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martes, 7 de junio de 2016

LA ESFOYAZA


El termino esfoyaza se utiliza en Asturias para denominar dos acciones diferentes pero relacionadas entre sí. Por un lado esfoyaza es la acción de deshojar la panoya (mazorca) de maíz, por otro es la reunión de vecinos o familiares para realizar dicha tarea además de enriestrar les panoyes.


Dependiendo de la zona tambien se denomina esbilla, esfuecha, esfueya, esfoyeta, ... El trabajo de esfoyar y enriestrar es largo y laborioso, por ello en la casería asturiana se daban cita los familiares y vecinos con el fin de realizar el trabajo de forma más cómoda y rápida.


Hoy se realizaba la esfoyaza en una casa y mañana en otra, todas las manos eran buenas para la tarea, los niños y las mujeres esfoyaban les panoyes, mientras los hombres solían encargarse de enriestrarlas y transportarlas al hórreo. Como el resto de las tareas compartidas en el ámbito rural, la reunión acababa en una merienda, garulla.


Todo ello suponía un acontecimiento social que era aprovechado por los niños para el juego, por mozos y mozas para cortejar y por todos los participantes para relatar cuentos o cantar.


 FUENTE VISITADA. perso.wanadoo.es/e/pelayosantianes/tercero/fiestas/esfoyaza/esfoyaza.htm

miércoles, 18 de noviembre de 2015

NUESTROS GIGANTES (Hórreos y paneras)


Es, sin lugar a duda, el hórreo la obra más perfecta y representativa de la arquitectura tradicional asturiana y, a la vez, la construcción que mejor distingue y embellece “les caseríes” y los pueblos en los que ocupa los mejores solares.


El hórreo tiene planta cuadrangular, normalmente cuatro pegollos (pilares) y el techo piramidal con cuatro aguas rematadas en punta; la panera, por el contrario, tiene planta rectangular, seis o más pegollos y el techo a cuatro aguas con una viga cumbrera cuya longitud es la diferencia entre el lado más largo y el más corto del rectángulo; la introducción de la panera, en el s. XVII, responde a la necesidad de secar y almacenar el maíz, el nuevo producto traído de América.


Su aislamiento del suelo y su buena ventilación lo hacen ideal para guardar la erga, la escanda, el maíz, la fariña, les fabes, patates, mazanes, ablanes, castañes, el samartín, aperos de labranza, ropa, etc. Pero también sirvió de habitación, cuando la familia tenía pocos recursos y muchos hijos, o cuando una pareja estaba recién casada y sin casa.


 El solorro, un espacio abierto y protegido de la lluvia y el sol, sirve de cobijo para todos los aperos de labranza: carros, llabiegos, carreñes, etc. y de taller para el madreñeru, el cesteru, el ajolateru o el aficionado a la carpintería; se utiliza como era para mayar y rabilar la erga y como lugar para matar el gochu o cualquier otro animal, pero, además, cumple con otras funciones que lo convierten en verdadero «foro» o plaza mayor delPueblo.

Efectivamente, determinados solorros eran lugares de fila, de charla al anochecer o en los días de lluvias; eran sedes de les xuntes, los conceyos abiertos (El Solorro la Xunta) que se hacen en los pueblos para decidir cuestiones comunes: sestaferies, veceríes, venta de bienes comunes, etc.; eran salones de baile los domingos, los días de fiestas y los días de boda; eran lugares de juego para los niños e incluso escuelas, como atestigua E. García Jove.

 LA CASERÍA ASTURIANA
- Vicente Rodrígez Hevia -

martes, 2 de diciembre de 2014

USOS DEL PALO, GARROTE, TRANCA EN ASTURIAS


En el auto dado el 5 de julio de 1748, por D. Juan Antonio de Argüelles Meres, Juez Primero y Alcalde Ordinario por el Estado Noble del concejo de Siero se decreta: “Que ninguno traiga armas prohibidas por leyes y premáticas de estos Reinos, y que tampoco traigan así dichos vecinos como los moços solteros palos de acebo ni de otra madera gruesos ni ñudosos, y los que quisieran traer sean lisos y largos quasi bara y media, pena de prisión y de quinientos mrs.”


Es un complemento indispensable en los hombres. Puede estar adornado con dibujos o grabados y también con refuerzos metálicos. Las maderas que se solían utilizar eran las de acebo o avellano. En las tareas cotidianas los ganaderos y campesinos utilizaban el palo para encaminar a los animales a los que cuidaban, pero también y debido a la orografía este complemento era utilizado para apoyo y salto en caso de pendientes muy pronunciadas, dándose el paralelismo con la utilización en la isla de la Gomera de la “jastia”.


En las romerías o fiestas, y debido a las disputas que se generaban, también era utilizado como elemento de lucha. Así queda reflejado en manifestaciones iconográficas. Para Romulada Martín-Ayuso, el palo completaba la indumentaria del aldeano:
“...un hermoso garrote, la tranca, tallado con artísticos dibujos y claveteado en el extremo superior con clavos dorados. Llevaba algunas veces un cordón con borlas, regalo de la moza. Otras veces usaban, en vez de garrote, el verdascu, flexible palo de avellano, terminado en una ramita a manera de látigo. Estos palos se veían imprescindiblemente en las romerías y eran las armas que empleaban en la consabida pelea, término de todas ellas”.


 Fuente visitada.www.unioviedo.es

viernes, 3 de mayo de 2013

EL I I DE NOVIEMBRE - SAN MARTÍN.


NOREÑA

La matanza del cerdo o gochu por estos lares, es la ceremonia gastronómica por excelencia del otoño e invierno asturiano. “Del cerdo se aprovecha todo, hasta los andares” y de esta manera ha sido popularmente alimento en la dieta diaria de los asturianos y referente en la cultura tradicional de Asturias.


El 11 de noviembre, San Martin, marca el inicio de una de las tradiciones más arraigadas en la cultura rural asturiana y que se extiende hasta finales de febrero. Concebida como forma de supervivencia para las familias que vivían todo el año de los productos derivados de la matanza, en la actualidad se ha convertido en una fiesta popular y motivo de reunión de familias y vecinos.

La matanza del cerdo en Asturias se guía por un estricto protocolo en el que, unas semanas antes, comienza a cebarse al gochu con castañas hasta el día anterior del sacrificio, en el que se le deja en ayunas para que sus tripas estén lo más limpias posible; el día de la matanza es un día de fiesta y celebración. Esta artesanal costumbre popular nos proporciona no solo su carne, si no tesoros de la gastronomía española como el jamón y los ibéricos, la morcilla, el tocino, el chorizo o el lomo… De hecho, como bien dice el refrán:


“del cerdo hasta el rabo es bueno” 

Entre los embutidos típicos del Principado encontramos las negras morcillas, de aspecto seco y arrugado, los chorizos, ingrediente indispensable en platos de cuchara como el pote y la fabada o en los típicos bollos preñaos y boroñas.

Si recorremos Asturias encontramos algunas variantes de la morcilla como en el concejo de Noreña, donde ocupa un merecido lugar la chacina ahumada; en las cuencas mineras la moscanina fresca; en el entorno de Candás y Luanco la tradicional fariñona, morcilla un poco más ancha a la que se le añade huevo crudo, harina de maíz y orégano; en la zona de Llanes las bollas, cocidas dentro del potaje o fritas y, en los concejos de Ribadesella y Cangas de Onís, el emberzau, envueltas en hojas de berza y hervidas después.


En el municipio de Siero es típica la lengua embuchá y en el Oriente, el pantruque en Llanes o pantrucu en Cangas de Onís y Arriondas, más conocido como picadillo, cuya masa esta compuesta por tocino y cebolla picados, huevo batido, harina de maíz, pimentón, ajo y perejil.

En las comarcas del interior del occidente asturiano, se elabora el chosco, el embutido más típico de estas zonas que en 2006 pasó a ser el primer embutido de Asturias que obtuvo una Indicación Geográfica Protegida (IGP) reconocida por la Unión Europea. Para su degustación, es cita ineludible el “Festival del Chosco” en el campo de San Roque, en Tineo.


A lo largo del principado podemos encontrar en estas fechas, diferentes festivales y jornadas gastronómicas en los que rendir un sincero homenaje a este espléndido animal, muchas veces olvidado, y degustar tan tradicionales y exquisitos embutidos.


Fuente visitada. www.lallosina.com

miércoles, 30 de enero de 2013

DEPORTE RURAL ASTURIANO


En Asturias se otorga la categoría de deporte a aquellos trabajos cotidianos del mundo rural que han sido reorientados bajo una buena dosis de rivalidad y competitividad. Para salir victorioso no basta con dominar la técnica, se precisa fuerza bruta y mucha resistencia física. Pruebas sólo al alcance de hombres forzudos, curtidos en las labores más duras del campo y de los bosques.

A lo largo de toda la geografía asturiana no es difícil presenciar alguna de estas exhibiciones en las que se miden distintos equipos que representan a sus municipios o localidades.

Competiciones del deporte asturiano.
La carrera de lecheres es otra prueba que no suele faltar. En ella se imita la resistencia de los ganaderos que antiguamente cargaban con las lecheras de 35 litros. Hoy en día, en las competiciones, las lecheras se han sustituido por unos cilindros de hierro macizo con asas de aproximadamente ese peso. La prueba consiste en recorrer con ellas la mayor distancia posible en un tiempo determinado sin apoyarlas en el suelo. En ocasiones es mayor el peso de las lecheras que el de los participantes: una prueba extremadamente dura.

Tiru de cuerda: dos equipos de entre 6 y 8 jugadores cada uno se sujetan con fuerza a una cuerda. En ella se han colocado tres cintas. La del medio indica la mitad de la cuerda, y al empezar tiene que coincidir con una marca en el suelo. El equipo ganador será el que haga pasar la cinta más cercana al otro equipo por la marca del suelo.

Tiru al palu, consiste en tirar de un palo situándose los dos contrincantes sentados en el suelo uno frente al otro y con las plantas de los pies apoyadas en una tabla. Gana el tirador que logra poner en pie al contrario.

