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miércoles, 20 de enero de 2016

¿Infértil o coneja?

Llevo desde mi más tierna adolescencia barruntando en mi cabeza el tema de la infertilidad. Mi abuela paterna fue infértil, aunque pese a ello, con tenacidad y tiempo (14 años de nada) fue capaz de tener dos hijos. Desde que me vino la regla, supe que aquellos descontroles y ciclos eternos no eran normales. También conocía casos en la familia con ovario poliquístico que habían tenido más o menos dificultades con su fertilidad. Por ello, mi infertilidad no me pilló de sorpresa. Supongo que no es menos doloroso, pero creo que también debe ser muy complicado no sospechar nada de nada y que luego, se te venga el mundo encima de repente.

Por ello, llevo años haciéndome a la idea de mi posible infertilidad, así que cuando nos pusimos a buscar al renacuajo, sentí que las piezas encajaban donde tenían que ir. En ese tiempo, descubrí la blogosfera y con ella, a decenas de mujeres infértiles con mis miedos, penas y luchas. Aprendí lo indecible acerca de tratamientos, de síntomas, de causas, y empecé mis visitas a la consulta de infertilidad de mi hospital. Por fin, me sentía abrigada, arropada por un grupo que me entendía y compartía mis sufrimientos. Por fin, abrazaba virtualmente a otras mujeres con mi dolor, rebosante de empatía del que camina por el mismo sendero. Entonces, en la última consulta antes de empezar con la IA, sucedió lo inesperado, ya lo sabéis, me había quedado embarazada de forma natural 14 semanas antes, solo 2 semanas después de la histerosalpingografía y de haber ovulado por primera vez en años.

Huelga decir que me sentí tremendamente feliz en aquel momento, aunque siempre me quedó ahí la rémora de ser menos infértil por ser un embarazo natural, por no haber pasado por mil y un tratamientos como otras, pero la verdad es que la comunidad bloguera me siguió aceptando de mil amores y seguí sintiéndome una más, sin distinción.

Sin embargo ahora, llega la sorpresa. En mi segundo ciclo de búsqueda (llamémoslo más bien, de no evitarlo), zasca! Embarazo al canto! Como una coneja más! Fruto de un ratito de pasión despreocupado. Como la gente normal que hasta planea cuándo le viene mejor parir (en esto, claramente, no, si lo hubiera planeado un poco, no me planto a mediados de agosto en CiudadHorno con tripón!!!Menuda fechita!!) Y de pronto, me empiezo a sentir menos infértil, Y de pronto, pienso que tengo menos derecho a animar a la bloguera que acaba de tener una beta negativa, de empatizar con la que ha pasado por su cuarto aborto, de dar consejos a la que se está decidiendo por una ovodonación... De pronto siento que no sé si tengo derecho a pertenecer a este grupo. ¿Ya no soy infértil? ¿Ahora soy coneja? Creo que tengo una crisis de identidad... :(

¿Qué os parece a vosotras? ¿Soy infértil o coneja? ¿Entendéis mi desubicación u os parece algo trivial? ¿Cómo os sentiríais si después de un embarazo difícil de lograr os encontrarais con otro casi sin esperarlo?

lunes, 26 de octubre de 2015

Y de repente, el globo explota

Hay momentos en tu vida en que crees que has llegado a la meta. Tienes un trabajo que te gusta, una pareja que te tiene enamorada, un sueldo que te da para llegar a fin de mes, un hogar, una familia, una rutina y una seguridad. Te ves feliz, plena, satisfecha, estable....y de repente, como un etéreo globo que flota apaciblemente, tu vida llega a una puntiaguda y diminuta esquina y booom! De repente, todo explota, se desmorona, se aniquila. Y toca replantearte todo de nuevo, desde cero.

