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miércoles, 4 de junio de 2025

La espada fulgurante. Lev Grossman

 


     "Con la espada bien asida en el guantelete, Collum golpeó con el pomo en el rostro del otro caballero, tan fuerte que dejó marcados los nudillos en el metal oscuro labrado. Aun así, su oponente no dio la menor muestra de tambalearse ni de rendirse ante él. Susurró un juramento e insistió con una patada hacia el tobillo, pero falló, estuvo a punto de caerse, y el otro caballero giró con elegancia y le arreó tal mamporro en la cabeza que le zumbaron los oídos. Habría dado un millar de libras por poder enjugarse el sudor de los ojos, pero tampoco es que las tuviese. Sus posesiones sumaban tres chelines y dos peniques de plata, exactamente".

     Estoy bastante segura de que el tema de los Caballeros de la Mesa Redonda tiene tantos seguidores como detractores, yo estoy entre los primeros, y es que se ha tratado muchas veces en todos los formatos. sin embargo fue leer que Lev Grossman se iba a meter de lleno y querer tener el libro en mis manos. Hoy traigo a mi estantería virtual, La espada fulgurante.

     Conocemos a Collum, férreo admirador de Arturo y los Caballeros de su Mesa Redonda. No puede desear otra cosa que pertenecer a ella, así que decide seguir su sueño e ir a Camelot. El problema es que llega tarde, Arturo ha muerto hace un par de semanas en Camlann sin designar heredero y los caballeros que quedan, que no son precisamente los mejores, parecen un grupo decrépito sin interés en nada y están acompañados de Nimue, una aprendiz que tuvo el mago Merlín. Y, contra todo pronóstico, acogen a Collum. A fin de cuentas Arturo llegó de una forma un tanto peculiar y todos saben en quién se convirtió. El caso es que ahora Gran Bretaña se ha dividido y la magia parece regresar por culpa de Morgan mientras el trono sigue a la espera de ser ocupado. Quizás sea hora de una última misión de los caballeros y tal vez Collum sea vital para el devenir del mundo.

     La novela combina las leyendas artúricas con la mitología británica para dar al lector una novela diferente sobre una historia habitual, con un pie anclado en el género fantástico. Si estamos cada vez más habituados a novelas de este género que recrean mundos medievales, en esta ocasión la historia lo hace por derecho propio ya que las gestas de caballeros son vitales para la historia. El autor, en sus más de 700 páginas, no da tregua al lector en esta historia clásica de niño con un sueño, antihéroe o como cada lector lo quiera ver, que sigue los pasos del que fuera considerado casi un dios, logrando que dudemos de si la historia tal vez vaya a repetirse. Y es que uno de los puntos fuertes de la novela, es el lograr hacer algo distinto con los mismos elementos. 
     Me voy a mover en el pantanoso terreno de intentar contar lo más posible sin desvelar nada y os voy a decir que la primera imagen de los caballeros me pareció francamente divertida. Viejas peleas de viejas glorias que hacen que parezcan todos gruñones, casi caballeros de asilo, a los que llega Collum que parece llevar la intención de hacerles mover el culo. Hasta ahí, bien. Pero es que para ese momento ya hemos tenido dos encuentros que dan el aviso de que estamos ante algo bueno: uno con un caballero extraño y otro con una joven más extraña todavía. Y el viaje no ha hecho más que comenzar. A partir de ahí descubriremos la verdadera cara de Merlín, las luchas internas y externas, el rostro de Arturo y qué pasó con el famoso caballero Lancelot y esos amores de los que todos hemos oído hablar. También tendremos la historia de Bedivere, porque todos los grandes hombres tienen una mano derecha ejecutora, y Bedivere se convierte en el perfecto acompañante que todo lo sabe y todo lo ve.
Los personajes despiertan y se desarrollan negándose a permanecer en los márgenes que todos conocemos, con claroscuros que cambian en función del momento y de los intereses propios, a los que se unen los ficticios que llevan el peso de la narración.

     La espada fulgurante es más que una buena historia, es una novela entretenida con un buen equilibrio entre sus dos voces que me mantuvo pegada a sus hojas y me llevó a un viaje imposible para dejarme con ganas de más. Porque hasta ahora no lo había dicho, pero esta es, evidentemente, una novela en la  que hay un viaje. Y he disfrutado el camino.

     "Hace una hora no era nadie, después fui un héroe y ahora soy un asesino".
     Os presento a Collum, haced buen uso de esta amistad.

     Y vosotros, ¿os gusta la novela fantástica?

     Gracias.

lunes, 2 de junio de 2025

El subastador. Joan Samson

 


     "El fuego se elevaba en un cono perfecto, como suspendido de la voluta de humo que ascendía en línea recta hacia el despejado cielo primaveral. Mim y John sacaban a rastras arbolillos secos de entre la maleza amontonada junto al muro de piedra y los arrojaban a las llamas, y daban un rápido paso atrás cada vez que las hojas secas empezaban a chisporrotear".

     Esa cara que se nos queda cuando nos encontramos con un libro que no es precisamente un secreto pero del que no habíamos oído hablar, es la que se me quedó a mi al encontrarme con este. Hoy traigo a mi estantería virtual, El subastador.

     Nos vamos a los años 70, a Harlowe, New Hampshire. Un lugar tradicional y poco avanzado con apenas electricidad. Allí es donde Dunsmore aterriza y lo hace con la idea de la subasta para apoyar a la policía. Pero esa es solo la primera, luego hay otra, y otra... y Dunsmore pide a la gente del pueblo que done cosas para subastar y, claro, la gente acaba sin tener nada que dar. Pero la policía ahora está mucho mejor y apoya a este hombre que está claro no ha traído nada bueno al pueblo. Deberían de echarlo en realidad. Y seguir como estaban antes.

     Si no vas a leer esta novela con la mente abierta y teniendo en cuenta su contexto de escritura y de escrito, no lo hagas. Y, si os he dicho que está ambientado en los setenta ahora os digo que lo publicaron en el 75. Tal y como explicaría G Hendrix, la novela utilizó el terror que avisaba que la vida rural que la gente creía, esa vida tranquila e idílica, solo era una ilusión. Y por eso, por esa ambientación, puede sentirse la novela como atrasada, ya que la familia central resulta un tanto anacrónica; abuela con problemas de movilidad, menos hijos que la familia numerosa soñada, pocos recursos, menos comodidades y mirando de reojo lo que tienen en la ciudad casi como si hablaran de otro planeta. Por eso las subastas atraen a forasteros que pareciera están comprando cosas de museo. Y es que hay mucho de esa representación rural peliculera que casi parece una secta o una comunidad retorcida anclada en el pasado. Solo que en la novela de Samson lo rural no es lo que da miedo, es lo amenazado. El terror no está basado en una secta sangrienta o costumbres retorcidas. Este terror es forastero, restrictivo y amenazador ya que el lector ve como los habitantes son privados de sus cosas: primero los trastos, luego las que no importan, después las que son más valiosas... y más y más... Lo que aterra es como una sola persona puede llegar y hacerse con el poder hasta lograr que los habitantes pierdan su control y autonomía para decidir. El dominio, el miedo bajo la piel hubiera sido lo fácil. Sin embargo el éxito de Samson es que el miedo lo tiene el lector al ver el conformismo de los habitantes. Hay un libro de LJDH, o tal vez sean varios, en los que los tributos se plantean por qué los distritos no se alzan contra el Capitolio si claramente son muchos más. Ese es el terror real en la novela de Samson, el conformismo o, al menos, el silencio de los habitantes. Les van quitando cosas y "aún así, me quedé".
     Más allá de eso la novela tiene un ritmo pausado que logra hacer sudar al lector y está escrito casi con precisión quirúrgica para lograr una inmersión en la que todo se siente como real. Uno no puede evitar pensar si vivimos algo parecido hoy en día en una retorcida y moderna visión de la alarma que estaba dando la autora y, quizás por eso, por esa capacidad para remover, la novela brilla.

     El terror, el bueno, adopta muchas formas. Y siempre digo que si uno quiere pasar miedo no necesita ver sangre ni llevarse sustos, es el monstruo bajo la cama al que nunca vemos el que nos da más miedo. Porque ese miedo ya lo llevábamos dentro.

