Ilustración: Mercedes Daza
Mi participación en ENTC (en aquella película de los 70)
¿Para qué sirvo? ¿Para qué existo? Nadie me ha visto aún y dudo que alguien lo haga. Tal cual me grabaron me metieron en una lata y me dejaron en el suelo. Ni siquiera se dignaron a colocarme en una estantería. Tan solo pusieron, con rotulador rojo, la fecha en la que me abandonaron: “30-08-1973” No escribieron nombre ni créditos ni nada. A veces pienso que soy un sueño y mis pensamientos son el eco que viaja en la espiral por cada uno de los fotogramas que me enrollan. Tengo el vago recuerdo de lo que trato. Veo un niño; sonríe... paisajes oscuros... luces que se apagan... muerte... una lágrima amarga. Una, en este estado, es capaz de desarrollar facultades inimaginables. Tengo constancia de que han existido otras como yo, idénticas. Me pude comunicar con ellas y corrieron la misma suerte que yo. Pero hace tiempo que no las escucho, como si la tierra se las hubiera tragado después de haber sido lapidadas. A veces siento que alguien me coge y me acaricia con la intención de abrirme; pero son las ratas, las mismas que han superpoblado la Tierra. Dudo que algún día puedan evolucionar y consigan verme.