.



Daniel Link tiene una biblioteca a sus espaldas. La frase no es una metáfora: mientras conversamos sobre La lectura: una vida, en su oficina céntrica de la UNTREF, apenas un vidrio lo separa de una parte importante de la biblioteca de su juventud, que el escritor y catedrático donó a la Universidad. Son los libros de sus años de formación: novelas, ensayos, poemas, cuentos; literatura latinoamericana, francesa, inglesa, italiana, norteamericana. Son los ejemplares que construyeron, poco a poco, estante sobre estante, al Daniel Link lector, y ese recorrido de formación intelectual es el que está narrado en La lectura: una vida, un texto estructurado en diez episodios biográficos, de la infancia al profesorado, de la universidad al trabajo como editor, de los años de periodismo cultural a los amigos de ruta. Todos los lectores se forman de modo único, intransferible, y al mismo tiempo es como si todos compartieran un mismo patrón de sentido, una música secreta que escucharon de chicos y que nunca se pudieron sacar de la cabeza. La lectura: una vida es la partitura de esa melodía.

–Este libro surgió por un encargo, por pedido. ¿En qué momento te encontró esta propuesta?

–Cuando Graciela Batticuore, la directora de colección, me convocó con la idea, yo estaba de sabático escribiendo el libro La lógica de Copi y el pedido coincidió con una necesidad que tenía de declarar las deudas: decir “leo como leo por esta gente que me enseñó”. El libro se escribió muy rápido; son diez capítulos y en diez semanas estuvo terminado.


lunes, 6 de noviembre de 2017

Preguntan si...

por Darío Zalgade para OcultaLit

(...)


Vos alternás extraordinariamente bien entre géneros como el ensayo, la novela, el cuento, la crítica. Se hace muy difícil prever en qué consistirá tu próximo libro. ¿Por dónde pasan ahora tus próximos proyectos?

Lo único seguro es que por un tiempo descansaré de los libros con notas al pie. Esa forma de compromiso con la verdad es un poco agobiante. Tengo dos novelas entre manos: una es más fácil y es una especie de mundillo o de ciberciudad con muchos cambios de perspectiva. La otra es más difícil porque me encapriché con un tema histórico que me obliga a avanzar más lentamente.
Ahora participo con personas queridas (Sebastián Freire y Albertina Carri) de un colectivo llamado Colectivo Quri Kancha, con el cual presentamos a principios de noviembre una instalación-performance titulada “Archivos del goce, del amor y del deseo (o el incendio de los lugares comunes)”. En fin, el pensamiento puede aparecer por cualquier parte, y la escritura también. Mejor es no cerrar ninguna ventana, para que todos los vientos nos atraviesen.



viernes, 14 de julio de 2017

Preguntan si...

Se chocan los planetas

Por Mariano López Seoane para Soy

Atesorado durante mucho tiempo como un nombre secreto, contraseña conocida solo por entendidas, el nombre de Copi empezó a diseminarse hace unos años y hoy, con el estreno de su obra Eva Perón, gana la centralidad y el brillo que le corresponde. Atenta a menudencias como el género y la vida privada del actor que compone a Eva, la prensa no especializada empezó a paladear este sobrenombre compacto, tan sucinto que sólo puede deber su existencia al artificio. Notas sobre la obra, discusiones sobre su misterioso signatario, reacciones alarmadas o tibiamente simpáticas. En suma, manoseo del nombre y circulación que no deja marca. Ojo. Esto no es protesta. Es necesario que el nombre de Copi se vuelva tan corriente como el de Borges y todos los demás. Pero es aún más necesario contar con la guía de un crítico loco, capaz de alcanzar las alturas de Copi sin apunarse. Es reconfortante saber que no tenemos que esperar la llegada de un Mesías. Ése crítico ya existe y se llama Daniel Link.


sábado, 29 de agosto de 2015

“Lo innombrable, lo neutro o lo queer han sido siempre las puertas de la felicidad”

por Miguel Rosetti para Soy

Con Suturas (Eterna Cadencia), un colosal volumen de textos recién salido a la calle con el que había prometido cerrar su trilogía ensayística, Daniel Link deja la puerta entreabierta para prolongar lo que a esta altura de su trabajo es menos una obsesión teórica que un mandato ético: buscar lo que todavía vive.

