martes, 8 de diciembre de 2009
Derby
El primer gol me lo coló en las taquillas. No quiero que mires, amor, es una sorpresa. Si llego a saber que me esperaba el Madrid - Barça a toda pantalla, Dolby Surround, me voy a la sala 2 a ver El baile de la Victoria.
El 2-0 llegó también antes del partido. Cubo grande de palomitas + 2 refrescos: 9,50.
Estaba aturdida, pero pensé contraatacar a partir del minuto 3: distraer al contrario, la mano en la pierna, los ojos tiernos. Ya se volvía para darme un beso y sonó un bocinazo que venía de una de esas trompetas desmontables de plástico que llevan los hinchas al estadio, que me pregunto yo todavía cómo dejarán pasar a alguien con semejante artilugio a un cine, y cómo le dejarán, además, hacer de árbitro. Me estuvo pitando fuera de juego cortando el contraataque toda la primera parte, así que bajé los brazos durante los segundos cuarenta y cinco minutos, el descuento y parte del descanso. Conseguí, por lo menos, dejar de oírlo. 2-0 quedamos. Lo mío no es el fútbol, pero a Juan Carlos le cuelo yo un par de goles a la primera oportunidad, como que me llamo Maripaz Rodríguez.
domingo, 8 de noviembre de 2009
800 metros espalda (II)
lunes, 2 de noviembre de 2009
800 metros espalda (I)
Si yo fuera una cucaracha me adaptaría al frío y haría lo posible por anidar en el interior de una nevera. Preferiría una despensa, pero hoy por hoy, en este lado del mundo, despensas ya no hay. No soy una cucaracha. Soy Maripaz Rodríguez, y esto pone las cosas más difíciles. Para empezar, Maripaz no es un nombre de este siglo. Es como Utopía o Entelequia. Absurdo, peregrino.
Me dice la vecina del primero ¡qué gusto me da verte, Maripaz! Cómo se nota... y me lo dice casi sin echarme en cara que libro los jueves por la tarde, que vuelvo a menudo con maletas y que nunca le doy explicaciones. Se me encaja la sonrisa entre las mandíbulas como un rictus. Subo el piso que queda y lamento que el inmueble no tenga ascensor. Sería el toque de intimidad perfecto para evitar estos encuentros. Aunque la abro como un autómata, aunque todo resplandece bajo la luz blanca, nada en mi nevera puede hacerme feliz. Aunque mi vecina lo dude, no soy una cucaracha. Soy Maripaz Rodríguez, y eso pone las cosas más difíciles.