Sebastián se mojo
la cara para despejarse un poco después de dormir unas preciadas horas que
tanto las necesitaba. Todavía le costaba
entender como después de estar tan cerca de su muerte había estado roncando
como un perezoso.
Un fuerte dolor
de cabeza le volvió a renacer. No sé si las jaquecas eran porque había estado
leyendo demasiado, o debido a las vibraciones continúas que lo sacudían al
viajar en tren. Quizás se debía a la combinación de ambas cosas.
Decidió ir afuera
del vagón para estirar un poco las piernas. El tren se había descarrilado en
una curva, hacia ya unas cinco horas. Fue en medio de una zona árida donde la
próxima ciudad llamada Anahi se encontraba a doscientos cincuenta kilómetros de
distancia. Sabía que la espera iba a ser larga.
Mucha gente
estaba asomada y apreciando el paisaje. Del lado derecho de la ruta el desierto
estaba compuesto por miles de árboles secos con retorcidas ramas que formaban
telarañas en el cielo. Eran tan extraños, Sebastian nunca había visto algo
igual en cuanto a sus ramas retorcidas. Escucho que un hombre contaba que le
decían “los brazos del diablo”. Sebastián sentía el cansancio de sus piernas y
también que su vejiga iba a explotar. Así que decidió ir del lado izquierdo de
la ruta en donde el paisaje estaba
compuesto por pastizales muy altos que tapaban toda la visión. Eran pastos de
dos metros que parecían no tener fin a lo largo de toda la ruta. Ninguna vez
había visto pastizales que alcanzaran esa altura por las rutas que él solía
viajar. En esas rutas, el campo estaba cosechado por maíz, trigo, tomates,
lechuga y el oro del campo argentino: Soja. Se notaba que era una zona muy amplia
sin habitantes. La tierra estaba muerta, por lo que no había ninguna cosecha y
había escuchado que el agua de lluvia era poco frecuente en esa región. El
suelo resquebrajado lo decía todo, pero ese día atinaba con que iba a llover.
Antes de adentrarse
tomo un palo que le gusto mucho por su forma y pensó en utilizarlo como defensa
personal por si algún animal salvaje se le acercaba o algo por el estilo.
Primero pensó en orinar pasando la línea que divide el asfalto con la tierra seca.
Pero se sentía observado por parte de la gente que lo miraba desde arriba del
tren y cuando alguien lo observaba no podía ni sacar una sola gota. Es similar
a los animales cuando se sienten observados y no hacen las payasadas que saben
hacer.
Después de mirar
que no haya víboras o arañas que les causaban mucha fobia, se adentro unos
centímetros más en los yuyos. La sorpresa fue enorme al ver que los yuyos
terminaban a unos dos metros de donde comenzaban y el paisaje era el mismo que
en el lado derecho de la ruta. Miles de
árboles con ramas que apuntaban para cualquier lado. Plantados en una tierra
agrietada que parecían las escamas de una tortuga y ondulada como joroba de
camello.
Los arboles no se
veían desde la ruta ya que todo ese lugar estaba en declive. Era tan misterioso
el lugar que lamento no tener una rollo con película de 35mm para sacar algunas
fotografías con la cámara fotográfica que llevaba en su mochila.
El paisaje estaba
ondulado por toda una extensa zona que parecía ser infinita. Abrió la cremallera
y comenzó a largar orina sin cesar. Observo como la tierra absorbía la sustancia
amarilla que tanto lo aliviaba al largarla al exterior. Relajado miro al cielo
y vio como las nubes negras cubrían el cielo, recordó que antes de quedarse
dormido el cielo estaba despejado y ninguna nube se asomaba.
Una rama de un
árbol que estaba a su lado se empezó a mover y le toco la cabeza. Se sorprendió
y al mirar con detenimiento la rama, se
dio cuenta que en esas curvas que iban para cualquier lado, un cuervo muy
grande se acercaba caminando hacia él como si estuviera en una cornisa. Volvió
a agarrar la rama del suelo y cuando estaba por retirarse vio algo que a sus
ojos le llamo la atención. Algo rojo. Enseguida lo relaciono con esas fotos en
blanco y negro donde un detalle en color resalta la escena. Todo el lugar
estaba en color sepia por medio de la tierra y los arboles, el cielo gris oscuro
y en el centro de la escena una larga cinta roja atada a un árbol que flameaba
como una bandera. El cuervo emitió su típico canto y salió volando para el sur.
A diferencia del paisaje en donde se encontraban todos los turistas este estaba
compuestos también por arboles de medianos tamaños y otros muy pequeños.
Corriendo se
acerco a ver si había algún mensaje o algo por el estilo. Debajo de la cinta
pudo observar una flecha que le pareció estar hecha con pintura roja. La dirección
de la misma era hacia el sentido izquierdo. Vio que desde las enormes raíces
del árbol un trazo de alguna sustancia blanca se alejaba marcando una especie
de camino. Lo siguió como gamsel y gretel siguieron el camino que ellos mismos
formaron con pan. Esta vez se encontró con un árbol que tenía otra señal
apuntando hacia la derecha.
