Los miedos, tanto aquellos que articulan lo ignoto como los
cotidianos, son los materiales con los que Pilar Adón (Madrid, 1971) construye Mente animal, su tercer poemario -el
segundo publicado por La
Bella Varsovia , tras La
hija del cazador (2011)-. El libro, cuya sugerente ilustración de cubierta
corre a cargo de Laia Arqueros, se articula en dos partes: “El mundo hueco”,
compuesta por veintidós poemas, y “Decálogo”, por otros diez. Si en la primera
la mirada del yo poético se centra en la realidad exterior, con quien mantiene
una relación conflictiva y dolorosa, sustentada en la inadaptación, en la
segunda, y lejos del carácter admonitorio que sugiere el título y que se cuela
por algunos versos, se plantea una indagación en la complejidad interior de un
yo irrenunciablemente femenino. Y aquí juega un papel crucial la naturaleza, vista
como una fuerza imposible de dominar que encierra en sí misma incertidumbre y
desasosiego al tiempo que supone una huida a las regiones más sombrías de nuestra
alma, aquellas que más nos cuesta aceptar.
Para esto la poeta acude a un lenguaje claro y directo, sin
ambages ni impostados recursos, llegando a utilizar un léxico violento y, en
cierta medida, agresivo (“Ratones por las paredes. / Despojos y rocas. / Se han
visto zorros este año. / También lobos. Caza de octubre.” o “Una jauría en pos
de hígado y riñones / siguiendo el hedor de los bisontes.”), pero que encierra
cierta confianza en el ser humano (“No todos los animales devoran a sus
víctimas vivas / ni todos los hombres extraen provecho de los otros”). Así
pues, frente a la hostilidad del mundo exterior, aparece el hogar como ámbito
del recogimiento y del encuentro con los demás a través de la palabra (“El
hogar está donde está el calor. / Donde las raíces.”)
Autora: Pilar Adón
Título: Mente animal
Editorial: La Bella Varsovia
Año: 2014
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