Autor: Adam Silvera
Traductor: Antonio Padilla Esteban
Editorial: Urano (Puck)
Páginas: 352
Precio: $245.00
Visita: Facebook Ediciones Urano
Gracias a Ediciones Urano por el libro para reseña.
Sinopsis: En un presente alternativo, en el que es posible predecir la muerte con un plazo de veinticuatro horas, Mateo Torrez y Rufus Emeterio acaban de recibir la llamada más temida: la misma que te avisa de que ha llegado tu hora final.
En circunstancias normales, es poco probable que Mateo y Rufus se hubieran conocido. Pero sus circunstancias no son normales en absoluto. Porque les quedan, a lo sumo, veinticuatro horas de vida. Y han decidido recurrir a Último Amigo, la aplicación de citas que te permite contactar con alguien dispuesto a compartir tu carga. Mateo y Rufus tienen un día, puede que menos, para disfrutar de su recién nacida amistad. Para descubrir cuán frágiles y preciosos son los hilos que nos unen. Para mostrar al mundo su verdadero yo.
La historia: Mateo y Rufus van a morir en las siguientes 24 horas. No saben cómo ni cuando, pero saben que es inevitable. La compañía Muerte Súbita no se equivoca, no hace llamadas erróneas. Y ellos han recibido la llamada.
Ambos son jóvenes y saludables, no esperaban estar ante esa situación. Cada uno en diferentes circunstancias deciden recurrir a la App "Último amigo".
Es eso lo que los unirá en el último día de sus vidas.
¿Vivirán lo suficiente en esas 24 horas o menos?
Mi opinión: Cuando leí Recuerda aquella vez, quedé con muchas ganas de leer otro libro del autor. Independientemente de la temática, la pluma de Adam Silvera me había gustado mucho y quería adentrarme en otra historia suya.
Por eso, decidí ir de lleno con este libro en cuanto supe que se iba a publicar.
Y si, he disfrutado del libro, pero no de la misma manera en que disfruté el anterior.
Creo que como muchos libros, tiene sus puntos buenos y sus puntos malos.
Con respecto a los protagonistas, debo mencionar que me agradaron mucho. Quizás más Mateo que Rufus, pero que sentí que los dos fueron muy buenos personajes, muy bien construídos, porque se notan las diferencias abismales del carácter de cada uno, pero aún así se siente la complementación de ambos a lo largo de la trama, cada uno aportando al otro, equilibrando al otro, mejorando al otro.
A diferencia del primer libro del autor, esta historia es mucho más lineal. Sin sorpresas añadidas. Sin giros inesperados. Y si bien, no considero que esto es malo, me pareció un poco inevitable hacer la comparación. Pasa que en lo personal se me hizo un poco más pesada de leer. Saber el final de antemano tiene sus pros y sus contras. Y al principio tuve la sensación de que iba a ser mucho rollo para lo que al final iba a pasar.
En ese mismo sentido, una ventaja que tiene, es que los capítulos son muy cortos, por lo que entonces, se facilita un poco la lectura.
Pero eso sí, a pesar de que es fácil de leer, no pude dejar de tener la tentación de los acontecimientos fueron apabullantes para la línea temporal de la historia. Es cierto, si tienes unas últimas 24 horas (o menos) con mucha probabilidad lo querrás vivir al máximo, pero eso no deja de lado la gran cantidad de cosas, emociones (ejem, ejem —instalove—), personajes, lugares y situaciones que ocurrieron en 352 páginas, pero en muy poco tiempo.
Sin embargo, como mencionaba, también hay pros. Y con esta premisa del libro de saber el final desde el inicio, debo decir que lo que más disfruté es que lo importante deja de ser saber cómo va a terminar la historia, sino el proceso para llegar al final.
Porque es en este aspecto que el autor nos regala el mensaje de la importancia de disfrutar la vida, de vivir. De no sólo dejar pasar el tiempo. Porque si bien, en la trama había un aviso sobre ello, en esta vida no lo tenemos, y nunca sabemos si es nuestro último día, nuestro último año o nuestra última hora.
Para mí, eso fue lo más valioso de la historia. El que los protagonistas se aventuraran a vivir, a exponer sentimientos, a hacer cosas nuevas, y aún así, quedarse con el sentimiento de que nunca es tiempo suficiente para hacer todo lo que quisiéramos hacer. Y por eso nunca debemos quedarnos con ganas de experimentar algo o de decir lo que sentimos.
Por eso, decidí ir de lleno con este libro en cuanto supe que se iba a publicar.
Y si, he disfrutado del libro, pero no de la misma manera en que disfruté el anterior.
Creo que como muchos libros, tiene sus puntos buenos y sus puntos malos.
Con respecto a los protagonistas, debo mencionar que me agradaron mucho. Quizás más Mateo que Rufus, pero que sentí que los dos fueron muy buenos personajes, muy bien construídos, porque se notan las diferencias abismales del carácter de cada uno, pero aún así se siente la complementación de ambos a lo largo de la trama, cada uno aportando al otro, equilibrando al otro, mejorando al otro.
Lo que pasa es que el miedo a decepcionar a otros o a hacer el ridículo siempre termina por imponerse.
A diferencia del primer libro del autor, esta historia es mucho más lineal. Sin sorpresas añadidas. Sin giros inesperados. Y si bien, no considero que esto es malo, me pareció un poco inevitable hacer la comparación. Pasa que en lo personal se me hizo un poco más pesada de leer. Saber el final de antemano tiene sus pros y sus contras. Y al principio tuve la sensación de que iba a ser mucho rollo para lo que al final iba a pasar.
En ese mismo sentido, una ventaja que tiene, es que los capítulos son muy cortos, por lo que entonces, se facilita un poco la lectura.
Pero eso sí, a pesar de que es fácil de leer, no pude dejar de tener la tentación de los acontecimientos fueron apabullantes para la línea temporal de la historia. Es cierto, si tienes unas últimas 24 horas (o menos) con mucha probabilidad lo querrás vivir al máximo, pero eso no deja de lado la gran cantidad de cosas, emociones (ejem, ejem —instalove—), personajes, lugares y situaciones que ocurrieron en 352 páginas, pero en muy poco tiempo.
Sin embargo, como mencionaba, también hay pros. Y con esta premisa del libro de saber el final desde el inicio, debo decir que lo que más disfruté es que lo importante deja de ser saber cómo va a terminar la historia, sino el proceso para llegar al final.
Quiero escalar hasta la última montaña, descender remando por hasta el último de los ríos, explorar hasta la última de las grutas, correr por hasta la última de las playas, visitar hasta la última de las ciudades, cruzar hasta el último de los puentes, visitar hasta el último de los pueblos, ciudades, países. En todos los rincones del mundo. Tendría que haber hecho algo más que limitarme a mirar documentales y videos por Internet sobre todos estos lugares.
Porque es en este aspecto que el autor nos regala el mensaje de la importancia de disfrutar la vida, de vivir. De no sólo dejar pasar el tiempo. Porque si bien, en la trama había un aviso sobre ello, en esta vida no lo tenemos, y nunca sabemos si es nuestro último día, nuestro último año o nuestra última hora.
Para mí, eso fue lo más valioso de la historia. El que los protagonistas se aventuraran a vivir, a exponer sentimientos, a hacer cosas nuevas, y aún así, quedarse con el sentimiento de que nunca es tiempo suficiente para hacer todo lo que quisiéramos hacer. Y por eso nunca debemos quedarnos con ganas de experimentar algo o de decir lo que sentimos.
Sitio web oficial: http://www.adamsilvera.com/