Vio como la línea
blanca se alejaba hasta la cima de una colina donde se encontraba otro árbol con
otra flecha. De este juego que en sus pensamientos lo llamo “siguiendo la
flecha” se encontró con algo que nunca antes hubiera pensado en encontrarse. Al
principio pensó en volver ya que le habían informado que quedaban unas horas
más para retomar el viaje. Pero sentía una sensación con que iba a encontrarse
con algo desconocido en ese lugar tan extraño. Además contaba con su mochila
que llevaba todas sus pertenencias y tenía pensado hacer dedo como tantas otras
veces.
Finalmente el
juego termino. Se había topado con un árbol tan enorme como tétrico que cuando
lo vio inconscientemente dio dos pasos para atrás. Nunca había visto algo
igual. Estaba solo a diferencias de los otros árboles de menor tamaño que venía
siguiendo. -Este es el padre de toda la familia, es gigante-pensó. Se acerco
lentamente y vio que estaba rodeado de todo un círculo de aquella sustancia
blanca que había venido siguiendo. Dentro del círculo se formaba una estrella
de 5 puntas. Vio que de cada punta de la estrella salían las líneas que
conducían en diferentes direcciones. Así como el había seguido una de ellas,
las demás contaban exactamente con el mismo juego de seguir las flechas.
Al subir a una
loma muy alta la sensación de que el lugar no tenia fin fue todavía mayor. Pero lo más espeluznante e inimaginable era
las cosas que le colgaban de sus ramas. De lejos pensó que era algún tipo de
frutos extraños que desconocía.
Al caminar
temblando hasta estar a unos 20 metros se dio cuenta de lo que tenía enfrente.
No eran flores exóticas o frutos grandes que colgaban. Eran bebes, algunos estaban
chorreando de sangre y colgaban de sus cordones umbilicales.
Se quedo con la
boca abierta como alguien que se entera de la peor noticia de su vida. Estaba
realmente bloqueado, nunca había estado así.
Fue un cuervo que se paro en una de sus ramas del árbol que lo hizo
desbloquear. Los cuervos solamente le hacían compañía a los cadáveres, algo que
le llamo mucho la atención –Este sí que es el sueño más surrealista y realista
que tuve-pensó. Los pastos marrones jamás cortados de dos metros de altura, la
tierra resquebrajada que parecían los gajos de una pelota de futbol, las líneas
blancas como serpientes por todo esa tierra infinita y ahora esos trece bebes
colgados en un árbol que parecía un edificio por su altura. Se raspo la pierna con el palo que lo tenía
como defensa personal y una línea muy fina de sangre comenzó a chorrearle, le
había dolido bastante. Tenía filo la punta, ¿porque simplemente no me pellizque?-
pensó. -Estoy sintiendo, por lo que no es un sueño-se dijo en voz baja. Entonces fue cuando escucho el chillido de un
cuervo y decidió estar en alerta. Alguien había colgado esos bebes. Esperaba lo
peor y entonces decidió sacar de la mochila un cuchillo y lo guardo en uno de
sus bolsillos de su pantalón. Miro
durante unos segundos detenidamente el lugar y no vio ningún movimiento más allá
de los cuervos que revoloteaban en todas partes. –Mejor así- se dijo nuevamente
en voz baja y largo un suspiro. Sebastian hablaba en voz baja en los momentos
en que estaba nervioso y ese era uno. El cielo seguía cubriéndose de nubes cada
vez más oscuras, en cualquier momento se largaría a llover torrencialmente.
Camino despacio acercándose
al árbol y volvió a contemplar con mas detalles los bebes. Era tal el horror
que al principio no podía detener la mirada en ellos. El viento los hacía mover,
estaban arrugados y curtidos por el sol.
Los de arriba eran de un tono de color más oscuro y más achicharrados. Todos
tenían abierta sus pequeñas panza con un grueso y marcado tajo. Decidió quedar
afuera de la estrella de cinco puntas, sabía que era un acto de brujería o algo
por el estilo. Camino alrededor del círculo hecho con la sustancia blanca que
rodeaba el árbol y fue cuando encontró del otro lado una fuente que danzaba
un líquido rojo en vez de agua. Una manguera salía entre las raíces,
debajo de la tierra, y se conectaba con la fuente.-Seguro que es sangre, no
tengo dudas, que lugar más horrible y macabro-pensó. La fuente tenia decorada unas guardas muy
bonitas con formas elípticas y en el centro una gárgola que miraba hacia el
cielo con unas enormes alas abiertas. Debajo de la misma decía una palabra muy
extraña: “ARAKHO”
La gárgola era tenebrosa,
recordó que una vez de chico había visto una similar en la terraza de un
edificio. Tenía garras, una cola en forma de letra S que finalizaba con una
punta como la de una flecha. Miro de cerca su rostro: Unos cuernos enroscados
como de carnero sobresalían de su frente, dientes puntiagudos que daban la
sensación de tener mucho filo y lo más impactante de todo: enormes ojos de
felino, mirando el cielo que comenzaba a tronar.
Miro una parte
del horizonte que desconocía ya que se encontraba tapada por una de las pendientes
más pronunciadas. Fue cuando vio un grupo numeroso de casas.
Era un pueblo
desconocido. En esa parte del sitio donde estaban las viviendas, era mucho
menor el numero de arboles. Le dio la sensación de que los arboles habían sido talados
para construir y asentar el pueblo en ese lugar. Pensó y volvió a bajar por el
declive para ocultarse y no ser visto por algún extraño.