“Todo libro llega siempre en un momento inadecuado: demasiado tarde o demasiado temprano. Y llega siempre a un lugar donde ya no estamos”, dice como si esa certeza no escondiera insidiosamente una estrategia que ha cultivado con fervor, una vía propiamente queer: no estar nunca en el lugar donde se lo espera. Aborrecer los estanques de las categorías y preferir siempre la libertad del mar abierto. Suturas (Imágenes, escritura, vida) es el extenso mapa crítico y afectivo de ese movimiento atópico. Concebido como el capítulo final de su trilogía ensayística, de las más ambiciosas por nuestros lares, Suturas lleva a la extenuación y a una suerte de clímax aquello que había comenzado exactamente hace diez años con Clases (Literatura y disidencia), y que había seguido por Fantasmas (Imaginación y sociedad): poner la contingencia y el pensamiento en la misma trayectoria, unirlos y afirmarlos como la única escapatoria posible. Por eso es difícil discutir que Daniel Link encarna no el ejercicio de una profesión (que tiene un campo ya delimitado de trabajo) sino una forma, la más contemporánea dentro de las imaginables, de ejercer el pensamiento. El negativo de la gran pose: menos el que se pone a pensar, que el que está forzado a hacerlo (porque el presente así lo pide, porque los artefactos con los que se cruza lo demandan, porque si no, nadie lo hace). En este sentido, Suturas es la ocasión para hacer coexistir especies de pensamiento de lo más exóticas. Una lectura que vuelve sobre los pasos de la crítica y dice mejor todo lo que se ha escrito de la obra de León Ferrari, porque la ubica en el terreno en el que nadie se había ocupado de hacerlo, la teología política. La feliz intuición de colocar a Ricardo Rojas, el epítome del nacionalismo literario, entre los padres encubiertos del comparatismo en un gesto que escandalizará a los guardianes del tesoro de la nación. El hallazgo del Hombre de Vitruvio de Cesare Cesarino, un Vitruvio en plena erección, del que se desprende una hipótesis cultural, que sólo puede ser contrapuesta por la fotografía del ex capitán del equipo de rugby de Gales, Gareth Thomas. Un vaivén metodológico entre el anacronismo de la filología y la novísima diagramatología, dos artes interpretativas que se encuentran sólo para indicarnos que no se trata de diseccionar los textos y las imágenes, como cadáveres, para ver cómo murieron, sino de hurgar en ellos, como un lector-chamán, para ver qué chispa de vida los anima todavía.


viernes, 28 de agosto de 2015

Leer los lugares vacíos

por Patricio Zunini para Eterna Cadencia


Daniel Link habla de su nuevo libro de ensayos, Suturas. Imágenes, escritura, vida (Eterna Cadencia Editora): “el amor, la inclinación, el deseo, la simpatía son los que suturan lo que la sociedad separa y jerarquiza”, dice.

«Habrá habido mucho más en el medio». Daniel Link inicia el segundo capítulo de Suturas. Imágenes, escritura, vida con la pregunta que le hacen por sus dos matrimonios: el primero con una mujer, el segundo con un hombre. Esa frase bien puede funcionar como el tono general de este volumen que viene a completar la trilogía iniciada en 2005 con Clases. Literatura y disidencia y continuada con Fantasmas. Imaginación y Sociedad (Eterna Cadencia, 2009). En un recorrido que va desde la filología a la biopolítica, Link interroga “lo viviente” en una sociedad que necesita de una nueva terminología para pensarse. Como la civilización de los eblaítas creada por Rafael Spregelburd para la obra de teatro “Spam”, que inventan un idioma para definir el espacio entre objetos, Link busca en Suturas el espacio —lo “mucho más que en el medio”— entre un período y otro, entre los intereses de un filólogo y otro, entre un artefacto cultural y otro.

—¿Debemos entender que esos espacios son las suturas del título?

—Sí, creo que das en el clavo. Me interesan esos intersticios, o esos puntos de contacto (el tacto, en todo caso, es el sentido que el libro privilegia) entre dos cosas (culturas, artefactos, afectos, prácticas) que son heterogéneas. El in-between o el entrelugar, como llamó Silviano Santiago a esa disolución de las certezas plenas o las identidades homogéneas. Me parece que hay que tratar esos bordes no tanto como límites sino como umbrales. Sigo en esto a Ricardo Piglia, quien notó, en un texto clásico, esas cicatrices que se producen en lo liminar, es decir, cuando dos culturas se tocan: «El juego de organización —uno podría decir— de los límites de una cultura están dados por el enigma y el monstruo. Allí está lo que una cultura no puede entender. Es la palabra de los dioses, si uno piensa en la gran tradición. El enigma es aquello que dice la verdad última, es la palabra del oráculo, y el monstruo es el otro límite.» (Cito “La ficción paranoica” por la versión de la transcripción publicada por El interpretador). O sea, que esos límites son heridas, que tienen que ver con lo que sucede cuando dos culturas se tocan: un pequeño temblor, un seísmo. Así lo entienden Quignard y Barthes, a quienes usé para esto mismo en Fantasmas. Para Barthes, cuando dos registros se tocan, ese punto de juntura entre naturaleza y cultura provoca un seísmo o un satori: «La escritura es en suma, a su manera, un satori: el satori (el acontecimiento Zen) es un seísmo más o menos fuerte (para nada solemne) que hace vacilar el juicio, el sujeto: opera un vacío de habla». (L’Empire des signes. Ginebra: Skira, 1970).






miércoles, 6 de mayo de 2015

Dicen que...

