Hace un par de días, el Presidente de México, López Obrador, en su mañanera, se lanzó en su discurso diario contra la clase media. La acuso de "aspiracionista". Los radiografió como lectores del Reforma en donde incluso indicó que con licenciaturas, maestrías y doctorados, son hipócritas e infames. Ellos son aspiracionistas, quieren mejorar a toda costa y por ello para el presidente son despreciables.
Pero no me crean, vean el video de la mañanera:
Creo que López Obrador no se ha enterado que la educación es posiblemente la herramienta para salir de la pobreza, del tercer mundo, de las innumerables injusticias que tiene este país. Pero para el inepto de Palacio Nacional es claro que sólo le importa mantener su popularidad y poder, y entonces su mejor arma son los pobres, los desposeidos. Porque en la visión de este señor tan ignorante, los pobres sí supieron leer correctamente las propuestas de Morena. Mientras que los que están educados más allá de la primaria pues fueron manipulados por esta campaña de desprestigio al presidente, a la 4T, a Morena, y a todo lo que hace este gobierno.
Y es que AMLO piensa así por una razón: sólo ve, como el rey que va desnudo, lo que quiere ver. No puede siquiera pensar que chance esté haciendo algo mal. No, él hace todo bien, todas sus deciones son certeras y para él este país se vive en paz, tranquilidad, sin violencia, sin problemas. La gente está feliz (eso piensa) y bueno, ni hablemos de la economía, ni de la delincuencia organizada, ni de nada que altere al anciano que nos gobierna, porque o todos son mentiras, exageraciones o ataques de los fifís, de los neoliberales, de los conservadores, de todo aquel que tenga un gramo de neuronas.
Y lo entiendo. López Obrador vive -como prácticamente todos los presidentes- en un país inexistente, porque sus allegados, la gente cercana a los presidentes les dice que sí a todo lo que el gobernante diga. Por eso la visión del mandatario es tan ridícula y por eso, probablemente no se da cuenta. Fíjense que en todas las críticas que se le hacen, incluso en publicaciones de otros países, López Obrador responde no con una sensata reflexión, de por ejemplo, revisar cuáles son los puntos que lo ponen como un lamentable gobernante. No, simplemente los acusa a todos, los trata como enemigos y no como grupos críticos que ven que a este país se lo está cargando el payaso.
Así las cosas. Alguna vez pensé que no podía nadie peor que Peña. La realidad siempre me rebasa.