Busco de su
mochila unos binoculares para apreciar mejor el conjunto de casas. Eran casas hechas con adoquines y de techo de
pajas. Parecía una aldea vikinga, de siglos de antigüedad. Estaban muy juntas
formando largas hileras horizontales. De lejos el conjunto de casas formaban un
rectángulo un poco deforme. Eran veinticinco en total. Veía todas sus puertas
cerradas, no tenían ventanas. Observo
detrás de las últimas casas, a la derecha de la aldea, una tropa de caballos. Y
fue en ese instante cuando se dio cuenta que a lo lejos, del lado izquierdo, pasando una pendiente muy
pronunciada que ponía el límite al poblado, un enorme granero de madera se perdía en el
horizonte. Era similar en cuanto al tamaño de la aldea.
En ese momento
Sebastián no sabía cómo continuar con su destino. -¿Qué haría frente tal enorme
desconcierto?, ¿Buscar a la gente del tren y pedir ayuda?, ¿llamar a la policía
y explicarle de semejante lugar oculto?, ¿Adentrarse solo en el pueblo oculto y
explorar por su cuenta de que se trataba eso de colgar bebes en un árbol, tener
líneas como caminos por el suelo y tener una fuente llena de sangre?
De todos los
pensamientos que tubo eligió el peor de todo, explorar por su cuenta, sin
importar las consecuencias, como un típico personaje de una película de terror
que sale afuera sin ninguna arma a enfrentarse con su próximo asesino que acaba
de tocar la puerta y está escondido en la oscuridad.
Trato de elegir
el camino más apartado de las líneas blancas y del pueblo. Las líneas blancas
siempre conducían a algo. Iría bordeando por la izquierda hasta aproximarse al
asentamiento que vio primero, el pueblo. El viento zumbaba fuertemente. En menos de media hora llegaría el atardecer.
Camino atentamente mirando el horizonte, iba entre los árboles para tenerlos
cerca y ocultarse si alguien o algo aparecieran en su camino. El lugar estaba tan seco y vacio, Los únicos
animales eran cuervos y los caballos que acababa de ver con sus binoculares muy
a lo lejos. Después de caminar durante unos minutos comenzó a llover
fuertemente y la noche llego. Siguió caminando hasta encontrar algún lugar para
refugiarse y afortunadamente la encontró. Pudo contemplar a los lejos una lugar
iluminado por una luz interior muy rojiza. Era una iglesia en medio del bosque
donde los arboles eran grandes y se encontraban muy cerca entre sí al punto que
muchas ramas se enredaban. Al igual que las casas estaba construida con adoquines
y techo a dos aguas fabricado con pajas.
No tenía puerta
pero igual decidió mirar de lejos durante unos minutos para asegurarse de que
no hubiera nadie. Después de ver con detenimiento pudo comprobar que estaba vacía.
Al poner el zoom de los binoculares al máximo pudo ver unos azulejos negros que
constituían todo el piso. La pintura de todas las cuatro paredes era de color
negro.
Contenía dos
grandes candelabros que iluminaban la única sala. En medio de la misma, una
cama con almohadones era la principal
atracción. Alrededor de la cama, las sillas la rodeaban en forma circular. En
el fondo se veía un altar con un libro abierto por la mitad iluminado por una
gruesa vela, la pared del fondo estaba acompañadas de vitrinas de madera.
Cuando se acerco
al frente de la misma, noto un detalle que no se había dado cuenta, la cruz ubicada
en la intersección de los dos techos a dos aguas estaba invertida. Muchos
cuervos a pesar de la lluvia la acompañaban quietos como estatuas. Decidió
entrar y explorar el lugar, tenía el presentimiento de que con algo terrible se
iba a topar. Antes de adentrarse, volvió a contemplar una línea blanca que
terminaba en la entrada. La sala era muy amplia, iluminadas por enormes velas a
lo largo del piso y arriba de algunos muebles, principalmente en las vitrinas. Se notaba que alguien las
había encendido recientemente ya que pudo observar que no estaban consumidas.
Además noto que en el piso había huellas de barro. -En cualquier momento llega
alguien, debo permanecer alerta-pensó. Pudo ver en el fondo una carabera de un
carnero colgado debajo de una silla muy elegante. La cama era de dos plazas,
cubierta por un cubrecama de color rojo al igual que los almohadones que
estaban arriba del mismo.
Se dirigió a lo
que más le llamo la atención: el libro del altar. El altar era de madera y tenía
varios libros apilados en sus estantes. EL libro principal era una biblia pero
al igual que la iglesia contaba con una enorme cruz invertida de color dorada.
Las tapas eran de cuero y parecía muy antigua. El titulo principal de la misma
era: “EL LIBRO NEGRO DE ARAKHO”.
En las siguientes
páginas se encontraban relatos escritos con unas letras muy extrañas y de tono
oscuras, similar a las letras góticas. Los relatos eran muchos y estaban
acompañados de dibujos muy macabros. Lo que pudo observar rápidamente en la primera imagen fue
unos hombres peleando con espadas en donde a uno le cercenaban unas piernas.
