Mostrando entradas con la etiqueta Joe Hill. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Joe Hill. Mostrar todas las entradas

lunes, 5 de junio de 2017

Fuego. Joe Hill


     "Harper Grayson había visto arder en la tele a un montón de gente, como todo el mundo, pero la primera persona a la que vio quemarse en vivo fue en el patio de detrás del colegio,
     En Boston y otras zonas de Massachusetts, los colegios estaban cerrados, aunque allí, en New Hampshire, seguían abiertos. Se sabía de casos en el estado, pero eran pocos. Harper había oído que retenían a media docena de pacientes en un ala segura del hospital de Concord, donde les atendía un equipo médico con trajes de protección de cuerpo entero y enfermeras armadas con extintores."

     No tengo del todo claro si tener por padre a Stephen King es una ayuda o un lastre a la hora de llegar a los lectores. No tengo duda de la puerta que puede abrir para entrar en una editorial, pero las comparaciones son constantes y encontrar el propio camino.. es ya es otra cosa. Un poco por eso es por lo que leo a Joe Hill. Y hoy traigo a mi estantería virtual, Fuego.

     Conocemos a Harper Grayson, una enfermera casada con un escritor, en un momento complicado para el mundo. Estamos en un futuro apocalíptico en el que la gente enferma de lago llamado "Escama de dragón" y termina por estallar en llamas. Ambos han hablado de la posibilidad de un final, como todos el mundo, cuando Harper se entera de que está embarazada. Su forma de pensar cambia enfrentándose a su marido, a la vez que descubre en su piel las primeras señales de haber contraído la peligrosa enfermedad. Es entonces cuando descubre a el bombero, un hombre que ha aprendido a controlar y dominar esta enfermedad e incluso utilizarla. Tiene que llegar a él.

     Es notable el cambio y rápida evolución de este escritor. Para empezar, Fuego es una novela que se aleja bastante de sus anteriores títulos, y además no le ha temblado la mano a la hora de escribir, dejando a sus lectores una vasta extensión de páginas en las que va derramando su historia. La enfermedad que plantea, es cuanto menos espectacular; escamas de dragón que se manifiesta inicialmente como una suerte de tatuaje en la piel en forma de escamas iniciándose así un proceso que finalizará cuando el infectado estalle. Hasta aquí, y pese a la espectacularidad y al hecho de convertir a sus enfermos en bombas humanas, Hill sigue las premisas de toda buena novela apocalíptica. Va desarrollando sus personajes, ayudado de un narrador omnisciente, y conocemos el desarrollo y los cambios que se producen en una sociedad, que se convierte en un peligro similar al de la propia enfermedad. El mundo gira, y hay escuadrones que cazan enfermos para confinarlos, las relaciones cambian, lo cotidiano deja de ser tranquilo. Y eso lo refleja perfectamente el proceso de conversión que sufre el marido de Harper, de una forma casi espeluznante. Es entonces cuando descubrimos esa suerte de campamento de refugiados que sobreviven y aprenden sobre la enfermedad. Pero Hill tampoco convertirá este lugar en un oasis. El mundo se ha vuelto un lugar cruel y lleno de extremistas, y también ese extremismo llega a los grupos más pequeños. Y tal vez ese sea el mayor acierto de la novela, el pesimismo. Posiblemente sea lo que la salve de ser una novela más y consiga aguantar la tensión de la historia hasta las últimas páginas.

     El resultado es una historia que sigue los cánones marcados en el género, incluida la conexión entre enfermos o las explicaciones y evolución de la enfermedad que salpican la novela. Se aprovecha de ello y de una protagonista con la que es fácil empatizar para hacer una crítica social sin tapujos y, aunque la novela tiene algún altibajo, es una lectura entretenida que despierta el interés en el lector que necesita saber qué sucederá hasta llegar a un final coherente con lo que nos había planteado.

     Me ha gustado. Lo recomendaría incluso como primera obra de Hill para quienes aún no se han acercado a sus letras. Les garantizo un buen puñado de horas de entretenimiento. Sin más.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.

miércoles, 11 de junio de 2014

NOS4A2 (Nosferatu). Joe Hill




     "La enfermera Thornton se pasó por el pabellón de los enfermos de larga estancia un poco antes de las ocho con una bolsa de sangre caliente para Charlie Manx.
     Iba con el piloto automático puesto, con la cabeza en otra parte y no en su trabajo."

     No fue la impactante cubierta lo que primero me llamó la atención del título que traigo hoy, sino el ingenioso juego de palabras que supone esta mezcla de letras y números que le da título. Hoy traigo a mi estantería virtual, Nos4a2.

     Cuando conocemos a Vic McQueen es una niña con un talento especial. Cuando coge su bicicleta es capaz de atravesar un puente que la conecta con su deseo de encontrar cosas; ya sea una mascota o un brazalete ella llega. Lo que no sabe es el alcance que puede tener su don. Ahora es adulta y recuerda aquello como una suerte de juego imaginativo, hasta que no la queda más remedio que mirar de frente a todos esos detalles que había ido rechazando a lo largo de su vida.
     Conocemos también a Charlie Manx, un hombre que ha secuestrado a incontables niños usando su Rolls Royce Espectro para ello. Dice que los saca de hogares que los dañan para llevarlos a Christmasland, un parque de felicidad. No es así exactamente... como tampoco es exactamente un vampiro, aunque cuente con su sirviente.