LA FONDATION PROA À LA « 41ª FERIA INTERNACIONAL DEL LIBRO »

LA « FUNDACIÓN PROA  » PARTICIPE AVEC UNE EXPOSITION SONORE INÉDITE SUR BUENOS AIRES ET SES ARTISTES, RÉALISÉE PAR DANIEL LINK ET SES COLLABORATEURS, ELENA DONATO ET VALENTIN DIAZ.

L’installation sonore « Buenos Aires y sus artistas » n’est autre que le collage inédit des voix de grands artistes de Buenos Aires. De Jorge Luis Borges à Ricardo Piglia, en passant par Sylvia Molloy et Arturo Carrera, Daniel Link fait découvrir la ville de Buenos Aires par la voix de ses artistes et les photographies de Sebastián Freire. Une expérience originale, qui accompagnera toute la durée du 41ème Salon du livre de Buenos Aires, du jeudi 23 avril au lundi 11 mai. L’inauguration aura lieu jeudi 23 avril à 18h.
Pour plus d’informations sur l’installation : Buenos Aires y sus artistas
Du lundi au vendredi, de 14h à 22h – Les samedi, dimanche et jours fériés, de 13h à 22h – « La Rural », accès Ave. Santa Fe 4201, Ave Sarmiento 2704 ou Ave Cerviño 4474

Dicen que...

Voces de escritores en una instalación sonora
Fuente: La Nación

En continuado, desde que se abren las puertas de la Feria del Libro hasta que se cierran, en el stand de Fundación Proa ubicado en el Pabellón 9 se escuchan voces de escritores argentinos: de Edgardo Cozarinski y Fogwill a Manuel Mujica Láinez y Jorge Luis Borges, pasando por Rodolfo Walsh, Silvina Ocampo y Julio Cortázar, entre muchos otros.Algunos de los textos que leen o recitan los autores fueron escritos especialmente para la instalación sonora "En Obra", curada por Daniel Link; otros son fragmentos de libros propios vinculados con la ciudad de Buenos Aires. La grabación dura 35 minutos y puede escucharse de un tirón, sentado comodamente en uno de los pufs ubicados para la ocasión en el espacio de Proa (una especie de container rectangular armado con material liviano para permitir su traslado porque la obra es itinerante) o también al paso, como hacen en su mayoría quienes entran a espiar qué pasa ahí adentro. En las paredes exteriores hay retratos en blanco y negro de los escritores realizados por Sebastián Freire. Adentro, solo una luz violeta, los pufs y las voces.
Según datos de Proa, alrededor de 800 personas ingresaron por día durante el fin de semana para escuchar los relatos. Cerca del 10 por ciento se quedó la sesión completa. Como la obra está presentada con formato de loop eterno, la función comienza en el preciso momento en el que alguien ingresa.

lunes, 20 de octubre de 2014

Preguntan si....

Cuestionario Editorial a Daniel Link*
Por Daniela Perrone para Hojas del Rojas

En tu blog escribías sobre Lost. ¿Ahora estás viendo alguna serie? ¿Cuál recomendás?
Penny Dreadful. El título se refiere a las ficciones de horror que se vendían a un penique en el Londres del siglo XIX. La serie mezcla los hilos más conocidos de las historias fundamentales del terror decimonónico.  Tiene que ver con una historia que no se sabe bien a dónde va a ir a parar (tratándose de historias ya muy transitadas, es todo un mérito).

¿Es posible saber qué es lo que genera "cultura"?
El capitalismo, indudablemente.

¿Cuál es tu lenguaje estético favorito, y por qué?
La literatura. Porque es mejor.

Ante cada libro entregado, ¿qué sentís?
Alivio.

¿Cómo te definís?
Como un indefinido.

¿En qué creés?
En el amor de los demás.

¿Libro preferido?
En busca del tiempo perdido.

¿Qué te conmueve?
Las manifestaciones colectivas de algún entusiasmo (lo comparta yo o no).

¿Cómo es un mundo perfecto?
Un mundo donde se estudia el capitalismo como un período ya finalizado.

¿Cómo se hizo escritor?
¡Se nace!

