Con ser selva, o río, quizás ciudad, no me bastará para estar a tu lado. El sauce, o las hojas secas fluyendo río abajo, quizás las farolas apagándose al alba, no se verán igual sin el brillo de tus ojos. El canto del ruiseñor azul, o el discurrir del agua entre los guijarros, quizás el claxon de los coches, no sonarán igual sin los latidos de tu corazón acompasándolos. La hierba, o el agua fresca en los pies, quizás el duro banco del parque, no se sentirán como cuando nos agarrábamos de la mano. El espliego, o el musgo, quizás el café, no olerán bien si no están camuflados con tu perfumen. Las fresas silvestres, o el agua cristalina, quizás un algodón de azúcar, no se saborearán como cuando iban condimentados de tus besos. No me percibirás entre la niebla del bosque, ni verás tras de ti mi rostro reflejado en el remanso del rio donde nos bañábamos, quizás te parezca escucharme en la radio dedicándote nuestra canción, pero no creo que exista ese sexto sentido que tanto alardeábamos tener. Mejor esparce mis cenizas en algún recóndito lugar, allí donde no conozcas hacia donde sopla mistral, así te será más fácil empezar a olvidarme.
Valoración del jurado(Juan Romagnoli): (...por su cuidado lenguaje poético que enlaza en un “zurcido invisible” la frase de consigna)