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viernes, 6 de noviembre de 2009

SAN JUAN DE LA CRUZ


LA POESÍA DE SAN JUAN DE LA CRUZ
 

1.- VIDA

Nació en Fontiveros, Ávila, en 1542. Su padre y su hermano pequeño, Luis, mueren cuando Juan tiene sólo tres años, por lo que la madre y los dos hijos restantes quedan sumidos en la pobreza. En 1551 se trasladan a Medina del Campo, donde Juan asistirá al Colegio de los Pobres. La mínima formación recibida allí le capacitó para continuar su formación con los jesuitas, donde adquirió su formación humanística y aprendió a escribir en latín, a construir versos en este idioma y a traducir a Cicerón, Virgilio, Ovidio, Marcial y Horacio. Como alumno externo y a tiempo parcial, debía compaginar sus estudios con un trabajo de asistencia en el Hospital de Nuestra Señora de la Concepción de Medina, especializado en la curación de enfermedades venéreas contagiosas.

A los veintiún años, en 1563, ingresa en los Padres Carmelitas de Medina y adopta el nombre de fray Juan de Santo Matías. Poco después se traslada a Salamanca para bachillerarse en Artes.
En 1567 regresa a Medina del Campo por unos pocos días para celebrar su primera misa. Allí conocerá a Teresa de Cepeda, futura santa Teresa de Jesús, que había llegado a la ciudad para fundar una nueva sede de su Reforma Carmelita, los llamados carmelitas descalzos. Teresa convence a Juan y lo une a su causa de reforma de su orden. Ésta, reformada, tropezó con una gran hostilidad por parte de los carmelitas calzados.
El 28 de noviembre de 1568 funda en el primer convento de Descalzos. En la ceremonia, cambia su nombre por el de fray Juan de la Cruz. Durante este periodo, en el seno de la Orden del Carmelo se habían agravado los conflictos jurisdiccionales entre los carmelitas calzados y descalzos, debidos a distintos enfoques espirituales de la reforma; En este contexto es en el que se produce el encarcelamiento de Juan de la Cruz la noche del 3 de diciembre de 1577. Es conducido al convento de frailes carmelitas deToledo, donde es obligado a comparecer ante un tribunal de frailes calzados para retractarse de la Reforma teresiana. Ante su negativa, es recluido en una prisión conventual durante ocho meses.


Tras concienciarse de que su liberación iba a ser difícil, planea detenidamente su fuga y entre el 16 y el 18 de mayo de 1578, con la ayuda de un carcelero, se escapa en medio de la noche y es acogido en el Hospital de Santa Cruz, en el que estuvo mes y medio.

Se dirige a Andalucía para recuperarse completamente. En 1591, durante su viaje de vuelta a Segovia, cae enfermo en el convento de La Peñuela y es trasladado a Úbeda, donde muere la noche del 13 al 14 de diciembre.
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2.- OBRA

La poesía de San Juan, pese a su escaso volumen, constituye una de las más altas cimas de la literatura universal. Su producción está integrada por varias coplas de aire popular, que glosan estribillos tradicionales, y tres poemas mayores:

                                                      - Noche oscura del alma.
                                                      - Llama de amor viva.
                                                      - Cántico espiritual.

Los versos de San Juan de la Cruz desarrollan un único tema: la experiencia de la unión mística del alma con Dios, pero representada mediante imágenes del mundo. Es decir, al igual que el autor del bíblico libro del Cantar de los Cantares (el rey Salomón), San Juan recurre al amor entre una amante y su esposo para simbolizar el amor entre Dios y los hombres. Dicho de otro modo, presentan simbólicamente la búsqueda del Amado (Dios) emprendida por una mujer (el alma), en una naturaleza que refleja la belleza del Amado, el encuentro de ambos y su unión en éxtasis amoroso.

- Noche oscura del alma.
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La Amada, de un modo aparentemente inmotivado, sale de su casa en mitad de la noche en busca del Amado. Avanza en ocho estrofas por las tres fases del alma: purgativa, iluminativa y unitiva respectivamente, equiparándolas a las fases de la noche, desde que se pone el sol hasta que vuelve a salir, pasando por la más profunda oscuridad de la noche cerrada. La noche se trasforma en luz una vez que ha guiado a la Amada hasta el Amado.

En una noche oscura,
con ansias en amores inflamada,
(¡oh dichosa ventura!)
salí sin ser notada,
estando ya mi casa sosegada.

A oscuras y segura,
por la secreta escala disfrazada,
(¡oh dichosa ventura!)
a oscuras y en celada,
estando ya mi casa sosegada.

En la noche dichosa,
en secreto, que nadie me veía,
ni yo miraba cosa,
sin otra luz ni guía
sino la que en el corazón ardía.


- Llama de amor viva.
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Esta composición, la más breve de las tres, se limita a describir el éxtasis místico. Es decir, la fase unitiva, obviando las dos anteriores.

¡Oh llama de amor viva
que tiernamente hieres
de mi alma en el más profundo centro!
Pues ya no eres esquiva
acaba ya si quieres,
¡rompe la tela de este dulce encuentro!

¡Oh cauterio süave!
¡Oh regalada llaga!
¡Oh mano blanda! ¡Oh toque delicado
que a vida eterna sabe
y toda deuda paga!
Matando, muerte en vida has trocado.

¡Oh lámparas de fuego
en cuyos resplandores
las profundas cavernas del sentido,
que estaba oscuro y ciego,
con extraños primores
color y luz dan junto a su querido!


- Cántico espiritual.
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Escrito en liras, estrofa introducida por Garcilaso de la Vega y popularizada por Fray Luis de León, el Cántico se organiza como una especie de égloga pastoril, con un planteamiento dramático: la Amada-esposa es abandonada por su Amado-esposo, lo busca, lo encuentra, y consuman la relación amorosa. Como ya se ha señalado con anterioridad, no cabe una interpretación profana de dicho argumento, ya que el poeta en todo momento pretende plasmar la idea del amor de Dios hacia los hombres, y lo hace mediante el uso metafórico de la relación entre un hombre y una mujer, como ya había ocurrido en el Cantar de los Cantares bíblico.

¿Adónde te escondiste,
amado, y me dejaste con gemido?
Como el ciervo huiste,
habiéndome herido;
salí tras ti, clamando, y eras ido.

Pastores, los que fuerdes
allá, por las majadas, al otero,
si por ventura vierdes
aquél que yo más quiero,
decidle que adolezco, peno y muero.

Buscando mis amores,
iré por esos montes y riberas;
ni cogeré las flores,
ni temeré las fieras,
y pasaré los fuertes y fronteras.


3.- ESTILO


Los versos de San Juan de la Cruz están cargados de un fuerte simbolismo que les confiere un contenido radicalmente opuesto al literal. La imposibilidad de transmitir la experiencia inefable de la unión con Dios leva al poeta a utilizar el símil amoroso, en el que el alma adopta el papel de la Amada.
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