Parecían Samuráis. En muchos dibujos aparecía la criatura de la estatua, y en otras,
gárgolas similares. Después de los relatos o cuentos, había una sección en
donde predominaban muchos rituales con símbolos muy variados. Rápidamente pudo
ver un conjunto de imágenes donde los protagonistas eran bebes y decidió cerrar
el libro. Prefirió omitir esa parte, sabia con lo que se iba a encontrar. Tenía
ganas de llevarse el libro pero enseguida se darían cuenta que el pueblo
contaba con un intruso. Ya sabía unos datos, era una especie de secta que
adoraban a un demonio llamado arakho, le gustaba hacer rituales y colgaban a
bebes como adornos de navidad…
Sebastian estaba
muy nervioso, ansiaba irse de ese horrendo lugar. Antes de irse decidió ver
unas de las ultimas paginas que no había llegado a mirar, que estaba marcada
con un señalador o mejor dicho con una pluma de cuervo.
Era una lista que
ocupaba las dos páginas señaladas, estaban escritas con una pluma, la letra era
cursiva muy prolija. El titulo principal era “Lista de mujeres”, debajo contaba con tres columnas, la primera estaba
constituida por nombres y apellidos, la segunda columna decía: fecha de
embarazo y la última fecha de nacimiento.
Siguió ojeando y descubrió
que la lista era muy larga llegando a finalizar el libro. Estaba a punto de ver unas doscientas páginas
que se había omitido, cuando escucho que unos gritos de una mujer ascendía
hacia esa dirección desde muy lejos. Arranco las últimas dos hojas, las doblo y
se la guardo en el bolsillo.
Primero miro en
el hueco entre dos armarios pero pensó que sería muy arriesgado, finalmente se
oculto debajo de la cama donde nadie podría verlo, con el cuchillo en mano, espero
durante unos largos minutos en el que solo se apreciaban el ruido del viento, de
la lluvia, de las goteras que caían por varios recovecos y los llantos de una
mujer seguidos de lagrimas, cada vez más cerca.
Un olor
desagradable se podía oler debajo de la cama, se dio cuenta que el piso estaba
repleto de manchas de sangre que ya se encontraba seca. Pensó que usarían la
cama para hacer rituales sexuales o algo por el estilo. Finalmente vio como
unas piernas se posaron a centímetros de su cara, cerró los ojos y trato de
calmarse.
-¡Por favor, no
le hagan nada, es mi bebe, por favor!-gritaba la mujer con tono agonizante. A
su costado se encontraban otras dos personas más. Tenían sandalias y una túnica
de color marrón que le llegaba hasta los tobillos. -¿Para qué gritas si sabes
que nadie te va a hacer caso?- le dijo un hombre con una risa siniestra. Otra
voz de un hombre se rio a la par.- Quédate tranquila que vas a estar bien…
-Son unas
mierdas, algún día me escapare y todos sabrán la verdad de las cosas que hacen…¡están
locos! Una fuerte cachetada retumbo en el lugar. -¡Cállate la boca o te ponemos
un trapo!
Sebastian escucho
el sonido de un escupitajo, seguido de gritos y unas cuantas cachetadas.
Después de unos segundos puedo escuchar que la mujer ya contaba con el trapo en
la boca-mmmm…mmmm-eran únicamente el sonido que se escuchaba. –Vos encárgate de
atarle la mano derecha, pero fuerte, que no se salga, no quiero problemas con
Jeremías-dijo en tono de orden.
-Es verdad, si se
llega a escapar, no quiero hacer otra mudanza-acoto el extraño sujeto.
Después de unos
minutos de haber atado a la chica, el salón se lleno por completo. Por las
voces noto que la mayoría eran hombres. El murmullo era tal que tapaba el ruido
de la lluvia que había decaído.
-¡Silencio, por
favor!-dijo una fuerte voz muy grave. El silencio que reino después del llamado
fue absoluto. Las maderas del respaldo de la cama no paraban de crujir, por lo
que la mujer no paraba de moverse. –Estamos reunidos para celebrar y conmemorar
una vez más la venida de Arakho, a nuestro querido asentamiento –dijo el hombre
que se encontraba detrás del altar. Todos aplaudieron y gritaron en respuesta a
lo dicho.
-Queridos
hermanos, ya han pasado rápidamente nueve meses desde la última visita, como
cada año, y quiero decirle el orgullo que es para mí ser el líder nuevamente de
este clan, tan unido, donde reina la felicidad…
Aplausos
inundaron el salón.-Ahora a continuación les leeré uno de los pasajes de Malakias,
el relato se llama “Gengis Khan, el invencible”, donde cuenta cuando contacto con Arakho en el siglo XIII:
(…) Cualquier cosa que hiciera Gengis Khan ya sea desde dar un discurso
anunciando, la toma de algún territorio,
buscar gente para unirlo a su ejército o quemar una aldea incluyendo hasta la última persona que quede
por asesinar, la noticia era sabida. Y por varias semanas la noticia que corrió
por los principales territorios del mundo fue que Gengis Khan quería ser
inmortal a toda costa. Creo que tuvo mucha potencia porque era algo muy extraño,
por no decir la palabra descabellado. Contactaba con chamanes y brujas, pero
ninguno le podía dar la respuesta de lo que estaba buscando. Fue entonces cuando el rumor que daba vuelta llego en los
confines del infierno… y el boca en boca siguió fluyendo hasta llegar al oído
del mismísimo Arakho: el demonio que arrebataba
el vino de la inmortalidad y lucha contra el Sol y la Luna.
