El 13 de enero de 2008, una tarde de domingo cualquiera, el dolor se instaló sin ser invitado en la casa de la familia Cortés. Desde entonces, la pena ha convivido con Juan José Cortés, su mujer, y los dos hijos mayores del matrimonio.
Muy pocos podían imaginar aquel 13 de enero que la terrible desaparición de Mari Luz Cortés, una niña de cinco años, se convertiría en uno de los mayores escándalos judiciales de los últimos años en España. La desgracia de una familia humilde de Huelva se transformó en indignación nacional debido a la cadena de despropósitos y errores judiciales que precedieron a la desaparición de la pequeña.
Durante 54 días, los padres de Mari Luz confiaron en que alguien les devolviera a su hija con vida. La buscaron por la barriada donde desapareció después de comprar chucherías en un quiosco, peinaron las rías y marismas de Huelva, encabezaron manifestaciones en Sevilla y Madrid, ofrecieron una recompensa y se ilusionaron con supuestas pistas sobre su paradero.Pero el pequeño cuerpo de Mari Luz fue encontrado el 8 de marzo flotando cerca de un muelle del río Tinto.
Un vecino de la pequeña con antecedentes por pederastia, Santiago del Valle García, se convirtió en el principal sospechoso de la Policía,pero tras ser interrogado fue puesto en libertad sin cargos.
Del Valle fue localizado de nuevo en un pueblo de Cuenca, y el 25 de marzo fue detenido en una parada de autobús de la capital conquense,cuando posiblemente se disponía abandonar el país. Esta vez confesó que abordó a la niña por la calle y ésta le acompañó por voluntad propia hasta su casa. Pero cuando subían las escaleras, la menor cayó accidentalmente y murió. Según su relato, a continuación la condujo a la ría de Huelva y la arrojó al agua. Su hermana Rosa, que también fue detenida junto al matrimonio, declaró que le ayudó a deshacerse del cadáver transportándolo en su coche oculto en un carrito de la compra.
El presunto asesino de Mari Luz llevaba años sin cumplir condena por los abusos sexuales cometidos en 1998 sobre su propia hija de cinco años. En 2002 fue condenado por un juez de Sevilla, Rafael Tirado, a una pena de dos años y nueve meses de cárcel,pero nunca llego a ser ejecutada.
La película relata de modo muy verosímil toda la historia. Con un reparto no muy conocido,si exceptuamos a Sancho Gracia que hace de comisario de policía,nos refleja lo que paso por la cabeza de los familiares durante estos 54 días. El parecido de los actores con los personajes reales es asombroso,pudiendo incluso llegar a confundir si se trata de un telefilme o de un documental con imágenes reales.
La familia dio la autorización para su realización y se ajusta a datos conocidos por la gente de la calle,sin desvelar ningún secreto sumarial. Aún así llama la atención las firmes sospechas de los familiares sobre Santiago del Valle, el presunto asesino, desde el primer momento. Puede verse como a las 3 horas aproximadamente de la desaparición y cuando el asesino se encontraba con su mujer deshaciéndose del cuerpo,aún con vida,de la pequeña Mari Luz, familiares de la niña entran en la casa de Santiago derribando la puerta ante el estupor de la hermana del mismo y lo registran. Más todavía para sospechar cuando al día siguiente abandona el pueblo junto a su mujer.
Parece mentira que la policía no se diera cuenta antes que estaba pendiente de cumplir condena y lo encarcelaran,además de sospechar de manera más firme de una persona con esos antecedentes y esa manera de actuar.
Cualquiera que vea la película no puede escapar a ponerse en la situación de esta familia y alabar el coraje del padre de la niña y la entereza que mantuvo durante los 54 días,así como la indignación por el funcionamiento del sistema judicial y la lentitud,en este caso, de la labor policial.
Evidentemente,la película fue líder de audiencia al lograr una media de más de 3,2 millones de espectadores (3.215.000) y el 20% de cuota de pantalla durante sus más de tres horas de emisión.