Hay mujeres a las que veo
asas en la cabeza
que invitan a beber a sorbitos sus pensamientos
como si fuera una infusión de hierbas frescas.
Hay mujeres que posan vestidas de leyendas
y desnudan a los fotógrafos con solo quitarse las gafas.
Hay mujeres que secuestran sueños
en las aceras y nunca demandan recompensa.
Hay mujeres que desaparecen cuando llegan
y aunque recorras el mundo a su vera
tardarás un eclipse de ego en volver a saber de ellas.
Hay mujeres que llevan carmín en las palabras
y deseas que sea tu nombre lo que ocultan
bajo los párpados y en la punta de la lengua.
que invitan a beber a sorbitos sus pensamientos
como si fuera una infusión de hierbas frescas.
Hay mujeres que posan vestidas de leyendas
y desnudan a los fotógrafos con solo quitarse las gafas.
Hay mujeres que secuestran sueños
en las aceras y nunca demandan recompensa.
Hay mujeres que desaparecen cuando llegan
y aunque recorras el mundo a su vera
tardarás un eclipse de ego en volver a saber de ellas.
Hay mujeres que llevan carmín en las palabras
y deseas que sea tu nombre lo que ocultan
bajo los párpados y en la punta de la lengua.
Hay tantas mujeres que
habitan en una sola
que precisas perderte al menos cien vidas
en su laberinto para aceptar que es una fiesta
cuando te resignas a que no existe salida
y que escogerías un destino adverso si la hubiera.
que precisas perderte al menos cien vidas
en su laberinto para aceptar que es una fiesta
cuando te resignas a que no existe salida
y que escogerías un destino adverso si la hubiera.
© Mariano Crespo
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