¿Qué te llevó a tener un blog?
"Había en su fondo no sé qué voluptuosidad a la vez sensual y espiritual. Así como el ciervo acosado trata de llegar al río para echarse al agua, ansiaba yo entrar en esos cuerpos desnudos y relucientes, en esas sirenas y dríades, en Narciso y Proteo, Perseo y Acteón: quería desaparecer en ellos y vaticinar por su boca. ¿Quería? Quería muchas otras cosas aún. Pensaba reunir una colección de apophthegmata, igual que Julio César. Recordáis que Cicerón los menciona en una de sus epístolas. Propúseme reunir cuantos apuntes particularmente memorables lograse cosechar en el curso de mi trato con doctos varones e ingeniosas mujeres de nuestra época, o con gente notable del pueblo y de personas ilustres encontradas durante mis viajes; a todo ello deseaba enlazar bellas sentencias y reflexiones de las obras de los clásicos y los italianos, así como otras galas del espíritu descubiertas en libros, manuscritos y conversaciones; y en seguida el programa de fiestas y representaciones especialmente bellos, la descripción de crímenes raros y casos de delirio".

¿Barthes o Foucault?
Deleuze.

* Escritor y docente universitario en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.  Dirige la Maestría en Estudios Literarios Latinoamericanos en la Universidad Nacional de Tres de Febrero. Tiene a su cargo la cátedra de Literatura del Siglo XX.

domingo, 15 de diciembre de 2013

Dicen que...

Una crìtica posible

Por Mateo Niro para El Litoral.com


“Lecturas de siglo XX. Viaje, límite, umbral”. Laura Isola (ed.). Buenos Aires, ediciones Cabiria, 2013.

Este libro de crítica puede ser leído en dos claves: con una serie de ocho ensayos de académicos de la Universidad de Buenos Aires (incluido un texto introductorio de Daniel Link) sobre libros y autores universales y canónicos del siglo XX; o como un sólido catálogo de modos de abordar críticamente la literatura. Al leer Lecturas de siglo XX, el referente puede ser considerado América de Kafka, los cuentos de Faulkner y Flannery O’Connor, Fuga sin fin de Roth, la poesía de Paul Celan, Bajo el volcán de Lowry o Matadero Cinco de Vonnegut; o, mejor, la crítica como género capaz de producir, cada vez, nuevos significados. Esta compilación evidencia los procesos de producción textual constitutivos del género, desde la selección del corpus en el inmenso mar de obras literarias célebres y laterales, la justificación del recorte, el abordaje eminentemente discursivo, su inscripción (o el trazado) en tradiciones más o menos forjadas, y la puesta en relación con otras obras del mismo de autor y de otros autores literarios y teóricos.

Tradicionalmente, quienes se enfrentan al desafío de la reflexión crítica académica encuentran modelos textuales inscriptos en dos polos extremadamente lejanos: los clásicos estudios de prestigiosos críticos (en Argentina, por ejemplo, por citar a los más contemporáneos, Sarlo, Ludmer, Piglia y el propio Link, entre otros) que pueden hallarse en anaqueles de grandes cadenas de librerías y en las bibliotecas universitarias, por un lado; y los trabajos leves de estudiantes que se derraman en páginas de Internet y que conforman esbozos o simples aproximaciones. Basta, para la ejemplificación de esto, colocar en el buscador cualquier nombre propio de escritor y/o libro. Para ambos casos, la elaboración rigurosa de un texto crítico medido queda lejana: uno por mucho, otro por poco. Este trabajo estos ensayos- viene a salvar esa carencia. Se trata de abordajes críticos de 15 ó 20 páginas ni 200 ni 4- que recorren con suficiencia una obra. Se reconoce solvente pero, a su vez, se muestra alcanzable.

La “lección inaugural”, de Daniel Link, deja huellas de todo esto pero, de alguna manera, morigera las consideraciones. Dice que Lecturas de siglo XX se trata de “un manual de enseñanza no presencial que también puede entenderse como un manojo de cartas de amor”. Pero no es sólo eso: se trata, además, de un manual de manuales de enseñanza, de un secretario de cartas de amor.


sábado, 9 de noviembre de 2013

Dicen que

La ciudad y las voces

por Diego Erlan para Ñ. Revista de cultura

En la instalación sonora "En obra", que formó parte de la exposición Buenos Aires realizada en Proa, se podía apreciar un entremado de voces que iban desde Borges a Mujica Láinez, de Piglia a Cucurto y de Copi a Walsh.

