Con todo su
cuerpo sudado y su rostro lleno de gotas que al caer en la tierra rojiza
largaban hilos de humo, Julián no pudo contenerse más y comenzó a llorar fuertemente. Hacía más de
cuarenta grados centígrados y nunca había experimentado nada similar en su
vida, mejor dicho, en su otra vida.
-¡Para de
llorar!, no te preocupes… ya sé que tienes mucho calor, pero no te va a pasar
nada, estás muerto-dijo el diablo seguido de una enorme sonrisa.
Julián quiso
responderle pero solo emitió palabras inconexas, sin sentido.
-¿Qué dijiste?,
¡No te entendí!- Comento el demonio.
Con la cabeza
gacha, mirando fijamente el suelo, trago saliva y temblando dijo: -No lloro por
el calor, lloro porque este lugar no me pertenece.
La criatura se
aclaro la garganta y poniéndose el puño debajo de la boca, largo una fuerte tos
forzada. De una pila de hojas agarro un papel con sus dos enormes
manos rojizas, sus uñas eran negras y largas. Dijo:
-Julián Luis García,
47 años, casado, dos hijos, causa de su muerte: explosión de un sifón de soda
cerca de la cabeza. ACUSADO DE: matar a 5003 mosquitos, 4021 moscas, 3568
hormigas, 2001 cucarachas y 7 abejas. -¡Mato a 14600 seres vivos! , ¡14600
VIDAS! –Le grito fuertemente el monstruo con su voz tan grave que lo
caracterizaba. -¿Alguna pregunta? ¿Quieres decir algo más?-le pregunto el
demonio.
El hombre
invadido de un escalofrió que le helaba la piel y sin parar temblar: quiso
contestarle al demonio pero no tuvo palabras, solamente lo miro. Miro como se
curvaban sus cuernos, sus dientes afilados y negros, sus ojos como víboras de
color amarillo patito. Su enorme altura que sobrepasaba los dos metros, como se le notaban sus costillas marcadas por
enormes cicatrices. Pero no pudo decir nada y volvió a cerrar la boca.
-¡¡Llévenselo!!-
grito Lucifer seguido de un fuerte silbido. De la oscuridad, salieron dos
demonios que caminaban muy extraños con sus patas de cabras, llevaban cada uno
un tridente en sus manos derechas y poseían unas colas que revoloteaban
continuamente con unas puntas en forma de flechas. Son igual que su amo pero en
escala normal- pensó Julián. -¡Nooooooooo!- grito hasta quedarse sin aliento.
-¡Nooooooooo!- exclamo seguido de lágrimas.
Los demonios lo tomaron con sus manos
con mucha fuerza y le quemaron la piel dejándole marcas y quemaduras de segundo
grado. Lo condujeron hasta donde terminaba el túnel y comenzaba a verse una luz
anaranjada muy fuerte. Enormes montañas con lagos de lava por todas partes era
el paisaje principal. El ambiente se encontraba todo dentro de un enorme cráter
que parecía no tener fin. Julián siguió gritando la palabra NO
continuamente mientras lo arrastraban
por el piso y descendía en forma oblicua.
Abrió los ojos y comenzó
a ver el territorio donde se encontraba. Miles de personas trabajando con picos
y palas, desnutridos, horriblemente sucios. Un volcán hizo erupción y pudo ver
como lentamente la lava que bajaba iba quemando a cientos de personas que
estaban tirados en el piso sin fuerzas hasta cubrirlos por completo. Cerró los
ojos nuevamente mientras escucho a uno de los demonios decir: -¡BIENVENIDO AL
NUEVO MUNDO!-seguido de una risa muy diabólica que jamás olvidaría hasta la
eternidad.
Muy entretenido relato, Pablo. Transmite la desesperación del tipo y al mismo tiempo te hacen sonreír las razones por las que fue al infierno.
ResponderEliminarSaludos