Contactaron una tarde, luego de que gengis khan desbasto
un pueblo prendiéndolo fuego por completo, mutilando a mujeres, niños y
ancianos que querían escapar. con su caballo muy veloz y demasiado entrenado
para alcanzar a las personas a la par que sus sombras, por lo que se gano el
apodo de llamarse “sombras”, los acababa, uno por uno. El demonio contemplaba
tanta maldad concentrada que pensó que sería el adecuado en cuanto se enterara
de lo que haría a cambio de lo que tanto anhelaba. Salto desde un techo de un gran salón
prendido en llamas y voló hasta aterrizar enfrente del líder mongol, que estaba
agitado por todas las acciones cometidas. El Demonio le conto con detalles
todas las cosas que debería hacer a cambio de la vida eterna. El mongol después
de unos segundos le hizo una única pregunta al demonio: -es todo muy tentador…,
¿pero además de vivir eternamente usted podría concederme el don de no recibir
daños en mi cuerpo, no quiero tener el cuerpo deteriorado como por ejemplo que
me falte algún brazo o una mano para levantar la espada, y si es de ser posible
podría andar de día a la luz del sol sin sufrir las consecuencias que acaba de
nombrarme, ¿se podría hacer algo de mas por estas dos cosas que les pido?
Y la criatura con
una enorme sonrisa asintió diciéndole:-nada es imposible en la vida, usted más
que yo debería saberlo con las conquistas que está haciendo, pero deber… -¡Señor la cabeza se está asomando, ¡el
niño va a llegar!-dijo uno de los hombres que habían llevado la mujer hasta la
iglesia. Un trueno retumbo en toda la sala.
-¡Oren mis
queridos hermanos, solamente les pido que oren con todas las fuerzas de sus
pulmones… nuestro señor quiere y necesita
escuchar sus plegarias!- grito con una enorme potencia. ¡Andom!- Corearon
todos. Se dio cuenta que sería una especie de Amen, pero para las tinieblas.
La oración era la
siguiente:
Padre nuestro que vienes de
las tinieblas
Ven a darnos oscuridad y
felicidad para adorar
Sin importar las
consecuencias, venga desde su reino
Nuestra fe es tu fe hacia
nuestras vidas eternas
Danos el niño, ¡hoy es
nuestro día, es nuestra ofendra!
Mal…líbranos del bien
Por el fruto de tu vientre
mujer
Con pecados pero sin
sentidos
Lucifer… ¡ruega por
nosotros!
Arakho… ¡vive por nosotros!
¡¡Andom!!-
-¡Jacob! ¡Córtale
el cordón umbilical!-grito acercándose a ver el bebe
-Si, mi líder,-dijo
agarrando una navaja que escondía debajo del pantalón.
Tantos pies
alrededor de Sebastian le dio mucho miedo y un escalofrió le corrió por toda su
columna vertebral.
-Es un bello
niño, lástima que va a durar tan poco…
Todos los que
contemplaron el parto lanzaron una risa que vibro por todo el lugar.
-Síganme,
continuemos con el ritual y esperemos la venida de nuestro demonio
arrebatador del vino de la inmortalidad.
-¡¡Andom!!- ¡¡Andom!!- ¡¡Andom!!- ¡¡Andom!!-
¡¡Andom!!- gritaron hasta alejarse por completo dejando únicamente a la
señora que acababa de parir y a Sebastian debajo de la misma.
Una vez de haber
esperado que saliera el último señor del grupo y percatado de que no haya nadie
alrededor salió. Miro a la reciente madre a los ojos, se encontraban muy brillantes
y desorbitados. Volvió a intentar hablar pero al tener el vendaje solo escucho
palabras sin sentido. Las lágrimas no paraban de deslizarse por las mejillas
hasta llegar a su cuello.
Sebastian le hizo
seña con el dedo para que guardara silencio. -Sshhhh… sshhhhh… Soy bueno quédate
tranquila. Te sacare de aquí, estoy para salvarte. Miro su vestimenta y
comprendió que venía de algún lugar lejano, que no era de la secta.-Tranquila,
tranquila…todo va a estar bien-le dijo sacándole el pañuelo de la boca. Tocio y
escupió una gran cantidad de saliva. Lo abrazo fuertemente a su rescatante y
este le acarició su cabellera mientras le decía al oído que toda la pesadilla
que estaba viviendo iba a finalizar.
-Necesito que me
digas que hacen esas personas y quienes son-dijo Sebastian.
-Están locos, no sé
si son humanos, no comen nunca, usan a nuestros bebes para luego sacrificarlos,
siempre tienen las misma túnicas con sus capuchas puestas.
Viven tomando
sangre, la sacan de la fuente delante del gran árbol. Nos tienen encerrado cuando
hacen sus actos satánicos, halaban a un demonio llamado Arakho como debiste
haber escuchado recién. Esta villa lleva el mismo nombre. La nombran así cuando
se alejan por unas horas con sus caballos.
-¿Cuántos son sus
víctimas?-pregunto alteradamente.-Somos muchos…
-Si, pero
necesito saber en números, ¿cuantos son los que se encuentran secuestrados?
-Somos todas
mujeres, necesitan mujeres… o mejor dicho nuestros bebes. La mujer recapacito
que no le estaba respondiendo la pregunta y contesto- Somos treinta-seguido de un llanto mientras se
miraba que una de sus dedos tenía un tajo bastante profundo.