“¿Esto hay que prenderlo?”, dijo la mujer al ingresar a tientas en el baldío que construyeron Daniel Link, Elena Donato, Valentín Díaz y Sebastián Freire para “En obra”, la instalación sonora de la exposición Buenos Aires que el sábado cerró en Proa para darle su lugar a la esculturas hiperrealistas de Ron Mueck que llevaron a 300 mil personas en París. La mujer que ingresó a la sala ya estaba sentada a oscuras y envuelta en un entramado de voces que iban de Borges a Mujica Láinez, de Piglia a Cucurto, de Copi a Walsh.Y entonces, la mujer que había entrado justo en un silencio, cerró los ojos y se dejó caer en el imaginario urbano que trazaban esas voces de escritores argentinos sobre la oscuridad del espacio.
Durante casi dos meses, los hacedores de este “work in progress” (“La ciudad está en obra permanente y la marca más evidente de esa construcción incesante son los baldíos de Buenos Aires”, supieron explicar) invitaron a escritores vivos a grabar en el estudio y, al mismo tiempo, recorrieron los archivos sonoros de la Biblioteca Nacional o del Archivo General de la Nación, para rescatar voces de escritores muertos que hablaran de la ciudad, pero también accedieron a ciertos archivos particulares (Arturo Carrera, por ejemplo, guardaba un casete con la voz de Osvaldo Lamborghini leyendo “La Madre Hogarth”, un poema de 1977) para confeccionar este entramado de voces (respiraciones, susurros, puntuaciones rítmicas o temblorosas) que conforma la instalación.
Algunas voces eran reconocibles (la dicción inconfundible de Cortázar, la parsinomia borgiana, el fraseo lleno de tabaco de Fogwill pidiendo por malos poetas) pero otras, tal vez, nunca habían sido escuchadas (el “cadáveres” como punto y aparte de Perlongher en sourraund, con un golpe rítmico que modifica el espacio o la confesión en francés de Copi sobre su relación con el exilio). “La sola cadencia de las voces, la diferencia de acentos, entonaciones y afectos hubiera bastado para dar cuenta de la ciudad tal y como se nos representa: como una síntesis de heterogéneos, como una síntesis disyuntiva de contradicciones”, explicaron los investigadores, quienes no pretendían construir un canon sino que procuraron dar cuenta del amor y del odio, del mito fundacional y de la fuerza utópica, en suma: “de la contradicción constitutiva y de la guerra de las imágenes que constituyen nuestra ecología urbana”.


miércoles, 28 de agosto de 2013

Dicen que...

Buenos Aires, el amor y el espanto

por Fabián Lebenglik para Página/12


Según los organizadores, la exhibición “se propone reflexionar sobre el concepto de ciudad en el siglo XXI, revisando la noción de urbe que se consolidara en el siglo XX y rescatando a la ciudad actual como espacio para las diversas manifestaciones artísticas. La exhibición toma el concepto de fragmento como vivencia de la ciudad, el cambio permanente, el infinito caos y se organiza en un ir y venir en el tiempo, concentrada en el trabajo de diversos artistas que realizaron su obra con la experiencia de Buenos Aires. Organizada como una gran constelación, como una figura fragmentaria y a la vez unívoca, Buenos Aires reúne un sorprendente abanico de materiales que vuelve sobre los orígenes de la ciudad sin perder de vista el presente”.
El juego más productivo de la muestra es el que va del documento a la ficción, de la hechos a las artes visuales, del rumor ciudadano a la imaginación de sus artistas.
En la sala 3, específicamente dedicada a las artes visuales en relación con los márgenes sociales y la precariedad de la ciudad, se destacan las obras de Liliana Maresca, Sergio Avello, Ana Gallardo y Marcos López.
(...)
La instalación sonora En obra, de Link y otros, consiste en un recinto semicerrado y en penumbra, acústicamente aislado, en el que se escucha una secuencia de lecturas de escritores sobre Buenos Aires: Gabriela Bejerman, Jorge Luis Borges, Gabriela Cabezón Cámara, Arturo Carrera, Copi, Julio Cortázar, Edgardo Cozarinsky, Washington Cucurto, Fogwill, Raúl González Tuñón, Isol, Tamara Kamenszain, Martín Kohan, Leónidas Lamborghini, Osvaldo Lamborghini, Daniel Link, Gabriela Massuh, Sylvia Molloy, María Moreno, Manuel Mujica Lainez, Alan Pauls, Silvina Ocampo, Néstor Perlongher, Ricardo Piglia, Manuel Puig, Ernesto Sabato, Matilde Sánchez, Ariel Schettini, Rafael Spregelburd y Rodolfo Walsh. Como dicen los curadores: “La experiencia de la ciudad se deja leer en las palabras, pero también en las entonaciones, en los énfasis, en el grano y la textura de la voz”.

martes, 27 de agosto de 2013

Dicen que...

