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viernes, 10 de febrero de 2017

Nutshell (cáscara de nuez). Ian McEwan


     "So here I am, upside down in a woman. Arms patiently crossed, waiting, waiting and wondering who I'm in, what I'm in for. My eyes close nostalgically when I remember how I once drifted in my traslucent body fag, floated dreamily in the bubble of my thoughts through my private ocean in slow-motion somersaults, colliding gently against the transparent bounds of my continent, the muffled, the confining membrane that vibrated with, even as it muffled, voices of conspirators in a vile enterprise."

     Hay libros que se esperan con tanta impaciencia que uno al final... decide que no puede esperar. eso me ha sucedido a mi y por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, Nutshell.

     Conocemos a Hamlet, un Hamlet de ocho meses que aún no ha nacido pero será quien nos cuente su historia. Este nonato, que en un primer momento estuvo muy feliz nadando a buena buena temperatura, se encuentra aún en el vientre de su madre Trudy. Trudy ha pedido a su marido John un poco de espacio y se ha ido a una casa en la que mantiene encuentros con su amante, Claude, y nuestro Hamlet es testigo de todo, incluso de un sexo demasiado cercano. Desde este claustrofóbico espacio, escuchará como su querida madre y ese odiado Claude planean matar a su padre, y él no puede hacer nada desde ese lugar, si acaso nacer abandonando la calidez de su refugio actual.

     McEwan, que había ido poco a poco perdiendo su toque original,aposentándose relativamente, ya que sus denuncias constantes seguían apareciendo, parece que esta vez se sintió audaz a la hora de elegir voz narrativa. Y no lo digo poqrue haya recurrido a un nonato, no. Lo que ha hecho ha sido retomar la figura del narrador inverosímil y llevarla casi al extremo. En este caso, y con la excusa de una Trudy adicta a su ipod, tenemos a un feto extraordinariamente culto con un cuerpo aún sin terminar de formar (y cuando digo cuerpo, me estoy refiriendo al cerebro en particular). De este modo, asistiremos a un contrraste en el que preocupaciones por la situación geopolítica o por su futuro como joven, que será igual al de los jóvenes de hoy, se mezclan con el eco producido por los ruidos de los cercanos intestinos de su madre. Este juego, la transgresión que muchos van a criticar, es lo que me ha resultado más auténtico de todo el libro. Sobre todo si miro atrás a la obra de McEwan y recuerdo esa ironía que parecía haberle abandonado hasta llegar a esta obra. Además hemos vuelto a un espacio claustrofóbico, y decadente en realidad, no por la finalización, sino también por la situación de la familia, y la caída de la esperanza de esa nueva vida que es, en realidad, fruto del matrimonio y que habla del número de vueltas que tendría que darse con el cordón.

     Al final, le vamos cogiendo cariño a esta suerte de narrador snob que maneja las palabras con la ironía, ese humor british que ya es sello de la casa, suficiente como para conseguir que el lector se sonría mientras piensa pasados unos segundos, "caramba, pues tiene razón". Y es que una de las armas que mejor maneja McEwan es la manipulación del lector para convencerle absolutamente de todo lo que dice. Incluso de boca de un narrador no nato. Y yo no puedo evitar imaginar a Ian sentado con su batín, en su última relectura antes de publicarse el libro, sonriendo sin perder la pose caballeresca ante su propia gracia. Exactamente igual que tampoco se despeinó para escribirlo.

     Nutshell es una novela correcta, con referencias a la actualidad, un toque shakespiriano y la promesa del reflejo de lo que una vez fue. Sin embargo, y pese a haberlo disfrutado, sigue sin brillar como una vez hiciera, hace cada vez más tiempo.

     Y vosotros, ¿esperáis algún libro que vaya a publicarse próximamente con especial impaciencia?

     Gracias