     Este libro es la mayor de las novelas de Joe Hill hasta el momento y también en la que se ha dejado llevar más hacia la fantasía. Da la sensación de que, no sólo ha perdido miedo a ser comparado con su padre (Stephen King) sino que él mismo hará pequeñas referencias al mismo a lo largo de la obra. De este modo los amantes de las novelas de su padre se encontrarán con un mundo mágico, niños con poderes que les dan poder, un coche malvado, bicicletas para correr... y no podrán evitar pensar en La Torre oscura, Christine, It... y sonreírse mientras avanzan por la historia. Una historia que, pese a ser de terror, nos deja pequeños guiños a otras obras cargados de sentido del humor, como el hecho de que Vic cruce un puente lleno de murciélagos y llame a su hijo Bruce Wayne.

     Ya en las primeras páginas nos llama la atención el personaje de Vic, una niña que huye buscando cosas, y así la vemos: "huye". Porque su casa no es precisamente el paraíso aunque ella se empeñe en no notarlo en ese momento. La bicicleta es su vía de escape hacia ese otro mundo en el que se puede encontrar justo lo que se necesita y arreglar las cosas, pero también lo es hacia una extraña niña que le hablará de más personas como ellas, y mundos a los que llegar; y le hablará por primera vez del Espectro. Y recibirá sus consejos: No lo busques, ten cuidado que tu don tiene un precio también. Sin embargo ya sabemos nosotros a esas alturas, y aún estamos comenzando la historia, que el encuentro es inevitable. La historia trata precisamente de las consecuencias de ese encuentro y del futuro de ambas partes. Viajamos hasta el presente, un momento en el que Vic tiene que salvar a su propio hijo: la lucha se prevé encarnizada.

     Y todo esto lo hace Hill a ritmo de villancicos sin importar que sea pleno verano, tanto en su novela como en el momento que la leemos. Y consigue convertir esa época del año en algo asfixiante y terrorífico y también que tarareemos villancicos mientras vamos leyendo. Retuerce cada rasgo convirtiendo lo que podrían ser pistas de hielo en improvisados almacenes de espectros, el pan de jengibre en una trampa mortal y los árboles adornados en souvenirs. No deja nada al azar para engancharnos al hilo de una novela completa en la que no quiere dejar ningún resquicio, mil y un pequeños detalles van apareciendo para enseñarnos también una historia de amor, de familia, de búsqueda y de redención.

     Hoy traigo una novela que, pese a ser voluminosa, se lee con bastante rapidez. Una historia a la que hay que llegar evitando comparaciones con su padre para poder disfrutar de sus letras.

     Y vosotros, ¿os cuesta desvincular a determinados autores de sus parentescos, profesiones... a la hora de decidir si leer sus libros?

     Gracias

     PD. Recordad, no hay que montarse en el coche de personas que no conozcamos. Jamás:



viernes, 21 de marzo de 2014

Cuernos. Joe Hill



     "Ignatius Martin Perrish pasó la noche borracho y haciendo cosas terribles. A la mañana siguiente se despertó con dolor de cabeza, se llevó las manos a las sienes y palpó algo extraño: dos protuberancias huesudas y de punta afilada. Se encontraba tan mal -débil y con los ojos llorosos- que al principio no le dio la mayor importancia, tenía demasiada resaca como para pensar en ello o preocuparse."

     Si tu padre es Stephen King supongo que es probable que seas aficionado al terror. Es más que posible que si escribes te vayan a leer los aficionados a King y tal vez por eso tu nombre impreso se diferencie un poco de lo que esperan encontrar en un libro. Y también, sin ser culpable de ello, te empezarán a leer con unas expectativas. Ese es justo el caso del autor del libro que traigo hoy a mi estantería virtual. Hoy traigo, Cuernos.

     Conocemos a Perrish, que leva un año horrible. No sólo porque su novia fuera asesinada, sino porque no consigue sacudirse de encima la sospechas de algunas personas. Una mañana se levanta y empieza a notar como le salen unos cuernos en la frente. Pronto descubrirá que con ellos las personas le van contando sus peores secretos y decidirá sacar ventaja de ello.

     Y con este descabellado argumento parte un libro que comienza entrando directamente en una idea tan original como descabellada. La historia, una vez aceptado el hecho de que alguien va a tener cuernos, es original ya desde las primeras páginas y eso hace que se despierte el interés del lector. No sólo en el desarrollo del protagonista, sino también en los secretos que va descubriendo de cada una de las personas que lo rodean y que nos lleva a pensar que todo el mundo tiene una parte oscura, una zona que guarda celosamente. Escrito de una forma muy ligera es fácil avanzar por las páginas de esta novela que pensé era de terror y con la que terminé riéndome bastante.
     No diría que es humor negro, pero las reacciones de Perrish, que rayan en lo histérico, más que conseguir que me creyese la historia provocaron que me riera. Me interesaba, claro está, la muerte de su novia, y las reacciones que provocó, así como la investigación que se lleva a cabo. Además, algo tiene Joe Hill que sus libros se escurren entre las manos consiguiendo interesar al lector y que nos cueste soltarlos. Supongo que es cierto eso que dicen y de casta le viene al galgo.

     Un libro francamente entretenido al que pongo un único pero y es el final. Tuve la sensación de ir perdiendo pie y el final se me antojó un tanto difuso, lo que empañó el buen sabor de boca que me estaba dejando hasta ese momento. Lo cierto es que si tenéis curiosidad por las letras de Hill y buscáis algo más convencional, os recomendaría empezar por El traje del muerto.

     Y vosotros, ¿también os acercáis a nombres y títulos por alusiones en otros libros o parentescos?

     Gracias

     PD. Os dejo otra opinión. Si yo hablo de una parte, aunque somos coincidentes, Xula hace más hincapié en otra. No dejéis de leerla aquí