Levantamiento yunque, consistente en levantar un yunque de 18 kilogramos de peso, golpeando abajo en una plataforma colocada a 20 centímetros del suelo y arriba en una chapa colocada a 30 centímetros por encima de la cabeza. Se puede realizar un número determinado de alzadas en el menor tiempo posible o en un tiempo determinado el mayor número de alzadas.

Carrera madreñes: deporte rural que consiste en completar un recorrido hasta alcanzar la meta corriendo; con la particularidad del calzado que emplea el deportista: madreñes, icono de la ruralidad asturiana.

Cucaña: un juego de locomoción en el que se prueba la destreza en la trepa. El juego consiste en trepar por el tronco hasta la cúpula del mismo, que se adorna con motivos festivos entre los que cuelgan los premios. Estos galardones varían según la costumbre local. Botellas de licor, jamones, chorizos o dinero en metálico. La trepa del deportista se ve dificultada debido a las sustancias deslizantes que, en la mayoría de los casos, se aplican a la superficie del tronco, como jabón o sebo.

En estas muestras de deporte no suele faltar tampoco una de las actividades agrícolas por excelencia en Asturias, al menos la más importante del verano en cuanto a intensidad y número de participantes: la recogida de la hierba. Un laborioso trabajo que incluye la técnica del afilado de la guadaña, la propia siega y la manipulación de los pesados fardos.

 No faltan modalidades en las que los animales tienen un papel fundamental. Los caballos, por ejemplo, son los protagonistas de pruebas como las carreras de cintas, el arrastre de peso y la doma en el caso de los asturcones. Los gües (bueyes) también son protagonistas de las pruebas de arrastre de peso.

Entre este repaso de las especialidades deportivas más autóctonas, no pueden faltar los bolos, en sus diferentes modalidades: cuatreada, batiente, palma (o birle), celta (o de Tineo), etc.

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En 1991 se fundó el equipo de deporte rural "Seis Conceyos" con el objeto de recuperar una serie de disciplinas que estaban a punto de extinguirse. Esta fecha marca el inicio del deporte rural como competición en plazas de pueblos, villas y ciudades de toda Asturias.
Una popularidad que se refrenda en el año 2000, cuando se funda la Federación de Deportes Tradicionales de Asturias.

 Actualmente esta institución salvaguarda la esencia del deporte astur organizando certámenes, registrando a los deportistas federados y promoviendo las virtudes de este deporte entre los más pequeños. También se encarga de marcar y perfilar las reglas de juego y las especialidades propiamente asturianas. El Principado presume de salvaguardar una modalidad de deporte que en España encabezan los vascos y en el mundo los neozelandeses.


Fuente visitada. desdeasturias.com

jueves, 3 de mayo de 2012

LOS BARES-TIENDA ASTURIANOS


Los Bares-tienda es un negocio típico de Asturias que aúna en un solo local las características de un bar y de una tienda de ultramarinos convencional, un estanco, etc. Este tipo de establecimientos, ahora en vías de extinción, ha sido uno de los comercios más representativos de toda la Asturias rural, existiendo aún más de trescientos bares-tienda repartidos por todo el Principado de Asturias. Sin embargo la desaparición de estos negocios se eleva a un 10% del total cada año. Muchos de ellos se verán obligados a cerrar sus puertas en los próximos diez años, debido a la elevada edad de sus propietarios, (en algunos casos han sobrepasado el límite de la jubilación). Los continuadores de estos negocios, más jóvenes, suelen cambiar la directriz del negocio, bien porque no es rentable, bien porque se inician en nuevas activiaddaes como las hospederías rurales.

 

lunes, 2 de abril de 2012

LA RELIGIOSIDAD POPULAR


Las comunidades rurales de Asturias, como sucede en casi todas las sociedades rurales de orden cíclico, eran profundamente religiosas, de manera que su cultura estaba mediatizada por ritos de signo muy diverso. El desamparo en el que se encontraban, tanto la gente como sus animales y cosechas, los temores infundados y transmitidos de generación en generación, la labor de los clérigos, la escasa información y el aislamiento, el subdesarrollo económico y tecnológico, serían algunas de las razones que fomentaban y alimentaban la religiosidad y los ritos populares. En las sociedades rurales tradicionales había tres espacios en los que aparecía lo religioso. En el económico en forma de rogativas, conjuros, bendiciones. Desde que la planta brotaba de la tierra, la religión la acompañaba. Era la religión instrumental. En el social con las cofradías, las fiestas. La religión acompañaba el ritmo individual o familiar. Era la religión purificadora. En el espacial creando lugares liminares entre lo profano y lo sagrado. Desde la primavera hasta principios del otoño, y también en multitud de ocasiones menores en las que estaban en juego intereses económicos de la familia. Todas estas expresiones rituales y religiosas podrían clasificarse en tres grupos: rogativas, ofrendas y conjuros. De cualquier manera, parece que existía un denominador común en todos ellos, los ritos trataban de ayudar a la naturaleza y a los productos naturales a que cumpliesen su cometido.

A lo largo del año, se solían celebrar algunas rogativas para recordar al cielo su obligación de germinar las plantas y llevar a buen término las cosechas. Estas rogativas eran ritos de carácter religioso, presididos por el sacerdote, y consistían en el canto, o simplemente las letanías de todos los santos. Se celebraban en el interior del templo y también en el exterior a través de los campos. Cuando se hacía en el exterior, salía el sacerdote revestido, tres monaguillos y detrás todos los asistentes. Las rogativas más comunes eran las que imploraban la lluvia. La comitiva se detenía de vez en cuando y el sacerdote asperjaba los campos con el hisopo, un gesto de magia simpática, pues parecía imitar a la lluvia que debía caer sobre la tierra.

Por otra parte, a lo largo del año también, coincidiendo con determinadas épocas-fiesta en honor de un santo, recogida de cosechas, época de siembra-, las casas de Asturias solían hacer a los santos de su devoción-San Antonio, Santa Rita, la Virgen, San Isidro-ofrendas de productos valiosos-lacones, morcillas, pollos, pan, “panoyas” de maíz y hasta riestras, mantecas-, significando o rogando así que el santo protegiese al animal o llevase a buen término el producto del que procedía la ofrenda-la vaca, el cerdo, las gallinas, el trigo, la escanda, el maíz-El simbolismo de la ofrenda era bien claro: le damos una parte al cielo para que nos proteja el todo.

Finalmente, a lo largo también del ciclo anual, la casa, a través del sacerdote, realizaban gran número de conjuros a los santos o ritos para la protección de sus bienes. Estos conjuros combinaban diferentes elementos: la palabra y el gesto con sustancias naturales enculturizadas. Así, en abril el ama iba a las tierras de pan y pronunciaba algunas fórmulas, mientras esparcía agua bendita.


(“Salí, sapus ya mundicia, qu´ahí vus vei l´agua bendita
Salí sapus ya toupus pa las tierras de lus outros
Marcha ratu, marcha ratu, ya toda la comisión
Qu´aquí vus traigo l´agua del Sábado de Pasión")


Clavando un ramo de laurel en la tierra, todo ello bendecido el día de Ramos, el Sábado Santo. Con ello trataba de defender al fruto de las tormentas y de las pestes. Esto mismo hacía también en las cuadras para defender a los animales domésticos de cualquier mal. Cuando había tormenta, el ama de casa quemaba ramos de laurel bendito en el fuego doméstico para ahuyentar el rayo y sacaba la “pala´l pan y el traedor” a la puerta de casa para evitar las riadas y el pedrisco que podían dañar la cosecha del pan. Cuando una mujer amasaba, además de la preparación casi ritual a que se sometía, en los momentos claves del proceso-usaba conjuros para conseguir una hornada abundante de buen pan, tales como cruces y oraciones. Igualmente sucedía cuando se preparaba la carne de la matanza. Asimismo, cuando se sembraba una cosecha, la persona que lo hacía, casi siempre el amo o el ama, se santiguaba y rogaba a los santos y a las ánimas que protegiesen y velasen la cosecha. Del mismo modo, en muchas zonas de Asturias se pintaban o grababan cruces en las puertas de las casas para defender a sus moradores de las brujas. Finalmente, cuando las vacas pasaban por un trance importante, como era el parto, se imploraba y se hacían promesas al santo protector para que “veniese pur bien” (pariese bien). Del mismo modo, cuando iban para los puertos, los vaqueiros de alzada realizaban ritos y colocaban objetos o amuletos al cuello en sus mejores animales para protegerlos.

Todo este patrimonio cultural que configura la casa tradicional asturiana, creado y perpetuado por ella misma, y que constituye la esencia más genuina de la identidad cultural de nuestra región, se encuentra en grave peligro, desde hace algunas décadas.

Fuente visitada:
La casa Asturiana: Una Estructura Económico Social - Adolfo García Martínez.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

LES PAXARINES DE SAN MATEO


desde las diez de la mañana y hasta finalizar la misa mayor de San Mateo, la tradicional venta de les paxarines, las figuras de pan que, según cuenta la tradición, se inspiraron, hace ya unos trescientos años, en las pequeñas figuras halladas junto a la imagen de San Mateo. Y se vendieron volando, más de medio millar, al menos, lo que se vendió durante el día grande de las fiestas.
Unas figuras consideradas de la suerte, que antes se utilizaban como amuletos que se colocaban en las ventanas para proteger a las casas de las tormentas.

(“El día de San Mateo, una de las visitas de los ovetenses es al atrio de la Catedral para adquirir ‘paxarines’, elaboradas por la familia Cartón y llevárselas a casa no preocupados por el hecho de que sean amuletos o talismanes.
Son eso, ‘paxarines’ de San Mateo, y es suficiente para satisfacer una ceremonia/ritual: sustituir les ‘paxarines’ del año anterior por las recién nacidas y mantener viva la tradición porque los nuevos tiempos no están huérfanos de peligros y les ‘paxarines’ en días de tempestad alejan las centellas de casa”)

La familia Cartón utiliza desde hace varias generaciones: harina de pan bañada en azafrán y luego se cubre con una capa de huevo tras amasarla. Finalmente se mete al horno. No hay más secreto. La forma de estas figuras no cambiaron mucho en los últimos años: el Mateín, el perro y las cestas. A partir del año 2000 se les puso una cinta de color azul, que es el de la bandera de Oviedo. La tradición continúa.