-¡Este pueblo es
un infierno!-dijo moviendo sus manos que estaban amarradas al respaldar de la
cama. ¡Soltame y escapémonos ante de que nos descubran!-dijo con una vos ronca.
–De esa forma nos descubrirán fácilmente, necesito que me entiendas, voy a
liberar a todas las prisioneras y combatirlos de alguna manera. Espera un rato más
por el bien de todas las mujeres que están en tu mismo lugar ¿sí?
Después de llorar
durante un rato dijo con una voz entrecortada:
-Está bien,
espero que tu plan de resultado… te entiendo perfectamente… contesto después de
unos segundos.
-Bueno me voy
yendo, matare a todos estos psicópatas pervertidos, uno por uno.-Confía en mí,
dios va a estar de nuestro lado.-Hasta luego-dijo Sebastian retirándose del
recinto con su cuchillo en la mano. -¡Espera un momento!-grito la mujer-Te
tengo que contar unas cosas más. Pueden ser importantes. Son nocturnos, viven
de noche únicamente. Una de mis amigas dice que se queman cuando la luz del sol
alcanza su piel. No sé si es verdad ya que esa mujer se encuentra con graves
problemas psicológicos y alucina cosas, comenzó después de estar secuestrada y
en cautiverio.-Nada mas, ándate antes de que te descubran, mucha suerte.
-Muchas gracias-Respondió
Sebastian huyendo con mucha prisa. Al rato ya se encontraba profundamente
metido en el bosque, en completa oscuridad.
Nunca hubiera
pensado que esa acotación de la señora que acababa de parir seria una pista
fundamental para acabar con estos seres en el futuro. Se sentó en un hueco que
había entre las raíces de uno de los árboles y comenzó a planear lo que haría dentro
de unas horas.
Respiro
profundamente por un rato y se tranquilizo lo más que pudo. Buenas ideas le
vinieron a la cabeza, pero de golpe decidió cambiar los planes. Necesitaba ver
el ritual de estas personas, luego acomodaría sus ideas y detallaría su futuro
plan. -¿Qué cosas estarían haciendo con el bebe?, era la única pregunta que le
daba vueltas por su cabeza-¿Por qué le abren su panza y lo cuelgan como
zapatillas en cable de alumbrado público?, necesito ver la respuesta- Dijo en
voz baja. Corriendo se dirigió hasta ver la inmensidad del árbol que ahora era una sombra oscura. Salvo por las
antorchas de estas personas que iluminaban la parte inferior del mismo.
No sé de donde las
habían sacado, pero cada uno contaba con una llama ardiente que le resplandecía
su piel blanca como leche de vaca.
El binocular le
había servido de gran ayuda, ya que tenía mucho alcance, gracias a él le permitía
estar cómodamente lejos de ese grupo tan siniestro. Sus caras parecían
deformadas pero eran por la iluminación de las llamas que danzaban con el
viento. Jacob se encontraba con el bebe en sus brazos, parecía que estaba
durmiendo, no se movía.- ¿Ya estaría muerto?-pensó Sebastian. Sincronizadamente todos agarraron sus
antorchas con la mano izquierda y la bajaron hasta la altura de sus cinturas.
Con la otra mano se descubrieron sus cabezas. Todos eran pelados y contaban con
algo que le llamo mucho la atención. Tenían
diferentes símbolos en la parte detrás de sus calvas, eran círculos que
contaban con imágenes que no podía distinguir. Pensó que seguramente serian
tatuajes relacionados con algo de su secta. Después de contemprarlos se dio
cuenta que eran los mismos símbolos que estaban en el libro. Únicamente podía
ver el rostro de tres de ellos, el del líder y sus dos acompañantes en cada costado: Isaías y Jacob. Los demás
estaban de espaldas escuchando las palabras de su guía, que eran inalcanzables
para el oído de Sebastian. Noto que Isaías asintió unas palabras que le dijo Jacob y se alejo dirigiéndose
hacia el gran árbol.
Se poso al lado
de la fuente y con un cuchillo se corto la mano haciéndose un tajo muy
profundo, luego hizo unos pasos y vertió la sangre arriba de la estatua de la
gárgola. Mientras se encargaba de manchar la cabeza y el pecho de la bestia de
piedra, Jacob hizo el mismo procedimiento que Isaías bañando sus enormes alas. También
el líder se tajeo la mano y se dirigió a la zona de sus piernas y brazo. Lo que vio a continuación Sebastian fue lo más
descabellado que vio en su vida. Lentamente a la par de las líneas de sangre
que le chorreaban por todo su cuerpo moldeado, comenzó a ver unas líneas negras
que se iban ramificando. La estatua de Arakho se estaba resquebrajando
lentamente hasta que las ramificaciones llagaron a todo su cuerpo. Fue cuando
vio que los ojos felinos que tanto lo había conmocionado por su naturaleza
comenzaron a iluminarse como dos luces de un auto. Sus pupilas eran dos tajos
rojos en forma vertical que tenían mucha potencia.
Automáticamente
los pedazos de rocas comenzaron a caer, su cara se movió como si se sonara el
cuello, sus brazos se bajaron apoyando
sus manos en las rodillas y sus alas comenzaron a aletear fuertemente.
