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sábado, 21 de diciembre de 2019

La plenitud de la luz: Solsticio de Verano/Litha


                                

¿Qué Simboliza el Solsticio de Verano?

El Sol se ha levantado en todo su esplendor, el dios ha recuperado su fuerza apartando la oscuridad por un tiempo, junto con la diosa, plena y fértil. Es hora de mirar con ojos frescos la vida, jugando, danzando y riendo. La renovación es la esencia en este día, el más largo del año, con toda la apertura solar, dinámica y purificadora de Litha o Solsticio de Verano. 

¿Con qué conectamos?

 El Sol, el Fuego y la Luz



El Sol es el centro de la existencia, portador de la luz con la vibración más alta, energizante y pura. Representa al dios padre, el sagrado masculino dentro de la creación. El fuego es la vitalidad, la transformación, la fuerza creativa y renovadora. Es impulso de vida. 
Este es el fin y el inicio de un ciclo, es la Natividad del Sol, ideal para conectar con dioses Solares como Amaterasu, diosa del sintonísmo Japonés, Ra, dios del panteón Egipcio, Helios, dios del panteón Griego, El dios Inti y su esposa Mama Quilla de la cultura Inca. Dioses del fuego como Prometeo y Hefestos del panteón Griego,  Hestia/Vesta de la cultura Grecoromana, Brigit de los celtas, Agni dios hindú y Quetzacóatl, dios Mesoamericano.

El agua y el mundo de las emociones



Otro de los elementos purificantes para esta fecha es el agua, representación del flujo de vida, del dejar ir, del liberar y limpiar, del romper patrones gracias a los deshielos producidos por el calor.. Simboliza el misterio del mundo femenino, del insconsciente, las emociones y la expresión. Afrodita/Venus, del pateón Grecoromano, Yemanjá deidad Orixá o Nimue, la dama del lago en la tradición de Avalon, son deidades con las que podemos conectar para destrabar bloqueos psicoemocionales, llevar claridad a las profundidades de nuestro ser,  aprender a expresarnos y comunicar de forma más amorosa, y desprendernos de aquello que ya no nos es útil para purificarnos y revitalizarnos.


El mundo natural y correspondencias:


Elementales: Ideal para conectar con nuestro entorno en cuanto a nuestras relaciones afectivas, pero también en cuanto a relaciones espirituales y energéticas, como con elementales, tales como las hadas. Limpiar y hermosear tu jardín, ofrendar objetos naturales o biodegradables, meditar en un espacio abierto, son algunas opciones simples.

Mienerales: Tiempo para purificar y recargar piedras para usos magicos y/o terapéuticos, recomendadas todas las piedras amarillas y doradas, marrones, rojas y naranjas, verdes, blancas y azules; Citrino, Pirita, Cuarzo Ahumado, Ámbar, Ojo de tigre, Coral, Granate, Cornalina, Jaspe, cuarzo blanco y lapizlázuli, por nombrar algunas.
Flores: Para decorar u ofrendar, manzanilla, girasoles, margaritas, jazmín, tulipanes y rosas.
Aromas: Frutales, cítricos y dulces para ambientar, inspirar y ofrendar; mandarina, naranja, limón, lavanda, almizcle, rosa, menta o con el que resuenes.


Actividad: Lo más simple es ir a la playa porque tienes los dos elementos principales que son la luz del sol y el agua del mar. Puedes escribir en la arena algo que quieras soltar en tu vida y observar cómo las olas lo borran. Luego bañarte en el mar pidiendo sanación y purificación. Puedes también bañarte con sal marina con el mismo objetivo en tu casa, luego tomar algún jugo natural de frutas. Escribir en un papel algo que deseas liberar y quemarlo en una vela. 



¡Feliz Solsticio de verano, feliz Litha para el hemisferio sur!

miércoles, 27 de febrero de 2019

Aprendizaje estival



Quisiera enamorarme del Verano, hablar tierna y felizmente de su oleaje caluroso, que te envuelve de forma tempestiva. Decir, sin lugar a dudas y sin quejas, que se trata del fuego de mi amante manifestado en la naturaleza misma. Que los intensos rayos del Sol y su implacable luz, es un mensaje universal para apartar, así sea momentáneamente, las sombras del mundo.
...Pero no puedo negar, que la languidez hace de su presa a mi cuerpo, que el tiempo se mueve con lentitud dentro de mí, cuando todo a mi alrededor tiene un toque algo frenético. Es como si caminase al revés, contra toda la gente; es como si el despertar natural de la estación no funcionara del todo conmigo. ¡Es que parezco de otro mundo!, o al menos, de otro polo.
Extraño las noches largas y frías, el fuego abrasador de mi chimenea imaginaria y los paseos al atardecer a orillas del mar, cuando toda la playa me pertenece.

El Verano se me hace un reto de sobrevivencia cada año, pero también, admito, que es una lección muy importante sobre valorar el presente para mí, con todas las bondades que trae. Me enseña a apreciar las mañanas luminosas, los breves baños de Sol energizantes que me permito tener y, lo agradable que es contemplar la Luna por horas durante la noche, sin abrigo ni riesgo de resfríos. 
Es gratificante ver a los míos motivados, realizando planes y compartiendo alegres. Y me dejo contagiar por esa alegría, al tiempo que también la expando y multiplico. Es por ello, que intento involucrarme positivamente con este Verano, como si fuese un amigo con el que intento reconciliarme, abriendo los ojos ante sus características y regalos únicos, que más nadie puede ofrecerme.