El premio Paxarina de oro fue creado en el año 2001 para distinguir a las personas, instituciones y entidades que se hubiesen distinguido por su "espíritu carbayón y su defensa de los valores espirituales y materiales que identifican y caracterizan nuestra ciudad".

martes, 16 de agosto de 2011

GASTRONOMÍA ASTURIANA POR CONCEJOS


TAPIA DE CASARIEGO:
La gastronomía del concejo de Tapia de Casariego se caracteriza por sus excelentes pescados y mariscos, que pueden presentarse en multitud de platos, entre los que destacan las especialidades como la empanada de congrio, la merluza a la sidra, fabas con almejas y pixín o con marisco, bonito en rollo o a la plancha, calamares en su tinta… El pote y los embutidos, en especial los de elaboración casera como los de La Roda , tampoco faltan entre la gastronomía del concejo, y entre los postres destacan las tartas de manzana, las empanadas, el arroz con leche los fereixolos (frixuelos) y el requesón .

TARAMUNDI:
Uno de los platos típicos del concejo es el caldo que lleva compango, «fabes», patatas, grelos y berzas. También hay que destacar la carne de cerdo y la de ternera, el pan, la miel, los quesos (elaborados artesanalmente con leche de vaca y cabra) y su postre clásico: las «filloas» o frisuelos.

NAVA:
Además de los platos típicamente conocidos como son la fabada, el queso o la sidra, la cocina de Nava se caracteriza por los embutidos caseros, los pescados y carnes a la sidra o el filete al queso. La sidra es de gran calidad y la bebida más importante en este concejo.

COLUNGA:
En el concejo de Colunga pueden degustarse los platos típicos de la cocina tradicional asturiana, destacando les fabes. Éstas se preparan con pescados y mariscos, con jabalí, etc… Los platos de pescado son de gran calidad, destacando el rape “pixín”, la merluza, el besugo, la lubina, los mariscos del Cantábrico y las anchoas que se preparan artesanalmente. También destaca la manzana de Colunga, con la que se elaboran postres como la compota, la tarta de manzana o la mermelada.

CASTROPOL:
La gastronomía del concejo de Castropol está basada en los embutidos, carnes, y los productos de la huerta y la ría del Eo, como ostras, almejas, navajas… Destacan así platos como las fabas con almejas, paellas de marisco, la merluza en cazuela o con patatas… y las empanadas de almejas, de rapela o de aguillolos.

LLANES:
En el concejo de Llanes puede disfrutarse de una rica y variada gastronomía, entre la que destacan los mariscos y los pescados a la plancha o al horno, como son el xáragu, besugo y lubina de las costas del Cantábrico. Destaca también la tradicional fabada, les fabes con almejes y las verdinas (una variedad de faba). Y los tortos y el pantruque. Entre las carnes el cabrito y el lechazo al horno. En el apartado de los postres pueden degustarse los típicos de la región, como son los frixuelos, casadielles y el arroz con leche, y los quesos artesanos elaborados en el concejo, entre los que destacan: Porrúa, Vidiago, Carriles y ahumado de Pría.

MORCÍN:
En el concejo de Morcín, además de poder degustarse los platos típicos de la cocina tradicional asturiana, como la fabada y el pote de berzas, destaca el pote de nabos. También es de gran importancia en el concejo el queso de afuega´l pitu, en sus variedades roja y blanca, de elaboración artesanal.
En el apartado de los postres, gozan de gran fama las casadiellas.

SAN MARTÍN DE OSCOS:
La gastronomía de San Martín de Oscos es fuerte, recia y sabrosa. Destaca el caldo (compuesto de verduras, fabes y compango), el lacón con cachelos (patatas cocidas), la carne roxa y los roxoes (grasa de cerdo cocinada durante largo tiempo). En el capítulo de postres es tradicional el arroz con leche así como los freíoslos en carnaval y la miel.

CANGAS DE ONÍS:
La cocina canguesa está influenciada desde siempre por los productos tradicionales que se obtienen del núcleo productivo por excelencia: “la casería”, de aquí salen los productos naturales que son la base de los platos típicos de la región: les fabes, el maíz, patatas, las carnes de la cabaña ganadera (vacas, corderos, cerdos). Y de los ríos truchas, salmones o anguilas.
Encontramos en Cangas de Onís platos típicos como la fabada, el pote asturiano, arbeyos con jamón, los probes:relleno de morcilla sin embutir, amasado con harina de maíz y envuelto con hoja de berza y cocido, y el boronchu preñau.
Destaca también el Queso Gamonedo, de elaboración artesanal compartida con el concejo vecino de Onís a base de leche de vaca, oveja y cabra cuyo proceso de maduración tiene lugar, en parte, en cuevas naturales.
Entre los postres encontramos el arroz con leche, el helado Peña Santa y los excelentes pasteles y empanadas.

RIBADESELLA:
En el concejo de Ribadesella pueden degustarse multitud de platos basados en los productos de la huerta, mariscos y pescados como el pixín, la merluza, lubina, bonito, pulpo de pedreru y salmón del Sella. Una especialidad gastronómica de la zona es el pantrucu, embutido a base de sangre, cebolla y harina de maíz envuelto en una hoja de berza. No falta en el concejo la sidra ni los quesos de la zona.

ALLER:
El entrante más antiguo es el pote de berzas y son famosos los embutidos, picadillos y otros derivados de la carne de cerdo. Las roxas de vacuno son excelentes y el ovino y caprino proporcionan ricos guisos de cordero a la estaca, lechazo al horno y cabrito con patatas. Son destacables también las carnes de caza.
En la repostería destacan les casadielles, frixuelos, borrachinos, la cuayá, el quesu podre y sobre todo el panchón que se hace con harina de escanda.

CASO:
Destaca en el concejo de Caso el Queso Casín, la miel y los “Suspiros del Nalón”, y los almendrados, botones, polvorones y casadiellas.

IBIAS:
La gastronomía del concejo de Ibias está basada fundamentalmente en los productos de la matanza del cerdo o Sanmartín. Destacan así los chorizos, jamones, lacones, lomos de Ibias, el botelo y la cachola (cabeza de cerdo). De gran importancia también las carnes de vacuno, el cordero, cabrito, las carnes de caza y las truchas del río Ibias. En la zona se elabora también un vino de fino sabor afrutado.
Entre los postres cabe mencionar los freixolos con miel, el arroz con leche y la rosca de Ibias.

MIERES:
En el concejo de Mieres, además de poder degustarse los platos típicos de la cocina tradicional asturiana, como la fabada y el pote asturiano entre otros, podemos encontrar también otros platos típicos del concejo, como son el pote mierense con rabadal, los arbeyos con jamón, las fabas con manos de cerdo o el entrecot al queso de Urbiés.
Entre los postres destacan los conceyos paserinos, la tarta dalia, los frixuelos, les casadielles de Cuna, el arroz con leche y el queso de Urbiés que se elabora con leche de vaca.
En Mieres hay tradición en la fabricación de licores, como los de manzana, de avellana…

CUDILLERO:
La cocina de Cudillero se caracteriza por ser eminentemente marinera. Destacan, además de los platos de la cocina tradicional asturiana, platos preparados con todo tipo de productos del mar: besugos, calamares, centollos, oficios, pixín, percebes, merluza del pincho… Pero sobre todo destaca el curadillo, un pez de la familia de los escualos que tradicionalmente se cuelga en los balcones y las ventanas de las casas para que cure. Se comía habitualmente en períodos de mal tiempo o invernadas. De sus hígados se obtenía un aceite con propiedades medicinales que se utilizaba para encender candiles. En Cudillero se celebra la Fiesta del Curadillo en el mes de julio o agosto.

Entre los postres cabe mencionar el arroz con leche, los frixuelos, el requesón y las bollinas, empanadillas dulces con un relleno especial.
La gastronomía de Tineo está marcada por el excelente aprovechamiento del cerdo. Destaca así el jamón de Tineo, y los embutidos: chorizos, longaniza (tsinguaniza), andotas, buietso (huesos de carne embutidos en tripa), y el producto estrella del concejo: el chosco (lengua de cerdo y lomo). En Carnaval es típica la caramietsa (cabeza de cerdo).
Otros platos muy frecuentes en el concejo son el pote, de patatas y fabas, de berzas o de arbeyos, la boroña y las papas de maíz con leche recién ordeñada.
Entre los postres destacan las natas vaqueiras por una excelente calidad de la leche, el bizcocho borracho de avellana, los frixuelos y las fiyuelas, el arroz con leche y la tseite tiesta o cuajada natural.

PROAZA:
El plato más famoso es el pote de nabos, que se encuentran acompañados de carne de cerdo (chorizo, lacón, morcilla y calamona –cabeza de cerdo-). Se ha recuperado además el tradicional queso de fuente, de textura cremosa y sabor picante y fuerte. De su repostería son conocidos los bollos de Pascua y el arroz con leche, además merecen mención especial los “manolitos”.

VEGADEO:
En Vegadeo pueden degustarse los platos típicos de la cocina tradicional asturiana, marcados por una excelente calidad de sus productos: los pescados y mariscos, como truchas, salmones, angulas, lampreas, reos, ostras, almejas, etc.., las carnes de ternera, cordero y buey y la caza. Son platos típicos del concejo la cachola con cachelos (cabeza de cerdo), los callos con garbanzos, el pulpo "a feira" y el lacón con grelos.
En cuan1o a los postres, además de los típicos de la región, destacan el requesón con miel, los seixolos (frisuelos) y las filloas.

