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Si Cantando bajo la lluvia es hoy en día, un clásico imprescindible del musical, y del cine en general, se debe en gran medida a Arthur Freed. Además de Stanley Donen y Gene Kelly, como creadores del film, hay que tener en cuenta la gran aportación del productor nacido en Charleston, Carolina del Sur, uno de los nombres clave de la época gloriosa del musical de la Metro Goldwyn Mayer. Con él en tareas de producción se filmaron los títulos más importantes del género en los años 50, desde Un americano en París (1952) hasta Gigi (1958), ambas bajo la batuta de Vincente Minnelli.
Arthur Freed nació el 9 de septiembre de 1894 en el seno de una familia de extensa tradición en el mundillo del espectáculo. Tras la Primera Guerra Mundial, en la que se alistó como voluntario, comienza su carrera artística en el vodevil. Llega a participar en varias giras de los Hermanos Marx. También escribe letras de canciones para espectáculos y revistas musicales. En los años 20 consigue sus primeros éxitos con varias canciones, lo que hace que Irving Thalberg le contrate para la Metro como letrista de las primeras películas musicales del estudio: The Broadway Melody (Harry Beaumont, 1929), Una noche en la Opera (Sam Wood, 1935), San Francisco (W. S. Van Dyke, 1936) ... En 1938 el todopoderoso Louis Mayer, jefe de la Metro, le coloca como ayudante de producción de El Mago de Oz (Victor Fleming). Freed fue quien propuso a Mayer que contratara a Judy Garland para la película. A partir de aquí, y con el enorme éxito obtenido, consigue acceder al cargo de productor y se hace cargo del departamento de musicales de la compañía, el que sería conocido como The Freed Unit. Arthur Freed descubrió y fichó para la Metro a nuevos talentos, tanto actores como directores. Fue él quien le dió su primera oportunidad como director, a un joven escenógrafo y figurinista, el que llegaría a ser uno de los renovadores del género musical: Vincente Minelli, con Cabin in the Sky (1943). También fue Freed el que contrató por primera vez al garn Gene Kelly.
Junto a los mejores profesionales y técnicos de Hollywood, convierte a la Metro en la productora referente del género musical con títulos inolvidables como: Cita en Saint Louis (Vincente Minnelli, 1944), Levando anclas (Georges Sidney, 1946), Llévame al partido (Busby Berkeley, 1949), Un día en Nueva York (Stanley Donen, 1949) Un americano en París (Vincente Minnelli, 1951), Cantando bajo la lluvia (Stanley Donen, Gene Kelly, 1952), Melodías de Broadway (Vincente Minnelli, 1953), Siempre hace buen tiempo (Stanley Donen, Gene Kelly, 1955), Gigi (Vincente Minnelli, 1958).
Arthur Freed recibió dos Oscars a la mejor película, en calidad de productor, en 1951 y 1958, por Un americano en París y Gigi respectivamente. Fue el presidente de la Academia entre 1963 y 1967 y recibió el galardón Irving Thalberg en 1951 y el Oscar honorífico en 1967. Murió de un infarto en abril de 1973.