Hipotética representación de focas atribuidas a Neanderthales en la cueva de Nerja |
No hay cosa que me guste más en esta vida que ver la caída de un régimen, ser testigo y percatarme de que el cambio está en marcha mientras los obsoletos se afanan en mantenerse inmóviles, el sapiencentrismo está tocando a su fin, y su caída está llevándose consigo todo lo que había de especial en nosotros, ¡qué lejos andamos ya del "creador"!.
Al principio, cuando el primer neandertal fue descubierto fue considerado uno de los nuestros, un cosaco ruso aquejado de malformaciones óseas, poco después, cuando se advirtieron las diferencias, fue ocupando el lugar que según el contexto del momento le correspondía, un ser cuya condición de "diferente" (diferente=inferior) le condujo a una extinción bien merecida y por varias razones, una por brutalidad y otra por imbecilidad, más otra razón quizás un tanto adicional, nosotros (los sapiens) merecíamos legítimamente ocupar el continente que sería cuna del culmen de los mayores logros humanos, Europa estaba destinada a nosotros y no a los otros.
La ciencia, afortunadamente, desaloja los prejuicios humanos al rincón de los objetos pendientes de tirar al punto limpio de reciclaje, ese cajón de la casa que poco a poco crece en objetos inútiles y que carecen de función alguna sin saber que hacer con ellos (deséchelos!, no los guarde!). Quizás sea excesivamente "Gouldiano" pero creo que el verdadero alcance de los avances científicos y la importancia del conocimiento que genera está casi al mismo nivel del paradigma que entierra.
A los humanos anatomicamente modernos (Homo sapiens sapiens) se les atribuyó la autoría de todas las manifestaciones artísticas encontradas de este planeta, solo nosotros parece que hemos compuesto canciones, pintado grutas o utilizado el cuerpo como lienzo, en definitiva, nosotros somos quienes hemos pintado la Mona Lisa, construido el Partenon y por supuesto creado "el arte". Nuestros logros se miden en nuestro éxito, por eso nosotros estamos y los ellos (los neandertales) no están. Sin embargo, Homos sapiens y Homo neanderthalensis parecen que tuvieron mucho más en común de lo que se pensaba, hasta hace bien poco nadie creía que tuvieran la capacidad de crear desde la abstracción (algo tan nuestro verdad!). Pintar y representar era algo exclusivo de nuestro patrimonio que aunque nos hibridásemos con ellos, enterraran a sus muertos, o fueran solidarios, ellos no pintaban, carecían de lo más importante, no estaban tocados por la invisible y providente mano de "Dios".