PONGA:
En el concejo se puede degustar el tradicional pote asturiano, productos de matanza y los platos de caza de temporada, como son la sopa de hígado, el estofado de jabalí o venado, fabes con jabalí y distintas variedades de carne roxa y carne al queso.
También destacar el queso de los Beyos, elaborado a partir de leche de vaca o de oveja, sal y cuajo. Una vez elaborados los quesos, se almacenan en estantes en una habitación con fuego, para que se ahúmen ligeramente. Posteriormente, se continúa la maduración en un lugar seco y bien ventilado durante un periodo de tres semanas a tres meses.

FUENTE VISITADA:
descubreasturias.com

lunes, 9 de mayo de 2011

DEPORTES ASTURIANOS


Breve reseña histórica de los Deportes Tradicionales Asturianos:

Partiendo de la base de que lanzar, tirar, arrojar, disparar o derribar distintos objetos forma parte de la Historia de la Humanidad desde su comienzo, ya sea como diversión, preparación para la guerra o venidos de los diferentes oficios, los comienzos de los distintos deportes asturianos de lanzamiento son variopintos, un breve resumen de estos comienzos nos ayudará a tratar de encuadrarlos en nuestra época.

Origen de los Bolos:
Otorgar un origen preciso al juego de los bolos es muy difícil, ya que su procedencia puede ser celta, romana o germana según los distintos estudios realizados sobre estos juegos.
Se habla de los bolos como preparación para la guerra, para adiestrar los músculos, el pulso y la puntería, como ejercicios de lanzamiento o también puede ser el entretenimiento y la diversión que obtiene el ser humano por lanzar y derribar
objetos una de las finalidades del inicio de los bolos.

Origen de la Llave:
Según José Gerardo Ruiz Alonso, el origen de la llave se sitúa en Gijón, y proviene de la evolución y mezcla de distintos juegos más simples como el tejuelo, hito, tejo, calva...
Durante la construcción del ferrocarril de Gijón a Langreo, en plena revolución industrial del Siglo XIX, los trabajadores utilizaban una llave de vías en forma de "T" para jugar en los descansos lanzándole piedras u otros objetos. Posteriormente se elaboró una reglamentación de los materiales y de los elementos del juego, y también se mejoró la técnica de lanzamiento convirtiéndose en un deporte muy popular en Asturias.

Origen del Lanzamiento de Barra:
El lanzamiento de la barra consiste en lanzar una barra lo más lejos posible, siendo por tanto un deporte de fuerza y no de precisión como son los otros dos deportes anteriores.
La historia de este juego o deporte nos remonta a los trabajos realizados en las canteras, como divertimento entre sus trabajadores, encontrándose incluso escritos explicando que durante la construcción de "El Escorial", lo practicaban los canteros de las distintas provincias españolas que colaboraron en su construcción.

Modalidades y características de los Bolos Asturianos:
Detallaré a continuación las modalidades más practicadas en Asturias y, aunque reconozca su importancia y existencia, no explicaré las variedades de Bolos siguientes: Os Birlos, Bolos Rodaos, Bolos de Luarca, la Cuarta de Degaña, Cuatrín de Agones, Cuatrín de Cudillero, Bolinos de Cudillero y el Dexabolu.

Las tres primeras modalidades enumeradas corresponden a los Bolos de Palma y las siguientes a los Pasabolos:

Cuatreada:
Es sin duda la más conocida, ya que la zona de práctica es la zona centro y parte de oriental de Asturias, ocupando los concejos de Oviedo, Gijón, Villaviciosa, Ribadesella, Cabrales, y las Cuencas del Nalón y del Caudal.
Consiste en lanzar una bola por el aire hasta la zona de bolos o castro, intentando parar la bola, cuatrearla y derribar los bolos.
Son 9 bolos grandes y uno más pequeño llamado "Biche", colocados formando un cuadrado en 3 filas de 3 y el "Biche" bien a la izquierda o bien a la derecha del resto.
La complejidad de este deporte, que es mucha, la determina la situación del "Biche". En el momento del lanzamiento se deberá dar un efecto a la bola, hacia la izquierda o derecha, o como se denomina en la Cuatreada, "a la mano" o "al pulgar" respectivamente, dependiendo de la colocación de este bolo.
El derribo del primer bolo del lado del "Biche", llamado "Cinca", anula la tirada siempre que sea el primero en ser derribado, de ahí lanzar a la mano o al pulgar para evitar este derribo.

El Birle:
Se practica en los concejos asturianos de Llanes, Peñamellera Alta, Peñamellera Baja y Ribadedeva y en la parte occidental de Cantabria.
Es muy similar a la Cuatreada, ya que son igual número de bolos y se colocan de la misma manera, pero una de las diferencias es que la tirada consta de dos fases.
La primera fase o "Tirar" consiste en lanzar la bola desde la zona de tiro a la caja con el objeto de hacer bolos y un "Emboque" (conseguir después de tirar el bolo del medio de la primera fila que la bola se acerque al "Emboque" o bolo más pequeño). La segunda fase o "Birlar" se efectúa desde donde haya quedado la bola en la primera fase.
La dificultad del lanzamiento también está determinada por la posición del "Emboque" debiendo realizar un efecto en el tiro llamado "trabajar la bola" a la mano o al pulgar, es decir a la izquierda o derecha respectivamente.
Bolos de Saliencia: Comparte aspectos con la Cuatreada, Birle y el Bolo Leonés, sólo se juega en pueblos del concejo de Somiedo.
También tiene dos fases de lanzamiento, primero el "Tiro" y después "Birlar", si la bola queda lejos del castro y "Tresbolar", si la bola queda cerca y el jugador puede alcanzar con la mano los bolos, aunque se impone la condición que para realizar la segunda fase, se debe de derribar algún bolo en el primer lanzamiento.

Batiente Rodao:
Se juega en los concejos de Carreño, Gozón, Avilés, Castrillón, Soto del Barco, Candamo, Pravia, Salas, Grado, Cudillero y Luarca, y se supone que es la modalidad más antigua de las practicadas en esta Comunidad Autónoma.
El tiro en lugar de ser estático como en el resto de disciplinas, es dinámico, y se trata de tomar carrera (máximo 15 metros) con la bola sujeta entre la palma de la mano, la muñeca y el antebrazo y lanzar la bola rodando por el "Rodáo" (pasillo de superficie lisa de 13 a 32 metros dependiendo el concejo). Una vez acabado el "Rodáo" la bola llegará con mucha fuerza a la "Losera" o zona de bolos, que tiene una leve inclinación favorable a la bola hacia arriba.
El objetivo de este lanzamiento es intentar derribar el mayor número de bolos y, además, hacer que del golpe dado a los bolos estos vuelen por encima del "Ciebo" (valla de 2 metros de altura separada 4 metros de la "Losera".

Los Bolos de Tineo o Bolo Celta:
Se juega en Tineo y en los concejos de Allande y Cangas del Narcea, ocupando por tanto una gran extensión geográfica de zona de juego.
En esta modalidad la tirada también consta de dos fases. La primera llamada "Tirada", "Bajar" o "Bajando", se hace desde una parte más alta que el terreno de juego (entre 40 y 50 centímetros) lanzando, a la vez se que baja, a 20 bolos situados en hilera de frente al jugador, intentando trasladar del golpe y por el aire el mayor número posible de bolos hasta distintos límites.

Bolo Vaqueiro o Pasabolos de Cangas del Narcea:
Se juega en diferentes localidades o pueblos del extenso concejo de Cangas del Narcea, siendo muy parecidos a los de Tineo, concejo vecino.
La tirada es igual a la de Tineo, partiendo de una altura, pero en estos Bolos Vaqueiros hay 16 bolos, en lugar de 20, en la "Llábana"
Hay también dos límites, la "Raya del 10" y la "Raya del 20" a 15 y 25 metros respectivamente de la "Llábana".

Bolos de la Cuenca del Navia:
Los concejos de Navia, Villayón, Boal e Illano, son en los que practica este deporte. La tirada se hace desde una base alta "el Tiru" intentando desplazar o despedir la mayor cantidad de bolos lo más lejos posible para superar ciertos límites.
Estos límites son 8 "Rayas" llamadas del 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, separadas entre sí 3metros y la primera de la "Llastra" o zona de bolos, de 9 a 10 metros. El número de bolos depende del tamaño de la "Llastra" que es una piedra lisa de gran tamaño.
El modo de puntuar es el siguiente: cada bolo que supere una "Raya" valdrá tantos puntos como el número de esta, sumándose el resultado de todos los bolos. El requisito o condición para la validez de la tirada es que la bola debe pasar la "Raya del 1".

Pasadiez:
Se juega en los Concejos de Somiedo y Belmonte de Miranda, y llega hasta las zonas de la zona leonesa de Babia, Laciana o Alto Sil.
La situación inicial es similar a los anteriores pasabolos, desde una altura se intenta derribar los bolos de la "Llábana" tratando de que alguno pase la "Raya del 10" (a unos 12 metros), pero además se pretende que la bola derribe otro bolo llamado "Bicho", "Forcau" o "Bolo cuatro" (dependiendo de la localidad de juego).

efdeportes.com

lunes, 24 de enero de 2011

EL CARNAVAL ASTURIANO


UN POCO DE HISTORIA:

En Asturias se conoce el Carnaval como el “Antroxu”, si bien también son usados algunos otros nombres según dónde. Así en los concejos de Aller y de Quirós, se le llama “Antroxo”, en tierras occidentales se dice Antroiro, y entre Luarca y el río Eo dicen “Antroido”.
Todos estos términos asturianos tienen su base etimológica en el antiguo vocablo del castellano “Antruejo”, derivado a su vez del latino “introitus” cuyo significado es entrada, por estar a continuación la Cuaresma.
Este mismo nombre de Antroxu sirve igualmente en Asturias para denominar el tiempo carnavalero que para nombrar a las máscaras utilizadas para disfrazarse. Del mismo modo se utiliza para designar a las personas desordenadas o mal curiosas en su forma de vestir, sin duda por la influencia de “zaparrastros” o “destrozonas”, personajes que más adelante les presentaremos.
Como indicaremos posteriormente, el Antroxu es tiempo de comer abusivamente, así que a los “tragones” que comen en exceso y sin medida, también son llamados “antroxos”.
Antiguamente este tiempo de Antroxu era mucho más prolongado en el tiempo que hoy en día, casi reducido a tres jornadas. Se celebraba con tiempo el triunfo, la muerte y el entierro del antroxu, en algunas localidades desde enero incluso.

