Miró en congelador, apenas le quedaban reservas, pronto tendría que cazar para conseguir más comida. Ya le había echado el ojo a un par de individuos pero prácticamente tenia decidido cual de ellos sería el siguiente en caer.
Los escogía en Internet, chicos de cualquier raza y edad, pero, sin embargo, los buscaba atractivos, que les llamara la atracción, que la atrajeran sexualmente.
Le hacía gracia, pero muchas veces se había comparado con una mantis religiosa: se dejaba seducir a cambio de comerse al macho. Ni mas ni menos era lo que ella hacia.
Ya había elegido al próximo; realmente guapo y con un buen cuerpo. Primero se enrollaría con él, le deseaba y por lo que le contaba en sus conversaciones, al parecer, él también la deseaba, o como la había dicho, “le ponía muy cachondo”.
Vivirían un momento de pasión antes de que ella acabara con su vida.
Casi siempre los mataba de un tajo en el cuello cuando se quedaban dormidos, agotados por el frenético ritmo al que habían practicado el acto sexual. También era muy voraz en la cama y, de ahí, que los dejara exhaustos.
Quedó con él en su casa aquella tarde, así que empezó con los preparativos, desde los que serían destinados a hacerla mas atractiva y sexi a los ojos de él, como los destinados a facilitarle el trabajo de acabar con su vida..
Tenía que ser rápida, rajarle el cuello antes de que pudiera reaccionar, antes de que pudiera gritar….una vez rajado, con las cuerda vocales destrozadas, no podría emitir ningún sonido que delatara lo que allí estaba ocurriendo y además moriría rápidamente desangrado. Sería uno más de tantos. Ya comenzaba a relamerse pensando en la carne fresca que pronto tendría en su congelador.
Ya estaba completamente lista. Era una chica muy atractiva y sabía aprovecharse de ello. No quedaba mucho para que viniera su cita.
Llamaron al timbre, abrió la puerta y le vio.
Dios, que guapo era, con esos ojos azules, penetrantes, hipnotizadores. Ese cuerpazo atlético, bien formado. Esa sonrisa con unos dientes blanquísimos y a la vez extraños, como….¿afilados?
No sabía que le pasaba, estaba como alelada, como si realmente la hubiera hechizado; eso nunca le había pasado.
Era sensual y por ello constituía una amenaza para sus planes.
Entró sin decir nada y se lanzó directamente hacia sus labios, la besó con dulzura y con ansia a la vez, la rodeó fuertemente con sus brazos, inmovilizándola, dejándola indefensa frente a la pasión desatada en aquella casa.
La soltó ligeramente para que le guiara a la habitación y allí dar rienda suelta al deseo que había surgido entre ambos.
Se tumbaron en la cama, y siguieron besándose.
Ahora la besaba en el cuello, la besaba con fuerza, notaba cómo le había mordido ligeramente y eso le había puesto la carne de gallina.
Se sentía mareada, débil ¿Cómo era posible? De pronto notó que algo húmedo corría por su cuello. Se tocó el cuello y observó que en su mano había sangre.
Ya era demasiado tarde, justo en ese momento se dio cuenta que, aquella noche, ella sería la cena…...
Autora: R7337
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Hace 8 meses