Nada para ver, todo para oír

por Alicia de Arteaga para La Nación

La instalación En obra permite entender la ciudad en la voz de escritores inolvidables

En obra es una instalación sonora de 35 minutos editada por Daniel Link, con la colaboración de Elena Donato, Valentín Díaz y Sebastián Freire. Una manera poética y conmovedora de comprender que la ciudad en la que vivimos es la trama de infinitos cruces literarios.
Son, inconfundibles, las voces de Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Copi, "Manucho" Mujica Lainez, Edgardo Cozarinsky, Alan Pauls, Silvina Ocampo, Matilde Sánchez, Ernesto Sabato, Manuel Puig, Rodolfo Fogwill, Raúl González Tuñón y Rodolfo Walsh, entre muchos otros.
Los archivos sonoros proceden de la Audiovideoteca de la Ciudad de Buenos Aires, del Departamento de Cine, Audio y Video del Archivo General de la Nación, de la Biblioteca Nacional y de la colección Arturo Carrera.
Con el desarrollo de En obra, la fundación de la Vuelta de Rocha incorpora la literatura en un modelo expositivo cuyo antecedente es la Literatura oral de Roberto Jacoby, en los sesenta.
El visitante, sentado cómodamente en la sala a media luz, puede escuchar las voces de escritores argentinos de los siglos XX y XXI leyendo textos sobre Buenos Aires, sus calles, su clima, sus habitantes dejando volar la imaginación. Nada para ver, todo para oír. Poetas, novelistas, dramaturgos, en "un work in progress sobre la ciudad", según la definición del curador de esta muestra, Daniel Link.
Organismo vivo y en perpetuo cambio, Buenos Aires nunca está terminada. Archivos sonoros y grabaciones recientes convocan al espectador a una experiencia única que vale la pena. Las sorpresas y delicadezas de esta singular exposición se extienden a la biblioteca y al bistró de Proa, en el corazón de la Vuelta de Rocha.
"Buenos Aires" puede visitarse en la Fundación Proa, Pedro de Mendoza 1929, de martes a domingos, de 11 a 19. Hay visitas guiadas de martes a viernes, a las 17, y sábados y domingos, a las 15 y a las 17.


lunes, 26 de agosto de 2013

Preguntan si...