GASTRONOMÍA DE TEMPORADA:

Las fiestas de carnaval traen consigo una época de hartazgo en el comer, anteponiéndose a la Cuaresma en que la abstinencia y el ayuno tomaban su protagonismo. Así el carácter pagano del primero se opone al fervor religioso de la segunda. Esta fuerte influencia de los asuntos religiosos, del ciclo litúrgico, marcaba la despedida a las carnes en las mesas de los hogares asturianos, especialmente a las del “gochu”, en vísperas de la obligada abstinencia pascual.
En las tierras del occidente asturiano se observa claramente ese abuso en el yantar, también en el beber, durante los días del antroxu. Muy típico para los postres es el “rapón” (que se dice rapois en su plural o rapo en el concejo de Boal), muy extendido entre el río Eo y Luarca. El rapón es una torta hecha de maíz y amasada con agua, sal, cebolla y trozos de chorizo y tocino, recubierta con hojas de berza y cocida en el horno.
Por el oriente también el carnaval es una fiesta eminentemente gastronómica. Buena muestra es que las boronas en este tiempo son “preñadas”, esto es, rellenas de chorizo. El postre más generalizado por esta zona son los buñuelos de viento rellenos de crema, o los rustidos, sabrosos trozos de pan remojados en leche y huevo, fritos y rocíados con azúcar.
En el resto de la región los platos más representativos del antroxu se preparan con carnes de cerdo principalmente y por norma general frisuelos de postre (también llamados fereixolos, foyuelos, fayuelas o fayuelos). Estos se preparan con huevo, harina, leche y sal. Antiguamente se tomaban mucho los frisuelos que se hacían de harina de centeno fritos con el unto del cerdo.
Lo mismo que en la Navidad eran frecuentes los grupos de aguinalderos que recorrían las calle y caleyas de las aldeas, para pedir a vecinos huevos, chorizos, tocino, ... con los que se preparaban una buena cena o comida de carnaval.

COMADRES Y COMPADRES:

En principio puede que la celebración de compadres y comadres no tuviera nada que ver con el Antroxu, pero terminaron quedando enmarcadas en tiempos carnavaleros. En su sentido original hacen referencia a personas allegadas, familiares o vecinas. Así celebran las personas compañeras o amigas que en jueves se convidan las unas a las otras. En un principio los compadres se reunían el antepenúltimo jueves antes de Pascua, quedando reservado para las comadres el último. Posteriormente la celebración de compadres se cambió al Domingo de Pascua, cuyo significado litúrgico y religioso terminó por llevar al olvido la fiesta de compadreo. No ocurrió lo mismo con las comadres, fiesta cada vez más popularizada sobre manera en Pola de Siero y en Gijón, aunque muy generalizada en toda la comunidad asturiana.

MÁSCARAS DE CARNAVAL:

Hoy en día los recursos para disfrazarse son más numerosos que en tiempos de nuestros abuelos y sus antepasados. Antes se tiznaban la cara, con hollín por ejemplo, y se ponían unas ropas viejas para celebrar los carnavales. Más adelante aparecieron las caretas de cartón, de tela o de madera con sus clásicos agujeros para nariz, boca y ojos.
Son famosos los “zaparrastros” por lo general propios de las comparsas, disfrazadas con harapos o la “destrozona” personaje que interpreta un varón vestido de mujer y provisto de una escoba con la que da escobazos por las calles del pueblo a cuantos se cruzan a su paso. Se hace acompañar las más de las veces de una mujer que se ha vestido de hombre y juntos salen a dar gritos y a proferir insolentes provocaciones. Esta costumbre de invertir los sexos, generalizado en la mayoría de carnavales del mundo, ha sido muy criticada por la Iglesia, por considerarla una actitud excesivamente transgresora de la moral. También eran generalizados los disfraces de animales, con pieles de vaca por ejemplo.

LOS PELELES:

El pelele es una figura humana hecha de paja o de trapos que en carnavales se cuelga de los balcones o es manteado en las celebraciones como chivo expiatorio. Los niños lo insultan y lo maltratan hasta la hora en darle su final, enterrado o incinerado. Es un personaje extendido no sólo en Asturias sino en toda España.
En otras localidades, el pelele era sustituido por gallos o por gatos, que se llevaban las culpas, los golpes y las mofas.

LAS COMPARSAS:

Cantando y bailando animaban las calles las comparsas ayudadas de cencerrros, cacerolas, pitos y latas, y de cualquier utensilio que les sirviera para armar mayor bullicio. Las coplas que cantan, lo mismo que tiempo atrás, tienen las más de las veces un tono crítico o irónico.

LA MUERTE DE DON CARNAL:

Posteriormente al triunfo de Don Carnal, se celebra la lucha con Doña Cuaresma o su juicio, que concluía con su muerte. Los juicios a Don Carnal, representado por Gato o por Pelele, por su conducta indecorosa. El fiscal pedía para él la pena de muerte y el abogado defensor el indulto, recordando cuánto se habían divertido todos con él. Pero el veredicto era siempre el mismo: culpable. También la condena de pena de muerte, ahorcando al gato o al pelele, según el caso, o incinerando.

ENTIERRO DE LA SARDINA:

A finales del siglo XIX se generalizó oficiar el entierro de la sardina, que fue costumbre venida de fuera de Asturias. La Sardina representa la abstinencia, mortificación y ayuno del Miércoles de Ceniza. El Gato era juzgado y condenado por la muerte de la sardina, terminando sus días ahorcado o incinerado.
En Llanes, por el contrario, la sardina no era enterrada sino que se arrojaba al mar desde el Paseo de San Pedro.

Fuente- http://www.asturiasnatural.com/modules.php?name=News&file=article&sid=98

martes, 18 de enero de 2011

LA CASA TRADICIONAL ASTURIANA


Como en tantos otros aspectos de la sociedad tradicional, las ayudas mutuas entre vecinos, cumplían aquí una importante función. El tipo de ayuda no estaba estipulado, pero solía consistir en “el carretu”, o acarreo de piedra, barro, arena y madera para la construcción; cesión de un árbol para la viguería, préstamo de una pareja de bueyes para el trabajo, etc. La casa que carecía de recursos y no disponía de carro o animales de tiro ofrecía su trabajo personal.
En cualquier caso, la ayuda vecinal era obligada y cobraba especial importancia en algunas situaciones límite, como temporales o incendios, en los que la comunidad asumía gran parte de la reconstrucción de la vivienda afectada.

Una vez que los materiales se disponían a pie de obra y antes de comenzar a levantar los muros, se ritualizaba la fundación coincidiendo con el proceso de cimentación, por lo general al colocar la primera zapata en una de las esquinas de la casa. Solía consistir en una comida colectiva, “la robla”-con gaitero y celebración, dependiendo de la posición social de la casa-, que ofrecía la familia a operarios, familiares y vecinos implicados en la construcción. La fiesta se repetía al cubrir “aguas y plantar el ramu”, de fresno, de texu o de laurel, por lo general, que colocado en lo más alto de la cubierta simbolizaba la culminación del proceso constructivo.

Entre los ritos inaugurales testimoniados, además de la aspersión con agua bendita especialmente en obras de cierta entidad, está hacer pasar el primero a la nueva casa a la persona de mayor edad de la familia, lo que quizá tiene que ver con el tributo que hay que pagar a los genios del lugar que se “invade”, y se hace explícito a través de algunos refranes muy difundidos: “xaula nueva, páxaru muertu” o “casa compuesta, la muerte a la puerta”. En este sentido, en la Bretaña tradicional existía la creencia de que al construir una casa el “Ankou”, la muerte, se sentaba en el dintel esperando al primero que cruzara la puerta; creencia que subyace en estas tradiciones asturianas y que recoge Constantino Cabal en Soto del Barco, en 1.924: “Antes que pasen los vivos, es necesidad que pase un muerto”.

Otro ritual muy extendido, de carácter propiciatorio, documentado en el trabajo de campo, consistía en enterrar monedas bajo los cimientos de la nueva casa o bien alveolos practicados con la piqueta para tal fin en las piedras angulares. El sentido de tal acción era claro para sus protagonistas como queda explicito en la sentencia: “porque dinero llama a dinero”.
En otro caso, documentamos el enterramiento en la cimentación de una botella que contenía además de monedas, una foto de la familia propietaria.

Las estancias que a lo largo del tiempo aparecen de forma reiterativa en la distribución de la casa-vivienda asturiana son: la cocina, los cuartos, la sala, la cuadra y el pajar.

-La Casa Asturiana-
Adolfo García Martínez

jueves, 2 de diciembre de 2010

NAVIDAD - EL AGUINALDO


Navidad no es una celebración exclusivamente cristiana, puesto que absorbe antiguas fiestas paganas dedicadas a festejar el solsticio de invierno.

Un ejemplo lo tenemos en la Navidad de los países escandinavos, conocida como la fiesta del Jol. El Señor del Jol (“Jolnir”) es uno de los nombres de Odín, fiesta también de los fallecidos. En Noruega Odín y un cortejo de muertos viajan de noche por los poblados requiriendo y cogiendo cerveza y alimentos. Odín, al igual que Jesucristo, fue colgado/crucificado de un árbol para después renacer lleno de sabiduría -está claro que las religiones se solapan unas a otras- pero lo que nos interesa de estos cortejos oscuros que reciben ofrendas es la similitud que tienen con las mascaradas de invierno asturianas, llamadas “Aguinaldos”, y que nada tienen que ver con los villancicos que cantan los críos en las ciudades acompañados de una pandereta a cambio de dulces o monedas. Para empezar, el Aguinaldo era cosa de los mozos solteros que salían a pedir bebida o comida el día de Navidad, Año Nuevo y Reyes. Iban revestidos con pieles y cencerros, y había personajes fijos: la cardadora, una vieja con las cardas de la lana que venía a simbolizar el invierno; el oso, vinculado a la fuerza generadora y el bosque, en algunos lugares sustituido por el diablo (gran cajón de sastre y palabra polisémica que bien podía aglutinar a los antiguos genios del bosque); el ceniceru, que embadurnaba con ceniza, (la ceniza se emplea como fertilizante), el Xamasqueiru (que llevaba un xamascu-ramo-de acebo) y un largo etcétera. Venían a simbolizar esos personajes oscuros a las fuerzas de la naturaleza a los que se ofrendaban licores, frixuelos y viandas en todas las casas. Era buena señal ser visitados esa noche por ese cortejo “infernal”.
Las canciones eran del tipo:


“Esta casa si ía casa
estas sí que son paredes
onde viven sol y lluna
la hermosura las muyeres”.

