martes, 29 de mayo de 2007

Liberté

Batalla inesperada. Estoy prisionera.
Desde mi jaula, sin tortura física, confieso.

Hablo con desconocidos, miro a los ojos a veces.
Si se tercia y el coste parece razonable, ofrezco ayuda.
Llámenme ingenua. Intento ser humana.

Odio las rejas. No cierro con llave. Subo las persianas.
Llámenme temeraria. O idealista. Me da luz y escapatoria.

Hoy, estos días, me estremezco si llaman al timbre.
Tiemblo si oigo a alguien en el rellano.
Y dormir, duermo, pero las noches son largas.
No pensé que la libertad fuera tan frágil.

sábado, 26 de mayo de 2007

Bucle

Desnuda, se vio frágil.
Vistió de cristal tintado el lugar donde reside la dulzura.
Escondió con maquillaje sus heridas.
Afiló bien la lengua. Preparó el aguijón.
Y se encontró segura. Acicalada.

Inyectó el veneno en presa vulnerable.
Rió a carcajadas estridentes. Huecas.
Y fue mordaz.

Sus heridas maquilladas se infectaron.
Después de mucha apatía
el cristal se rompió y la dulzura
apareció al final. Sangrando.
Dolía y hería a la vez.

Se quitó el maquillaje.
Machacó el aguijón.
Había sido miserable.
Pero entendió que ahora,
desnuda y rota, frente al espejo
volvía a ser ella.

Un alivio.

miércoles, 23 de mayo de 2007

Pelotón estridente

Palabras cargadas.
Preparen aplausos vacíos.
Apunta la sorna con el dedo.
Disparates sin tiento.
Fuego cruzado.

Tú y yo estamos sin coartada.
He encontrado sospechosos con móvil.
Los políticos.
Será, digamos, la campaña electoral.

martes, 22 de mayo de 2007

martes, 15 de mayo de 2007

Heimat



Viajar da perspectiva.
Luz y profundidad.
Distancia.
Los problemas son resolubles.
Los monstruos no son grandes.
Es posible (eso dicen, eso creo)
enriquecerse sin robar.
Sin atropellos, moverse.


Ya lo ves, ambiciones legítimas.

Es romper cuadrículas, también.
Caer en otras redes.
Hacer la piel sensible
a la seda de las telarañas.

Es soltar lastre.
A veces para siempre.
Otras, por unos días.

Ya ves, intento huir
con un viaje

algunas veces.

Esta vez, me sorprendes.

Descubro
que si hablo contigo
mi acento no es mi acento.
No asomo maquillada
delante de tus ojos.
Vestida con mi piel,
me arropa el sur.

Tú pusiste arena entre mis dedos
yo regalé risa a tu oído,
y el viento se enredó en la ropa.

No sé cuándo ocurrió todo esto.
En un minuto breve, el último,
el tiempo se escapó del reloj.

Aún pasa, claro. El tiempo, digo.
Pasa a su aire. Ya no lo sé medir.

Ya lo ves, voy a verte.
Sin buscarlo, me encuentro
en casa.

domingo, 13 de mayo de 2007

Discontinuidad inevitable

La luz misma
que envuelve cada día
no es la misma luz.

No respiraste ayer
el aire de hoy.
Tampoco el de mañana.

Cada día, tu pan es otro.
Tus ojos, otros.
Otras tus células
sin ser todas otras.

Cada noche
es distinta tu piel
que roza la sábana.

Y sin embargo,
esta vez, esta noche
te reconozco.

Eres tú, sin duda.
Eres tú y no te escurres
entre los dedos como agua.

El que vive muda
cada instante.
Imperceptible a veces,
otras, claro.
Constante, quieta
sólo está la esencia de lo inerte.

Tú cambias, lo prefiero.
Estrenas las ojeras cada día.
Estrenas la mirada.
Pero eres tú. Y estás vivo.
Y eso basta.