     Después de haber comenzado diciendo que no leáis El Subastador si lleváis ciertas ideas preconcebidas solo puedo terminar añadiendo que: para todos los demás, leedlo.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.

lunes, 26 de mayo de 2025

Vikingos. Bjørn Andreas Bull Hansen

 


     "No me acuerdo mucho de los años anteriores a mi captura. Pero prefiero pensar que fueron tiempos felices. Soy capaz de sentarme un rato largo y seguir los senderos con mi ojo interior, porque todavía los recuerdo. Me paro al lado de uno de los tejos y huelo la hierba y el cálido pantano. Veo brillar el sol entre el follaje, y la luz que se filtra tiene una nota de verde. Hace calor, lo siento en la piel desnuda mientras me abro paso por el sotobosque. Los helechos me acarician las pantorrillas, y noto que tengo el arco en la mano y el carcaj me golpea contra la cadera. Me adentro en un bosquecillo frondoso, se me hunden los pies en el musgo húmedo, y sé que el mar a veces llega hasta aquí con las mareas primaverales y deja algas y conchas y cangrejos que se apresuran a esconderse bajo la arena. Llego a la playa, veo las olas que riegan la orilla y las gaviotas, allá en lo alto bajo el firmamento, están como clavadas en la cúpula del cielo, hasta que sacuden las alas y se lanzan hacia el horizonte o hacia el bosque detrás de mí".

     Me gustan este tipo de novelas, y no suelen salir muchas, así que no me lo pensé. Hoy traigo a mi estantería virtual, Vikingos.

     Conocemos a Torstein. Siendo niño vio como asesinaban a su padre antes de ser capturado él mismo y esclavizado. En ese momento aprendió lo dura que iba a ser su vida y, durante su primer viaje, el poco valor que podía tener. Torstein escapa, se enamora, no es correspondido y huye de nuevo. Huir se convierte en una constante y buscar a su hermano en otra. Pasa por distintas manos y se une a los vikingos, lucha en batallas, descubre el coraje y el valor... En fin, conocemos a Torstein.

     Torstein tiene muchos años cuando comienza la novela, y está recordando su vida y también a su hermano Bjørn, una de las figuras más importantes para él. A partir de ahí y como si estuviéramos en una versión de Gladiator, o tal vez de Julio César, el autor se sumerge en una novela de aventuras ambientada a partir del sI d.C. en territorio vikingo. Un momento de fés y supersticiones librando batallas en las que los intereses económicos y de poder eran tan válidos como los propios dioses. Así es como la novela se adentra en los primeros años de un personaje incapaz de conformarse o quedarse quieto. Uno lee la novela pensando que así es como nacen los héroes y lee frases como "Por tus manos pasará la sangre de tres reyes" y sabe que se encuentra ante una de esas novelas que llegan para quedarse y tienen incluso vocación de película.
Sabía ya desde el comienzo que el valor, los principios y la sangre iban a ser una constante en esta historia que no da un momento de tregua al lector, lo que quizás no esperaba tanto es la presencia e importancia que se le da a los pocos personajes femeninos que aparecen, capaces de decidir destinos sin necesidad de empuñar las mismas armas que los hombres. Y es que, si bien es cierto que la guerra es una constante, también lo es que hay mucho de pequeñas ambientaciones que dotan de realismo a gran parte de las escenas. 
 
     Vikingos es una novela épica al uso, con un héroe, Torstein, que me ha hecho disfrutar de horas de lectura sin que me diera cuenta de que iban pasando. Lo he disfrutado y seguiré leyendo su historia.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.

     "Un esclavo que lucha por su libertad es un hombre mucho más grande que un rey que ha heredado el trono de su padre".



miércoles, 21 de mayo de 2025

PIMP. Memorias de un chulo. Iceberg Slim


      Bueno, pues parece que la no ficción o lo que se acerque a ella, está de moda por aquí. Hoy traigo a mi estantería virtual, PIMP.

     Os diré que Robert Beck, AKA Iceberg Slim, fue un proxeneta afroamericano que acabó por convertirse en escritor, así que supongo que sí, habéis leído bien el título. Y es que fue proxeneta durante los años 40, 50 y parte de los 60, es decir, hasta que se retiró más que nada por jubilación. Y entonces empezó a escribir haciéndose sorprendentemente notorio al fijarse en una marginalidad que era pocas veces expuesta. Y, por supuesto, llegó a la ficción.

      Com PIMP el lector viaja a Chicago, pero a una ciudad distinta a la que estamos acostumbrados. Más por la honestidad que desprenden las palabras del autor, que por lo que cuenta en sí mismo, y es que no duda en dejar claro que su meta es la de ser proxeneta, el mejor de todos ellos. Usar el deseo en su propio beneficio mediante el comercio sexual. Y creedme si os digo que no ahorra palabras para que todo ello quede claro. Tampoco lo hace a la hora de contar sus propias experiencias, y es que no esconde ni las agresiones que él mismo sufre por mucho que sean en su más tierna infancia. No es fácil. no es una lectura fácil. Es compleja en distintos puntos y lo es principalmente porque nos la creemos. Creemos en este hombre, en su resentimiento, ambición y carácter y también en esa suerte de "lo siento pero esto es lo que hay" que se esconde entre líneas en muchos momentos de la lectura. Slim no era bueno en nada, no destacaba, y quería dinero y, a poder ser, algo de poder, lo que significaba que estaba condenado al mundo criminal. Y eligió el proxenetismo. Una profesión que no era fácil, no le dejaba apenas tiempo libre y, para regocijo del lector, le puso delante a personajes variados que aparecen en la novela. 

     Por supuesto que encontraremos otros puntos comunes a este tipo de libro, ya que no escapa del racismo un negro en aquella época. Zambullirse en la marginalidad es además complicado sin que todo parezca un gran y grotesco escenario, pero Slim lo consigue y el libro aparece teñido con un humor narrativo que le otorga el punto de ligereza necesario como para convertirlo en una lectura rápida. También hay humanidad, no vayáis a creer lo contrario, y lo mejor es que ni siquiera busca justificación. Slim se siente mal por algunas cosas de su vida, pero no va a culpar ni a justificar a lo que se dedicaba, porque no solo era su profesión o su vida, además se trataba de un mundo que le resultaba fascinante y en el que estaba decidido a destacar.

     PIMP me ha gustado. Mucho en realidad. Voy a seguir buscando títulos de Iceberg Slim.

     Y vosotros, ¿sois lectores de no ficción?

    Gracias.

lunes, 19 de mayo de 2025

Léxico familiar. Natalia Ginzburg

 


     "Me llamo Natalia Ginzburg.  
     Mi padre, Beppino, ama la ciencia y la naturaleza. 
     Lidia, mi madre, disfruta en cambio con «el placer de narrar». Tengo tres hermanos y una hermana. Vivirán lejos y me bastará la ficción para saber qué les ocurre. Cumpliré con los ritos: nacer, crecer, reproducirme. Algún día moriré. También escribiré libros. Quizá, incluso, plante el cerezo de aquella primavera triste de Pavese".

     Hay libros a los que llego no sin cierto miedo, ya que a todo el mundo parece que le han encantado y siempre se tiene esa presión compartida: el libro por no estar a la altura, el lector por lo mismo. Hoy, finalmente, traigo a mi estantería virtual, Léxico familiar.

     Conocemos a la familia de la autora, los Levi. Son una familia extensa, sí, y por lo tanto vamos a conocer a mucha gente. Y lo haremos a medida que la autora los recuerde gracias a un pequeño detonante que hace click en su cabeza. Y hay, como en todas las familias, un poco de todo: el padre que parece que le tienen que echar de comer a parte con esas perlas que suelta, la madre, tan madre eso de quedarse con todo aunque no lo parezca, los hermanos que pelean, ellas que ahorran... como dije es una familia extensa, así que ahora podríamos añadir lo de amigos, primos y demás familia. 

     El libro, casi un anecdotario, se acerca al lector más por la forma de encadenar los recuerdos, igual que los que cualquier lector tiene de su propia familia, que por la familia en sí que presenta. Además al estar estructurado sin división capitular, se tiene aún más la sensación de estar ante recuerdos vertidos si demasiado orden que ante una novela como tal. Y, por supuesto, la situación política se hace sentir en la novela y en el devenir de la familia, ya que todo sucede en pleno fascismo y pocas familias salieron totalmente ilesas (y además de esas familias no se escribe, no son tan interesantes). Claro que, en el caso de los Levi, el lector se dará cuenta además de la gente peculiar que conocen y que luego será conocida por sus propios méritos, por lo que a veces uno tiene la sensación de que son pocos los vecinos, o algo así, ya que el ratio es realmente elevado. A tener en cuenta además la ambientación, tanto la política que se va volviendo cada vez más oscura a medida que avanzamos, como la propia de la familia, esa de las pequeñas cosas que, para mi gusto, le da gran credibilidad a la novela. Y sí, ya sé que estamos en no ficción, pero eso no significa que siempre me crea las cosas que me proponen los autores.
    Ginzburg se aparta en este caso para dar todo el protagonismo a su familia: judíos, antifascistas y residentes en Turín, un grupo de personas a los que el lector no puede evitar ir cogiendo cariño : Giuseppe, Lidia, Gino, Mario, Alberto, las dos hermanas, el primer marido de Natalia, Leone y un tremendo y hermoso homenaje a Pavese.

