Mostrando entradas con la etiqueta Alejandro Dumas. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Alejandro Dumas. Mostrar todas las entradas
jueves, 21 de diciembre de 2017
El conde de Montecristo. Alejandro Dumas
"Todo mal tiene dos remedios: el tiempo y el silencio."
Este diciembre muchos hemos sido los que acudimos a comprar la última reedición de El conde de Montecristo, sobre todo porque se trata de una edición corregida y puesta al día, algo de lo que, de este título completo, estábamos escasos. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, El conde de Montecristo.
Conocemos a Edmond Dantès un honrado marinero que está enamorado de la joven y hermosa Mercedes. Poco sabe que su amigo Ferdinand le va a traicionar para quedarse con la chica y menos aún que acabará en el castillo de If, en el que pasará 13 años condenado injustamente. Toda esta pesadilla cambiará al antes joven Edmond.
Poco se puede decir sobre El conde de Montecristo que no se sepa ya. Empezando por su autoría, que no corresponde solamente a Dumas (padre) ya que lo escribió junto a Auguste Maquet, que a cambio de un buen pago accedió a no figurar como coautor. No se trata además en este caso, de uno de esos bulos sobre escritores y supuestos negros, ya que Maquet colaboraría con Alejandro Dumas en más títulos. De hecho, este profesor de historia conoce a Dumas por remitirle una obra para que se la retocase, consiguiendo así un éxito, que repetiría con otra novela de Maquet transformada. El editor de ambos, viendo que se vendían mejor las novelas firmadas solo por Dumas, acordó con Maquet que no apareciera su nombre a cambio de una considerable cantidad de dinero. Su colaboración fue algo habitual, teniendo incluso una estructura fija de trabajo, y no fue el único ya que se dice que Dumas llegó a tener sesenta y tres colaboradores. No en vano, una de esas anécdotas que proliferan sobre escritores conocidos dice que Dumas padre le preguntó a su hijo: "¿Has leído mi última novela?", a lo cual el hijo, como buen hijo rebelde, le respondió: "Sí, ¿la has leído tú?".
Volviendo a esta edición, con la traducción de José Ramón Monreal, él mismo comenta que toma como referencia un texto corregido y que, por lo tanto, estamos ante una obra que ha sido pulida de inexactitudes que pudiéramos encontrarnos en otros casos. De este modo se convierte en la tercera edición corregida en Europa junto a la italiana de Einaudi y la francesa de Laffont.
La novela, de grosor imponente y categoría de clásico imprescindible, es una historia de aventuras que va más allá entre venganzas, amores y pasiones hasta convertirse en lo que yo denomino un novelón y habitualmente se conoce como folletín. De este modo, tenemos entre manos una novela que no da tregua con momentos estelares como la gestación del conde y otros que nos sorprenderán por la forma tan actual que tenía el autor de tratar temas que incluso hoy pueden considerarse escabrosos. Hoy, todo el mundo conoce el castillo de If, al menos de oídas, exactamente igual que todos sabemos quién es Edmond Dantès, pero el trabajo que hace Dumas en la novela, consigue que siga siendo de lectura casi obligada para cualquier lector, ya que tiene un momento para cada gusto y criterio consiguiendo así una obra de la que todos vamos a disfrutar.
He dado a entender, creo y ha sido intencionado, que no se trata de una obra sesuda, pero eso no significa que esté exenta de una crítica social a la superficialidad, las apariencias y el materialismo.
El conde de Montecristo es una de esas novelas cuyo título y grosor puede impresionar al lector hasta que comienza su lectura y descubre una historia bien narrada, divertida y llena de acción. Posiblemente si se hubiera escrito en nuestro siglo, estaría muchas semanas en las listas de best sellers.
Y vosotros, ¿recordáis algún título que os cause respeto?
Gracias.
PD. Felices Fiestas, volvemos el día 10.
Etiquetas:
Alejandro Dumas,
books,
El conde de Montecristo,
libros,
Mientrasleo,
Navona
martes, 17 de septiembre de 2013
Veinte años después. Alejandro Dumas
"En un cuarto del palacio del cardenal, palacio que ya conocemos, y junto a una mesa llena de libros y papeles, permanecía sentado un hombre con la cabeza apoyada en las manos.
A sus espaldas había una chimenea con abundante lumbre, cuyas ascuas se apilaban sobre dorados morillos. El resplandor de aquel fuego iluminaba por detrás del traje del hombre meditabundo, a quien la luz de un candelabro con muchas bujías permitía examinar muy bien de frente."