De repente, después de llevar años lejos de mi tierra, de haberme planteado y aceptado de buen grado mi vida en el secanal, lejos de la familia, de haberme hipotecado de por vida en un piso, haber echado raíces que creía que serían duraderas...de repente, una llamada lo cambia todo. Una oferta de trabajo para Mr. Sapo a 600 km. En nuestra tierra, cerca de tierraparaíso2 y a la mitad de camino de tierraparaíso. En una ciudad estupenda rodeados de familia. A una hora del mar. De nuestro querido mar. Un buen trabajo que jamás pensamos que sería posible, que nunca contemplamos como una posibilidad real. Y de repente, el globo de la rutina, de la estabilidad, explota. Y toca empezar de cero de nuevo, sin tiempo para reflexionar demasiado. Con un par de maletas y muchas dudas. Pero también con ganas. De repente, todo cambia, toca empezar de cero, con muchos miedos y con una pereza enorme, pero también con ilusión por inflar el globo de nuevo y ver cómo vuelve a flotar.

Y después de años luchando contra la infertilidad, somos padres, lo logramos. Llegamos a la meta e inflamos nuestro globo. Y el globo flota suave, despacio, saboreando cada cm cuadrado de aire. Y de repente, la esquinita maldita aparece de nuevo, entre cajas de mudanza, estrés incontrolable, cambios de guardería y caos por doquier. De repente una corriente de aire mueve el globo y ya es inevitable, empiezas a olvidar lo que te costó inflarlo, empiezas a perder la cordura, el seso y la coherencia. No importa nada, la fuga de aire ya es imparable. Y explota. Boom. Y ya es incontenible. Queremos ser padres de nuevo. Quiero volver a sentir dentro de mí la vida crecer. Quiero que el renacuajo tenga un hermano/a. Queremos volver a ser padres. Y esta vez, no habrá cortinas de humo para tapar el dolor, para ocultar el fracaso. No quiero ocultarme, no me importa compartir mis meses o años de esperas y frustraciones. No quiero llegar un día y decir: estoy embarazada! y que parezca que lo he conseguido a la primera. No, sé que el camino es duro y que puede ser muy largo. Sé que puede que nunca lleguemos. Pero también sé que vais a estar ahí a mi lado para apoyarme y entenderme, para llorar conmigo cuando haga falta y para inflar poco a poco ese globo de la vida de nuevo. Si de este viaje juntas podemos aprender algo, genial. Si no, me reconozco afortunada por tener todo lo que tengo, valorando lo realmente importante por encima de todo, no me dejéis olvidarlo nunca!


Así que entre mis próximas entradas, se mezclarán de nuevo temas sobre ovulación, ácido fólico, dieta preconceptiva, esperas que desesperan, visitas ginecológicas...además de seguir dándoos la tabarra con las distintas monerías de mi renacuajo y con alguna que otra idea descabellada que se me ocurra en algún momento de hiperactividad hormonal! ;) Vuelvo a ser una buscona!!! ;) ¿Me acompañáis en este nuevo camino? ¿Queréis volver a inflar los globos de mi vida conmigo?

miércoles, 29 de julio de 2015

Vergüenza infértil

Nunca he sido una persona vergonzosa, ni para hablar en público ni para relacionarme con gente ni en lo relativo a la desnudez. Pero en el tema de la infertilidad, sí que creé una barrera alrededor. No sé si era exactamente vergüenza o pudor o celo de mi intimidad o como me gusta a mí llamarlo, evitarle a los demás un sufrimiento que ellos no podían remediar ni mejorar. Por eso, todo el proceso hasta el embarazo del renacuajo fue secreto entre Mr. Sapo y yo; ni familia ni amigos supieron nada hasta que supimos que estaba embarazada y que todo iba como debía ir.