     Léxico familiar es un libro que me ha gustado más de lo que esperaba y, por qué no decirlo, mucho más de lo que parecía cuando comencé a leerlo.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.

miércoles, 14 de mayo de 2025

Vidas ante el abismo. Alemania 1943. Oliver Hilmes

 

 

     Hay muchas maneras de contar una misma historia, y la de la IIGGM es una prueba de ello. Quizás, uniendo todas, sabríamos qué sucedió. Hoy traigo a mi estantería virtual Vidas ante el abismo.

     En 1943 Alemania vivía un momento difícil. Tanto, que Goebbels hizo un llamamiento a la población: guerra total. Los judíos malviven hacinados y observados un futuro que será inevitable, los alemanes intentan no mirar lo que sucede y los bombardeos resuenan en la noche. Kreiten sabe todo eso cuando habla sobre la situación en voz alta dando una opinión personal crítica. Lo que no sabe es que sus palabras harán que abandone una carrera prometedora al piano para dirigirse al cuartel de la Gestapo donde será duramente interrogado.

     Lo primero que hay que decir es que estamos ante una obra de no ficción. El autor tiene más libros al respecto, tengo puesta la mirada en otro ambientado varios años antes durante los JJ.OO., y puede ser un buen camino tras tanta ficción como para hacernos olvidar por un momento que la IIGM fue una monstruosidad real. En esta ocasión el autor se centra en la vida del prometedor pianista tras comentar a una amiga de su madre lo que piensa de Hitler. No solo eso, también dice que ve en esta guerra la caída de Alemania llegando a recomendar que se retire el apoyo directo a Hitler de lugares visibles, ante de que acabe la guerra y esas obras les lleven a ser ejecutados, como posiblemente sucederá con el mandatario. La verdad, se quedó a gusto. También es cierto que lo hizo de esa forma inconsciente que va unida a la juventud, ya que cuando las SS.SS. aparecen a su puerta, ni siquiera recuerda sus propias palabras y está convencido de que su detención es un error. Sus palabras fueron pronunciadas ante una fiel seguidora de Hitler y terminaron por condenar al pianista a ser una de las 250 víctimas del régimen del terror sucedidas en apenas tres días de septiembre de 1943. Realmente es una historia apasionante y un final trágico y terrible. El autor lo mezcla con otras pequeñas historias que van dando una visión general de lo sucedido en aquel año, aunque para el lector este siempre será el libro del pianista. Y esto es lo que provoca un desequilibrio durante la lectura. Por un lado tenemos una historia apasionante, narrada de forma magnífica y conmovedora, y por otro tenemos un conjunto de situaciones que no llegan a estar a la altura; una pena. La novela podría haber sido magnífica y se queda en un estado intermedio no exento de cierta confusión, no sobre el significado pero sí sobre la percepción general de la obra, al que no le hace un favor que el autor decidiera avanzar en el tiempo en lugar de cumplir la promesa del título y circunscribirse al 43.

     Me hubiera gustado una obra de una única historia: la del pianista prometedor detenido por haberse expresado en contra del régimen que acaba siendo condenado por un delito que sus propias leyes no contemplaban. Una muerte que no era previsible ya que su discurso no fue público, pero que pronto es percibida como inevitable, ejemplar o disuasoria para otros, como lo quisieran llamar. Esa historia, la ejecución y los trágicos sucesos en los días siguientes, hubieran bastado para que fuera la novela perfecta. Así...  pierde un poco de fuerza. No obstante está escrita de forma magistral, eso también hay que decirlo.

     Vidas ante el abismo me ha descubierto una historia real de las que merecen la pena.

     Y vosotros, ¿pensáis que la IIGM está sobreexplotada en la literatura?

     Gracias.

lunes, 12 de mayo de 2025

Tengo un nombre. Chanel Miller

 


    «Me llamo Chanel. Soy una víctima, no me da reparo utilizar esta palabra, pero sí creer que eso es todo lo que soy. Sin embargo, no soy “la víctima de Brock Turner”. No soy su nada. No le pertenezco».

     Creo que lo que más me llamó la atención de este libro fue que hablara en la sinopsis de una historia real y del juicio mediático. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, Tengo un nombre.

     Conocemos a Chanel Miller. En 2015 sufrió una violación en el campus universitario de Stanford. Su agresor fue un joven de 19 años llamado Brock Turner quien tras un mediático juicio fue condenado a 6 meses. En el momento de los hechos ella era un poco mayor, acababa de graduarse y fue a una fiesta en la que tomó un chupito y después salió porque se aburría. Chanel leyó una carta a su violador durante el juicio que después decidió publicar en redes. Y las personas, porque los países son personas, se volcaron en apoyarla, indignados. 

     Tuvieron que pasar varios años para que la víctima de estos hechos dejara de lado su anonimato y contara su historia en este libro. Chanel no deja que la rabia impregne las páginas de su novela, al contrario, hay momentos en los que el lector siente cierto desapego, como si la hartura o el agotamiento fueran más fuertes que la sensación de estar ante una víctima. Quizás por eso ella reniega del término.
Chanel escribe desde la seriedad, explicando que acosar está mal y que justificar al acosador, al violador, basándose en un comportamiento social de la víctima es aún peor. Pero, sobre todo, lo que hace es dejar de usar el término víctima. Consigue que el lector comprenda que cada una de ellas es una persona con nombres y apellidos, que cada especulación al respecto daña a una familia completa y que un juicio es, realmente, un proceso muy duro. chanel no cuenta su historia porque fue violada, la cuenta porque ganó un juicio cuyo discurso final del juez y condena, la hicieron sentir como si hubiera perdido. Una sensación que seguro comparte con muchas mujeres y que en el momento de estos hechos, vieron una ventana de esperanza ya que el revuelo hizo que se revisasen leyes y sentencias. En el juicio de Chanel Turner fue presentado como un estudiante prometedor que no tenía antecedentes, su padre pidió que no arruinasen su vida, se dijo que ir borracho era un atenuante. Y, para el juez, todo eso tuvo más peso que el delito cometido. Y que dos agresiones sexuales más. No iba a arruinar la vida del joven, además deportista. Mientras, el lector ya sabe que la noche de la violación ella perdió el conocimiento y que despertó en un hospital en el que había personal de la universidad. Sabe que ella se sintió invadida, fotografiada y expuesta en un momento en el que aún intentaba comprender lo que le había sucedido apenas a 10 minutos de su alojamiento. Y comienza la historia de Miller, como si él tuviera el riesgo de ser víctima, él es quien acapara titulares, a quien ponen rostro y carrera prometedora, Chanel solo es la víctima.
     Víctima, víctima, víctima.... Una Doe que jamás pidió serlo y que ahora escribe su nombre y su historia con letras mayúsculas. Porque si el violador puede ver su futuro cambiado por ser acusado, ¿qué me decís de ella, la que sufrió la violación? su historia acaba con una apelación rechazada, un funcionario destituido y una joven escritora relatando lo que ha vivido mientras se siente el sueño de su propia madre. Un punto de apoyo al final del camino que hace que un nuevo camino se abra ante ella.
Miller combina reflexiones, datos y testimonios en una historia que es la suya pero también la de muchas mujeres. Por eso ha recibido cartas, por eso defiende que muchas mujeres se sienten engañadas o simplemente desconocen el proceso en el que se meten tras una denuncia. Esas, al fin de al cabo, tienen suerte. Otras tantas pasarán años hasta que tengan que enfrentarse a ello porque su caso coge polvo sobre cualquier estante. 
     Hoy hemos sobrevivido a mucho, el #MeToo está en la calle y la universidad de Stanford tiene una placa que recuerda que lo que pasó está mal. Solo falta que deje de pasar.