En el caso de que en la casa no diesen nada se cantaba:

“Allá arriba n’aquel altu
hai una perra cagando
pa los señores d’esta casa
que nun mos dan l’aguinaldu”.

Buenos ejemplos de este tipo de mascaradas de invierno son el guirria de San Xuan de Beleñu (Ponga) o la celebración de Os Reises (Valledor en Allande y en el conceyu de Ibias). También los aguinaldos a caballo de Amieva, que por suerte todavía siguen celebrándose.
Este tipo de celebraciones se extendió por toda la Europa previa al cristianismo, que intentó erradicar estas prácticas. Cesáreo de Arlés decía: “Hay algunos campesinos que, en esta noche, preparan mesas con muchos manjares (...) convencidos de que las calendas de enero traerán suerte (...) De aquí también la costumbre entre los paganos de cubrirse estos días el rostro de máscaras obscenas y deformes (...) Algunos se ponen pieles de animales como la cabra, otros cabezas de animales, felices y contentos si consiguen transformarse hasta tal punto en seres animalescos (...) ¡Qué torpe e indigno espectáculo ver a individuos, que habiendo nacido varones, se ponen vestidos femeninos (...) sin avergonzarse de meter los rudos bíceps de soldado en túnicas femeninas(...)”.
Audoeno de Rúan remataba diciendo: “Nadie durante las calendas de Enero (...) Se disfrace de vaca, de ciervo o de otro animal, ni tenga puesta la mesa durante la noche, ni distribuya regalos ni se abandone a la embriaguez (...) Al final el catolicismo tuvo que maquillar y adaptar los antiguos ritos que, a poco que raspemos el barniz, afloran en multitud de manifestaciones.
Escrito por Alberto Alvarez Peña
http://www.fusionasturias.com/

sábado, 23 de octubre de 2010

NOCHE DE DIFUNTOS


La noche del 31 de octubre, muchos autores consideran que era la festividad principal, de los celtas. Era el momento en que los druidas recogían las bayas del muérdago depositado en los troncos y en las ramas de las encinas y robles.
Esta noche era conocida como Nos Galan-gaeaf, noche de las calendas de invierno, ya que el año celta se dividía en dos estaciones, la de invierno y la de verano.
En la víspera del primero de noviembre se encendían hogueras y a esta fiesta acudían todos los miembros del poblado y se celebraba una asamblea en la que intervenían tanto los hombres como las mujeres .Se sacrificaban animales con el fin de aprovisionarse para el invierno y era una de las pocas ocasiones en que los druidas tenían autorización para comer carne de cerdo y beber vino en abundancia. Todos encendían velas y el sentimiento de proximidad con los difuntos era tal que cualquier ser vivo -se decía- podía descender con ellos al mundo inferior.
La creencia generalizada era que en la noche del 31 de octubre los muertos entraban en comunicación con los vivos en una especie de confusión cósmica, lo que ha generado multitud de leyendas al respecto.

La Nueche de Tolos Santos es la víspera al 1 de Noviembre: tras la puesta de sol, las fronteras que separan el mundo de los vivos del de los muertos se difuminan, y nos vemos invadidos por las almas de los antepasados y por los espíritus infernales de la noche.
En la vigilia de Tolos Santos se celebra el Magüestu de Difuntos, que es la recogida y asado de las castañas en el campo, junto a una hoguera. Todos los miembros de la familia se sientan alrededor de la lumbre y tras acabar, las castañas que sobran se tiran al suelo diciendo ¡Esto ye pa que coman los difuntos!.
Tras la cena, llega la llamada ronda de las ánimas benditas, que consiste en dedicarles a éstas un padrenuestro. En este sentido, los asturianos del ámbito rural son muy respetuosos con las almas de los antepasados, y así, en el aniversario de la muerte de una persona, se celebra un banquete en su honor, en el cual se deja un sitio vacío, reservado para el difunto. En la noche de Difuntos se piensa que las almas salen del Más Allá y vuelven por un momento al mundo de los vivos, a remembrar tiempos pasados: Así, se sientan junto al llar (hoguera) y comienzan a conversar entre ellos. Hay que procurar que la llama del llar no sea muy fuerte, pues de lo contrario les podría alcanzar, y no se deben dejar puestas las trébedes, pues los difuntos podrían sentarse en ellas y quemarse. Por la noche tampoco se ha de barrer, pues con ello se les expulsa de la casa, ni tampoco cerrar las puertas bruscamente, no vaya a ser que lastimemos a algún ánima que pasase por allí. Además, los campesinos dejan a sus difuntos su cama para que éstos se acuesten en ella, y llenan todos los calderos y herrerías de agua, para que los muertos puedan beber cuando pasen junto a ellas.
Esta misma noche se encienden pequeñas lamparillas, sobre cazuelas de aceite; y cada una de ellas se enciende por el ánima de un difunto. La primera lamparilla que se apaga indica que el alma por la cual se ha encendido acaba de salir del Purgatorio. Si este muerto no necesitaba esta luz por estar ya en el cielo o en el infierno, la lamparilla arde por la alma más necesitada de las demás.
Por los caleyos también deambulan los difuntos y mucha gente coloca en los cruces de caminos calabazas huecas con una cara recortada, que representan el alma de un muerto.
En la mañana siguiente, las familias van al cementerio a visitar a sus parientes difuntos, a los cuales ofrecen una rama de texu, que les servirá para regresar al Más Allá. Además, en muchas partes de Asturias los campesinos no trabajarán la tierra este día, por respeto y reverencia a los difuntos.

Fuente www.telecable.es

jueves, 21 de octubre de 2010

LAS VELADAS MUSICALES EN EL S. XVIII


Una variedad o extensión de la tertulia la constituía "la velada musical"en ella se tocaba algún instrumento - clavicordios o espinetas, principalmente - y se degustaba el chocolate con bizcochos junto con otras bebidas de refresco. Durante el primer tercio del siglo el salón de más alcurnia parece haber sido el del duque del Parque, donde aún se conservan-en 1.733- "dos clavicordios mal tratados", de los que uno, según parece, no es más que una gran espineta. Este instrumento, tocado por damas, sirve para acompañar el canto, tal y como observa Jovellanos en la velada musical que ofrece la marquesa de Santa Cruz en Oviedo:

" A beber en casa de los de Santa Cruz...todo es confianza; tocan las damas la Espineta de la marquesa, que es bellísima; la Pachina, la Marica Ponte, la marquesita; Doña Manuela Ponte, canta y toca con gracia, pero estilo antiguo; cantó la marquesita con el doctor Vigo, y ambos mal".

Ni son muchos los instrumentos musicales ni se destaca especial atención por la música; la orquesta de la catedral suministra músicos para jornadas festivas y solemnidades y por un módico precio. La guitarra, instrumento ligero y con una gran tradición y popularidad desplaza con facilidad a los clavicordios y a los pianofortes, cuya llegada a Asturias no se adivina hasta bien entrado el romanticismo.

"Canta Colasina muy bien-escribe Jovellanos sobre la velada que ofrece en su casa de Cimadevilla-la acompaña a la guitarra D. Juanito. Se van a las nueve y media; los señores a las diez".
Los bailes ponían la nota singular de la jornada y llamaban la atención de los escasos extranjeros que se aventuraban por la región. Se bailaba y se permitía, sin excesivo aparato, la contemplación del baile cortesano, como afirma Townsend tras su visita al palacio de Camposagrado, en Avilés, durante las fiestas patronales:

"en esta alejada provincia reina tal sencillez que se permite a los criados y a los aldeanos aglomerarse a la entrada de la sala para ver bailar. los bailes que están más de moda son el inglés, el minué y la contradanza, algunas veces la contradanza francesa, y al acabar la velada, el fandango".

Jovellanos muestra buen cuidado cuando toma las riendas de la organización de un baile, como sucede el viernes 13 de noviembre de 1.795, en Gijón.

"convite para el baile a todos los hombres útiles, corriendo la voz por Joaquín Velarde, Tineo, etc. A señoras, también útiles, por recados; ninguna exceptuada sino las inútiles para baile...

Se empieza a concurrir a las siete; hay mil contestaciones sobre excluir a los no convidados, fuéronlo algunos clérigos y abiertamente el cura de San Lázaro, que, sin embargo,entró".

La descripción que se ofrece en éste caso posee un alto interés dada la escasez de noticias-salvo las notas de Townsend-sobre el orden y disposición de los bailes de "clase".

"Grande y lucida concurrencia; mucha gente útil; arrimados los bancos en derredor de la sala, se formó un cuadrilongo que tendría treinta y ocho pies sobre diez y seis para baile; bancos al fondo, asientos en el teatro; allí el Regente, su tertulia y algunas damas; una sola partida de juego. La música en la tribuna. Se rompió por una contradanza de catorce a quince parejas; bastoneros, Valdés Llanos, Tineo; todas las damas vestidas de muselina, menos dos de luto, dos de encarnado y las viudas; mucha alegría y orden; ningún disgusto; se sirvió en el vestuario café, leche, bizcochos, rosquillas, vino generoso, licores y vino común para mozos; todo abundante; duró hasta la una y media".