Sin embargo, como he contado en otras entradas, este secretismo fue cambiando poco a poco tras el embarazo y el nacimiento del renacuajo y ahora puedo decir que he perdido esa poca vergüenza infértil que me quedaba. Incluso me atrevería a decir que casi me siento orgullosa. Orgullosa de decirle al mundo que no todo el mundo puede decidir cuándo tener un hijo, que no todo en este tema es cuestión de relajarse, que sí se puede, que he vivido esa frustración/miedo/ira/envidia/desilusión infértiles por la que están pasando otras parejas ahora, que sigo siendo infértil y no sé si podré tener más hijos, que sé tanto de este mundillo que puedo entender mejor a otras parejas infértiles (y hasta asesorarlas un poco en cuanto a TRAs). Cada vez me cuesta menos responder a la temida ¿y para cuándo el hermanito? (bueno, en mi caso, ¿para cuándo la hermanita?, porque parece que toooodo el mundo está convencidísimo de que lo mejor que me podría pasar es que tuviera una hija para tener la "adorada parejita", pero esto es cuestión aparte!). No me da ningún pudor decir que no está en mi mano. No siento vergüenza de explicar que el renacuajo no vino al mundo por un descuido de una noche de pasión. Que no ovulo. Que soy infértil y lo seré siempre.

Esto no significa que vaya presentándome como "Hola, soy Luli y soy infértil", pero sí que significa que no me escondo más, que si me preguntan, respondo sin rodeos y según vea el interés de la otra parte, tanteo un poco y me explayo más o menos por si le puedo ayudar. Creo que esta pérdida de vergüenza infértil se debe a que me siento ganadora; soy madre, he podido gestar y parir un hijo, el sueño que tuve siempre y que tienen muchas más personas. Por eso, no me importa hablar de lo que me ha costado llegar hasta aquí, porque estoy en la meta, porque luché y gané. Sin embargo, no sé qué pasará si decido buscar otro hijo. A priori, me parece que sí que seré capaz de abrirme en ese caso, sobre todo por aquí, pero me vuelven un poco los miedos, la vergüenza infértil, esa coraza que nos protege a todos los que buscamos un hijo y no podemos, ya sea el primero o el quinto. Hay gente que victimiza a los infértiles y que los cataloga según su dolor y tratamientos fallidos. Supongo que será otro tipo de vergüenza infértil. Pero yo no tengo ningún interés en competir con nadie. Quizás una persona que lleve 10 tratamientos fallidos a sus espaldas piense que la que es capaz de parir 2 o 3 hijos es menos infértil. No me meto ni pretendo crear un ranking. Solo quiero despojarme de esa losa que aún nos pesa encima y sentirme orgullosa de poder ayudar a otras personas que se encuentran llenas de dudas y desazón y si desnudarme el alma ante ellos ayuda...FUERA VERGÜENZA!

Y vosotros, ¿habéis conseguido eliminar esa vergüenza infértil del todo? ¿Habláis públicamente de vuestros abortos/dificultad para concebir? ¿Os ha ayudado la experiencia de alguien cercano a sentiros menos solas o a ver nuevas vías?

sábado, 25 de octubre de 2014

Empezando

En primer lugar, me presento. Me llamo Luli. Desde siempre, he sabido que tenía ovarios poliquísticos y graves problemas de ovulación. Pese a ello, tras llevar más de un año buscando embarazo, decidimos recurrir a las técnicas de fertilidad para convertirnos en padres y cuando nos hicieron todas las pruebas, acudimos a la consulta de infertilidad para empezar con nuestra primera IA. En esa consulta, y después de indicarnos cómo iba todo, le comenté a la doctora que no me venía la regla desde hacía casi 4 meses (algo muy normal en mí) y ella me sugirió hacerme una ecografía para ver el estado de mi endometrio y provocarme con medicación la regla para poder empezar el ciclo. Para la sorpresa de todos, según se vio en la ecografía, no tenía un retraso de la regla, sino un renacuajo de casi 15 semanas creciendo en mi interior! El sorpresón fue descomunal y el embarazo transcurrió genial. El 4 de marzo de 2014 di a luz, mediante un parto fantástico y rapidísimo, a mi renacuajo, y ahí, con mi hijo nuevo, empezó mi nueva vida, que intentaré ir contando poco a poco en este blog, por si a alguien le interesa y por si mi renacuajo lo encuentra interesante en unos años.