     Tengo un nombre es una historia difícil que evita detalles morbosos para entrar en otros mucho más importantes, los de la vida. Contada de forma sencilla y clara deja el estómago revuelto y una esperanza como sabor de boca.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.

lunes, 5 de mayo de 2025

El día de mi muerte. Federico Axat

 


     "Tengo los ojos cerrados. Un hombre y una mujer hablan en voz baja acerca de una tal Anna, así que ese debe de ser mi nombre. Están muy cerca. 
     —Necesitamos que despierte — dice el hombre con urgencia—. ¿No puedes hacer algo?"

     Federico Axat me gusta, creo que me he leído todos sus libros. Así que este no iba a ser menos. Hoy traigo a mi estantería virtual. El día de mi muerte.

     Conocemos a Anna cuando despierta en un hospital. Está dolorida y no sabe cómo ha llegado allí. Una médico llamada Julia será quien la explique que mató a su novio, que todos saben que lo hizo porque la grabaron las cámaras de seguridad, y que eso sucedió hace dos años. Durante ese tiempo ha estado perdida hasta que la encontraron dos jóvenes cerca de un lago junto al hospital. Anna no sabe que pensar, no recuerda absolutamente nada.
     Y entonces Julia se la lleva, ayudándola a escapar y disparando a un hombre en el camino.

     Leer a Federico Axat es entrar en su universo. Llegas a un hospital intentando recordar si ese nombre había aparecido en otro libro, temiendo que el hombre que parece ser el jardinero apareciera en otra historia  y relajándote cuando todo parece controlado. Y entonces le prestan a la protagonista La última salida lo que le permite hablar de zarigüellas que aún recuerdas mientras sonríes al saber el nombre del autor del libro dentro de la novela que ahora estás leyendo. Parece un galimatías, lo sé. Pero cuando uno está dentro es fácil como también lo es acceder a un universo Donnie Darko en el que los animales no tienen nombre pero se dan la mano de trama en trama. Tal vez no sean Frank, pero desde luego son inolvidables.
     Axat enrevesa una trama en la que pasado y futuro se dan la mano en un presente confuso que, lejos de marear a lector, lo deja convencido de ser capaz de encontrar la solución maestra para los problemas de la protagonista. Porque, y sin poder desvelar mucho de la novela, ya no estamos hablando de un asesinato, hablamos de dos. Porque la doctora disparó en el camino a la presunta huida con la protagonista. Esta huida es la puerta hacia una trama endiablada en la que la lectura avanza con la intriga de si el autor será capaz de encontrar una solución a la altura de un embrollo en el que no puedes fiarte de nadie. Y, personalmente, tengo que decir que puedes fiarte.
Axat logra sorprender, confundir, marear y, sobre todo, entretener.
Pienso seguir sin perderme ninguna de sus novelas.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias

lunes, 28 de abril de 2025

Resolvemos asesinatos. Richard Osman

 


     "Había ocurrido por fin. 
     Andrew Fairbanks siempre había sabido que algún día sería famoso. Y ese día — un martes tranquilo y soleado de primeros de agosto— había llegado finalmente. 
     Los años publicando vídeos de fitness en Instagram le habían granjeado bastantes seguidores, desde luego, pero nada que ver con esto. Esto era una locura".

     Últimamente me decanto por estos títulos que, si bien hablan de una novela de corte negro, lo hacen dando a entender un corte más informal, con cierto humor. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, Resolvemos asesinatos.

     Todo empieza con el cadáver de un influencer colgando por la borda de un barco. Le han disparado, colgado y además le han mordido los tiburones. Y por si fuera poco hay una bolsa de dinero. Parece que el chico al fin va a lograr su propósito de ser famoso, porque como influencer, seamos serios, era mediocre. Igual que la fama que va a conseguir, que pasará rápido, en cuanto aparezca otra noticia.
     ¿Lo veis? El punto de humor.

     El caso es que olvidemos del influencer (ya os dije que su fama sería efímera). Conocemos a Amy, agente de seguridad privada. Ahora está en una isla en la zona de los Cayos cuidando de la famosa escritora Rosie d'Antonio, una mujer vivaz pese a los años que tiene y que jamás confesará, que tuvo la feliz idea de inspirarse en un mafioso para un personaje de una de sus novelas y ahora el mafioso quiere acabar con su vida. Y Amy la protege. En el momento en el que la conocemos lo hace desde la piscina. Lo que Amy no sabe es que la vida contra la que van a atentar es la suya, y menos aún que lo hará su propio compañero. Así comienza una huída en la que Amy descubrirá que ha habido una serie de asesinatos que parecen colocarla a ella en el medio siempre (Hello, influencer, you're back!). Y también conocemos a Steve, un hombre deprimido tras la muerte de su esposa que ha visto como lo que él esperaba que iba a ser una jubilación feliz para viajar con su mujer, se ha convertido en un conjunto de rutinas encadenadas y llamadas diarias a su nuera, Amy, quien se preocupa por él sin decirlo en voz alta. Y que ahora no solo le pide ayuda, le pide que viaje a la otra punta del mundo para ayudarla porque está en peligro. ¡En avión! Y Steve, por supuesto, lo hace. Todo sea por poner sus capacidades deductivas al servicio de Amy y de esa extraña mujer que dice ser escritora y que la acompaña.

     Y más o menos esto es el grueso de lo que uno se encuentra en el libro de Osman antes de comenzar a desarrollarse el caso. Por el camino hay persecuciones, tiroteos, una vieja deslenguada con amigos singulares y un suegro capaz de hacer hablar a las piedras. Ingredientes que hacen que Resolvemos asesinatos sea una novela desenfadada pese a la seriedad de alguno de los temas que toca. Porque no nos engañemos, es una novela sobre la muerte que va mucho más allá de las que hay que resolver. La novela trata del duelo de Steve, del duelo en general y de la forma que tiene cada persona de lidiar con él. No hay un tiempo de duelo delimitado ni una forma de hacerlo y, si uno pone un poco de atención, es fácil que se de cuenta que no está tan solo en el proceso. La salud mental también es abordada y es que hay muchas maneras de manifestar que uno está deprimido o en riesgo de estarlo y Steve es un ejemplo claro de ello. 
Y sí, el caso policial, también divertido y capaz de llevar al lector por distintos países mientras se pregunta si Steve se acostumbrará a volar, si un ruso aparecerá armado de la nada o si Amy será capaz de descubrir, y de paso ilustrarnos, sobre el motivo por el que alguien la pretende involucrar en los asesinatos. Y de camino veremos un poco de ese mundo de los influencers de medio pelo capaces de todo con tal de tener un puñado de seguidores más que otro de su misma línea. 

     Resolvemos asesinatos es una novela original y divertida con unos protagonistas que se mueven entre lo entrañable y lo original con la que he pasado un buen rato. Ha llegado, parece, una nueva serie de novela negra.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.

lunes, 21 de abril de 2025

La casa en el mar más azul. T. J. Klune

 


     "—Ay, madre —dijo Linus Baker enjugándose el sudor de la frente—. 
     Esto resulta de lo más irregular. Decir eso era quedarse corto. Maravillado y embelesado, contemplaba cómo una niña de once años llamada Daisy hacía levitar unos bloques de madera varios metros por encima de su cabeza. Los cubos giraban lentamente en círculos inscritos unos dentro de otros. Daisy tenía el ceño fruncido por la concentración, y la punta de la lengua le asomaba entre los dientes. Continuó así durante un minuto largo, y entonces los bloques descendieron despacio hasta el suelo. El grado de control de la chiquilla era asombroso".

    No olvidemos que existe la novela juvenil. Un género cada vez más vendido que hace lectores. Hoy traigo a mi estantería virtual, La casa en el mar más azul.

     Conocemos Marsyas, una isla remota que poca gente conoce y de la que nadie habla. Allí Arthur dirige un orfanato para niños muy especiales, seres mágicos que necesitan ser protegidos. Al Altísima dirección lo dice: si ves algo, avisa. Y eso hace la gente en un mundo en el que estos niños lo tienen muy complicado para avanzar. Y también conocemos a Linus, un funcionario encargado de viajar a orfanatos para evaluar que sean lo más adecuados posibles. Y si no lo son, se cierra. Linus nunca se ha preocupado sobre lo que pasa después, el cumple su trabajo escrupulosamente. Y ahora tiene que evaluar el hogar regido por Arthur. Pasará allí un mes. Por eso le han dado unas carpetas. Y coge la primera: Luci, hijo de Satán, capaz de destruir el mundo.