Los fabulosos relatos de Las mil y una noches según Daniel Link

por Ivana Romero para Tiempo Argentino

Quien tenga deseos de leer sobre genios maléficos, hechizos de amor, aventuras de viaje, ladrones y amantes, que abra este libro. Quien decida asomarse a la historia de todas las historias, pero teme a los libros gordos y llenos de letras chiquitas, puede empezar por acá. Porque en Flores de las mil y una noches encontrará una selección de esos relatos antiguos, venidos de Oriente medio, con los que la princesa Scheherezade encantó al rey Schahriar para salvar su vida. Con textos de Daniel Link, dibujos de Julián Gatto y edición al cuidado de la editorial independiente Planta, esta versión de Las mil y una noches se presenta hoy a las 17 en la Galería Ruby, de Colegiales.
Link dice que sí, que el título del libro evoca a Pier Paolo Passolini, quien en 1974 estrenó Il fiore delle Mille e una notte. Para escribir su versión, leyó algunas traducciones más o menos canónicas y finalmente decidió seguir la edición del poeta y traductor francés Joseph Mardrus (1898-1904) en la versión castellana de Vicente Blasco Ibáñez. "Naturalmente, tuve que llevar los relatos a su mínima expresión con dos condiciones. Por un lado, respetar el sistema de encajamientos propio de Las mil y una noches (una historia dentro de otra, dentro de otra, es decir: Scheherezade cuenta que un pescador contó que había encontrado a un efrit que a la vez le contó... y así sucesivamente). Y por otro, preservar ciertos usos del lenguaje que sirven para separar una jornada de otra”, explica.
“Decidimos con Luciana Delfabro, la editora, no atenernos al canon tradicional de Las mil y una noches que originariamente no incluyen los viajes de Simbad, ni, probablemente, "Alí Babá y los cuarenta ladrones" e incorporar las historias que se relacionan con ese libro milenario e infinito. También nos propusimos que hubiera la mayor variedad de personajes y de relatos posibles: historias amorosas, genios maléficos, monstruos, visires ávidos de poder, y todo lo que constituye el encanto más reconocible del original. Muchas son truculentas pero nos pareció que no debíamos obviarlas porque hacerlo hubiese sido traicionar el espíritu del libro de los libros”, agrega.
Luciana Delfabro creó Planta hace cinco años. El primer libro que publicó fue Éramos tres amigos, relatos para chicos escritos por Héctor Germán Oesterheld. Ese texto, al igual que Las siete puertas de Sara Gallardo; El contador de cuentos, de Saki o Rita viaja al cosmos con Mariano, de Fabián Casas forman parte de la colección Mis autores destinada en especial al público infantil. Flores de las mil y una noches corresponde a la colección Recién ahora pensada para un público de jóvenes y adultos. Sin embargo, advierte la editora, el tema de a qué edad se debe leer qué cosa es, por lo menos, vidrioso: "Los libros tienen que especificar a qué edad van dirigidos por las exigencias del mercado. Pero en qué momento cada persona está en sintonía para leer un libro, es algo muy incierto. Eso es algo que a mí me gusta mucho pensar: los buenos libros que se dicen para chicos son los más universales. Porque pueden ser leídos y disfrutados absolutamente por todos."
Una de las singularidades de los libros de Planta es que los dibujos tienen igual importancia que los textos. Por ejemplo, para ilustrar Traveseando (un rescate de cuentos escritos por Ricardo Zelarayán a comienzos de los ochenta, que no se habían vuelto a editar desde entonces), fue convocada Guillermina Baiguera. Y en vez de dibujos convencionales, trabajó con bordados que ella misma realizó a mano.
En el caso de Flores de las mil y una noches, las ilustraciones estuvieron a cargo de Julián Gatto, graduado en The Cooper Union School of Art de Nueva York (una de las universidades más prestigiosas de Estados Unidos). Este es su primer libro ilustrado y para hacerlo, se inspiró en antiguos maestros persas como Kamal ud-Din Bizhad. "Pude ver muchos originales en algunos museos y realmente me impresionó el nivel de detalle que tienen esos trabajos. Casi toda la tradición pictórica persa que nos llega son ilustraciones para libros porque no tienen 'pintura' en el sentido occidental del término, hasta el siglo XIX. Entonces las escalas del trabajo son siempre bastante chicas y no siempre se pueden apreciar los detalles mínimos", cuenta.
"O sea, al principio ves una escena con unos personajes y de a poco vas notando cómo todo está hecho con el mismo nivel de precisión, desde una cara y los pelos de la ceja en esa cara hasta la hoja de pasto al lado del pie. Es como un dibujo adentro de un dibujo adentro de un dibujo, una estructura que tiene mucho que ver con las historias que ilustré." Gatto trabajó con tramas basadas en hexágonos. A la vez el número seis, explica, tiene una simbología muy fuerte porque representa la cantidad de días que tardó Allâh en hacer el mundo. "Algo que para nosotros tiene un valor más bien decorativo, para los árabes siempre tuvo otro tipo de connotación. Así que no se trata sólo de hacer ilustraciones bellas sino de entender una cosmogonía, una forma de ver y entender el mundo distinta de la occidental."
Dibujante y escritor asumieron los desafíos de versionar un libro extenso, antiquísimo (las historias están ambientadas desde el siglo XI en adelante). Cuando se le pregunta a Link sobre el lector que imaginó, responde: "¿Pensó alguien alguna vez en el lector de Las mil y una noches a medida que el libro se armaba? La única que piensa en la audiencia es Scheherezade, y eso porque su vida depende de su capacidad para narrar y mantener el interés del rey. Luego, el libro es para niños... grandes, diría; que pueden leer solos y dejar volar su imaginación sin riesgo, capaces de buscar en un diccionario las palabras que no entienden y las costumbres desconocidas ¿iba yo a escribir 'Dios' allí donde el libro escribe 'Allâh', o 'David' donde se lee 'Daud'?"
"No me gusta la literatura que les devuelve a los chicos lo mismo que encuentran en su vida cotidiana. O sea: pienso, como lectores ideales de Las mil y una noches (mi versión o el libro entero), en chicos para quienes la lectura es una fuga o un rapto", dice el escritor.
Finalmente, como quien revela un secreto antes de que el alba selle sus labios hasta la noche siguiente, agrega: "No hace falta que diga más: pienso en mí mismo, como lector". 


domingo, 25 de agosto de 2013

Preguntan si...

Cable Agencia Telam

(...)
Por último, el espectador “podrá construir sus propias imágenes” -detalla Rabossi- en una “instalación sonora”, un espacio acustizado -con puff para sentarse- que enhebra las voces de escritores de todos los tiempos a través de textos que se sumergen en la ciudad: pequeños fragmentos de libros, algunos grabados especialmente para esta muestra, otros conseguidos en la Audiovideoteca de la ciudad de Buenos Aires (entre otros archivos).