Si bien la historia de Los tres mosqueteros la conocía desde niña (gracias a Los mosqueperros, lo reconozco), tardé un poco más en saber que existía una continuación. Tras un tiempo de dudas y atraída tanto por su autor como por el periodo histórico en que se desarrolla, no pude menos que dejarme tentar. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, Veinte años después.
Recuperamos a D'artagnan pasados veinte años. Es capitán de los mosqueteros y sus tres inseparables amigos han ido abandonando la guardia para continuar con sus vidas. Ana de Austria es regente de Francia y se apoya en Mazarino para gobernar un pueblo no demasiado contento que amenaza con ponerse de lado del conde de Beaufort así que nuestros ya amigos tendrán que unirse. Además, el hijo de Milady aparece en escena buscando justicia.
Empezaré citando al autor: "La historia es la percha de la que cuelgo mis novelas". Y digo esto porque, al igual que en su primera parte, se toma varias licencias históricas para dar énfasis a la obra y los personajes.
Me gustó acompañar a Dumas en el camino de la recolección de los mosqueteros, unos hombres que habían ido cambiando con el paso del tiempo y que pronto pude ver que ahora no iba a ser tan fácil unirlos puesto que estaban en bandos encontrados. Recuperar el carácter de cada uno fue como ver a viejos amigos, de esos que en un primer momento tal vez no te cayeron del todo bien pero que con el paso del tiempo ves con ojos más benevolentes. De las ramificaciones de la historia, hay que destacar la aparición de Cromwell un personaje que tiene una gran fuerza histórica y que Dumas aprovecha a la perfección.
Estamos además en un libro más político, lo cual me resultó interesantísimo principalmente por la facilidad de pluma del autor que hace que las páginas vuelen. Ayudar a unos u otros, apoyar un bando u otro y ver lo que sucede en los intermedios siempre me ha parecido apasionante. Y más si vamos descubriendo luces y sombras de un cuarteto que ya no sólo se basa en la inquebrantable lealtad de los muchachos de la primera parte. Pero no todo iba a ser política, y aquí es cuando entra en escena el hijo de Milady buscando vengar la muerte de su madre, consiguiendo una carga emocional que me trajo de cabeza en algunos momentos buscando la resolución a este espinoso tema. Y así, entre aventuras y desventuras y con ratos francamente divertidos, vamos descubriendo esta segunda parte de un gran clásico entre pequeñas y grandes sorpresas que nos dejarán con la miel en los labios si queremos continuar hasta el final de la historia. Porque, por si no lo sabíais, es una trilogía que finaliza con El vizconde de Bragelonne; pero como decía Ende: Esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión.
Hoy os invito a reír y llorar con un clásico más que conocido pero que tiene aún mucho que aportar y precisamente por eso, merece la pena que nos acerquemos a él. Aunque ahora que lo pienso, tal vez sea uno de estos clásicos que todos conocemos pero a los que muchos no se han acercado. Decidme, ¿vosotros conocéis mejor a los mosqueteros o a los mosqueperros?
Gracias
Etiquetas:
Alejandro Dumas,
books,
libros,
Mientrasleo,
Veinte años después
martes, 16 de agosto de 2011
Los tres mosqueteros. Alejandro Dumas
"-Ahora sólo queda saber nuevas de Athos - dijo D'Artagnan al fogoso Aramis, una vez que lo hubo puesto al corriente de lo que había pasado en la capital después de su partida, y mientras una excelente comida hacía olvidar a uno su tesis y al otro su fatiga.
-¿Creéis, pues, que le habrá ocurrido alguna desgracia? –preguntó Aramis-. Athos es tan frío, tan valiente y maneja tan hábilmente su espada...
-Sí, sin duda, y nadie reconoce más que yo el valor y la habilidad de Athos; pero yo prefiero sobre mi espada el choque de las lanzas al de los bastones; temo que Athos haya sido zurrado por el hatajo de lacayos, los criados son gentes que golpean fuerte y que no terminan pronto. Por eso, os lo confieso, quisiera partir lo antes posible.
-Yo trataré de acompañaros - dijo Aramis-, aunque aún no me siento en condiciones de montar a caballo. Ayer ensayé la disciplina que veis sobre ese muro, y el dolor me impidió continuar ese piadoso ejercicio.
-Es que, amigo mío, nunca se ha visto intentar curar un escopetazo a golpes de disciplina; pero estabais enfermo, y la enfermedad debilita la cabeza, lo que hace que os excuse.
-¿Y cuándo partís?
-Mañana, al despuntar el alba; reposad lo mejor que podáis esta noche y mañana, si podéis, partiremos juntos.
