De adolescente me
descubrieron la miopía.
y me puse mis primeras gafas.
Paseaba por la calle con la cabeza agachada
porque temía que todo el mundo
ay, qué vergüenza,
se fijase en las novedades de mi cara.
y me puse mis primeras gafas.
Paseaba por la calle con la cabeza agachada
porque temía que todo el mundo
ay, qué vergüenza,
se fijase en las novedades de mi cara.
La primera vez que me
enamoré
escondí los ojos a todo el barrio
-más que a nadie a mi madre en casa -
para que ninguno descubriera,
ay, qué vergüenza,
mi evidente enfermedad del alma.
escondí los ojos a todo el barrio
-más que a nadie a mi madre en casa -
para que ninguno descubriera,
ay, qué vergüenza,
mi evidente enfermedad del alma.
Ahora, amor, te ojeo los
pechos,
por encima de las lentes la mirada,
mientras simulo que leo a Vallejo
porque todavía adolescente,
ay, qué vergüenza,
me han descubierto vista cansada.
por encima de las lentes la mirada,
mientras simulo que leo a Vallejo
porque todavía adolescente,
ay, qué vergüenza,
me han descubierto vista cansada.
© Mariano Crespo
¿cansada de no ver?
ResponderEliminarBesos.