24 de marzo de 2015

Una bonita historia de amor (REC)


Todo estaba dibujado en la pequeña libreta gris que llevaba en el bolsillo de su pantalón. Los pétalos rojos que le dejaba en el pupitre; las palomas que asustaba en el parque para que formasen un corazón en el cielo; las miradas que se cruzaban en los pasillos; las palabras que le susurraba cuando no estaba; sus pecas; los besos que aún no le había dado; sus sueños; el despertador a las 8:15; los cada 28 días; las alianzas; el bisturí con el que abriría su corazón; la vitrina donde lo custodiaría... Estaba dispuesto a todo para llegar a la última hoja de la libreta y escribir así una bonita historia de amor.

17 de marzo de 2015

Viaje al centro de las letras

Pintando aquellos extraños bisontes me desperté. Mi obsesión por los microrrelatos me había llevado a un viaje en el tiempo, a la época de los dinosaurios. Un resoplido sonó tras de mí. Me temí lo peor. Me di la vuelta y allí estaba mi suegra con una enorme cachiporra. Todo era absurdo, era como estar dentro de un microrrelato. Entonces di otra vuelta a la tuerca que llevaba escondida en el bolsillo y apareció ella, mi amor platónico, pero con una cabeza de dromedario; me escupió a la cara. Me quedé en blanco; y empecé a borrar todo aquello que hacía creíble esta historia.

11 de marzo de 2015

La última prisión (REC 2/2)

Seguía atrapado allí dentro, lo noté nada más despertar. Todo estaba oscuro y silencioso, tan solo la luz del monitor iluminaba la habitación y su pitido, que marcaba mis constantes vitales, rompía el silencio. Noté que no tenía corazón y que una bomba llenaba mis  pulmones con aire rancio. El reloj de la pared parecía no avanzar al ritmo con el que lo solía hacer antes de que intentara suicidarme, marcaba siempre una media sonrisa. Ahora la prisión había aumentado y mucho me temía que no sería la última. La enfermera sin brazos que estaba sentada en la penumbra no paraba de recordármelo.

10 de marzo de 2015

La hormiga y el festín (REC 1/2)


Seguía atrapado allí dentro. Algo había fallado. El plan de simular mi muerte para cobrar el seguro no había funcionado, o quizás ella se había marchado con la pasta. Desconocía el tiempo que llevaba enterrado. El aire estaba enrarecido. Quizás me iba desmayando y despertando cada cierto tiempo. Quizás las hormigas cavaban túneles que me iban proporcionando aire fresco de vez en cuando. No estaba agobiado, sabía que ella algún día vendría a por mí, seguro que tenía problemas con los papeles. Pero luego sucedió, lo inevitable, empezó a picarme el dedo gordo del pie, tal vez una hormiga y yo el festín.

3 de marzo de 2015

Alguien voló sobre el campanario (REC)

A nadie se le ocurrirá que solo quiso volar, como antes. Verán la ventana abierta y todo apuntará a un suicidio. Nadie se preguntará por qué salió a volar esta vez sobre la taza de un retrete, si a los retretes ya no les incorporan alas y han vuelto a colocar campanas en los campanarios. Hoy los feligreses estarán malhumorados, el párroco no ha consagrado suficientes hostias y no habrá para todos. Solo espero que recen para que cuando su alma sobrevuele la iglesia no se le ocurra tirar de la cadena.