     Está claro que es difícil leer este libro sin pensar en la película El hogar de Miss Peregrine para niños Singulares. He tenido esa sensación muchas veces durante la lectura. Una isla, unos niños mágicos en peligro y escenas imposibles... Más allá de eso y aprovechando la magia, Klune escribe una novela inclusiva en el más amplio sentido de la palabra. No existen los monstruos, existen las personas. Da igual que seas un demonio, una baba o una gnomo de jardín. Lo importante es conocer a las personas, por dentro, y los niños son niños y nada más. Linus es el protagonista solitario y cumplidor que nunca se ha planteado nada más allá de su trabajo y ahora al conocer a estos niños también va a conocerse a si mismo. Poco a poco su fachada se agrieta y comprende que los niños necesitan algo mucho más importante que un orfanato, necesitan un hogar. Y el misterioso director parece la persona apropiada para proporcionárselo. Solo que... también parece la persona apropiada para proporcionarle un hogar a Linus. Salvo que lo esté engañando, esa es otra posibilidad.
     Klune escribe una novela conmovedora en la que los sentimientos afloran desde las primeras páginas y la inocencia infantil se mezcla con una realidad sin magia en la que la gente es igualmente juzgada. Historias divertidas, un demonio que amenaza con dominar el mundo cada vez que se enfada y personas con la capacidad de ser monstruos más horribles que los que nacieron como tales.

     La casa en el mar más azul es una novela entretenida y conmovedora que cuenta una historia apta para cualquier edad.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.

lunes, 14 de abril de 2025

Los ojos son la mejor parte. Monica Kim

 


     "Umma me dice que los ojos son la mejor parte. 

     La miro mientras se inclina sobre la mesa de la cena, su pelo oscuro bien recogido detrás de las orejas, sus dedos bien cuidados trabajando con agilidad y destreza en el pescado que tiene en la bandeja. Lo ha hecho tantas veces que podría hacerlo con los ojos cerrados. Primero, parte el pescado por la mitad, usando sus palillos de metal para abrir el cuerpo por arriba, donde la cabeza se une con las aletas dorsales, revelando una hilera de espinas diminutas, casi invisibles".

     La verdad, si vives en una zona pesquera hay al menos un par de cosas de este libro que te llaman la atención. Hoy traigo a mi estantería virtual, Los ojos son la mejor parte.

     Conocemos a Ji-won. Después de que su padre abandonara a su madre ella ha sido la encargada de mantener el hogar en pie, lo que significa proteger a su hermana y cuidar a una madre que nunca he dejado de mirar la puerta. Y entonces un día su madre les explica que, según su cultura, comer los ojos del pescado cocinado trae buena suerte. Quizás su marido regrese si lo hace. Jo-won escucha con el estómago revuelto pero empujada por un sentimiento de lealtad y ayuda, come un ojo de pescado.  Esa noche es en la que Jo-won sueña por primera vez con comer ojos. Ojos azules que le obsesionan, que le parecen apetecibles, que cambian su forma de percibir las cosas... ojos como los de George, el nuevo novio de su madre.

     Monica Kim nos regala una novela que se inicia como un drama familiar enmarcado en una familia de inmigrantes que parecen negarse a abrir su entorno cultural a la sociedad que los ha recibido, para ir poco a poco volviéndose una experiencia divertida, incluso un poco espeluznante, en la que no descuida por un momento el humor y el sentimiento trágico de la vida. Y es que es precisamente ese humor negro el que engancha al lector que salta entre escenas francamente visuales que oscilan entre el canibalismo selectivo y las comparativas visuales. Llama la atención ese fetichismo cultural del norteamericano a lo asiático que convierte a un sector de la población en depredador en búsqueda de lo que el imaginario le ha dado en el porno. Y todas en esa familia conocen ese sentimiento incómodo ante determinados comentarios. Ji-won se fija, en esa suerte de sumisión que las diferencia de las mujeres norteamericanas.

     Y luego están los asesinatos, claro. Que son una parte vital de la novela y de la que no quiero hablar demasiado porque estamos ante uno de esos libros que no debéis dejar que nadie os descubra más que a medias. Así que respecto a este punto solo diré una cosa. Cuando muere la primera persona, es un hombre con ojos azules. Como los de George. Y no es George. aunque Ji-won no pueda evitar mirarle a los ojos. Al final es como si solo estuviera hablando con un par de ojos. Un par enorme y delicioso de ojos azules.

     Los ojos son la mejor parte es una novela sangrienta y provocadora que usa el humor para exponer la cosificación que sufren algunas mujeres y la forma en que a veces, ni siquiera saben que pueden enfrentarse a ello. Una novela que esconde muchísimo más de lo que aparenta.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.

miércoles, 9 de abril de 2025

Otra vida por vivir. Theodor Kallifatides


 

     Escribir bonito es un arte más allá de escribir. Por eso me gusta Kallifatides, porque lo logra dando la impresión de ser algo natural. Hoy traigo a mi estantería virtual, Otra vida por vivir.

      Conocemos al autor, nacido en Grecia y emigrado a Suecia hace casi cuatro décadas. Allí es donde ha desarrollado su profesión y ha llevado su vida. Superados los setenta ampliamente se encuentra en un momento de bloqueo, ha perdido la ilusión y las ganas y eso le hace regresar a su país natal. Es ese momento en el que toda Europa miraba con preocupación hacia Grecia creyendo que la crisis económica tenía allí su mayor foco.

     Como decía al comienzo de esta entrada, estamos ante un libro hermoso. Kallifatides habla de sí mismo, de su salida de Grecia, que no es ni mejor ni peor que la de cualquier emigrante que busca una mejor vida en otro lugar. Él fue a Suecia donde formó una familia, escribió, disfrutó... pero al igual que también les sucede a muchos emigrantes, siempre sintió que le faltaba algo. Como si eso que llaman morriña en Galicia se le hubiera instalado sin nombre haciéndole notar que había dejado atrás una parte de él junto con sus orígenes. Y quizás por eso va perdiendo la ilusión y las ganas y finalmente decide regresar a esa otra vida. Aprovechando un premio en su pueblo se embarca en un regreso que llena de reflexiones, recuerdos, voces y amigos. El autor observa las diferencias entre lugares, reflexiona sobre la vida y lo hace, curiosamente, en griego. Como si eso también fuera una parte faltante, quizás por eso le dicen lenguaje materno y en realidad nunca terminamos de abandonarlo del todo por años que estemos sin usarlo. En el libro aparece un poco de todo, mirando atrás y al frente desde la sabiduría de toda una vida. El griego que vio como su país de acogida cerró fronteras a sus compatriotas; el escritor que se viene abajo al no poder escribir; el padre, el marido, el abuelo... todas esas personas son la voz múltiple de una sola que es la que toma la pluma en este breve libro. Qué es ser griego, qué es ser persona, qué es ser libre... todas estas reflexiones toman camino en un libro que no puedo dejar de recomendaros.

     Otra vida por vivir es un libro precioso que crece a medida que se avanza e invita a la reflexión. Pareciera que más que leerlo a Kallifatides en esta obra se le escucha.

     Y vosotros, ¿os fijáis en cómo están escritos los libros o sois más de argumento?

     Gracias.

lunes, 7 de abril de 2025

El tercer amor. Hiromi Kawakami




     "Hace tiempo. Pronunciar estas palabras me  hace sentir rara.
     Hace tiempo...
     ¿Qué significa eso en realidad?
     Ya no soy ni tan joven ni tan mayor.
     Hace tiempo. En ese preciso momento de mi vida podría referirse a unos pocos años antes, a mi nacimiento hace cuarenta o incluso a una época todavía más remota.
     Eso es. Hace tiempo me enamoré de un cierto hombre".

     Pese a que tengo una relación desigual con esta mujer, no me resisto a sus títulos. Hoy traigo a mi estantería virtual, El tercer amor.

     Conocemos a Riko, que es la narradora principal. Cuando la conocemos está enamorada de Naa-Chan. Aún está en la escuela y no es precisamente sociable, pero es el momento en el que conoce a Naa-Chan con quien la veremos casada. El problema es que Naa-Chan es terriblemente infiel y, por supuesto, Riko se entera de s sucesión de aventuras. No hablan del tema, pero se distancian convirtiéndose en una de esas parejas. Y entonces regresa a la vida de Riko el sr Takaoka. Y aquí viene el momento en el que lo que parecía una historia reflexiva de amor e infidelidad, cambia drásticamente.

