Hola:
Confieso que estoy inquieto, me debato entre no hacer nada y esperar a que el destino juegue sus cartas o ensuciarme las manos y construirlo.
Reconozco que entre las opciones prefiero la segunda y esto implica constituirme en un nuevo factor en tu ya intrincado proceso.
Entiendes por qué dudo?
Al final quisiera que me asumas como una certeza y no como un problema, para que si las cosas no se solucionan, en mi encuentres un puerto seguro a dónde regresar.
Sabes que te adoro, que el reloj ha dado demasiadas vueltas y que lamento cada día en que no has estado aquí.
Guido