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martes, 22 de julio de 2014

Nobles y rebeldes. Jessica Mitford




     "La fascinación por los recuerdos de familia es prácticamente universal. Los hay en la mayoría de las casas, relegados al desván o a los estantes de arriba: una hilera con los primeros peúcos del bebé, el artículo premiado del hermano en el periódico de la escuela, el velo de novia de la hermana, descoloridos telegramas de enhorabuena por esto, lo otro y lo de más allá. La mayoría de casas también tienen cicatrices impresas por quienes han vivido en ellas: los disparos aún visibles de un arma de aire comprimido en las temblorosas manos de un crío, el agujero en la alfombra de la chimenea fruto de una fiesta que se salió de madre."

     Supe de la familia Mitford gracias a los libros de esta editorial y, en algún momento indeterminado investigué por la red. Desde entonces he leído sobre ella en muchas ocasiones, y este libro no podía faltarme. Hoy traigo a mi estantería virtual, Nobles y rebeldes.

     Conocemos a la familia Mitford a través de la voz irónica de Jessica, la quinta de sus hijas. Nos relatará su infancia y juventud en una familia nada convencional famosa por la conducta de sus miembros, en particular la de sus hijas, conocidas como Las Mitford.

     Y por más que sea una biografía, parece una novela. De hecho una novela muy divertida, lo cual es ya un punto a su favor, y eso la convierte en una lectura deliciosa para cualquiera. Pero conozcamos a la familia de la que nos habla. Las Mitford fueron criadas con más cuna que dinero, se suponía que iban a hacer buenos matrimonios y su hermano una buena posición social. Pero no había tanto dinero como se aparentaba, así que mientras él estudiaba ellas se quedaban en casa aprendiendo buenas maneras y a ser discretas... bueno, me temo que esta última parte no la aprendieron. En teoría, no iban al colegio porque el deporte que se practicaba allí les podía afear las piernas, como también en teoría no usaban la calefacción y comían puré para afinar el cutis, o se metían en el armario de la ropa blanca para jugar, cuando la realidad era que lo hacían porque estaba a más temperatura. Así era una familia de la que salieron seis chicas cuya presentación puede sonar a programa de variedades: Nancy fue la novelista, Pamela la rural, Diana la fascista, Unity la fan de Hitler, Deborah la duquesa y Jessica la comunista. Y justo así las conocemos y nos las presenta Jessica en esta obra bajo una mirada que se me antoja joven y desenfadada en muchos puntos.

     La primera parte nos habla de una infancia que demuestra que no todas las clases altas son realmente altas. Disfrutamos con las trastadas que se hacen las hermanas y ya vemos el carácter que se va formando en cada una de ellas. De hecho no podemos evitar preguntarnos si las cosas hubieran sido iguales de tener una infancia más normal en la que se hubieran relacionado con más niños. A partir de ahí la historia avanza, no ya la de la familia, sino también la del mundo a medida que nos acercamos a la Segunda Guerra mundial. Hitler entra en escena y divide a las hermanas por sus ideales, en los que bien podemos ver las posturas de los diferentes países, y lo hace sin perder ese sentido del humor británico del que tanto disfruto. Pero esta es la historia de Jessica, así que veremos como se enamora, se casa y viaja a lo largo de esos años. Porque, por supuesto, hay un hueco para cada pasión y el amor es una de ellas.

     He disfrutado muchísimo de esta historia, y así os lo digo, en la que hay casi de todo pero en la que prima un positivismo y sentido del humor que se contagian al lector que acaba sonriendo mientras lee las peripecias familiares. La cercanía, el cuidado y la sinceridad que transmiten sus letras hacen que la lectura se convierta en algo más personal de lo que nos pueda parecer en un primer vistazo conviertiendo esta no-novela en una opción fantástica. Llegados a este punto, os podría contar unas cuantas anécdotas familiares más para terminar de convenceros, pero me las reservo para que las podáis descubrir vosotros mismos. No tienen desperdicio.

     Decidme, ¿os gusta el humor inglés tanto como a mi?

     Gracias