Todos comenzaron
a aplaudir. La lluvia había finalizado. Arakho clavo su mirada en todo el grupo
y sus tatuajes esféricos comenzaron a
titilar hasta quedar iluminados con la misma fuerza que los ojos de la
criatura. Su color también era rojo. Sebastian noto que los ojos de todo el
grupo también se habían tornado de color rojo, por el líder y sus dos
acompañantes, que eran los únicos que estaban de frente a él.
La misa continúo
y pudo observar que principalmente cantaban oraciones o algo por el estilo. Después
pudo ver que uno del grupo saco una hoja y se la leyó a la bestia de cerca
mientras esta lo contemplaba mostrando sus afilados dientes. Parecía que estaba
muy contento, que no paraba de sonreír.
Finalmente llego
el peor momento de la ceremonia donde a Sebastian le comenzó a faltar el aire
por unos segundos, luego lanzo un horrendo vomito entres sus pies. El líder
saco el cuchillo apuntándolo hacia el cielo, dijo unas palabras y comenzó
abrirle el pecho al pequeño recién nacido. Noto que ya estaba muerto porque no
emitió ningún movimiento. La sangre corría como una represa cuando se abren sus
compuertas para soltar el agua. Arakho teniendo su boca debajo del niño comenzó
a beberla desesperadamente. Varios hilos de sangres le chorreaban por el
cuello. Después la criatura tomo al niño y se lo llevo volando hasta colgarlo
en una de las ramas inferiores que se encontraba sin ningún bebe atado. Siguió
revoloteando sus alas hasta desparecer. Todos volvieron nuevamente a aplaudir y
se dieron la vuelta retirándose del lugar. El ritual había finalizado.
Esa noche
Sebastian se alejo lo suficiente para no ser visto y planifico durante toda la
noche lo que haría al amanecer. Fue la primera noche en su vida que no durmió
ni un solo segundo. Con la luz de una linterna decidió mirar la lista que había
arrancado en esa biblia del Infierno, lo que leyó en las primeras líneas de la
lista fue lo siguiente:
LISTA DE MUJERES
NOMBRE------------------------------------FECHA DEL
EMBARAZO--------------FECHA DEL PARTO APROX-
Alicia
----------------------------------------27/09/1804-----------------------------04 /06/1805
Ana------------------------------------------01/06/1805-----------------------------06 /03/1805
Andrea S.----------------------------------12/12/1805------------------------------01 /09/1806
Andrea F.---------------------------------03/06/1806-------------------------------05 /03/1807
Carla--------------------------------------09/12/1807--------------------------------24 /09/1808
Claudia------------------------------------23/06/1809-------------------------------13 /03/1810
Romina-----------------------------------02/12/1810--------------------------------08
/09/1811
Dolores-----------------------------------22/06/1812--------------------------------03
/03/1813
Sofía--------------------------------------09/12/1813---------------------------------11
/09/1814
(…)
El día amaneció
con un fuerte sol naranja que se asomaba detrás de varios árboles en el horizonte. Era extraño ver como las
formas retorcidas quedaban iluminadas por el sol. Lamento nuevamente no tener
un rollo de foto.
Los cuervos
habían desaparecido por completo, el único ruido fue el relinche de unos de los
caballos que estaba a unos metros con una soga que se arrastraba levantando
polvareda. Decidió asomarse a espiar el
granero o mejor dicho: el almacenamiento de embarazadas.
El portón de
madera estaba simplemente trancado con una madera gruesa que lo atravesaba horizontalmente. Retiro la
madera esforzándose un poco y espero la llegada de las mujeres. El lugar donde
se encontraba era muy básico. Estaba compuesto por tres hileras de 10 camas con
un piso totalmente cubierto de paja. En el fondo se podía observar un pileton
en la que había una señora mayor lavando con manguera un plato, una mesa en la
que entraban 10 personas y un pequeño cuarto que posiblemente era el baño.
Sebastian se
había olvidado de preguntarle el nombre, pero enseguida la mujer fue a su
encuentro y lo abrazo fuertemente. Me llamo Dolores-No pudo creer que este día
llegaría, gracias- hablo la mujer largando lagrimas nuevamente. Empezaron a
planear todo lo que iban a hacer a continuación. Costo un poco ya que muchas de
las mujeres, principalmente las que no habían parido, se querían ir dejando el
campamento sin matar a sus ocupantes. En cambio otro grupo mayor, querían
justicia por las violaciones cometidas y las muerte de sus hijos.
Por suerte el
plan fue llevado en marcha. Consistía en quemar con antorchas las casas de
todos los ocupantes y trancar la puerta con el peso del cuerpo de cada una de las mujeres hasta
que se quemen vivos. Antes de eso, debían comprobar con cualquier integrante
del grupo, si la luz solar les hacia alguna reacción al cuerpo. Si esto era
posible, la tarea de exterminación de aquella secta, sería mucho más
simple. Derribaron la primera puerta y
tiraron una antorcha a la cama que comenzó a arder en segundos. El hombre o lo
que fuere, se tiro de un salto al
piso. Sebastian aprovecho que estaba
indefenso y lo estrangulo con uno de sus brazos llevándolo hacia a fuera. El
hombre le clavo unas uñas negras en el brazo con el que lo tenía dominado, no sabía
si las uñas eran de ese color o se las había
pintado. Comenzó a patalear y tratar de zafarse moviéndose con fuerza
pero fue inútil, cayó en la tierra a la luz del sol como una bolsa de papas.