El proyecto -a cargo del escritor Daniel Link- navega sonoramente entre las voces de Jorge Luis Borges y la fundación de Buenos Aires, el ritmo arrastrado en los versos de Osvaldo Lamborghini, la paranoia controlada de Manuel Puig, el susurro de Edgardo Cozarinsky, el grito de Rafael Spregelburd, entre muchos otros, en palabras de Link.

La selección de voces de escritores argentinos del siglo XX y XXI fue realizada por Daniel Link, Valentín Díaz, Elena Donato y Sebastián Freire.



Dicen que...

Dejarse contar la ciudad

por Julia Villaro para Clarín

Puede ser que una imagen valga más que mil palabras. Pero esos minutos en los que el espectador abre sus oídos y se deja arrullar por las diferentes voces de los 30 escritores argentinos que participan de En obra, son preciosos. “La voz es el lugar donde el lenguaje y el cuerpo se tocan”, explica Daniel Link, curador (junto a Elena Donato, Valentín Díaz y Sebastián Freire) de la instalación sonora con la que culmina, sutil broche de oro, la muestra Buenos Aires. Se trata de la primera vez que en Fundación Proa se incorpora a la literatura como parte sistemática de una de sus muestras.
“Moscas”, “virgen”, “plazas”, “noche”, “sombra”, “pena”, “conventillos” “inocentes”, “canallas”, son algunas de las palabras que se apropian de Buenos Aires. La Ciudad se vuelve así un caleidoscopio sonoro en el que rebotan las voces diáfanas, sensuales de tan cercanas, de Borges, Cortázar, Manuel Puig, Silvina Ocampo, Washinton Cucurto, Alan Pauls, Rodolfo Walsh, y Raúl González Tuñón, entre otros.
Espacialmente la instalación evoca a un terreno baldío. Suerte de vacío que interrumpe el desarrollo contemporáneo de las ciudades -basado en torres cada vez más altas- el baldío es un fenómeno atípico en las grandes urbes, una huella distintiva de Buenos Aires. Vacías son todas esas imágenes que los textos evocan, dice Link, pero vacía es, también, la condición de existencia de todas las voces.

lunes, 22 de julio de 2013

Preguntan si....

Daniel Link might object to the label, but he is indeed a public intellectual of the most traditional sorts. His public interventions are scattered across a variety of mediums, from novels to literary criticism, blogs and weekly newspaper columns, and though diffuse they form a net that Link casts about to capture the elusive nature of the “contemporary”.
By turns authoritative and provocative, highly erudite and risqué, Link manages to bridge the divide between institutional respect as chair of 20th Century Literature at the University of Buenos Aires (UBA) and champion for the young, the marginal, and iconoclastic. Amid his frenetic schedule of conferences, teaching, and writing, Link was kind enough to speak with Argentina Independent about contemporary Argentine literature, the creative uses of obsolete technology, and how “good literature” is passé.

Entrevista de Nicolas Allen para The Argentina Independent

You’re currently director of the program Estudios Literarios Latinoamericanos in the UNTREF (Universidad Nacional Tres de Febrero). How are you thinking these days about “Latin American literature”, particularly contemporary Latin American literature. Is there something about the present moment that led you to establish the program?

In the last few years I’ve been thinking more and more obsessively about the “Latin America issue” and in my last book of essays, Fantasmas, I outlined the coordinates for that obsession (which included, like the stories of Borges or the Name of the Rose, a “missing book”). The last section of ‘Fantasmas’ (‘Ghosts’) is a probing interrogation of that issue that coincides, I feel, with the turn-of-the-century, and, therefore, with a paradigm change from the Cuban dilemma to the Bolivarian trilemma [ed. The interviewee is here referring to a shift away from dualisms typical of the 20th century, i.e. liberation vs dependence; civilisation vs barbarism, etc., to a more contemporary regional and multi-polar vision of the world].
It seems to me that the experience of Chavismo in Venezuela (independent of the opinion one might form about that government) has obligated us to think about Latin America along new lines, or along lines that were already there, but had not been sufficiently examined, like MERCOSUR, whose fundamental milestone was the expansionary model of Alfonsin’s Republic.
Then, there are always the relations of friendship and fascination (in my case, for Brazil, Mexico, and the Andean cultures). Not so much a question of identification – I have nothing in common with those traditions – as one of desire. Why am I drawn to that which I am not?

La entrevista completa puede leerse acá.



martes, 14 de mayo de 2013

Dicen que...

Perspectiva latinoamericana

por Hugo Beccacece para La Nación

"Cerca pero lejos" era el tema de la charla que inauguró el ciclo "Diálogos de escritores latinoamericanos" en la Feria del Libro. Daniel Link, el moderador, combatía el calor (¿hacía tanto calor?) abanico blanco en mano, manejado con notable sentido teatral. Coordinó el debate con mucha soltura y gracia.