No ceso de
sorprenderme de como Haití, sin tener la razón, nos está ganando la guerra mediática
en torno a la crisis artificial que envuelve a nuestras naciones.
Abro el periódico y
me sobresalto a leer los titulares “Martelli pide frenar la violencia en contra
de Haitianos residentes en RD”, paso la página buscando la respuesta de parte
de nuestro gobierno y para mi desencanto, no hay nada.
Aparentemente
nuestros funcionarios han olvidado la máxima acuñada por Joshef Goebbels, Ministro de Propaganda de la Alemania Nazi,
que una vez dijo “Que una mentira repetida muchas veces al final parece una
verdad”.
Los
presidentes, en este caso Martelli, tienen una voz y eco fuertes, Haití es el
Patito Feo de América, por ello esperaba una respuesta del Presidente Danilo
Medina o en el peor de los casos del Ministro de Relaciones Exteriores.
Al
ver la inacción me pregunto ¿Qué carajos está sucediendo aquí? ¿Por qué la
retórica silente de nuestro gobierno?
Me
rompo el coco buscando una respuesta y reconozco que las neuronas que me quedan
no son suficientes para encontrarla, ya que es evidente que el pedimento del
presidente haitiano trae escondida la mentira de que aquí en RD, se maltrata y
persigue a los haitianos.
Lo
que más me molesta es la simpleza con la que se puede desmontar la insinuación
realizada por el Presidente Martelli, porque ejemplos cercanos tenemos de sobra
y solo basta con sacar a la luz lo acontecido hace unas semanas en el Consulado
Dominicano de Juana Méndez o los 24 camioneros que se encuentran virtualmente
secuestrados en suelo Haitiano, ejemplos que demuestran quien es realmente la
víctima de toda esta situación de violencia real y mediática.
¿Entonces
por qué el silencio ante la mentira? Si es un hecho incontrovertido de que hay más
de 1,000,000 de haitianos viviendo entre nosotros, transitando por las calles
sin ser perseguidos, usando los servicios públicos igual cualquier dominicano.
Mi
pregunta debe tener una respuesta satisfactoria de parte de nuestro gobierno, porque
si no la hay, definitivamente estamos jodidos y podemos esperar lo peor.
Cierro
este comentario diciendo que es tan culpable el que no se defiende, como el que
ha cometido el crimen.
Guido
Gil Buonpensiere
8
de marzo del 2015