Empezó
a pensar en un nuevo teorema.
En
el escenario claro de su cabeza se sucedían posibles condiciones necesarias o
suficientes con la elegancia que despliegan los instrumentos al entrar y salir en
una sinfonía. Exploró sin descanso y cada posibilidad era un adagio que
ensanchaba su pecho y se desvanecía luego, sin terminar de tomar forma.
Esbozó
una sonrisa cuando la encontramos. La mirada lúcida e incisiva permanecía ajena
al caos circundante. El ejercicio de la razón – lo dijo años después de haberlo
demostrado- proporciona, a veces, el único resquicio en el que refugiarse del
horror.
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Intentando dedicarle tiempo a la escritura con microrrelatos. Este lo mandé al concurso de Relatos encadenados de la SER.
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Intentando dedicarle tiempo a la escritura con microrrelatos. Este lo mandé al concurso de Relatos encadenados de la SER.