     A Takaoka lo habíamos conocido como conserje de la escuela de Riko, solo que allí parecía mucho mayor que ahora, cuando reaparece con Riko adulta. Y comienzan a hablar de magia, sueños y viajes en el tiempo que, por supuesto, Riko realiza y en los que la acompañamos. Y empiezan sus vidas en sueños en las que adoptará diferentes personalidades que sirven a la autora para confeccionar una historia en la que Takana viaja también bajo otro nombre y se enamora de Riko en esta realidad alternativa situada en el periodo Edo. O tal vez se enamoran en una vida pasada o en otra dimensión muy parecida, pero su historia recuerda bastante a una de las de Naa-Chan. Para la segunda remesa de viajes, la Riko presente tiene un bebé y la que viaja al pasado se casa de forma precoz. Y la novela se complica, porque una vez más vive una historia que le recuerda a Naa-Chan y una vez más viaja Takaoka allí y entonces parece que Riko es consciente de las tres vidas.

     De algún modo Kawakami ha decidido mostrar la vida de una mujer o una pareja en tres momentos distintos. En ellas el lector ve el peso del amor, la infidelidad, los patrones que se repiten y las distintas formas de actuar de la esposa engañada. Momentos de reflexión en un hilo de vidas que se siente aleatorio y a la vez bien elegido pero que se desdibuja en una trama enmarañada que podía haber sido sensiblemente más sencilla. Donde otros novelistas eligen contar historias generacionales protagonizadas por mujeres, aquí se le dan a Riko tres vidas para aprenderse y también para quedarse con elementos de distintas épocas que quizás no debieron ser olvidados. 

     El tercer amor es una novela de construcción compleja que destaca por lo bonita que está escrita. Muchas gracias al traductor, Fernando Cordobés, por haber hecho tan buen trabajo.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.

lunes, 31 de marzo de 2025

Shy. Max Porter

 


     "No esperaba que la mochila pesara tanto. 
      La tarima lanza un quejido. 
      Lo comprueba de nuevo: el canuto encajado en diagonal dentro del paquete vacío de Embassy. 
      El control matutino se encuentra a medio sueño de distancia. 
      La habitación es suave y líquida. 
      Le tienta. 
      Nervios. 
      No esperaba que la mochila pesara tanto.
      Son las 3.13 de la mañana.
      Está llena de piedras, pues claro que pesa. 
      El sílex común tiene unos seiscientos millones de años de antigüedad, dijo Steve. 
      Punto de ruptura".

     Descubrí a Max Porter con El duelo es esa cosa con Alas y desde entonces le he sido fiel. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, Shy.

     Conocemos a Shy, un adolescente que, desde los 13 años, ha decidido ponérselo difícil a todo el mundo. No ha matado a nadie, aunque hay que decir que una vez apuñaló un dedo. Más allá de eso, hizo casi de todo. Y claro, ha sido expulsado varias veces del centro escolar. Por eso acaba en Last Chance, un lugar que es lo que su nombre indica, un centro para rehabilitar a jóvenes especialmente problemáticos. Un sitio de mierda para el protagonista quien, al comenzar la novela, escapa. Y, a partir de ahí y de sus pensamientos, conocemos a Shy.

     Como ya sucede con más libros de Porter Shy es importante porque lo es la forma en la que está escrito, capaz de trascender el texto para alcanzar al lector. Asistimos a un torrente de palabras, casi una conciencia que habla de forma atropellada pero indudablemente hermosa. Poco importa lo que sucede en la novela, a eso Porter ya nos tiene acostumbrados, porque lo vital es quién aparece en ella. El joven violento capaz de llegar demasiado cerca del lector, el padrastro que no lo comprende o la madre doliente por el hijo que le ha salido son las bazas seguras sobre las que se apoya esta novela. Shy es un Holden Caulfield de este siglo con una voz cínica en manos de un escritor con fijación por lo irreal dentro del mundo, que desdibuja los contornos formando una suerte de sombras luminosas. 
      También asistimos al centro porque hay un reportaje que rápidamente catalogamos de buenerista cuando describe este lugar lleno de jóvenes que tienen ahí su última oportunidad para ser "alguien de provecho". Quizás por eso el protagonista se mueve haciendo equilibrios entre lo que se podría considerar un adolescente problemático y alguien definitivamente malo. O tal vez no haga equilibrios y sea directamente un futuro mal adulto al que el autor dota de la suficiente sensibilidad como para que seamos un poco condescendientes. Un poco como esos padres que no saben qué hacer porque para cuando se han dado cuenta ya es tarde.

     Shy es un libro especial, cargado de sentimientos que se trasladan al lector en forma de torrente de pensamientos que saltan por algún tipo de libre asociación personal que nos ayuda a comprender al protagonista. Hermoso y violento, es una experiencia de lectura. Como toda la obra de Max Porter.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.
     

miércoles, 19 de marzo de 2025

El hombre de los dados. Luke Rhinehart




     "Soy un hombre alto, con manos de carnicero, muslos como robles, cabeza de grandes mandíbulas y gafas de culo de vaso. Mido un metro noventa y tres centímetros y peso ciento cuatro kilos. Me parezco a Clark Kent, excepto por el hecho de que cuando me quito el traje apenas soy un poco más rápido que mi mujer, solo soy un poco más fuerte que los hombres que tienen la mitad de mi tamaño y porque, dé los saltos que dé, ni de lejos salto edificios".

     Puede que la cubierta me parezca horrorosa, pero el argumento me intrigó tanto que me lo traje a casa. hoy traigo a mi estantería virtual, El hombre de los dados.

     Conocemos a Luke Rhinehart un psiquiatra con una vida sosa que le lleva al más absoluto tedio. Vivía en Nueva York y tenía rutinas, amigos, hobbies... y pensamientos intrusivos que iban muchas veces encaminados a animar a sus pacientes a que hicieran cosas horribles en lugar de a tratarlos para que no pensaran esas atrocidades. Y entonces encuentra un dado. Un día cualquiera de esos que uno cena y tiene que recoger pero en realidad piensa que le gustaría estar haciendo otra cosa. Y, casi seguro que por aburrimiento, le pregunta al dado dejando una posibilidad mucho más pequeña para hacer lo que quiere que para seguir la rutina (vamos, no pongáis esa cara que, quien más quien menos, todos hemos jugado a eso de "si el próximo coche que pasa es rojo..." y decíamos blanco cuando queríamos hacer lo que fuera que dejábamos al azar). El caso es que salió que hiciera lo que deseaba. Y Rhinehart decide entonces que consultará al dado dejando que decida entre seis opciones, de conservadora a arriesgada, sobre el devenir de su vida.

          Puede parecer que con lo que os he contado he destripado la novela, pero realmente solo he contado la parte banal, luego la historia se retuerce hasta entrelazarse con una realidad demasiado posible como para ser pasada por alto. De hecho esta novela, que ya tiene tiempo publicada aunque destino la traiga a las librerías ahora, se convirtió durante años en una suerte de secreto a voces entre los lectores que se preguntaban si el protagonista era el autor y realmente existía y estaba relatando sus memorias. Hoy tenemos internet y una breve investigación nos descubre que tras este nombre se encuentra George Cockcroft, que ha escrito más libros pero no se leen tanto, que la novela no ha llegado al cine pero se ha intentado muchas veces y que el autor no sale mucho o, al menos, no se le recuerda ver en la calle y menos aún en actos públicos. La novela alcanzó el éxito de fuera a dentro, se ha editado y reeditado y hoy en día se considera de culto y hay, por épocas más o menos personas, que afirman haber tomado las decisiones más importantes de su vida en función de este juego.

     Pero lo verdaderamente intranquilizador, lo transgresor de la lectura, es que en el juego hay que seguir las clásicas normas que dicen que hay que hacer lo que digan los dados, que hay que elegir con cuidado las opciones a poner entre aquellas que pensamos, no sirve cualquier cosa, y que entre todas ellas siempre hay que incluir algo que no se haría. Y ahora pensemos... si hay algo que jamás haríamos y somos sinceros, sin trampas... ¿realmente nos estamos liberando de los convencionalismos o simplemente nos estamos atando a otros? si el dado no incluye solo cosas que queremos pero no nos atrevemos, si realmente vamos jugando y subiendo intensidad hasta poner aquello que jamás estaríamos dispuestos a hacer, ¿cuánto miedo nos daría tirar ese dado? Pues de eso es de lo que trata realmente esta novela.

     El hombre de los dados es una novela intranquilizadora con voluntad de hacer reflexionar al lector y obligarlo a mirar al menos un poco a los lugares oscuros que no se quieren ver. Un juego de ficciones demasiado real que he disfrutado.