Alfonso Menéndez González-(La aristocracia en Asturias en el siglo XVIII)

viernes, 30 de julio de 2010

MIEDOS INFANTILES EN ASTURIAS


En Asturias, para atemorizar a los niños pequeños y obligarles a callarse si lloran y a dormir si se resisten se suele apelar a unos seres fantásticos, de origen desconocido y que se denominan genéricamente cocos. El coco es una figura negra que causa espanto y que suele habitar en la cocina. El coco en Asturias es conocido como el rapeo y el rampayu, que se llevan a los niños no se sabe a dónde. (El primero es originario de Colunga)
El hombre del saco, viejo del saco, viejo del costal, el hombre de la bolsa o el viejo de la bolsa es un personaje del folclore infantil hispánico. Se le suele representar como un hombre que vaga por las calles cuando ya ha anochecido en busca de niños extraviados para llevárselos metidos en un gran saco a un lugar desconocido. Este personaje es caracterizado como un asustador de niños. Es similar al coco y al sacamantecas.
Pero aún hay otros más terroríficos que se los comen. Son éstos: El Papón, el Paparresolla y la Zamparrampa.
El Papón, según cuentan en Cangas de Narcea, era un ser de talla gigantesca, boca enorme, ojos de fuego y estómago de horno ardiente. En Cangas de Narcea las madres cantaban a sus niños:
• Calla, niño; calla, niño; mira que viene el Papón, y que viene preguntando dónde está el niño llorón.
En otros lugares del occidente asturiano se decía:
• Era sí, era non, que te comerá el Papón, que tua madre vay na misa y tou padre nel sermón.
La Paparresolla es otro ser que come a los niños, cuya existencia está registrada en los concejos de Colunga, Caravia, Villaviciosa, Sobrescobio, S. Martín del Rey Aurelio y Bimenes.
Según su propio nombre indica, es el fantasma que hace de miedo papar el resuello. Es decir, un fantasma que traga hasta el resuello. En Caravia se decía:
- La Paparresolla cayóse na olla. ¡Ay! Que te come la Paparresolla.
En S. Martín del Rey Aurelio y Bimenes se conserva esta rima con la que se mete miedo a los niños:
• Papa Rosolla boca sangrando tripes afuera rabu arrastrando.
De la Zamparrampa se decía:
- Ahí bien la Zamparrampa con les tripes na garganta.
La Zamparrampa se trata de una mujer vieja, paticorta y derrengada.
Otros cocos infantiles de los que encontramos menos información son: El Farronco, especie de trasgu para meter miedo a los niños, (se localiza en el occidente asturiano) la Kaparruzia personaje representado con un saco cubriéndole la cabeza (En Sobrescobio) El xegome, del que apenas se tienen noticias, el Perfeuto que vivía en las chimeneas (En Vega, Ribadesella) el Hombre del Untu, que se dedicaba a abrir a los niños para sacarles los untos (también se le llamaba sacamantecas) y el chupasangres, personaje que sorbía, a través de un canutu o jeringa de madera la sangre de los niños. Estos dos personajes se usaban para atemorizar a los niños más mayores a fin de que no llegaran a casa a deshora.
Finalmente, existen otros seres míticos que no son cocos ni se usan para atemorizar a los niños, sino que se mencionan cuando comienza a entrarles el sueño. Son el equivalente asturiano al Morfeo clásico, en Colunga ese personaje es conocido con el nombre de Mociquín de Peón, pero en otras zonas se conoce como Xuan, y así en Gijón se llama Xuan de Pión; en Aller se le llama Xuan de las cerraes. Así cuando los niños asturianos empiezan a bostezar y a cerrar los ojos, se dice: “Ya vién Xuan de…” ó “Ya t' aquí Xuan de…”

"Ramón Baragaño, Mitología y Brujería en Asturias"

martes, 27 de julio de 2010

A CORDOBEYOS


Los Gamusinos son una variante de Cordobeyu, peces ficticios con el que se engaña al forastero cuando se le invita a ir en noche tempestuosa a pescar. En la zona del Caudal, no hace tanto tiempo, a las personas procedentes de otras comunidades que por cuestiones de trabajo se desplazaban a las comarcas mineras, se les gastaba la broma de ir a pescarlos por la noche, resultando la situación de lo más chocante, acabando la broma en ocasiones, con un buen chapuzón.
Cordobeyo, ¡vente al cesto!
Que el de Oviedo aquí te aguarda.
Y el que ye listo y agudo
Caliente ya ta na cama.



Celso Amieva: "Sueño del cordoveyo", que forma parte de los "Poemas de Llanes":

En la corriente del agua el cordoveyo se encuentra.
Es amigo de la llondria y en los remansos colea
Bajo fronda de avellanos todas las noches luneras.

I
Cordoveyo en el regato. Luna sobre la montaña.
La Rapacina, en la orilla. El veraneante, en las matas.
(El veraneante al que atraen querencias de la Rapaza.)
el Mozo de ella, que llega a su cita solitaria.
En xíriga cuchichean aldeano y aldeana.
............................................................................
¿Adónde va, señorito, en esta noche tan clara?
¡Venga a pescar cordoveyos de aquí hasta que risque el alba!
La niña da al señorito una fría mano blanca
Y al zagal tiende la otra, cómplice la enamorada.
-Señorito, con su ayuda, la pesca será lograda.
Usté que es recién llegado a esta corriente encantada
Será inmune a los hechizos maléficos de las xanas.
Métase usté en el arroyo, hasta los muslos el agua,
Y tenga usté por el cesto; nosotros dos, a pedradas
Empujaremos los peces a refugiarse en su panza
Que habrá de ser, por lo llena la Plaza de la Cebada.

II
"¡Cordoveyo, ven al cesto, que el pivardo ya está puesto!"

el señorito temblaba de frío allá en el regato.
Dentro del cesto, la luna bailaba como un pescado.
En el recodo del río la rapaza y el rapazo
Tal que Deucalión y Pirra iban tirando guijarros.
Surtidores de diamantes brotaban en el remanso.

-Señorito, señorito, cordoveyo río abajo!
Las piedras al cordobeyo cercan, siguiéndole el rastro.
Una piedra va delante del veraneante, mojándolo.
-Niña, ¿Quién tiró la piedra? -El aldeano.
Sólo se oían las voces detrás de los avellanos.
Se deshacía la luna en el cesto, coleando.
La luna se desleía como aspirina en un vaso.

III
"¡Cordoveyo, ven al cesto, que el pivardo ya está puesto!"
desde el regato imploraba el ardid del madrileño:
-¡Zagala, ven a mi vera, que ya tengo el cesto lleno!
El zagal y la zagala alejáronse riendo:
-¡Adiós, señorito Lobo, queda con tu cor d'oveyo!
Mientras los dos aldeanos se fundían en un beso,
Ya en el regato clamaba el pavor del forastero:
-¡Niña, sácame del río, que me está tragando el cieno!
................................................................................
después, nada más la luna que, desde lo alto del cielo,
a solas con el remanso se miraba en el espejo.


viernes, 25 de junio de 2010

AYALGUEIROS-LOS BUSCADORES DE TESOROS

Uno de los mitos más extendidos es el de los tesoros, no hay monte en Asturias donde no se hayan hecho excavaciones para buscar tesoros. Existe la creencia de que hay tesoros dejados por los moros, tales tesoros casi siempre asociados a cuevas, manantiales y yacimientos prehistóricos; están al cuidado de les xanes, que sólo es posible ver la noche de San Juan, tienen larguísimo cabello que peinan con peine de oro, esa misma noche.
La leyenda de un buscador de tesoros




Emilio Fernández Cuervo rememora sus tiempos de ayalgueiro, de los que conserva una pipa que encontró en La Mina, hoy yacimiento medieval
Guiado por su intuición y por los versos de «La Iliada», el alemán Heinrich Schilemann descubrió en el siglo XIX la ciudad de Troya, ante la incredulidad de sus detractores. Eran los años de la arqueología a pico y pala, de los buscadores de tesoros, de los aventureros de la historia. Y Asturias no estuvo al margen de esta fiebre del oro, que la sabiduría popular vinculó siempre a los tesoros escondidos por romanos y por moros. En pleno siglo XX varios buscadores de tesoros, como el recientemente fallecido José Manuel Rodríguez de Velasco (Illas), continuaron hurgando la tierra en busca del preciado metal, memorizando leyendas y gacetas del tesoro, arañando del olvido objetos herrumbrosos por el paso de los años. Emilio Fernández Cuervo, «Milio'l Castro», fue uno de esos ayalgueiros o chalgueiros y ahora, ya cumplidos los 87 años, sigue insistiendo: «Los tesoros existen. Muchos aparecieron, otros todavía no».

Para él ya se acabaron las búsquedas, pero guarda intacta la memoria de sus empeños por encontrar oro, frustrados en su mayoría, pero no del todo infructuosos. Como un auténtico tesoro guarda parte de una pipa, que tiene las formas de una proa de barco, lo único que conserva de las muchas piezas que encontró, y que un buen día su abuelo vendió a un chatarrero para sacar unos cuartos. «Hoy no lo hubiera vendido. Pero quién sabía entonces», reflexiona.

La pipa, y el resto de los objetos, entre los que había una punta de lanza «nuevecita», platos, hierros, huesos, dentaduras y collares, todo ello envuelto en ceniza, los encontró en La Mina, entre los concejos de Soto del Barco y Pravia, que fue donde empezó su periplo de ayalgueiro. «Yo nací en El Castro, un pueblo que tiene cierta historia de antigüedad. Y hay un monte ahí, que mis güelos llamábanlo La Mina», cuenta. Un buen día, de caza, resbaló a una hondonada, y vio que había cal. Con la mosca tras la oreja, pidió permiso para excavar y junto a Arturo González, vecino también de la zona, descubrió un muro de tres metros y medio de ancho, de unos 50 metros de diámetro, en cuyo interior había restos de otra construcción de planta cuadrada. Y todo ello, subraya el de El Castro, sin puertas. El ayalgueiro sigue dándole vueltas al asunto, y sostiene: «Yo sé que algún secreto tiene, aunque no lo encontré». Tal vez las excavaciones que comenzaron en La Mina, hoy yacimiento medieval, acaben dando la solución al enigma. Él apuesta por algún tipo de entrada subterránea, avalada por la historia de un nadador que se metió en el Nalón y quedó atrapado en una cueva debajo del monte en cuestión, y también por la gruta que encontraron los barreneros que abrieron paso al tren.

