versos que no son
pero que tienen su corazoncito.
que laten ya, que laten, laten.
que abren los codos
que se frotan los ojos con un puño
y otro puño lo meten en la boca, entero.
y laten, laten. pero son de tierra.
que en vez de respirar, bostezan.
que ni saben llorar ni gritan.
sólo ahogan el grito
de quien tiene ya algo que decir
pero aún no conoce las palabras.
no las conoce todas.
versos que no son pero laten, laten.
en la sien de cuatro garabatos
en una servilleta.
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A un poeta visceral
En respuesta a Delgaducho, en Podría pero no quiero.
(Este blog no admite comentarios, pero ponen una música estupenda)
Así que si escribes de estómago, me alegro desde el cardias hasta el píloro, por muy ácido que pueda ser el camino. Habrá quien escriba de cicatrices o de heridas, de cardiopatías varias, pero donde vaya una buena úlcera, qué quieres que te diga... Entiendo que no te guste preparar caldo, pero si finalmente tienes tres tazas para servir en bandeja o para tomar, lo mejor es servirlo caliente y si te parece bien, con un poco de cayena. Es tu úlcera y tú la alimentas si te da la gana. Si alguien se queja de ardores, que se queje (que se joda, quise decir). Aunque sea tu propio estómago.
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Últimamente no tengo tiempo de escribir, y no escribo. De leer blogs tampoco, pero leo. Y me dan las tantas. Y me dan ganas de escribir. Irrefrenables. Entonces empiezo a comentar o a mandar un correo a mis musas y lo quiero guardar, lo que les pongo. Y acaba aquí colgado. Si os gusta, dadle las gracias a ellos. Esta noche a Roberto y sus apuntes: desertor, compañero, tus palabras alimentan mi blog. Delgaducho también me ha hecho escribir esta semana con su Podría pero no quiero.
¡Gracias, chicos!