     Y vosotros, ¿alguna vez habéis dicho eso de: si el próximo coche que pasa es...?

     Gracias.

lunes, 17 de marzo de 2025

Sociópata. Patric Gagne

 


     "Siempre que le pregunto a mi madre si se acuerda de la vez que en segundo de primaria le clavé un lápiz en la cabeza a una niña, su respuesta es la misma: 
     —Tengo un vago recuerdo. 
     La creo, porque una gran parte de los recuerdos de mi primera infancia son vagos. Hay algunas cosas que recuerdo con claridad absoluta. Como el olor de los árboles del Parque Nacional Redwood y nuestra casa en la colina cerca del centro de San Francisco. Cuánto me gustaba aquella casa. Todavía me acuerdo de los cuarenta y tres escalones que subían de la planta baja a mi habitación en la quinta planta y de las sillas del comedor a las que me subía para robar cristales de la lámpara de araña. En cambio, otras cosas no las tengo tan claras. Como cuándo fue la primera vez que me colé en casa de mis vecinos cuando no estaban. O de dónde saqué el medallón con una «L» grabada".

     Tenía muchas ganas de leer este libro, así que he aprovechado el frío del fin de semana y hoy traigo a mi estantería virtual, Sociópata.

     Conozcamos a Cagne, una psicóloga especializada en el tratamiento de personas con trastornos relacionados con la sociopatía. Un campo muy específico que eligió después de saber que ella misma lo era. Por eso recuerda su vida y como, desde niña, nunca tuvo esa capacidad de relación y empatía que tienen los demás. Esto le daba problemas no solo a la hora de establecer relaciones normales, también en su relación con la autoridad. Ahora ya adulta, una de las grandes cosas que tiene que agradecer es una pareja con la paciencia necesaria como para enseñarla a amar. Y es que Cagne explica que el sociópata y el psicópata son personas diferentes ya que los primeros pueden aprender a relacionarse y sentir, aunque a un ritmo diferente y de una forma decididamente distinta a la de la población sana normal. Porque son enfermos.

     Para comprender la inmensidad de esta novela hay que entender en primer lugar que estamos hablando de unas memorias. Es decir, es un libro escrito por una persona enferma que tiene el mismo trastorno del que habla. Eso es importante ya que aporta un significado nuevo a la lectura porque se trataría de una narración sincera en la que la narradora no tiene mayor interés en caer bien o quedar bien con el lector. Es egocéntrica, exagerada y incluso llegaremos a dudar de que lo que nos cuenta sucediera realmente así. Pero va en el pack. No tiene ningún tipo de interés en nuestra opinión. Dice, por ejemplo, que desde niña se dio cuenta de que necesitaba fingir emociones para parecer normal a los demás niños y no ser señalada, y aunque la leemos viendo su fracaso en este punto, no se nos ocurre pensar en cuánto de lo que nos cuenta es fingido para justificar aquello de lo que nos pretende convencer. Y aún así nos cae regular, casi mal. De hecho, cuando avanzamos, vemos que no tiene problema en decir que miente, que ha mentido muchas veces, que siempre lo hizo. Y eso hace que nos planteemos si no miente en la novela solo porque ese sería el camino más rápido para que se hablase de ella, la novela, cumpliendo la necesidad que dice que hay de hablar de la sociopatía desde una forma más útil y personal. Defiende que ser sociópata no es ser mala persona, que ni siquiera tiene por qué ser algo malo, ya que se rigen por sus propias normas para seguir adelante como pueden e intentar comportarse como personas normales en un % altísimo de los casos.

     El libro tiene anécdotas llamativas en las que los adultos se paralizan ante la narradora niña y sus actos y el lector siente la dramatización sin tener del todo claro qué terreno está pisando. Solo ve lo poco que importa su opinión. Vemos la incomprensión del mundo y también la lucha por ser normal, por parecerlo en realidad, que tiene la narradora antes distintas pulsiones que aprende a controlar de manera moderada. De eso trata en realidad esta historia, de que el lector vea su estigma y su lucha. He dicho varias veces novela donde hablo de memorias pero es porque uno se pregunta muchas cosas a lo largo de la novela. Empezando por en qué momento tiene recuerdos tan exactos del pasado en los que parece ser una heroína que no ha pedido ese puesto. O por sus logros. Son, en fin, unas cuantas cosas. Y entonces es cuando yo os lo recuerdo: lo ha escrito una persona enferma. Tal vez, solo tal vez, forme parte de la historia que lo haya escrito así.

     Sociópata me ha parecido un ejercicio interesante y atractivo sobre el crecimiento y la llegada a la edad adulta de una persona con claros problemas de relación. Lo he disfrutado.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.

lunes, 10 de marzo de 2025

La tormenta. Ragnar Jonasson

 



     "«Fin.» 
     Erla dejó el libro a un lado, se recostó en el viejo sillón raído e inspiró hondo".

     La hora de la verdad, dice el subtítulo y por eso quizás he esperado menos que nunca para leer el desenlace de Hulda. Hoy traigo a mi estantería virtual, La Tormenta.

     Como ya sucede con las anteriores entregas de cualquiera de sus series, Jonasson destaca por su escritura impecable tanto como por dotar a sus protagonistas de historias personales complejas que se adueñan de la serie tanto como las tramas policiacas que las acompañan. Y en este caso a quien hemos ido conociendo es a Hulda.
     En la tormenta Hulda ha vuelto al trabajo tras una licencia por motivos personales. En este caso se encuentran dos cuerpos en una granja remota que Hulda tiene que investigar llevando al lector al tiempo justamente anterior a la muerte de las víctimas. Y es que estamos en un caso anterior lo que hace que si a uno le apetece pueda empezar por aquí y viajar a Islandia en los años 80, un lugar frío, oscuro y, en el caso de la granja de Erla y Einar, aislado. Por eso les sorprende tanto que llamen a su puerta. Porque nadie llega a su casa si no tiene un motivo. Erla está convencida y tiene miedo, pero Einar opta por dejarlo entrar... 

     Jonasson fiel a su estilo se basa más en la tensión psicológica que en la sangre. Sus libros son policíacos pero el lector es capaz de sentir el miedo de sus personajes, de dejarse llevar por una sensación de fatalidad mientras la trama se va retorciendo, que convierte a la lectura en una experiencia muy gratificante... y perturbadora. Y después está Hulda, que es un misterio. siempre hay un lado en su pasado que no llegamos a ver y que ahora, al mirar atrás en el tiempo, tenemos la esperanza de conocer. Hulda era una mujer marcada con un carácter que aquí está ya bien definido aunque mucho menos domesticado, y esta mujer joven nos va a mostrar quien es encajando las últimas piezas de un puzzle que la convertirán en un personaje inolvidable. Supongo que al autor no le daba más de sí, o se cansó o simplemente no quiso estirar, como hacen otros, la vida útil de su protagonista. Pero yo la voy a echar de menos. De eso no me cabe ninguna duda.

     La tormenta es un libro que he disfrutado y que me ha permitido cerrar una trilogía con la sensación de haber hecho un buen viaje.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.

lunes, 3 de marzo de 2025

Felices como asesinos. Gordon Burn




     Basado en un hecho real. 

      Los asesinos en serie son espeluznantes, aterradores, sociópatas que muchas veces se disfrazan de normalidad. Los asesinos en serie ocupan las páginas de los diarios, las noticias, horas y horas de series, libros y películas y documentales. Pero, sobre todo, los asesinos en serie existen. Hoy traigo a mi estantería virtual, Felices como asesinos. 

     Conocemos a Fred y Rosemary West. Este matrimonio ya había sido denunciado en su día por la canguro que trabajaba en su casa, pero ahora han aparecido restos humanos en su jardín. Son los huesos de su hija Heather. Por si fuera poco, cuando la policía excava comienzan a aparecer huesos de otras mujeres, parece que ocho.¿Quienes son Fred y Rosemary?

     Me acerqué a este libro por la comparación constante con "A sangre fría" uno de mis libros favoritos. Sin embargo, más allá de una supuesta investigación basada en unos asesinatos reales, poco o nada tiene que ver un libro con otro; si acaso que ambos tienen letras. "A sangre fría es una investigación exhaustiva mientras que "Felices como asesinos" entra peligrosamente en el terreno de la ficción ya que, en primer lugar, hay mucho agradecimiento, pero poca fuente citada. Además de eso, se acerca peligrosamente al terror tanto por la crudeza de las escenas de sexo y muerte o agresión que representa el autor, como por el tono utilizado en ellas. Incluso basado en la ausencia de sujeto al que dirigirse o de verbo, cae en un tono y unas formas a ratos erráticas que consiguen poner los pelos de punta a cualquier lector empeñado en meterse en la cabeza de este escalofriante matrimonio. 
      Lo que hace el autor es retroceder para intentar desnudar a Fred y Rosemary. Sabemos que encuentran huesos, sabemos que ya fueron denunciados y también conocemos sus finales, peses a que, a mi modo de ver hay una duda que no se satisface o, al menos a mi, no me ha dejado las cosas tan claras como me hubiera gustado. 