El pragmatismo de Emilio Fernández Cuervo, buscador de oro sin más remilgos, no está exento de un componente inexplicable, en forma de paloma blanca que le acompañó todos y cada uno de los días que fue a cavar a La Mina. Lo dice con recelo, igual que su mujer, Maruja Vega, porque temen las mofas, pero ellos saben lo que vieron. Cuenta una leyenda praviana que doña Urraca, cegada de envidia, clavó un alfiler en la frente de su rival doña Paya, y la convirtió en paloma blanca. Quién sabe si no sigue vigilando los dominios que un día le pertenecieron.

La búsqueda no se quedó aquí. Guiado por el libro de los tesoros que tenían dos hermanos de La Matiella, y del que Maruja Vega copió con primor varios epígrafes «de noche y a la luz del candil», el ayalgueiro llegó incluso a sumergirse en el agua helada de la «Cueva'l Soldáu», una hazaña para la que «hay que tener timbales». Pero no encontró la olla de oro que describían las gacetas. Pero los tesoros existen, insiste, y para demostrarlo cuenta que en La Consolación (Nubledo), en una cantera que explotaron cuando abrieron Ensidesa, se encontraron recipientes llenos de monedas. Y si ese testimonio es poco, él tiene presente el de su propio abuelo, que encontró una duerna de piedra llena de polvo de oro, pero como no sabía lo que era dejó que se lo llevara el viento.

( LA NUEVA ESPAÑA)

miércoles, 23 de junio de 2010

NOCHE MÁGICA DE SAN JUAN

En la mágica noche de San Juan:




Se permite el acceso a grutas, castillos y palacios encantados; se liberan de sus prisiones y ataduras las reinas moras, las princesas y las infantas cautivas merced a un embrujo, ensalmo o maldición; braman los cuélebres; salen a dar un vespertino paseo a la luz de la Luna seres femeninos misteriosos en torno a sus infranqueables moradas; afloran enjambres de raros espíritus amparados en la oscuridad de la noche y en los matorrales; las gallinas y los polluelos de oro, haciendo ostentación de su dorado plumaje, tientan a algún que otro incauto codicioso; las mozas enamoradas sueñan y adivinan quién será el galán que las despose; las plantas venenosas pierden su dañina propiedad y, en cambio, las salutíferas centuplican sus virtudes); los tesoros se remueven en las entrañas de la Tierra dejando al descubierto parte del mismo; el rocío cura ciento y una enfermedades; los helechos florecen al dar las doce campanadas...


En Proaza, los jóvenes iban de madrugada a lavarse la cara a las fuentes y las personas mayores que padecían sarna o erupciones cutáneas, se revolcaban completamente desnudas en los prados, costumbre también registrada en Aguino (Somiedo), en Borines (Piloña), Tormaleo (Ibias) y algunos pueblos de Allande eran las mozas las que se revolcaban, completamente desnudas, en los prados para participar en las virtudes del rocío.
En la Riera (Somiedo) tienden las ropas al rocío porque esto libra de las enfermedades a quienes luego las usan.
Los vecinos de Perlunes y Valle del Lago, en el concejo de Somiedo, sometían a las ovejas a aspersiones de agua y después las llevaban a pacer a la rosada (rocío) antes de que saliera el sol, porque los rayos del astro le quitan la virtud. También era corriente poner, en la víspera de S. Juan, sal al sereno y dársela al amanecer al ganado; este rito de “salar las vacas con sal bendita” servía para preservarlas de las enfermedades.
Otra importantísima costumbre era la de coger la flor del agua que brota en el cristal de las fuentes en el instante de romper el alba de la mañana de S. Juan, y que no dura más que un instante y que haría feliz en sus amores al que lograra cogerla en ese momento.
En varios concejos asturianos era costumbre que fueran las mozas de un pueblo a quitar la “flor del agua” a las de otro cercano, lo que ocasionaba grandes riñas y peleas. En otros lugares, la moza que llegaba primero a un manantial o a una fuente colocaba una rama como señal de que había logrado coger la flor del agua; cuando llegaba otra, hacía lo mismo, porque comunmente se creía que la moza que hubiera logrado coger la flor del agua se casaría ese mismo año.
Por último, el culto al árbol y a los vegetales se halla también representado en los ritos de S. Juan. Los mozos asturianos colocan ante las casas de sus novias un árbol (roble o fresno) denominado ramu, con el objeto de que el santo los bendiga. Tras ello, recorren el pueblo cantando:
Mañanita de S. Juan, madruga, niña, temprano a entregar el corazón al galán que puso el ramo.
Las mozas, por su parte, enraman las fuentes y los manantiales, es decir, los adornan con ramas y flores.
En algunas parroquias, como en la de Jarceley (Cangas del Narcea) colocan sobre el tejado un ramo mojado en la fuente esa mágica noche con el objeto de que no puedan caer rayos sobre la casa. También es tradicional coger el trébol de cuatro hojas (de ahí viene la canción de “a coger el trébole…”) Las hierbas medicinales no se recogen antes de medianoche, luego se cuelgan en las ventanas de las casas para que reciban la bendición de S. Juan. La más famosa es la flor de saúco:
La flor de sabuco madre, yo la tengo recogida del sereno de S. Juan que sirve de medicina.

Es importante destacar que los cuélebres pierden su poder mágico. Las damas encantadas salen de sus cuevas y de las fuentes a peinar sus cabellos con peines de oro y a ofrecer sus riquezas al que sepa y tenga valor para desencantarlas. De las peñas y de los manantiales brotan piedras preciosas. Y aparecen gallinas con pollos de oro picoteando las flores silvestres. Unos encantos regalan vacas a los pastores. Y otros, juegan un partido de bolos con boleras de oro…


- Danza de princesas:
En el monte de Caravia está la fuente del Alisu, en la cual hay princesa encantadas por un Cuélebre. Este, la mañana de S. Juan, enróscase y duerme; entonces, las encantadas salen y suben al pico del Castro a limpiar la cadena de oro que le rodea. Y al bajar, cogen flores de cotolla y danzan en el campo de la Llana.
Si durante el sueño del Cuélebre pasa por allí una persona, las princesa se acercan a ella y le dicen:
- Toma nuestra riqueza y danos tu pobreza.
Si en aquel momento tira una medalla en la fuente o les entrega a ellas un objeto bendito, quedan desencantadas. Pero si no hace esto, al salir el sol, despierta el Cuélebre y las princesa vuelven a su encantamiento.


- La mina que brota:
El agua de Fuenteblanca de Sopereda, concejo de Parres, sale de una peña que tiene la figura de una albarda.
Un día de S. Juan fue allá una mujer por agua y vio que la peña estaba cubierta de oro y joyas; volvió corriendo a su casa a avisar a su marido, y cuando llegó a la fuente, habían desaparecido el oro y las joyas. Si la mujer hubiera tirado encima de aquellas riquezas un objeto bendito, no se hubiera escondido la mina. Ésta brota cada siete años.


- El pastor y el encanto:
Una vez estaba un pastorín sentado al pie de la fuente de las Traviesas, allá en la Collada de Taranes, concejo de Ponga, y vió salir por el ojo de la fuente un encanto con muchas vacas. Y el pastor las miraba “estelau” (embelesado)
• ¿Qué miras pastor?- Dijo el encanto.
• Miro esas vacas tan guapas.
• ¿Tú no tienes vacas?
• No, señor.
• Pues cuando entren por el ojo de la fuente, tiras tus calzones sobre la que más te guste y quedará para ti. Ella te hará rico, porque parirá jatas. Pero no la dejes nunca entrar en el río Caldar.
El pastor se puso al pie de la fuente. Comienzan a entrar las vacas y dice:
• Esta sí que es guapa, allá van mis calzones. Pero no; es más guapa ésta, o sino, esta otra que es pinta, o la otra que es negra…
Y cuando acordó consigo, habían entrado todas las vacas y se quedó sin ninguna.
Al siguiente año, el día de S. Juan, el pastor se puso de pie ante la fuente, y no se detuvo a escoger; en cuanto apareció la primera vaca, le echó encima los calzones y se la llevó consigo.
La vaca le dio muchas jatas, y éstas le dieron otras, y fueron tantas que se hizo rico.
Y un día se le ocurrió decir:
• ¿Por qué no he de permitir que entre la vaca en el río Caldar?
La dejó entrar. Y la vaca no volvió a la cabaña.


- ¡Santiago de Aguino!
En la parroquia de Santiago de Aguino, concejo de Somiedo, el día de San Juan estaba una Xana muy guapa limpiando sus alhajas al pie de una fuente.
Pasó por allí una niña, se acercó a la Xana, le cogió el cáliz y marchó con él.
La Xana corrió tras ella, y ésta cuando iba llegando a la iglesia, dijo:
• ¡Santiago de Aguino, sálvame que lo quiero para ti!
Y dicen que el cáliz que hoy existe en aquella parroquia es el que la niña le quitó a la Xana.


- El esquilador y la encantada:
En Cobiella, concejo de Cangas de Onís, está la cueva de la Huelga. Y una mañana de S. Juan pasó por allí un mozo de oficio esquilador y a la puerta de la cueva vio a una joven sentada detrás de una mesa de quincalla y se paró delante de ella.
• De lo que ves, ¿Cualo te gusta más? - preguntó la encantada.
• Unas tijeras de oro.
• Tómalas, puerco esquilador; que nunca te falten.
Ovejas que trasquilar
Ni sarna que rascar.
La explicación de esta leyenda es que si el esquilador hubiera dicho que lo que más le gustaba era la joven, o sus cabellos, se hubiera roto el encantamiento; pero al prevalecer el interés sobre el amor, la encantada no puede ser liberada y castiga al mozo.

(Ramón Baragaño, Mitología y Brujería en Asturias)