Preguntar a aquella puerta sobre su orfandad hubiera sido de necios. ¿Hay algo más duro que asistir a la decrepitud? ¿Algo más terrible que presenciar la desposesión? ¿Algo más hiriente que la incuria de los años quebrados? Lo que cerraba apenas es hoy un ocho transparente. Una mirilla sobre la lontananza del campo castellano. Sobrecogimiento.
O passado mostrado no futuro.
ResponderEliminarBeijos!!!!
El paso del tiempo y el abandono de quien debería cuidar de algunas cosas es tan manifiesto que a veces duele, como en este caso.
ResponderEliminarUna imagen y un texto redondos.
Un abrazo
Eu temo que o passado é obsoleto. Obrigado, Janice.
ResponderEliminarLuis, en todos los pueblos de la antigua y siempre desposeída Castilla la incuria proviene de sus propios habitantes.
ResponderEliminarHay algo siniestro en la pérdida de función de las cosas y los seres...
ResponderEliminarSiempre se pierden cosas en ese deterioro.
ResponderEliminarY sobrecoge.
Francisca. El lamento. Eso es lo siniestro. Cuando de nada sirve.
ResponderEliminarSobre todo memorias, reconocimientos, reflexiones...Aunque si se perdieran del todo y se hiciera tabla rasa...Cansa ver tierras malditas.
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