      Una de las cosas que más asustan de este tipo de casos reales es, por encima de lo terrible de sus actos, la facilidad con la que han pasado desapercibidos durante años pese a que hayan desaparecido mujeres relacionadas con su entorno. Es esa suerte de vulnerabilidad que despierta en cualquier lector, lo que hace que la novela se vuelva intranquilizadora desde las primeras páginas y será la crudeza con la que avance la que la haga no apta para estómagos sensibles. Uno se pregunta si no vivimos en una época de pornografía, en la que todo se exhibe hasta el tuétano y la pornografía menos porno es aquella con la que relacionamos en primer lugar la palabra: es decir, la sexual. 

      El libro en su conjunto funciona, ya que decir que un relato así ha gustado ralla con el dilema moral, sin embargo es difícil abstraerse a los fallos comentados en el tono y las formas, así como el referido al desenlace relacionado con Rosemary. Recomendarlo en este caso es un riesgo, ya depende de cada uno, de su interés, curiosidad, estómago y capacidad para dormir tranquilo. Yo, en mi caso, no me arrepiento de haberlo leído. 

      En cuanto a las modas ahora tengo curiosidad por saber si habrá serie.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias

miércoles, 26 de febrero de 2025

Los oficiantes. Steven Rowley

 

     "Era el astronauta de una película: su misión le había llevado a un planeta en un lugar remoto del sistema solar: Saturno, tal vez Neptuno. Se había ido para una temporada (tres años, quizá cinco) un tiempo significativo, pero limitado), y, de alguna manera, todas las personas a las que Jordan Vargas conocía en la Tierra habían vivido una vida entera mientras él estaba en el espacio".

     Tras leer The Editor tenía curiosidad por Steven Rowley. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, Los oficiantes.

     Conocemos a los Jordan, Naomi, Craig y Marielle. Cinco amigos que forjan su amistad mientras son estudiantes en Berkeley. Y digo cinco porque falta Alec, que murió de sobredosis antes de la graduación. Pasan los años, a fin de cuentas el libro abarca unas tres décadas, y solo los Jordan son cercanos, al menos hasta que cualquiera de ellos solicita su funeral en vida. Cuando eso pasa, se tienen que reunir.

     No es este el primer libro que trata el tema de los funerales en vida, una forma oriental que se ha ido exportando al mundo de hacer que la gente recapitule y recuerde las cosas importantes que tiene y, con ellas, las ganas de vivir. En este caso los amigos han llegado al acuerdo de hacer piña en caso de que uno de ellos necesite un funeral de los mentados. El grupo de Rowley son personas más o menos acomodadas que no tienen mayor problema en hacer una pausa en sus vidas adultas para acudir al llamamiento, algo en lo que el autor no se entretiene demasiado porque de eso no es de lo que va la historia. El grupo ha crecido con el paso del tiempo, no en número de miembros, solo en años y experiencias, y se han visto ocasionalmente para cumplir su pacto, se reunieron ante un matrimonio roto, un fallecimiento... y ahí es donde comenzamos a ver que la amistad es un gran eje central en esta novela. Las personas crecen, maduran, y con ellas sus vidas se complican sin que eso signifique que uno a veces no se quede mirando en el espejo pensando; ¿y ese adulto soy yo? porque de algún modo, siendo joven, creyó que jamás cumpliría años y que nada podría sucederle.

     El libro trata temas complicados; hay una enfermedad terminal, abusos, muerte, drogas... sin que ello signifique que el lector se enfrente a una experiencia triste y aterradora. La novela avanza de forma tranquila, se mueve en el espacio y en el tiempo hasta alojarse cerca del corazón del lector mientras su autor permite que un fino humor sobrevuele la historia para permitirnos respirar. A fin de cuentas, la muerte es el personaje que no respira en la novela: una muerte dio la idea de los funerales y ahora la posible muerte de Jordan es la que hace que su marido le inste a activar la reunión, una en la que además sucederá algo diferente, pero esto no lo voy a contar.

     Los oficiantes es una novela humana protagonizada por personajes críticos que no siempre nos van a caer simpáticos. Pero precisamente eso es lo vital: no es necesario apreciarlos, ni siquiera comprenderlos, para ver el valor que tiene esta unión que les permite recordarse que no están solos. La vida es algo valioso, y las personas que nos rodean más. Decirle a la gente lo que tiene, lo que son para nosotros, es algo que olvidamos hasta que es demasiado tarde. ¿De qué sirve poner en un ramo tus amigos no te olvidan si en vida parece que lo hicieron? En la novela de Rowley, ninguno de estos amigos dejará la Tierra sin saber que era amado. Palabra de autor.

     Ahora que están de moda los cantos pintados os diré que a mi me ha encantado la estética de esta cubierta. Y es que reconozco que soy un tanto superficial. Y vosotros, ¿os fijáis en la cuerta de los libros?

     Gracias.

lunes, 24 de febrero de 2025

Los niños de Himmler. Caroline de Mulder

 


     El tema de las maternidades nazis, mucho menos trillado que el de los campos de concentración y los experimentos médicos, me ha resultado siempre llamativo. Hoy traigo a mi estantería virtual, Los niños de Himmler.

     Viajamos a 1944 a un Lebensborn en la campiña bávara. Allí la autora nos presenta a René, una joven embarazada de un soldado; Helga, la encargada del lugar y Marek el hombre que escapa de Dachau, se esconde y cuya única obsesión es comer.

     En este caso y pese a que la novela es imposible que sea ajena a la guerra, estamos ante una novela en la que lo vital son los personajes y sus situaciones personales. La psicología de los personajes está trabajada hasta llegar a la médula para exponérsela así el lector y Renée, de entre ellos, lo hace en todo su triste y miserable esplendor. Ella es la extranjera embarazada de un soldado, la repudiada por su familia y abandonada por el padre de su hijo, es víctima de guerra, del amor en el que creyó, de la hostilidad y el aislamiento y también de la repudia tanto por sus actos como por el propio idioma que le es ajeno en este lugar. Marek es quizás quien lleva una vida más sencilla pese a las penurias. Irá con la cabeza gacha y sentirá necesidad de acercarse, pero a fin de cuentas, ya solo tiene que cumplir con lo que se le ordena. Helga en cambio lo tiene más difícil en ese punto, ya que sus órdenes le hacen actuar como un robot que estrangula su vida personal aunque sus propios razonamientos sean contradictorios. No admite por ejemplo a mujeres embarazadas de hijos ilegítimos pero a la vez regenta un lugar que premio a las infidelidades masculinas de buenos hombres arios que vayan a engendrar perfectos especímenes de raza.. Y, por encima de todos ellos, están los niños. Esa especie de granja en la que se fabricaban pequeños arios que solo eran importantes por el producto dispuesto a salir al mercado a casas de arios de buena raza que terminaran de incluirlos en ese nuevo orden social con el que hitler soñó. Niños que no eran otra cosa que productos adiestrados a no molestar, descartados si no cumplían con los mínimos requeridos. Niños que en muchos casos ya estaban pensados como futuros soldados que iban a morir, no había espacio para los sentimientos.

     Este es el mundo que Caroline muestra de forma prístima y con una prosa que no es ajena a lo visual dejando una parte final que se siente como un punto intermedio entre el círculo poético y la catársis de una tragedia que se intenta ocultar pese a que hoy sabemos que proliferaron este tipo de "guarderías". La novela busca que el lector no olvide jamás el lugar en el que se encuentra. Diferencia los pequeños tesoros arios de las simples máquinas de incubar, que tienen que sentirse orgullosas de lo que hacen como si no significara que son esclavas de la función otorgada por la naturaleza a su cuerpo.

     Los niños de Himmler es brutal en muchos momentos. La autora intenta no emitir juicios dejando que sea el lector quien se encargue de ello en una novela estremecedora que se lee, a grandes ratos, como un documental en el que el lector es capad de escuchar a sus personajes.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.