Todos conocemos y sabemos lo eficaces y útiles que son los antivirus. De hecho todos contamos con uno de estos instalados en nuestro ordenador.
El problema de los antivirus es el continuo bombardeo de posibles amenazas a que te someten: “¿Esta seguro que quiere entrar en esta página?, ¿Desea desbloquear esta página y permitir ver su contenido? , y otras preguntas similares.
Normalmente, excepto que veas mucho peligro, sueles ignorarlo y dejar entrar esa información en tu ordenador. Hasta que en un momento dado se te cuela “algo” que hace que tu ordenador no funcione correctamente.
Pues eso es precisamente lo que me ha pasado a mí. Tantas amenazas incumplidas, como el cuento del pastor y el lobo, que al final no hice caso al antivirus y “algo” se me coló que me impide iniciar el equipo.
Lo he dejado en un servicio técnico y a esperar noticias. No es la primera, pero a buen seguro será la última vez que me ocurre. A partir de ahora, palabrita del niño Jesús, que no dejo pasar nada que rechace mi antivirus.
Menos mal que afortunadamente no me faltan ordenadores en casa y puedo seguir tanto el blog como navegando por Internet y haciendo algún trabajo, pero cuando me den presupuesto se me van a quitar las ganitas de volver a hacer el tonto.
De todos modos, y como disculpa, diré que los antivirus debían de ser más claros y no advertir tantas veces, solamente cuando se tiene enfrente una amenaza real para tu PC bloquearte el paso e insistirte hasta que te canses, pero no en tantas ocasiones sino es fácil caer en la trampa como le paso al pastor del cuento y a mi también.
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