-Hasta mañana, pues - dijo Aramis ; porque por muy de hierro que seáis, debéis tener necesidad de reposo."
Ayer estuve en el cine viendo una película que, como siempre, empezó tarde. Me ponen bastante nerviosa los anuncios que colocan antes de las películas, y eso que, al menos en las salas que yo frecuento, parecen haberlos reducido. La cosa es que entre monos inteligentes y robots de peleas, cual fue mi sorpresa cuando asomaron ellos de sopetón. Ni siquiera sabía que hubiera una versión más y allí estaban con sus melenas, luciendo sus casacas y demostrando una vez más, no sólo la eterna broma de que para ser los Tres Mosqueteros lo primero que se necesita es ser cuatro, sino que el cine tenía, nuevamente, muchas papeletas para dejar mal esta obra maestra de Alejandro Dumas. Así que decidí traerlo a mi "estantería privada".
Todos sabemos lo que nos vamos a encontrar en esta obra. A D'Artagnan, un joven de 18 años hijo de un noble, además antiguo mosquetero, que disfruta de una pobre situación económica. Estamos, por supuesto, en Francia, durante el reiado de Luis XIII.
D'Artagnan se dirige a París con una carta de su padre para el jefe de los Mosqueteros y conocerá a los tres que dan título al libro, Athos, Porthos y Aramis. Viviremos sus aventuras y luchas contra los guardias del Cardenal Richelieu, la búsqueda de los diamantes de la reina, el rapto de Constanza, conoceremos a Milady...
Es un libro salpicado de acción que no por eso pierde su hilo principal, que sigue siendo el sueño del joven en convertirse en Mosquetero.
Es una alegoría a la amistad, la camaradería entre esos cuatro hombres que son capaces de darse por ayudar al compañero sin importar las pequeñas divergencias, nos lleva a ver una unión para asumir riesgos y disfrutar aventuras llevada por Dumas como nunca se había conseguido, y dudo que alguien lo vuelva a conseguir. A esto hay que unirle que, si bien otras veces he hablado de la animadversión que crean algunos personajes, en este libro Dumas consigue crear una suerte de vínculo con el lector que provoca la simpatía de sus protagonistas. Y, posiblemente sea ese vínculo el que ha conseguido más adeptos a la novela y más detractores a sus adaptaciones cinematográficas. Pocas veces se puede captar en una imagen la simpatía que destila un personaje, porque para cada lector hay un motivo concreto y eso hace imposible plasmarlo en una persona real.
Pero no penséis que todos los personajes son tan "blancos" como a primera vista pudieran parecer. Tenemos a D'Artagnan, claro, que nos lleva a su lado animándolo a conseguir, no sólo su sueño, sino el amor de Constance quien por cierto está casada, aunque claro, con un hombre cruel. Está el duque de Buckingham y su amor por la reina, capaz de arruinar su reino por ella. Aramis, mosquetero a la espera de ordenarse, que aún así mantiene relaciones amorosas secretas, mientras que Porthos sería un vulgar casanova de habernos sido presentado por cualquier otro autor. Y Athos, tan sensible que sigue sufriendo por la traición de su esposa a la cual, por cierto, mando ahorcar. Todos ellos son nuestros protagonistas que se divierten emborrachándose y desterraron el perdón de su vocabularios si no es para uno de su reducido grupo. Casi pareciera que hablo de un libro diferente, ¿verdad?
Y todo ello nos lo presenta su creador con total naturalidad, dando por sentado que entenderemos que son cosas de aquella época y aquel momento, generando una atmósfera de realidad que nos lleva a las calles de París direcamente. Realmente no hay necesidad de justificar nada porque, no sólo nos ponemos en su lugar para comprenderlos, sino que muchas veces los animamos en silencio mientras vamos pasando las páginas de la extensa novela. Escrita con tal brío y maestría que se nos acortan las horas hasta llegar a concluirla. Se nos mezclan personajes reales con imaginarios, Richelieu, Ana de Austria, el propio Luis XII, los mosqueteros, incluso D'Artagnan existieron realmente y la pluma de Dumas nos los perfila poco a poco hasta dejarnos asomar todos matices de cada uno de sus personajes sin pretender, en ningún momento, hacernos pensar que estamos ante un documento histórico.
Es, en definitiva, un libro apasionante que incluye amor, tragedia, intriga, aventura y unas buenas dosis de humor que ha pasado por delante de todos. Si pertenecéis a ese grupo que piensa que ya es como si lo hubiera leído solo puedo deciros que es una lástima, es un libro imprescindible.
Gracias
Por cierto...
"Todos para uno y uno para todos"
Suscribirse a:
Entradas (Atom)