Automáticamente ardió
como si estuviera cubierto de querosén y le hubieran tirado una cerilla. No
paraba de gritar y revolcarse por el piso. Su piel tan pálida ahora era de
color marrón y arrugada. Finalmente cayó
rendido al piso hasta quedar una masa negra formada por cenizas. Del mismo modo
que con el primero fueron acabando con todos simultáneamente. Prendían el techo
de paja y esperaban a que saliera hacia su perdición: el sol. Algunos no
salieron porque ya sabían lo que le pasaría. Toda la villa ardía por completo.
La pesadilla parecía finalizada hasta cuando alguien hablo en una lengua muy
extraña desde el cielo. Era Arakho, y aterrizo tranquilamente con sus enormes
alas extendidas. Se acerco a centímetros
de una mujer de cabellera rubia y muy delgada, le lanzo un gruñido mostrándoles
sus dientes. Luego le enseño la lengua larga y fina donde la punta se dividía
en dos y agarrándola del cuello la lanzo fuertemente dentro de una casa
consumida por las llamas. Todas las mujeres lanzaron alaridos y fueron a su
encuentro, pero fue inútil. Con sus brazos las apartaba como si no pesaran nada,
estreyandolas contra el piso. Su fuerza parecía sobrenatural. Una de las mujeres más viejas del grupo consiguió
clavarle un cuchillo en el pecho.
En respuesta le
mordió fuertemente el cuello, arrancándole un pedazo del mismo, el reguero de
sangre fue impresionante y comenzó a beberla. Sebastian aprovecho la
oportunidad en la distracción del demonio, se encontraba detrás de su espalda,
se había acercado sigilosamente, tomo su bastón que llevaba consigo a toda
partes desde aquella mañana en que lo tomo y se lanzo con todas su fuerzas
traspasándole la punta que la había afilado más en la noche. El alarido fue
sorprende, jamás había escuchado gritar a alguien tan fuerte, le quedo un
zumbido por unas horas. Intentaba sacarse el palo pero no podía. -Agárrenlo de
sus alas… ¡que no escape!-grito Sebastian. Rápidamente varias mujeres se
lanzaron a su encuentro tomándoles sus alas en distintas partes. Una de sus
alas que intento aletear se desgarro cayéndose al piso junto a cuatro mujeres
que no lo soltaban. De pronto alguien le
puso final a esa criatura sorprendiendo a todos. Había finalizado con toda esa
serie de horrores y pesadillas que habían vivido. Se llamaba Jesica, lo
decapito con un machete que tenía reservado para usarlo en una ocasión como
esa. La cabeza cayo rodando por uno de los declives. Las mujeres que tenían
sujeta el ala derecha se tiraron al piso y lanzaron un suspiro. Sebastian
también quedo sentado en la tierra y no podía creer que todo por fin había
finalizado. Era la primera vez que se sentía un héroe o de haber hecho algo tan
importante como esa hazaña. No podía entender como pasaban esas cosas en el
mundo. Le parecía todo tan lejano.
Pensó que le
costaría adaptarse de vuelta a su rutina y a todas las cosas que lo rodeaban,
desde la más simple a hasta la más compleja. Si él se sentía así, no quería
imaginar cómo estarían las mujeres que el mismo había rescatado. Después de descansar y charlar entre todas
las damas durante un largo rato, quemaron la iglesia y el granero. Llenaron unos grandes bidones con agua y
algunas cosas de utilidad y lo cargaron en tres caballos. Por la tarde
partieron hacia una ruta a esperar que alguien se detuviera y les diera ayuda.
Por suerte rápidamente un señor que viajaba en un Peugeot 504 se detuvo y
acudió a la policía. Horas más tardes todos se encontraban dentro de un colectivo
para ir a la próxima ciudad y declarar lo ocurrido. En ese tramo hasta llegar a
la ciudad de Valle seco, todos pactaron en no contar nada de lo ocurrido y
decir que se escaparon de unos hombres que las habían secuestrado y abusado de
ellas. También dirían que gracias a la ayuda de Sebastian pudieron escapar,
dándole a los policía una ubicación más alejada de la escena del hecho, por
miedo a que encuentren el árbol con los bebes colgando. Nadie les creería esa
historia tan alejada de la realidad. Pero en el mundo lamentablemente pasaban
todo ese tipo de cosas, o peores que esas, la tierra necesitaba alimentarse de
hechos malos tanto como hechos buenos, de esa forma los demonios como los
ángeles podía trabajar cada uno por su lado, los ángeles alimentando a personas
hacia el bien por medio de la conciencia de la gente o en apariciones, y los demonios
alimentándose de pura maldad, como esa secta donde solo quedaron cenizas
viajando con el viento y un árbol de siglos de antigüedad con adornos para un
querido demonio…
pau... bienvenido al mundo blogger¡¡¡ es una pasada ... ya estoy leyendo tu relato... muy bueno... despues te envio un email con trucos bloggers... saludos..
ResponderEliminargracias dami, q emocion el primer comentariioo jaja, voy a tratar de mejorarlo lo mejor posible, despues pasame y me fijo, esta muy bueno esto d los blogs, espero conocer mucha gente, saludosss
ResponderEliminarapenas pasando por tu blogg....luce muy cool, ya te estare comentado tus relatos, suerte
ResponderEliminargraciassss, ya te estoy siguiendo y mas adelante leere tus realtos, saludoss
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